Las Buenas Noticias según Juan 6:1-71

6  Después de estas cosas, Jesús partió al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades.+ 2  Y una gran multitud lo iba siguiendo+ porque veía los milagros* que él hacía al curar a los enfermos.+ 3  Así que Jesús subió a una montaña y se sentó allí con sus discípulos. 4  Estaba cerca la Pascua,+ la fiesta de los judíos. 5  Cuando Jesús levantó la vista y vio que una gran multitud venía hacia él, le preguntó a Felipe:+ “¿Dónde compraremos pan para que esta gente coma?”.+ 6  Esto lo dijo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer. 7  Felipe le contestó: “Ni 200 denarios de pan alcanzarían para que cada uno comiera un poco”. 8  Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: 9  “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescaditos. Pero ¿qué es eso para tanta gente?”.+ 10  Jesús dijo: “Díganle a la gente que se siente”. Como en ese lugar había mucha hierba, se sentaron allí. Había unos 5.000 hombres.+ 11  Jesús tomó el pan y, después de darle gracias a Dios, lo repartió entre los que estaban sentados allí; hizo lo mismo con los pescaditos, y comieron todo lo que quisieron. 12  Una vez que quedaron satisfechos, les dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada”. 13  Así que los recogieron y llenaron 12 canastas con los pedazos que dejaron los que habían comido de los cinco panes de cebada. 14  Cuando la gente vio el milagro* que hizo, se puso a decir: “Está claro que este es el Profeta que tenía que venir al mundo”.+ 15  Entonces Jesús, que sabía que estaban a punto de venir para llevárselo a la fuerza y hacerlo rey, se retiró+ otra vez a la montaña, él solo.+ 16  Al anochecer, sus discípulos bajaron al mar,+ 17  se subieron a una barca y empezaron a cruzar el mar en dirección a Capernaúm. Ya estaba oscuro y Jesús todavía no se había reunido con ellos.+ 18  Y el mar comenzó a agitarse porque el viento soplaba con fuerza.+ 19  Después de remar unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca, y les dio miedo. 20  Pero él les dijo: “¡Soy yo! ¡No tengan miedo!”.+ 21  Entonces ellos lo recibieron con gusto en la barca, y poco después la barca llegó al lugar al que se dirigían.+ 22  Al día siguiente, la multitud que se había quedado al otro lado del mar vio que allí no había ninguna barca. Antes había una pequeña, pero Jesús no se había subido a esa barca con sus discípulos, sino que ellos se habían ido solos. 23  Entonces, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del lugar donde la gente había comido el pan después de que el Señor le dio gracias a Dios. 24  Así que, cuando la multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se subieron a las barcas y se fueron a Capernaúm para buscar a Jesús. 25  Cuando lo encontraron al otro lado del mar, le preguntaron: “Rabí,+ ¿cuándo llegaste acá?”. 26  Jesús les contestó: “De verdad les aseguro que ustedes no me buscan porque vieron milagros,* sino porque comieron de los panes hasta quedar satisfechos.+ 27  No trabajen por el alimento que se echa a perder,+ sino por el alimento que dura y lleva a vida eterna,+ el que les dará el Hijo del Hombre. Y es que el Padre, Dios mismo, ha puesto sobre él su sello de aprobación”.+ 28  Por lo tanto, le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?”. 29  Y Jesús les contestó: “Esta es la obra de Dios: que demuestren fe en el que él envió”.+ 30  Entonces le dijeron: “¿Y qué milagro* vas a hacer+ para que lo veamos y te creamos? ¿Qué obra haces tú? 31  Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto,+ tal como está escrito: ‘Les dio de comer pan del cielo’”.+ 32  Jesús entonces les dijo: “De verdad les aseguro que Moisés no les dio el pan del cielo, sino que mi Padre les da el verdadero pan del cielo. 33  Porque el pan de Dios es aquel que ha bajado del cielo y le da vida al mundo”.+ 34  Así que le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. 35  Jesús les dijo: “Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí nunca más tendrá hambre, y el que demuestre fe en mí nunca más tendrá sed.+ 36  Pero, como ya les dije, ustedes me han visto y aun así no creen.+ 37  Todos aquellos que el Padre me entrega vendrán a mí, y al que venga a mí yo jamás lo rechazaré.+ 38  Porque no bajé del cielo+ para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.+ 39  Esta es la voluntad del que me envió: que no pierda a ninguno de todos los que él me ha entregado,+ sino que los resucite+ en el último día. 40  Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que reconozca al Hijo y demuestre fe en él tenga vida eterna,+ y yo lo resucitaré+ en el último día”. 41  Entonces los judíos se pusieron a murmurar de él porque había dicho “Yo soy el pan que bajó del cielo”.+ 42  Y empezaron a decir: “¿Este no es Jesús hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre?+ ¿Cómo es que ahora dice ‘Yo he bajado del cielo’?”. 43  Al ver esto, Jesús les dijo: “Dejen de murmurar entre ustedes. 44  Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que me envió, lo traiga;+ y a ese yo lo resucitaré en el último día.+ 45  Está escrito en los Profetas: ‘Todos ellos serán enseñados* por Jehová’.+ Todo el que escucha al Padre y aprende de él viene a mí. 46  No es que alguien haya visto al Padre,+ aparte del que viene de Dios; ese sí ha visto al Padre.+ 47  De verdad les aseguro que el que cree tendrá vida eterna.+ 48  ”Yo soy el pan de la vida.+ 49  Los antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y de todas maneras murieron.+ 50  Este es el pan que baja del cielo, para que el que coma de él no muera. 51  Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá para siempre. De hecho, el pan que yo voy a entregar para que el mundo viva es mi carne”.+ 52  Entonces los judíos se pusieron a discutir entre ellos y decir: “¿Cómo puede este hombre darnos a comer su carne?”. 53  Así que Jesús les dijo: “De verdad les aseguro que, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes mismos.+ 54  El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré+ en el último día; 55  porque mi carne es alimento de verdad y mi sangre es bebida de verdad. 56  El que se alimenta de mi carne y bebe mi sangre se mantiene en unión conmigo, y yo me mantengo en unión con él.+ 57  El Padre, que vive, me envió y yo vivo por causa del Padre. De igual modo, el que se alimente de mí vivirá por causa de mí.+ 58  Este es el pan que bajó del cielo. No es como el que comieron los antepasados de ustedes, quienes acabaron muriendo. El que se alimente de este pan vivirá para siempre”.+ 59  Dijo estas cosas mientras enseñaba en una sinagoga de Capernaúm. 60  Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: “Este discurso es ofensivo. ¿Quién lo puede escuchar?”. 61  Pero Jesús, que sabía en su interior que sus discípulos estaban murmurando de eso, les dijo: “¿Esto los escandaliza? 62  ¿Qué pasaría entonces si vieran al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes?+ 63  Lo que da vida es el espíritu;+ la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida.+ 64  Pero hay algunos de ustedes que no creen”. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a traicionar.+ 65  Y añadió: “Por eso les dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre se lo conceda”.+ 66  A raíz de eso, muchos de sus discípulos volvieron a las cosas que habían dejado atrás+ y ya no andaban con él. 67  Así que Jesús les preguntó a los Doce: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?”. 68  Simón Pedro le contestó: “Señor, ¿a quién vamos a acudir?+ Tú tienes palabras de vida eterna.+ 69  Nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.+ 70  Jesús les contestó: “Yo los elegí a ustedes, a los 12, ¿no es cierto?+ Sin embargo, uno de ustedes es un calumniador”.+ 71  Estaba hablando de Judas hijo de Simón Iscariote, porque, aunque era uno de los Doce, lo iba a traicionar.+

Notas

Lit. “las señales”.
Lit. “la señal”.
Lit. “señales”.
Lit. “señal”.
O “serán los enseñados”.

Notas de estudio

del mar de Galilea, o de Tiberíades. Al mar de Galilea a veces se lo llamaba mar de Tiberíades, debido a la ciudad que se encontraba en su orilla oeste y que había recibido su nombre en honor del emperador romano Tiberio César (Jn 6:23). El nombre “mar de Tiberíades” aparece en este versículo y en Jn 21:1. Ver la nota de estudio de Mt 4:18.

la Pascua. Aquí parece que se refiere a la Pascua del año 32 de nuestra era, que fue la tercera de las Pascuas que se celebraron durante el ministerio de Jesús en la tierra. Ver las notas de estudio de Jn 2:13; 5:1; 11:55 y el apén. A7.

¿Dónde compraremos pan para que esta gente coma? Este es el único milagro de Jesús que se menciona en todos los Evangelios (Mt 14:15-21; Mr 6:35-44; Lu 9:10-17; Jn 6:1-13).

denarios. Ver glosario, denario, y apén. B14.

Díganle a la gente que se siente. O “Hagan que la gente se recline”. Aquí el término “gente” traduce una forma de la palabra griega ánthrōpos, que a menudo incluye tanto a hombres como a mujeres. Por otro lado, en este versículo se emplea también una forma de la palabra griega anḗr, que se traduce con el término “hombres”. Por lo que se ve en Mt 14:21, en este contexto esta palabra griega se refiere solo a varones adultos. Ver la nota de estudio de Mt 14:21.

Había unos 5.000 hombres. Solo Mateo añade la frase “además de las mujeres y los niños” al hablar de este milagro (Mt 14:21). Es posible que, en total, se alimentara de forma milagrosa a bastante más de 15.000 personas.

el Profeta. Muchos judíos del siglo primero esperaban que el profeta como Moisés que se menciona en Dt 18:15, 18 fuera el Mesías. En este contexto, la expresión “venir al mundo” parece referirse a la esperada aparición del Mesías. Solo Juan pone por escrito los sucesos que se relatan en este versículo. Ver la nota de estudio de Jn 1:9.

hacerlo rey. Juan es el único que registra este suceso. Jesús rechazó con firmeza implicarse en la política del país donde nació. Solo aceptaría ser rey de la manera y en el momento que Dios estableciera. Más adelante, Jesús recalcó que sus discípulos debían adoptar la misma postura (Jn 15:19; 17:14, 16; 18:36).

el mar. Es decir, el mar de Galilea. Ver las notas de estudio de Mt 4:18; Jn 6:1.

unos cinco o seis kilómetros. O “unas tres o cuatro millas”. Lit. “unos 25 o 30 estadios”. Un estadio (en griego, stádion) era una medida de longitud que equivalía a 185 m (606,95 ft), es decir, la octava parte de una milla romana. En vista de que el mar de Galilea tiene unos 12 km (8 mi) de ancho, puede que los discípulos se encontraran más o menos en el medio del lago (Mr 6:47). Ver la nota de estudio de Mt 4:18 y los apéns. A7 y B14.

Tiberíades. Ciudad situada en la orilla oeste del mar de Galilea, a unos 15 km (9,5 mi) al sur de Capernaúm y a poca distancia al norte de unos manantiales de aguas termales que eran famosos en la antigüedad. Fue construida por Herodes Antipas en algún punto entre los años 18 y 26 de nuestra era, con el propósito de que fuera su nueva capital y lugar de residencia. Nombró la ciudad en honor de Tiberio César, el emperador romano de la época, y todavía hoy se la conoce como Tiberíades (en hebreo, Teverya). Aunque era la ciudad más grande de la región, esta es la única vez que se la menciona en las Escrituras. No se dice que Jesús la haya visitado alguna vez, quizá debido a su fuerte influencia pagana (comparar con Mt 10:5-7). Según Josefo, la ciudad había sido construida en un lugar donde había tumbas, por eso muchos judíos evitaban mudarse allí (Nú 19:11-14). Después de la revuelta judía del siglo segundo de nuestra era, la ciudad fue declarada pura y llegó a ser el centro intelectual judío y la sede del Sanedrín. En ella se compilaron la Misná y el Talmud de Palestina (o Talmud de Jerusalén), así como el texto masorético que luego se utilizó para traducir las Escrituras Hebreas. Ver apén. B10.

alimento que se echa a perder [...] alimento que dura y lleva a vida eterna. Jesús se dio cuenta de que algunos los buscaban a él y a sus discípulos tan solo por interés. Aunque el alimento físico sustenta a los seres humanos día tras día, el “alimento” que proviene de la Palabra de Dios hará posible que vivan para siempre. Jesús animó a la multitud a trabajar por “el alimento que dura y lleva a vida eterna”, es decir, a esforzarse por satisfacer su necesidad espiritual y demostrar su fe en lo que aprendieran (Mt 4:4; 5:3; Jn 6:28-39).

Nuestros antepasados comieron el maná. Los judíos querían un rey mesiánico que les suministrara alimento material. Para justificarse, le recordaron a Jesús que Dios les había dado a sus antepasados maná en el desierto de Sinaí. Citando de Sl 78:24, llamaron al maná provisto milagrosamente “pan del cielo” (o “grano del cielo”). Al pedirle a Jesús que hiciera un milagro (Jn 6:30), quizá tenían presente el que había hecho justo el día anterior cuando multiplicó cinco panes de cebada y dos pescaditos de modo que hubo suficiente comida para alimentar a miles de personas (Jn 6:9-12).

al mundo. En las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra griega kósmos suele referirse a las personas del mundo en general o a una parte de ellas (ver la nota de estudio de Jn 1:10). En Jn 1:29 se dice que Jesús, el “Cordero de Dios”, quita “el pecado del mundo”. Y en Jn 6:33 se habla de él como “el pan de Dios”, el medio que Jehová usa para darles vida a los seres humanos y bendecirlos.

el pan de la vida. Esta expresión se emplea solo dos veces en las Escrituras (Jn 6:35, 48). En este contexto, “vida” se refiere a la “vida eterna” (Jn 6:40, 47, 54). Durante esta conversación, Jesús habla de sí mismo como “el verdadero pan del cielo” (Jn 6:32), “el pan de Dios” (Jn 6:33) y “el pan vivo” (Jn 6:51). Señala que los israelitas recibieron el maná en el desierto (Ne 9:20), pero que ese alimento provisto por Dios no los mantuvo con vida para siempre (Jn 6:49). En contraste con eso, los discípulos fieles de Cristo tienen disponible el maná celestial, o “el pan de la vida” (Jn 6:48-51, 58), que hace posible que vivan para siempre. Comen de este pan en el sentido de que demuestran su fe en el poder redentor de la carne y la sangre de Jesús, que él entregó en sacrificio.

los resucite en el último día. Jesús dice cuatro veces que efectuará resurrecciones en el último día (Jn 6:40, 44, 54). En Jn 11:24, Marta también habla de “la resurrección, en el último día” (comparar con Da 12:13; ver la nota de estudio de Jn 11:24). En Jn 12:48 se relaciona este “último día” con un periodo de juicio, que parece que corresponde con el Reinado de Mil Años de Cristo. En ese tiempo Jesús va a juzgar a la humanidad, incluidos todos los que sean resucitados (Ap 20:4-6).

vida eterna. En este relato, Jesús usa la expresión “vida eterna” cuatro veces (Jn 6:27, 40, 47, 54), y uno de sus discípulos, una vez (Jn 6:68). Esta expresión aparece 17 veces en el Evangelio de Juan, mientras que en los otros tres Evangelios juntos aparece solo 8 veces.

lo traiga. El verbo griego que aquí se traduce “traer” se emplea en relación con arrastrar una red llena de peces (Jn 21:6, 11). Pero eso no quiere decir que Dios arrastre a la gente en contra de su voluntad. Este verbo también puede significar ‘atraer’, y lo que dijo Jesús puede ser una alusión a Jer 31:3, donde Jehová le dijo a su pueblo de la antigüedad: “Te atraje a mí con amor leal” (aquí la Septuaginta usa el mismo verbo griego). En Jn 12:32 (ver la nota de estudio) se muestra que, de modo similar, Jesús atrae a todo tipo de personas. Las Escrituras enseñan que Jehová les ha dado a los seres humanos libertad de decisión. Todos pueden elegir si le servirán o no (Dt 30:19, 20). Mediante el mensaje de la Biblia y su espíritu santo, Dios trae con bondad hacia él a todos los que tienen una buena actitud (Sl 11:5; Pr 21:2; Hch 13:48). La profecía de Is 54:13 que se cita en Jn 6:45 se refiere a los que el Padre trae hacia él. Comparar con Jn 6:65.

Jehová. Aquí se cita de Is 54:13. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. La mayoría de las traducciones dicen “Dios” en este versículo, tal vez porque los manuscritos griegos disponibles del Evangelio de Juan utilizan la palabra theós (quizá reproduciendo el término que se usa en Is 54:13 en algunas copias de la Septuaginta). Sin embargo, en vista de que en el versículo de las Escrituras Hebreas de donde se toma esta cita aparece el nombre de Dios, aquí se usa ese nombre en el texto principal. Ver apén. C.

vida en ustedes mismos. En Jn 5:26 Jesús dijo que a él se le había concedido tener “vida en sí mismo”, así como el Padre tiene “vida en sí mismo” (ver la nota de estudio de Jn 5:26). En esta ocasión, más o menos un año después, Jesús usa la misma expresión con respecto a sus discípulos. Aquí él muestra que “tener vida en sí mismo” es igual a obtener “vida eterna” (Jn 6:54). En vez de aludir al poder de dar vida, en este contexto la expresión vida en uno mismo parece referirse a vivir en el sentido más pleno. Los cristianos ungidos llegan a estar vivos en sentido pleno cuando son resucitados para tener vida inmortal en el cielo. Y las personas fieles que tienen la esperanza de vivir en la tierra alcanzarán la vida plena cuando hayan pasado la prueba final, justo después que termine el Reinado de Mil Años de Cristo (1Co 15:52, 53; Ap 20:5, 7-10).

se alimenta de mi carne y bebe mi sangre. El contexto indica que Jesucristo no estaba hablando de comer y beber en sentido literal, sino que se refería a demostrar fe en él (Jn 6:35, 40). Jesús hizo esta declaración en el año 32 de nuestra era, de modo que no estaba hablando de la Cena del Señor, que establecería un año más tarde. Dijo estas palabras justo antes de “la Pascua, la fiesta de los judíos” (Jn 6:4), lo que probablemente les haría pensar a los que lo escuchaban en la fiesta que estaba a punto de empezar y en el significado de la sangre del cordero, que salvó vidas la noche en que Israel salió de Egipto (Éx 12:24-27). Jesús estaba destacando que, de modo similar, su sangre sería fundamental para que sus discípulos obtuvieran vida eterna.

en unión conmigo. O “en mí”. Esta expresión indica una relación cercana, armonía y unidad.

una sinagoga. O quizás “una asamblea pública”. El sustantivo griego synagōguḗ empleado aquí literalmente significa ‘reunión’ o ‘asamblea’. En las Escrituras Griegas Cristianas, casi siempre se refiere al edificio o lugar donde se reunían los judíos para leer las Escrituras, recibir instrucción, orar o predicar (ver glosario, sinagoga). En este contexto, el término podría tener un sentido más amplio y referirse a cierta clase de reuniones abiertas al público en general. Pero aquí lo más probable es que se refiera al lugar donde se reunían los judíos, y que Jesús les estuviera hablando a personas que estaban bajo la Ley mosaica.

¿Esto los escandaliza? O “¿Esto los hace tropezar?”, “¿Esto los ofende?”, “¿Esto hace que dejen de creer?”. En las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra griega skandalízō significa ‘tropezar’ en sentido figurado. Esto puede incluir tanto caer en el pecado como hacer que otros pequen. Dependiendo del contexto, tropezar puede referirse a violar una de las leyes de Dios sobre la moralidad, perder la fe, ofenderse o aceptar enseñanzas falsas. Ver las notas de estudio de Mt 5:29; 18:7.

el espíritu. Al parecer, aquí se refiere al espíritu santo de Dios. Jesús añade que, a diferencia del poder y la sabiduría que Dios concede mediante su espíritu, la carne no sirve para nada. Esto indica que ni el poder ni la sabiduría de los humanos que se expresan en sus escritos, filosofías y enseñanzas pueden llevar a la vida eterna.

la carne. Esta expresión parece tener un significado amplio y referirse a las limitaciones humanas. Los seres humanos no logran entender ni hacer todo lo que quieren. Toda la experiencia y sabiduría de los humanos —todos sus escritos, filosofías y enseñanzas— es inútil para obtener vida eterna.

son espíritu y son vida. La palabra griega traducida “son” (estín) puede tener aquí el sentido de ‘significar’. De modo que esta frase puede traducirse “significan espíritu y significan vida” (ver las notas de estudio de Mt 12:7; 26:26). Parece que Jesús quiere decir que sus palabras son inspiradas por espíritu santo y que dan vida.

Jesús sabía [...] quién era el que lo iba a traicionar. Jesús estaba pensando en Judas Iscariote. Antes de seleccionar a los 12 apóstoles, Jesús había pasado toda la noche orando a su Padre (Lu 6:12-16). Así que al principio Judas era fiel a Dios. Sin embargo, Jesús sabía por las profecías de las Escrituras Hebreas que sería traicionado por alguien de su círculo cercano (Sl 41:9; 109:8; Jn 13:18, 19). Y, cuando Judas comenzó a desviarse, Jesús se dio cuenta porque podía leer los corazones y pensamientos (Mt 9:4). Por otra parte, Dios, usando su capacidad de conocer el futuro, supo que una persona cercana a Jesús lo traicionaría. Pero esto no significa que hubiera predestinado a Judas para que fallara, ya que esto no estaría de acuerdo con las cualidades de Dios y su manera de tratar a los seres humanos.

desde el principio. Esta expresión no se refiere al nacimiento de Judas ni al momento en que fue seleccionado para ser apóstol, porque Jesús lo eligió después de pasar orando toda la noche (Lu 6:12-16). Más bien se refiere a cuando Judas comenzó a actuar de forma torcida, de lo que Jesús se dio cuenta enseguida (Jn 2:24, 25; Ap 1:1; 2:23; ver las notas de estudio de Jn 6:70; 13:11). El uso de esta expresión también muestra que Judas actuó de forma premeditada y planeada, no por un impulso. En las Escrituras Griegas Cristianas, el significado del término que se traduce “principio” (en griego, arkhḗ) depende del contexto. En 2Pe 3:4 se refiere al comienzo de la creación. Pero en la mayoría de los casos tiene un sentido más limitado. Por ejemplo, cuando Pedro dijo que el espíritu santo descendió sobre la gente de las naciones tal como había descendido sobre él y sus compañeros “desde el principio” (Hch 11:15), no se estaba refiriendo al día de su nacimiento ni a cuando fue nombrado apóstol. Estaba hablando del Pentecostés del año 33, cuando se derramó el espíritu por primera vez con un propósito específico (Hch 2:1-4). Otros ejemplos de cómo el contexto influye en el significado del término “principio” se encuentran en Lu 1:2; Jn 15:27 y 1Jn 2:7.

un calumniador. O “un diablo”. La palabra griega diábolos, que en la mayoría de los casos se usa para hablar del Diablo, significa ‘calumniador’. Las pocas veces en las que no se refiere al Diablo, se traduce como “calumniadores” (2Ti 3:3) o “calumniadoras” (1Ti 3:11; Tit 2:3). Y, cuando sí se refiere al Diablo, en griego casi siempre va precedida del artículo definido (ver la nota de estudio de Mt 4:1 y el glosario, artículo definido). Aquí se emplea para describir a Judas Iscariote, que había desarrollado una mala tendencia. Es posible que ya en ese momento Jesús percibiera que Judas comenzaba a ir por un mal camino. Con el tiempo, este mal camino lo llevó a ser un instrumento en manos de Satanás para hacer que mataran a Jesús (Jn 13:2, 11).

Multimedia

Canastas o cestas
Canastas o cestas

La Biblia usa palabras diferentes para hablar de distintos tipos de canastas o cestas. Por ejemplo, cuando Jesús alimentó milagrosamente a unos 5.000 hombres y se recogió lo que sobró en 12 recipientes, la palabra griega que se usó parece referirse a canastas de mimbre relativamente pequeñas que se llevaban en las manos. Sin embargo, se utilizó una palabra griega distinta para hablar de las siete canastas en las que se guardaron las sobras después que Jesús alimentó a unos 4.000 hombres (Mr 8:​8, 9). Esa palabra se refiere a una canasta grande, y es el mismo término griego que se usó para describir la canasta en la que bajaron a Pablo al suelo por una abertura de la muralla de Damasco (Hch 9:​25).