Guatemala
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GUATEMALA es un bello país centroamericano de primavera eterna, elevadas montañas, volcanes activos, lagos azules y muchas variedades de plantas y animales. La mayoría de sus más de 5.169.000 habitantes residen en la región montañosa central, donde se encuentra la capital de la nación, Ciudad de Guatemala, en una meseta de 1.500 metros de altura. Casi la mitad de la población desciende de los mayas y vive en comunidades agrícolas. Casi todos los demás guatemaltecos son ladinos, personas de ascendencia mezclada española e india. El español es el idioma oficial de esta impresionante tierra, pero una gran proporción de la población entiende solo algún dialecto indio.
Las encumbradas montañas, los lagos a kilómetros de altura, la vegetación tropical y el encantador clima de Guatemala dan testimonio silencioso de la Deidad de Jehová. Pero aquí, como en otros lugares, él ha levantado testigos vivos, inteligentes, para sí. Ellos han tenido que enfrentarse a formidables problemas en el esparcimiento de las buenas nuevas del Reino. Entre éstos ha habido una elevada proporción de analfabetismo. También, lo extremadamente poco que gana como salario el obrero ha hecho que el viaje, los buenos medios de comunicación y lujos ordinarios estén fuera del alcance de la mayoría. La inestabilidad política no ha hecho mucho para fomentar el progreso. Además, el terreno montañoso mismo presenta obstáculos.
Los muchos dialectos indios, no relacionados con el español, también han impedido el progreso de la obra de predicar el Reino. The Book of a Thousand Tongues, por la Sociedad Bíblica Americana,
señalando la dificultad de traducir la Biblia a estos dialectos, declara: “En cakchiquel (Guatemala) cualquier verbo puede tener 100.000 formas posibles por la variedad de partículas que pudieran añadirse a su raíz.” Por consiguiente, personas de una tribu india con frecuencia no entienden el idioma de sus vecinos que viven al cruzar un cerro.De modo que ha habido muchos obstáculos. No obstante, hace años se abrió “una puerta grande que conduce a la actividad” Para la declaración de las buenas nuevas del Reino en Guatemala. Entremos por ella en retrospección.—1 Cor. 16:8, 9.
COMIENZA LA PREDICACIÓN
Mirando al pasado, podemos distinguir varios grupos separados que estaban aprendiendo la verdad de Dios por medio de la lectura de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower. Esta literatura al principio venía de España en la forma de La Torre del Vigía. Estuvo asociado con el primero de estos grupos un inglés llamado Fred Cutforth, que vivía en la aldea aislada de El Rancho, a unos ochenta kilómetros y medio al este de Ciudad de Guatemala. Durante 1910 él visitó a su hermano, Charles Cutforth, en Gilbert Plains, Manitoba, Canadá. Charles estaba leyendo El Plan Divino de las Edades, escrito por Charles Taze Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower. Este fue el contacto inicial de Fred Cutforth con el cristianismo verdadero. De nuevo, en 1919, viajó con su familia al Canadá, donde asistió a reuniones que se celebraban en el hogar de su hermano mayor, Herbert. Más tarde, mientras él y su familia residían brevemente en San Antonio, Texas, Fred asistía a las reuniones y se bautizó.
Para este tiempo, aparentemente otro individuo en Guatemala leía las publicaciones de la Sociedad. Sabemos esto porque La Torre del Vigía del 1 de abril de 1919 da su nombre y dirección: G. A. Tavel, Apartado 44, Quezaltenango, Guatemala. Esta dirección desapareció de La Torre del Vigía desde su número del 1 de septiembre de 1920.
A fines de 1920, Fred Cutforth y su familia regresaron a El Rancho, Guatemala. Usando las publicaciones de la Sociedad, comenzó a esparcir la verdad. Viajó por el ferrocarril de vía estrecha, que entonces era el mejor modo de transportación, puesto que casi no existían las carreteras. El hermano Cutforth distribuyó el tratado “La caída de Babilonia.” Hasta enviaba por correo literatura, invitando a los interesados a ponerse en comunicación con él. El hermano Cutforth también continuó estudiando con su familia, y su hijo Robert todavía recuerda que su padre tocaba himnos de los Estudiantes de la Biblia con su acordeón mientras el resto de la familia cantaba.
En 1930 Fred Cutforth y su familia regresaron al Canadá. Sin embargo, algunas semillas de la verdad que él había sembrado en Guatemala produjeron fruto.
Durante la misma década en que Fred Cutforth vivió y predicó al este de Ciudad de Guatemala, otro hombre que vivía bien al oeste también bebía de las aguas de la verdad. Era Servando Flores, de Nuevo San Carlos en la exuberante llanura del litoral del Pacífico. En 1923 obtuvo un ejemplar de La Torre del Vigía de un mulatero empleado en una plantación de café. Reconociendo el sonido de la verdad, escribió a España pidiendo más literatura. Servando Flores era entonces una columna de la Iglesia Presbiteriana, y servía de tesorero y anciano. Pero él, también, empezó a hablar a otros acerca de la verdad. Pronto había un grupito dentro de la iglesia leyendo la literatura de la Sociedad y sosteniendo consideraciones bíblicas.
Otros presbiterianos pronto los acusaron de tener discusiones políticas. El clero, especialmente el misionero extranjero Pablo Burgess, director de la Iglesia Presbiteriana Occidental, comenzó a agitar oposición. Después de aguantar mucha burla y mofa, Servando Flores salió de Babilonia la Grande, de modo que asistió a su último servicio religioso presbiteriano el 12 de junio de 1925. Pablo Burgess y otros ancianos de la iglesia lo visitaron con la esperanza de persuadirlo a regresar. Pero estos líderes presbiterianos no pudieron de ninguna manera defender sus creencias paganas delante de trabajadores humildes que sostuvieron la Biblia. De hecho, estos eclesiásticos se apresuraron a negar la inspiración de ciertas partes de la Biblia que contradecían sus doctrinas falsas. Enfurecido al ver frustradas sus intenciones, Pablo Burgess hizo circular un tratado contra los Estudiantes de la Biblia intitulado “Carta abierta al Russelista.”
En refutación, Servando Flores y Samuel Mazariegos, uno de sus principales primeros asociados, escribieron un folleto intitulado “En defensa de la verdad.” Este fue distribuido por los hermanos, y aunque impreso en 1929, estaba en armonía con el entendimiento de hoy día de las Escrituras. Es interesante el hecho de que comienza con esta cita del tratado de Pablo Burgess: “Todavía vive en mi memoria el encuentro que tuve con el ‘Pastor Russell’ en un hotel de la Suiza en 1912. Aun antes de saber quién era, su aspecto venerable, la dulzura de su voz y sus maneras simpáticas me impresionaron vivamente. Y ahora que acabo de releer su Plan Divino de las Edades me siento arrebatado nuevamente por el poder de su personalidad. Cuando habla en defensa de la Biblia, cuando rechaza los argumentos de los incrédulos, lleva convicción a mi corazón y digo: ‘Éste no puede ser mal hombre’ . . . con una plumada resuelve dificultades doctrinales y de interpretación bíblica que han agobiado las energías
de los mejores pensadores cristianos de veinte siglos.” Por supuesto, Burgess pasó a retractarse de sus primeras opiniones.La Torre del Vigía de enero de 1927 contiene una carta que informa el establecimiento de una “clase nueva” en Guatemala. Está firmada ‘S. F. G.” (Servando Flores Gramajo). Por lo tanto, la adoración pura había sido establecida para entonces en Nuevo San Carlos. El pueblo de Jehová ha continuado activo allí hasta la actualidad, y hoy este pueblo tiene una congregación de cincuenta publicadores del Reino, entre los cuales están la viuda de Servando Flores, sus hijos y nietos. Uno de sus hijos ha estado sirviendo de superintendente en la congregación.
Entre 1923 y 1930 el hermano Flores, en el oeste de Guatemala, sostuvo correspondencia con Fred Cutforth, que estaba en El Rancho. Sin embargo, parece que estos dos hombres jamás se conocieron personalmente.
Durante más o menos este mismo período general, cierto individuo de Ciudad de Guatemala recibía La Torre del Vigía desde España y la distribuía a otros. Este individuo se había interesado en la Biblia desde tan temprano como en 1913, pero no sabemos exactamente cuándo obtuvo por primera vez las publicaciones de la Sociedad. No obstante, para 1928 recibía de la Sociedad surtidos de las revistas para distribuirlas. ¿Cómo sabemos esto? Bueno, el 25 de diciembre de 1928 Trinidad Paniagua recibió por primera vez un ejemplar de La Torre del Vigía por medio de este distribuidor. Paniagua fue a la dirección impresa en la revista para localizar a esta persona. Aquel mismo día obtuvo la dirección de la Sociedad en España, y desde entonces en adelante continuó recibiendo y estudiando las publicaciones.
Ahora sucedió algo muy interesante. Una hermana llamada Johnson, de los Estados Unidos, vino por la América Central, testificando en Guatemala y en otros lugares. No sabemos si ella también tuvo otra razón para viajar por la América Central, pero tiene que haber estado en contacto con la Sociedad Watch Tower, porque tenía direcciones de los que leían su literatura y se esforzó por buscarlos y animarlos. La hermana Johnson halló el hogar de Trinidad Paniagua y le habló acerca de esparcir la Palabra. El español que ella hablaba era limitado, pero ella efectuó mucha obra de casa en casa en Ciudad de Guatemala y en aldeas circundantes.
Mientras la hermana Johnson testificaba en la capital, se puso en comunicación con Eduardo Maldonado, un zapatero pobre. No estando satisfecho con las enseñanzas de su religión católica, algún tiempo antes de esto él había obtenido una Biblia. Aunque estaba interesado en obtener la literatura que la hermana Johnson ofrecía (como los libros Creación y Reconciliación), solo pudo
tomar unos cuantos folletos debido a su condición económica. Cuando ella regresó, él todavía no pudo contribuir por las publicaciones, pero ofreció trocarle un par de zapatos por un juego de libros. Ella concordó inmediatamente en esto. Eduardo Maldonado siempre le estará agradecido a esta hermana viajera, y expresa lo que piensa así: “Si ella no hubiera estado dispuesta a aceptar el trueque, me hubiera sido imposible obtener la literatura que significaba para mí adquirir el conocimiento que da vida.”La hermana Johnson le dio a Eduardo Maldonado la dirección de Trinidad Paniagua, y él empezó una correspondencia con el hermano Paniagua. No se sabe cuánto tiempo estuvo la hermana Johnson en este país. Pero pensamos que es posible que ella haya sido la Testigo precursora que según informó el Bulletin de enero de 1933 estuvo trabajando en Guatemala durante el período especial de testimonio del 1 al 9 de octubre de 1932.
La obra que se hacía en Guatemala estaba entonces bajo la superintendencia de la sucursal de México de la Sociedad. Por eso, en 1933 Roberto Montero, el superintendente de la sucursal, visitó los grupos de Guatemala. Vio al hermano Flores en Nuevo San Carlos. En Ciudad de Guatemala congregó a los hermanos Paniagua y Maldonado y otros interesados. Llevando consigo al hermano Paniagua, visitó a Carmen de Mayorga, que a veces residía en la capital, pero que estaba estudiando las publicaciones de la Sociedad con dos señoras en Zacapa, bien al nordeste.
El hermano Montero trató inútilmente de obtener permiso del gobierno para pronunciar algunas conferencias bíblicas por la radio. Por eso, hizo arreglos para que El Imparcial, el periódico principal, imprimiera 16.000 ejemplares de cada uno de dos tratados, Paz, prosperidad y felicidad y La esperanza del mundo. El hermano Maldonado quedó a cargo de la distribución de éstos. Además de trabajar en Ciudad de Guatemala, él trabajó en Zacapa y en la cercana Chiquimula. El hermano Paniagua viajó por tren al puerto de San José en el litoral del Pacífico. Un grupo trabajó la aldea de Fraijanes y allí se pronunció un discurso a unas veinte personas. También se enviaron tratados a Servando Flores para que los usara en Nuevo San Carlos.
En Ciudad de Guatemala la policía causó algunas interrupciones. En cierta ocasión los hermanos fueron llevados al cuartel de la policía, pero el jefe de la policía los puso en libertad después de explicar a los agentes que los llevaron que la literatura era contra el Diablo, el enemigo de Dios y del hombre. Hasta sugirió que cada uno aceptara un tratado y lo leyera particularmente,
No fue sino hasta septiembre de 1937 que visitó a Guatemala otra vez un representante procedente de México... esta vez Daniel Ortiz. Por tres meses se alojó con el hermano Paniagua, trabajando diligentemente en el ministerio de casa en casa desde
temprano en la mañana hasta casi el anochecer. En los fines de semana lo acompañaban los hermanos Maldonado y Paniagua, que ahora obtuvieron entrenamiento directo en el ministerio. Anteriormente solo habían distribuido tratados en las calles y en los parques.Durante 1938 Robert y Samuel, hijos de Fred Cutforth, se mudaron a El Rancho. Más tarde, se establecieron en San Antonio, que no estaba lejos del hogar del hermano Flores. El tío de ellos en el Canadá le pidió a la oficina sucursal de México que se mantuviera en comunicación con ellos, y por eso se les envió una carta animándolos a recibir literatura para usarla personalmente y en el esparcimiento de la verdad.
En 1940 el hermano Montero visitó de nuevo a Guatemala. Durante el tiempo que estuvo aquí, los hermanos Maldonado y Paniagua simbolizaron su dedicación a Dios por bautismo en agua. El hermano Montero llevó consigo al hermano Maldonado cuando visitó el grupo de Nuevo San Carlos, y en esta ocasión dos o tres personas fueron bautizadas allí. El hermano Fred Cutforth había sido el primer cristiano bautizado que vivió en el país, pero no había habido siervos bautizados de Jehová en Guatemala desde que él partió hacia el Canadá en 1930.
El hermano Montero hizo arreglos para presentar un discurso público en un salón de la ciudad capital. Además, el humilde hogar del hermano Maldonado allí fue hecho el centro para la organización que predicaría. La llegada de un envío de literatura desde Ciudad de México hizo la siguiente vívida impresión en la mente del hijo de once años del hermano Maldonado, Francisco: “A nuestra casa había llegado un camión, lleno de cajas que contenían fonógrafos, discos, libros y revistas. Siendo pobres, nosotros compartíamos la casa con muchas familias, todas las cuales vivían en pequeños apartamentos. Nuestra casa quedó sencillamente llena de estas cajas, apiladas en el pasillo y en todo otro espacio disponible. ¡Qué emocionante!” Recuerda que desde entonces cada domingo su padre y varios otros hermanos salían desde temprano por la mañana y pasaban un día completo en el ministerio del campo.
Además, para 1940 la hermana Johnson regresó a Guatemala. Mientras estaba en San Salvador se le habían acabado los fondos, pero un médico que favorecía la verdad la ayudó para que continuara su viaje. Cuando los hermanos guatemaltecos la visitaban en un hotel pequeño, aunque estaba avanzada de edad y algo débil, ella siempre trataba de edificarlos espiritualmente.
La muerte del segundo presidente de la Sociedad, J. F. Rutherford, a principios de 1942 causó profunda impresión emocional en el hermano Maldonado. Francisco Maldonado todavía recuerda la seriedad y tristeza que manifestaba su padre cuando le dijo que un gran hombre y combatiente por la verdad y la justicia había muerto.
Más tarde en aquel año, Amy Campbell de Tiquisate, en la llanura del litoral del Pacífico, se puso en comunicación con el hermano Paniagua. No sabemos cuándo fue que esta señora de color y su esposo leyeron por primera vez literatura de la Sociedad. Pero antes que muriera el esposo de Amy, él también tenía buen conocimiento de la verdad. Por solicitud de Amy Campbell, el hermano Paniagua pronunció el discurso del Memorial en Tiquisate. Durante esta visita también bautizó a la hermana Campbell en un río cercano.
En mayo de 1943 los hermanos Paniagua y Maldonado visitaron a la hermana Campbell y a personas interesadas con quienes ella se había comunicado en su ministerio de precursora. El hermano Maldonado también decidió visitar a los grupos de Cutforth y Flores, ya que estaba en Tiquisate, a más de la mitad de la distancia hacia allá. Aunque no le parecía que financieramente pudiera viajar más allá, lo hizo y fue recompensado espiritual y materialmente. Hubo un intercambio de estímulo, y los hermanos le dieron frutas y una pequeña contribución pecuniaria que ayudó a compensar por el tiempo que había perdido en cuanto a su negocio de zapatos.
Durante 1943 Servando Flores murió en Nuevo San Carlos, dejando una viuda e hijos menores. Ellos ciertamente sintieron la pérdida, especialmente del cabeza espiritual de la familia. Esta fue la muerte del primer testigo dedicado de Jehová continuamente activo en Guatemala.
LLEGAN MISIONEROS
Algo especial sucedió a fines de 1943 o principios de 1944. El presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, junto con Milton Henschel, visitó a Guatemala para ver lo que se podía hacer para dar expansión a la adoración verdadera allí. Los hermanos que entonces se encontraron con ellos en el hogar de los Maldonados todavía recuerdan la promesa del hermano Knorr de hacer todo lo posible para enviar misioneros para ayudar a organizar la obra en este país.
¡Cómo se emocionaron el hermano Maldonado y el hermano Paniagua! El hermano Paniagua recuerda que la gente preguntaba: “¿Dónde se reúnen ustedes?” Comenta él: “Nos sentíamos muy tristes porque no teníamos dónde pudiéramos reunir a los interesados y no podíamos presentarles ninguna organización. Les decíamos: ‘Pronto tendremos un lugar donde reunirnos.’ Confiábamos en que por algún medio en el futuro Jehová nos bendeciría y su organización nos suministraría lo que necesitábamos.” Ahora las posibilidades de recibir ayuda misional trajo la esperanza de una mejor organización para el adelantamiento de los intereses del Reino.
El gobierno le negó a la Sociedad permiso para enviar misioneros a Guatemala. Pero en 1944 el país se encontró en la agitación
de un gran levantamiento político. La revolución removió del poder al régimen de Ubico y el gobierno siguiente otorgó el permiso que se solicitaba. Durante marzo de 1945 el hermano N. H. Knorr visitó a Guatemala con F. W. Franz para completar los arreglos para la entrada de misioneros.Entonces vino el día memorable... el 21 de mayo de 1945. John y Adda Parker, graduados de la primera clase de la Escuela de Galaad, llegaron a Guatemala. ¡Cómo se regocijaron los hermanos aquí debido a esto! Dice el hermano Paniagua: “Esto era exactamente lo que necesitábamos, maestros de la Palabra de Dios que nos ayudaran a entender cómo hacer la obra.” El hermano Maldonado declara: “Estos hermanos comenzaron su actividad inmediatamente, dando los pasos necesarios para obtener una casa que fuera conveniente para realmente establecer la primera congregación en Guatemala.” Su hijo, Francisco, que entonces tenía quince años de edad, dice: “¡Qué diferencia hubo ahora! En solo unos días realmente comenzó a funcionar el primer Salón del Reino en la calle 16 y Quinta Avenida, en el mismo centro del pueblo, y yo tuve el privilegio de estar entre las diez personas que asistieron a la primera reunión. Ahora estudiábamos La Atalaya cada domingo y en solo unas cuantas semanas se comenzó la Escuela del Ministerio Teocrático.” La hermana Flores, aunque estaba aislada en Nuevo San Carlos con siete hijos menores, también se sintió muy emocionada. Dijo: “¡Ay, que felicidad saber que por primera vez hay misioneros aquí! ¡Qué provisión de Jehová Dios!”
¿Cómo se sintieron los misioneros mismos acerca de esta asignación? La hermana Parker nos dice: “El día que llegamos visitamos al hermano Maldonado, y el domingo siguiente estábamos en el servicio ministerial con su familia. La ciudad era pequeña, y hasta las calles principales eran de guijarros. Habiendo encontrado un lugar para el hogar misional, nos mudamos la segunda semana. Aquel fue un mes dichoso, pues con mi español chapurrado tuve el privilegio de comenzar diecisiete estudios.” Los Parkers todavía sirven aquí de misioneros
En agosto de aquel mismo año llegó la segunda pareja de misioneros, Charles Taze Russell Peterson y su esposa Freida. El arreglo actual de hogar misional no existía entonces, pero estos cuatro trabajaron de precursores especiales con una mensualidad muy limitada. Había que comprar muebles y poner en orden ciertas cosas, pero inmediatamente estuvieron ocupados en la predicación. Describiendo la primera testificación en las calles, el hermano Peterson dice: “El segundo sábado después de nuestra llegada decidí trabajar en las calles con las revistas aquella noche. Me llevé el maletín lleno de literatura y en hora y media lo vacié, pues coloqué treinta y dos revistas, treinta y cuatro folletos, cuatro libros y una Biblia.”
El 1 de marzo de 1946 llegaron otros seis misioneros, seis hermanas, todas solteras. Una de ellas, Marjorie Munsterman, dice: “Sabíamos que estábamos empezando un nuevo modo de vida y que nos esperaba un idioma extraño y una cultura diferente. Muchas veces nos habíamos preguntado: ¿Viviremos en una casa que tenga por piso la tierra misma? ¿Cocinaremos en una cocina de carbón? ¿Usaremos velas para alumbrar la casa? Nuestros temores pronto desaparecieron cuando llegamos al hogar misional, un apartamento nuevo y amplio de un segundo piso con bonito y brillante piso embaldosado, luz eléctrica en todas las habitaciones y hasta un horno eléctrico para cocinar.” Ann Munsterman dice esto: “¡Qué bendición tener ya una casa provista! Empezamos a trabajar y ¡qué sensación la de no entender nada de lo que sucede alrededor de una! No podíamos ser separadas de nuestro diccionario de español. Pero la gente fue muy paciente y nuestra testificación prosperó.”
¡Qué felices se sintieron los setenta y siete que estuvieron presentes para la cena del Señor aquel año! Ahora había diez misioneros en el país y había un Salón del Reino. “¡Cómo admiré la obra que estos misioneros estaban haciendo, de modo que había más personas llegando a saber lo que era la verdad y asistiendo a las reuniones!” dice el hermano Paniagua.
EL PROGRESO SE HACE MÁS MANIFIESTO
Con otra visita de los hermanos Knorr y Franz el 10 de mayo de 1946 vino el establecimiento de la oficina sucursal guatemalteca de la Sociedad y el arreglo de hogar misional. Para el discurso público ampliamente anunciado, 187 personas llenaron el Salón del Reino y otros cuartos. Después del discurso se sirvió almuerzo a los sesenta y cinco que permanecieron allí y entonces participaron en el estudio de La Atalaya. Según el hermano Maldonado, el hermano Knorr dijo que si concurría cierto número de personas les pagaría un helado. Aunque faltaron unos pocos para completar el número, dice: “De todos modos comimos helado.”
Ahora el progreso teocrático se pudo notar bien. Se presentó al público el libro El nuevo mundo. El 9 de junio, durante el primer bautismo desde que los misioneros llegaron, doce personas se bautizaron, entre ellas el hermano Antonio Molina y su esposa, el hermano Alberto Mariles y la hermana Eudalda Peralta, todos todavía activos en el servicio de Dios. En julio, el hermano Parker, entonces superintendente de la sucursal, visitó al grupo de San Antonio, donde se formó una congregación de diez publicadores. Durante aquella visita cinco personas se bautizaron, incluso el hermano Lucilo Tello, que todavía sirve de precursor especial. Después de poco más de un año de trabajo por los misioneros, unos cincuenta publicadores estaban ocupados declarando el mensaje del Reino en Guatemala.
Los misioneros ciertamente estaban despertando mucho interés. Marjorie Munsterman informa lo siguiente: “El trabajo en las calles era algo muy novedoso. No era cosa común en la América latina el que mujeres decentes y respetables estuvieran de pie en una esquina de la calle ofreciendo cosa alguna. Aunque al principio la gente nos consideraba con sospecha, nuestra constancia, y el que la gente se familiarizara con el contenido de las revistas, pronto hizo que se desvaneciera toda idea equivocada que pudieran haber tenido. Hasta este día las revistas tienen excelente reputación por su información edificante.” Notando el celo de los testigos de Jehová en la obra con las revistas en la calle, un periodista más tarde comentó: “Si los católicos fueran así... sería por fin otra la suerte del catolicismo cuya quiebra hoy alarma y llena de angustia al mundo contemporáneo”
La obra de tienda en tienda con las revistas también fue inaugurada y pronto la gente de los negocios estuvo bien familiarizada con las “muchachas de La Atalaya.” También se dio comienzo a la testificación con las revistas de “banco en banco” en los parques, y hasta este día continúa siendo un rasgo próspero de nuestra actividad.
Los diez misioneros no pudieron asistir a la primera asamblea internacional de la posguerra de los testigos de Jehová en Cleveland, Ohio, en 1946. No obstante, la Sociedad, consideradamente, hizo que Ted Siebenlist, superintendente de sucursal de Costa Rica, nos trajera un informe directo de los acontecimientos de la asamblea. En aquel tiempo se celebró la primera verdadera asamblea guatemalteca del pueblo de Dios, con una concurrencia máxima de 188 personas.
Los misioneros continuaron llegando... ocho más, incluso el hermano Aubrey Bivens y su esposa y el hermano David Hibshman y su esposa, el 21 de octubre de 1946, y Don Munsterman y Charles Beedle en noviembre. Rápidamente el Salón del Reino fue haciéndose un lugar pequeño para la concurrencia. Pero esto es lo que pensó de eso el hermano Paniagua: “Aunque no pude expresarlo en aquel tiempo, me sentí muy feliz al ver que ya no había lugar para que todos estuvieran sentados en el salón. Mi corazón rebosaba de gozo porque ahora teníamos hermanos que podían ayudarnos y suministrar el alimento espiritual necesario.”
EXTENDIÉNDOSE AL INTERIOR
A principios de 1946, Martin Lisse, de habla alemana, y su esposa y su hija vinieron del Canadá y se establecieron en Cobán, en las escabrosas montañas al norte de la capital. Allí, transportándose sobre un burro, el hermano Lisse predicó solícitamente por casi un año, hasta que la salud de su esposa exigió que se mudaran a un clima más seco. La familia entonces se estableció en Antigua, la vieja capital de Guatemala que fue destruida por
un terremoto en 1773 en el apogeo de su gloria como centro religioso católico romano de la América Central. Quedaron para las generaciones futuras las ruinas de edificios religiosos y una tradición de dominación religiosa en el pasado. En este ambiente, en medio de intolerancia, el hermano Lisse esparció la verdad de la Palabra de Dios. Acerca de sus actividades, el escritor estadounidense Albert E. Idell escribió un capítulo en su libro Doorway in Antigua, en el cual dice: “Admiro la fe del hombrecito y su valor. Deseo intensamente entender el poder que lo mueve y que lo ha mantenido aquí bajo condiciones que desanimarían a hombres de menos fe.” De los que forman la congregación de Antigua hoy día, la familia Solorzano y Pedro Gonzales escucharon por primera vez la verdad por medio de los esfuerzos del hermano Lisse.La primera asamblea de circuito se celebró junto con la cena del Señor en 1947. Hasta había hermanos de fuera de la capital presentes y pudieron observar el modo correcto de conmemorar la muerte de Jesucristo. Setenta asistieron al Memorial, y 178 personas a la reunión pública. Para el tiempo del Memorial de 1948 había 118 publicadores participando en el ministerio. En mayo un “siervo para los hermanos,” Joshua Steelman, sirvió en las dos congregaciones que entonces había en la capital, y 252 personas asistieron a una asamblea allí.
Para el año 1949 la Sociedad había comprado una casa moderna y grande en Ciudad de Guatemala. La oficina de sucursal se estableció allí, se cubrió con un techo el patio interior para formar un Salón del Reino, y los misioneros se mudaron a aquel lugar desde los dos hogares que ocupaban anteriormente. Pero no había suficiente espacio para todos ellos. Por eso seis, incluso los Bivens y los Hibshmans, fueron asignados a la ciudad de Quezaltenango, la segunda ciudad en tamaño del país, a unos 2.438 metros de altura. Acerca de esta asignación, Helen Hibshman dice: “Empaquetamos nuestras cosas, alquilamos un camión y empezamos nuestro viaje a las dos de la mañana. En aquellos días el viaje tomaba doce horas. No es exactamente fácil el comenzar a trabajar en territorio nuevo, y en éste más del 50 por ciento de la población eran nativos indios. Colocamos muchos libros. De hecho, el grupo de seis colocó unos 2.000 libros en las manos de la gente en las primeras seis semanas en este territorio virgen, donde no edificábamos sobre el fundamento que otro hubiera colocado. Pronto alquilamos un cuartito debajo del hogar misional y comenzamos las reuniones.”
El grupo de Quezaltenango también trabajaba en los pueblecitos de las tierras altas. Llegando hasta la llanura del litoral del Pacífico, predicaban en Coatepeque, Retalhuleu y Mazatenango. Además, visitaban a los grupos de San Antonio, Nuevo San Carlos y Tiquisate para pronunciar discursos públicos y fortalecer a los compañeros de creencia allí.
Durante 1949 se alcanzó un máximo de 218 publicadores y la concurrencia al Memorial ascendió a 301. En diciembre el hermano Knorr y el hermano Robert Morgan visitaron la sucursal, y 425 personas escucharon el discurso público en una asamblea que se celebró en aquel tiempo. Se hicieron mayores esfuerzos por pronunciar discursos públicos en la capital y en los pueblos de todo el país durante 1950. Muchas veces, en teatros alquilados, 250 personas o más escuchaban en una misma ocasión los discursos que pronunciaban los hermanos misioneros. Durante el mismo año los diecisiete misioneros que entonces estaban asignados a Guatemala fueron a la asamblea internacional en la ciudad de Nueva York. Estuvieron presentes allí también seis nativos guatemaltecos, que de ese modo saborearon por primera vez el aspecto internacional de la organización. Mientras tanto, Oscar Custodio atendía la obra y el hogar misional en Quezaltenango y Manuel Monterroso atendía la oficina sucursal y asuntos de congregación en Ciudad de Guatemala.
Manuel Monterroso fue una de las primeras personas con quienes estudió la Biblia en Guatemala el misionero Taze Peterson. “Yo nací católico y esperaba morir católico,” dijo Monterroso. “La razón por la cual quise estudiar fue para mejorar mi inglés, y, si aprendía algo acerca de la Biblia mientras lo hacía, pues eso estaría bien también.” No hay que decir que sí ‘aprendió algo acerca de la Biblia.’ De hecho, fue el primer guatemalteco que asistió a la Escuela de Galaad, regresando después de su graduación en el Estadio Yanqui en 1953 para ser el primer superintendente de circuito guatemalteco, desde 1953 hasta 1958.
Durante la ausencia de los misioneros en 1950, Jorge Alfaro, cuyo hermano había estudiado una vez la verdad, decidió investigar la obra de los testigos de Jehová. Vino al Salón del Reino donde estaba la oficina sucursal, y, para sorpresa de él, un ex-condiscípulo, Manuel Monterroso, conducía el estudio de La Atalaya. Después de la reunión tuvieron una conversación larga que llevó al establecimiento de un estudio bíblico. Jorge Alfaro progresó rápidamente. En 1951 se bautizó y entró en las filas de los precursores regulares. Un año más tarde, en octubre de 1952, él y Oscar Custodio llegaron a ser los primeros precursores especiales guatemaltecos.
El hermano Alfaro considera un privilegio haber estado asociado con excelentes misioneros como Robert DeYoung y el hermano Bivens. Dice: “Tuvimos que enfrentarnos a muchos problemas. Yo tuve que caminar muchísimo, atravesando ríos, a veces a caballo, resistiendo la furia de líderes religiosos hostiles en zonas aisladas. A veces comíamos nuestras comidas bajo los árboles y hasta dormíamos dondequiera que podíamos encontrar un lugar donde acostarnos. Sin embargo, a pesar de todas estas cosas el espíritu de Jehová siempre resultó una fortaleza para mí, junto con muchas bendiciones.” Hoy el hermano Alfaro rebosa
de gozo porque su hijo mayor lo acompaña en el servicio de tiempo cabal.A fines del año de servicio de 1950 había seis congregaciones en Guatemala. Un acontecimiento memorable de 1951 fue la asamblea de circuito que se celebró en Quezaltenango, a la cual dos autobuses transportaron Testigos desde la capital. Después de dos años de trabajo por los misioneros, una congregación florecía en Quezaltenango. En cuanto a la obra que se hizo entre los indios que vivían en esta localidad y sus alrededores, la hermana Hibshman dice: “Estábamos logrando que unos cuantos indios nativos se interesaran en la obra. Es difícil comunicarse con ellos, pues están muy arraigados en sus costumbres y religión, son muy sinceros, pero también apegados a su grupo. Una familia de dos hermanos y dos hermanas se declararon de parte de la verdad. Otro hombre y su esposa se bautizaron. Enseñamos a la esposa a leer y el hermano nos acompañaba en viajes de predicación a las aldeas. En cierta ocasión un indio borracho nos apedreó. Muchos no podían entender el español, solo sus dialectos indios. En total, testificamos a unas cincuenta aldeas indias en las tierras altas.”
En la capital una señora con la cual la misionera Ruby Campbell estudiaba pudo obtener permiso para un programa de radio en una emisora que se acababa de establecer en 1951. Por muchos años transmitimos tres veces por semana los programas de quince minutos “Cosas en que piensa la gente.” Muchos amos de casa nos dijeron que oían estas consideraciones de temas y les gustaban. Esto no solo sucedía en la capital, sino también en el interior del país.
En 1952 los misioneros de Zacapa comenzaron a trabajar en el pueblo cercano de Gualán. Allí se hicieron arreglos para pronunciar un discurso público en un edificio enfrente de la iglesia católica. El sacerdote primero trató de detener la conferencia por medio de repicar las campanas de la iglesia. Pero el discurso continuó. Entonces las luces se apagaron en el salón. Sin embargo, no hubo confusión, aunque había 300 personas presentes, y el discurso siguió sin interrupción, porque un hombre que estaba en la primera fila subió a la plataforma e iluminó las notas del orador con su linterna eléctrica.
También en 1952 la verdad penetró en las selvas de Petén, bien al norte. ¿Cómo? Un coreano de edad madura que vivía en Uaxactún, un campamento de chicle al cual solo se podía llegar por el aire, enfermó y fue llevado a la capital para recibir tratamiento. Mientras estaba en un hospital allí recibió el libro “La verdad os hará libres.” Al regresar a la selva comenzó a predicar, y hasta caminaba grandes distancias a otros campamentos aislados de chicle para hacerlo. Pronto se formó una congregación en Uaxactún, y este hombre, el hermano Kim, fue nombrado superintendente de ella. Más tarde los hermanos de aquel lugar construyeron un Salón del Reino, el mejor edificio en una aldea de unas sesenta chozas sin piso que tenían techo de paja.
CRECE EN FORTALEZA LA ORGANIZACIÓN
Fue durante este mismo año de 1952 que se hizo un esfuerzo intenso por establecer normas morales elevadas por medio de insistir en matrimonios legales para los testigos de Jehová aquí. Esto es muy diferente de la mayoría que viven juntos sin matrimonio legal y sin embargo disfrutan de buena reputación en sus religiones. En Nuevo San Carlos, por ejemplo, la organización de Jehová rechazó a algunos porque no quisieron limpiar su vida. Esto le demostró a la congregación entera lo serio de nuestro ministerio y la necesidad de mantener libre de oprobio el nombre de Jehová. El 16 de marzo de 1952 los del grupo que estaban moralmente limpios fueron bautizados. Entre éstos estuvieron Manuela Flores, su hijo Aureliano y Samuel Muzariegos. Esa insistencia en la moralidad bíblica colocó el fundamento para una organización de mayor fortaleza espiritual que también aumentaría en números bajo la aprobación y dirección divina. Realmente, los años del futuro habrían de traer evidencia de la bendición de Jehová sobre la obra del Reino en este país.
Después de la asamblea internacional de 1953, en la ciudad de Nueva York, la Sociedad envió más misioneros a Guatemala. Entre ellos estuvieron Arlene Kulp, Mabel White, Alma Parson, Ruth Dollin y Vivian Martin. El hermano Reast, y Paul y Dolores Hibshman fueron asignados a un nuevo hogar misional en Mazatenango. En noviembre de 1954 el hermano Sindrey y su esposa comenzaron la obra en el hogar de Antigua.
El año 1954 fue también un año de revolución y cambio político aquí. Una fuerza invasora cruzó la frontera no lejos de Zacapa y hubo incursiones aéreas diariamente en la capital. La hermana Parker describe aquellas semanas difíciles de este modo: “El siervo de la sucursal hizo arreglos para que un cuarto que tenía techo de concreto sirviera de refugio, con la ventana tapiada con cajas de libros. Teníamos en el cuarto diez sillas y agua potable. Por los anuncios de la radio cada mañana, el siervo de la sucursal decidía si era aconsejable salir de la casa o no y a qué hora todos deberíamos estar en casa.”
A fines de 1954 el hermano Knorr nos visitó de nuevo y pronunció discursos en teatros de Mazatenango, Quezaltenango y la capital. Durante la conferencia de Mazatenango una falla de la energía eléctrica al anochecer hizo que el sistema de altavoces fallara, pero el hermano Knorr terminó su discurso sin él. En Quezaltenango, el Teatro Municipal, que se había otorgado gratis, se llenó con más de 400 personas. En el auditorio estaba la esposa del líder presbiteriano Pablo Burgess, que una vez se había opuesto al hermano Flores y que había distribuido el tratado contra el “russelismo.”
Aunque el hermano Knorr voló a Mazatenango, el viaje desde allí no fue fácil. Continuando con los misioneros por automóvil sobre carreteras montañosas, estrechas, polvorientas y serpenteantes, el presidente de la Sociedad de nuevo mostró su deseo de estar “en la escena” de la expansión misional, hasta penetrando en el interior. Se le persuadió a cambiar su terno por indumentaria más apropiada que le prestaron los misioneros. De paso, durante este viaje un hermano que viajaba con el hermano Knorr fotografió unas escenas que más tarde se utilizaron en la película de la Sociedad “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo.” Entre éstas hubo una de David Hibshman conduciendo un estudio bíblico en medio de alrededores que mostraban maíz secándose en un techo y en el suelo. Otra escena captaba la belleza de las cataratas que se elevan a gran altura sobre el lago Atitlán.
En 1955 por primera vez la concurrencia al Memorial sobrepasó la marca de 1.000. Para 1957 muchos hermanos guatemaltecos servían de precursores especiales. Por consiguiente, se estaba llegando a más departamentos o estados con el mensaje del Reino, ocho nuevos en tan solo aquel año. Puesto que surgieron más grupos aislados, se formó un nuevo circuito, y por primera vez hubo dos en el país. Al fin de 1957 se estableció un hogar misional en Jutiapa, adonde llegó Brian Forbes, recientemente procedente de Galaad, para trabajar junto con el hermano Reast, que ya estaba allí. Así otro departamento más recibió el testimonio.
En el año 1957 llegó también a una culminación feliz una experiencia de la hermana Marjorie Munsterman. Entre los primeros estudios bíblicos que ella comenzó en 1946 hubo el de una señora que vivía con un militar. El estudio fue interrumpido muchas veces, puesto que la carrera de él a menudo hacía que estuvieran fuera de la capital por períodos extensos. No obstante, debido a la trágica muerte accidental de su hijo, aquella señora se puso de parte de la verdad. Su condición en cuanto al matrimonio fue legalizada y ella se bautizó. Desde 1959 un Salón del Reino (ahora usado por dos congregaciones grandes) ha ocupado la parte anterior de la casa de esta señora, la hermana Victoria de León, y por años ella ha servido de precursora.
Todos esperábamos ansiosamente la visita del hermano Henschel en febrero de 1958, pero nuestra solicitud de usar la gradería cubierta del hipódromo cercano al aeropuerto de la capital recibió como respuesta mucha tardanza en atenderla y finalmente un rechazo por razones no muy claras. La verdad se reveló cuando el ministro de agricultura declaró que ‘la religión estatal es católica.’ No obstante, cuando hicimos una nueva solicitud, se otorgó el permiso y celebramos una excelente asamblea, a la cual concurrieron 952 personas para el discurso público del hermano Henschel.
Arreglos especiales de viaje hicieron posible que más de noventa hermanos de Guatemala asistieran a la Asamblea Internacional
“Voluntad Divina” en 1958 en la ciudad de Nueva York. Jamás olvidarán la hospitalidad que les mostraron sus hermanos de los Estados Unidos. En esta asamblea se graduó de la Escuela de Galaad el segundo estudiante guatemalteco. En diciembre tuvimos nuestra propia asamblea nacional “Voluntad Divina.”Al abrirse un hogar misional en Panajachel en 1959, había testigos de Jehová predicando en los veintidós departamentos de Guatemala. Aquel año se celebró una asamblea de circuito en Quezaltenango, y por primera vez estuvieron presentes allí dos hermanos del grupo del remoto Gracias a Dios, cerca de la frontera mejicana. Para asistir habían viajado dos días a pie y doce horas por autobús. En noviembre hubo una concurrencia de 1.478 personas al discurso público de la Asamblea de Distrito “Ministros Despiertos” en la capital. De paso, en el lugar de asamblea se hicieron arreglos para que Testigos de fuera de la capital colocaran en el suelo sus petates para dormir, ahorrándoseles así a las familias gastos de hotel o pensión. Esos arreglos son parte de todas las asambleas nacionales aquí.
Mientras estuvo internado en un sanatorio de tuberculosis, el hermano Jerónimo Morales predicó con regularidad a pesar de las protestas de las monjas que trabajaban allí de enfermeras. Interesó a un hombre llamado Margarito Figueroa, y condujo un estudio con él. El hermano Figueroa se bautizó en 1959, y más tarde, al ser dado de alta, fue nombrado precursor especial, un privilegio del cual todavía disfruta. El hermano Morales mismo fue dado de alta del sanatorio y regresó a las filas de los precursores especiales. Hoy, con su esposa, sirve de superintendente de circuito en las tierras altas guatemaltecas.
Durante diciembre de 1960 predicaron por primera vez por toda Guatemala más de mil publicadores. En marzo de 1961 el hermano Knorr visitó de nuevo la capital. Para este tiempo había diez congregaciones en la ciudad.
A través de los años la necesidad de tener lugares de reunión más presentables ha hecho que muchas congregaciones construyan sus propios Salones del Reino. Sin duda usted recuerda que la primera congregación que tuvo su propio salón fue la pequeña congregación de Uaxactún en las selvas de Petén. Mazatenango construyó el segundo Salón del Reino edificado como propiedad de la congregación en 1960. Hoy, entre muchas otras, la congregación de El Rancho tiene su propio salón.
El año 1961 se destacó por entrenamiento especial en la Escuela del Ministerio del Reino para los superintendentes, precursores especiales y misioneros. Hubo una concurrencia de 2.663 personas al Memorial, y 2.000 estuvieron presentes para la asamblea de distrito de noviembre. El informe del año también mostró la
versatilidad de nuestros precursores especiales. Por ejemplo, un hermano colocaba la literatura en manos de los pobres trocando revistas por huevos, maíz, una botella de salsa de tomate o unas cuantas cajas de fósforos. En cierta ocasión cambió cinco libros por suficiente madera para construir una mesa y bancos para el Salón del Reino. Otras cosas que aceptó a cambio de literatura fueron: una escalera, un machete, un pollo, macetas de flores, un pizarrón para el Salón del Reino, una cinta para un reloj pulsera y una blusa para su esposa. Ese trueque no solo les permite a los precursores especiales continuar en sus asignaciones, sino que también ayuda a otros espiritualmente, lo cual es de mayor importancia.Durante noviembre de 1962 se celebró una asamblea nacional. Pero en el día final hubo un levantamiento militar dirigido contra la fuerza aérea, con cuarteles centrales directamente al otro lado del campo desde el salón que usábamos. El domingo por la mañana las autoridades militares les dijeron a los hermanos que la asamblea no podía continuar. Dijeron que había demasiado peligro y que los que habían venido para la asamblea deberían irse a casa. Pero un superintendente de circuito preguntó con prudencia si no sería mejor que todos permanecieran dentro del salón, puesto que afuera volaban las bombas y las balas. El oficial concordó y la pacífica asamblea continuó, mientras que afuera, a poca distancia, algunos espectadores de lo que sucedía fueron muertos. Para el mediodía la rebelión había sido sofocada. Por eso, al terminar la asamblea, los hermanos partieron en seguridad.
Cincuenta guatemaltecos asistieron a la asamblea de 1963 en el Rose Bowl de Pasadena, California. Durante noviembre hubo 2.824 personas presentes en la asamblea de distrito de este país. El año 1964 también fue memorable por sus asambleas, pues cada uno de los tres circuitos celebró su propia reunión, y más de 3.340 personas asistieron para ver la nueva película de la Sociedad.
El saludo de la bandera llegó a ser cuestión discutida por lo menos una vez aquí. En 1964 Samuel Cutforth, de San Antonio, fue arrestado y encarcelado cuando sus hijos (nietos de Fred Cutforth) rehusaron saludar la bandera. Tratando de ayudar, el superintendente de la sucursal y otro hermano pronto llegaron a Quezaltenango, adonde las autoridades habían llevado al hermano Cutforth. Allí descubrieron que el juez militar favorecía la verdad, porque había estudiado “Sea Dios Veraz” con un testigo de Jehová. Una llamada telefónica puso en libertad inmediatamente al hermano Cutforth, para gran regocijo de todos.
El hermano Milton Henschel visitó a Guatemala de nuevo en marzo de 1965, y también sirvió en la asamblea nacional que se celebró en los nuevos terrenos de feria industrial conocidos como Parque Centroamérica.
ASAMBLEA INTERNACIONAL DA ÍMPETU A LA OBRA
Como culminación del año 1966 vino la asamblea internacional del 7 al 11 de diciembre. De catorce diferentes países vinieron más de 500 delegados extranjeros. De seguro no olvidarán la cálida bienvenida que se les dio en el aeropuerto cuando hermanas misioneras y guatemaltecas fijaron ramilletes de flores en los hombros de las hermanas visitantes, mientras se tocaba música de marimba en el fondo. Tampoco olvidarán los visitantes las afectuosas sonrisas y los fuertes apretones de manos de sus compañeros de creencia guatemaltecos, que habían venido al lugar de la asamblea desde las montañas, cerros, valles y la playa. Un delegado de los Estados Unidos expresó lo que pensaba de esta manera: “El amor y la humildad de estos hermanos de pocos recursos ha hecho una impresión duradera en mí. El celo que tienen para Jehová en medio de su humilde condición me ha avergonzado. Seré mejor siervo cuando regrese a casa.” Otro delegado dijo: “Mi regocijo ha sido hablar con los hermanos nativos.” Cuando se le preguntó cómo podía ser eso, puesto que él no hablaba español, respondió: “No, pero nuestros corazones hablan el mismo idioma.”
Digno de recordarse, también, fue el programa de la asamblea en que presentaron discursos directores de la Sociedad Watch Tower, dramas bíblicos y mucha excelente instrucción espiritual. En la asamblea estuvieron Wesley y Martha Hampton y su hija de once años. El hermano Hampton y su esposa se habían graduado de la Escuela de Galaad en 1955, pero debido al embarazo de la hermana Hampton no pudieron aceptar una asignación a Guatemala, aunque sirvieron fielmente como precursores especiales hasta el nacimiento de una segunda criatura. Pero al oír el anuncio de la venidera asamblea guatemalteca, se resolvieron a venir y ver este país y a los hermanos con los cuales nunca habían tenido la oportunidad de trabajar. Su hija mayor, ahora de once años de edad, vino con ellos y se bautizó en esta notable asamblea.
Para los delegados a la asamblea la Sociedad preparó giras de lugares como el hermoso lago Atitlán y las ruinas mayas de Tikal, con sus templos antiguos que alcanzan la altura de edificios de veinte pisos de hoy día. En Tikal se oyó a los Testigos comparar estos templos mayas con los edificios religiosos de Egipto y Babilonia. En el museo de Antigua, centro del catolicismo romano del siglo dieciocho en la América Central, pudieron meditar acerca de la pobreza espiritual que reinó durante la Inquisición al contemplar los restos de los instrumentos de tortura. Los delegados que visitaron a Chichicastenango vieron todavía otro aspecto de la religión falsa, a los indios mayas y quichés de hoy día mezclando la adoración de antiguas deidades paganas con los “santos” del catolicismo. Tanto dentro de la iglesia como en los escalones de ésta los visitantes vieron la ejecución de extraños
ritos. A corta distancia del pueblo, en la cumbre de un cerro, un ídolo de siglos pasados, oscurecido por el humo, todavía es honrado con velas, hojas aciculares de pinos, oraciones y hasta sacrificios de sangre animal.Aquella asamblea internacional ha dado verdadero ímpetu a la obra, porque desde entonces hubo aumentos de muchas maneras. Se establecieron más grupos aislados y se asignaron más precursores especiales a trabajar en aldeas que hasta entonces no habían recibido atención. Se celebraron otras tres clases de la Escuela del Ministerio del Reino en 1967. El hermano Peterson fue uno de aquellos estudiantes y dice lo que pensó en estas palabras: “Doy gracias a Jehová por el privilegio de asociarme con estos hermanos de las congregaciones pequeñas y los grupos aislados, personas de educación seglar muy limitada que quizás no podrían explicar los puntos bíblicos más difíciles. No obstante, aprendí una lección en humildad que nunca puedo olvidar, estando con estos hermanos que han sido utilizados por Jehová para traer a la verdad y a la organización a muchas personas debido a su profunda sinceridad y firme convicción en cuanto a lo que creen.”
La concurrencia para el Memorial de 1968 fue de más de 5.000, más de 300 por ciento del máximo de publicadores del país. Llegaron otros cinco misioneros y se abrió un nuevo hogar misional en la sección de Jardines de Tikal de la capital. Además, al fin del año de servicio de 1968 se celebró una asamblea de distrito por primera vez fuera de la capital, en Quezaltenango. Muchos autobuses llenos de hermanos hicieron el viaje desde Ciudad de Guatemala. En esta asamblea se presentó el libro La verdad que lleva a vida eterna.
Durante 1968 el hermano DeYoung y su esposa regresaron a Guatemala después de servir por varios años en Honduras Británica. Por algunos meses el hermano DeYoung exhibió la más reciente película de la Sociedad, “Dios no puede mentir,” en muchos lugares aislados por toda Guatemala. La concurrencia a estas exhibiciones probó que no eran solo los hermanos los que apreciaban el claro mensaje de la película, sino también muchas personas que se interesaban en la verdad. En un pueblo un ministro protestante que estudiaba con los Testigos trajo a cincuenta miembros de su congregación a verla, a pesar de la protesta de algunos ancianos de la iglesia. Arriba en las montañas de San Marcos y su ciudad hermana de San Pedro, que tienen una población combinada de unas 15.000 personas, un total de 2.157 personas asistieron a las dos exhibiciones de la película.
OBRA DE CIRCUITO EFICAZ
Con frecuencia, los siervos de circuito de Guatemala sirven con un mínimo de comodidades y conveniencias, pues viajan en temporadas de lluvia y a través de calurosas zonas tropicales. Por ejemplo, Miguel Sáenz (nombrado en 1968) y su esposa una
vez viajaron por cuatro horas en un autobús desvencijado, entonces caminaron en lodo que les llegaba a las rodillas varios kilómetros durante una lluvia torrencial. Por supuesto, no había comodidades de cuarto de baño moderno y miles de mosquitos mantenían despierto a uno de noche. El día siguiente fue necesario hacer otra caminata de más de quince kilómetros en cada dirección para visitar a más hermanos. Pero el hermano Sáenz dice: “Agradezco este privilegio de servicio a nuestro Dios Todopoderoso en estos lugares porque los hermanos necesitan estímulo para trabajar duro a pesar de las inconveniencias.”Otro superintendente de circuito, el hermano Reast, aguantó dificultades para llegar a un pequeño grupito aislado que estaba muy adentro en el interior, pero pensaba que su presencia entre ellos tenía como resultado un intercambio de estímulo. También dijo: “Uno tendría que ver con sus propios ojos lo pobre que puede ser la gente. El estar con ellos unos cuantos días le ensancha el corazón a uno. Realmente disfrutarán de todo lo que Jehová nuestro Dios hará para ellos en el reino de mil años.”
Ahora los aumentos vienen tanto del interior como de la capital. Debido a que carreteras de las montañas por las cuales antes se viajaba con dificultad han sido reemplazadas por autopistas modernas, la mayor parte de Guatemala ha llegado a ser parte del “campo” que se alcanza con las buenas nuevas. La arteria de ferrocarril de este a oeste y la flota de aviones DC-3 de dos motores ya no son esenciales como lo eran en los primeros días de la expansión. Cintas de asfalto que se cruzan y entrecruzan en la república ahora llegan a veinte de las veintidós capitales departamentales, donde más de cien ministros que sirven de precursores especiales rinden servicio a congregaciones crecientes o están comenzando la obra en pueblos que por mucho tiempo estuvieron aislados.
SIRVIENDO DONDE HAY MAYOR NECESIDAD DE AYUDA
La llamada de la Sociedad en 1968 para que se ‘bajaran las redes’ en ‘aguas’ más productivas resultó en que la oficina sucursal recibiera más de 400 cartas de investigación de parte de hermanos de los Estados Unidos, el Canadá y otros países que estaban interesados en servir donde había mayor necesidad de ayuda. Dentro de los siguientes dos años muchos arreglaron sus asuntos y vendieron hogares, negocios y posesiones, librándose para aceptar la llamada a predicar en países extranjeros.
Ha significado mucho tanto para los hermanos guatemaltecos como para los misioneros el ver a estas personas dispuestas que han renunciado a muchas cosas para servir donde hay más necesidad de ayuda. Aunque algunos han venido y se han ido rápidamente, otros han hecho buen trabajo por un año o año y medio antes de tener que regresar a sus hogares anteriores. Por supuesto, los que permanecen están haciéndose rápidamente una parte
integrante del pueblo de Jehová aquí. Algunos han venido aquí con experiencia pasada en campos misionales, pero muchos más que no asistieron a la Escuela de Galaad ni sirvieron de misioneros tienen el espíritu del misionero. Y no han sido siempre los que han tenido los recursos financieros ni la salud para hacerlo los que han penetrado en zonas aisladas donde grupos pequeños necesitaban ayuda y secciones enteras de territorio no han sido trabajados con regularidad. Lugares como Quezaltenango, Chimaltenango, Huehuetenango, El Rancho, Puerto Barrios y Livingston, que tiempo atrás eran solo puntos en el mapa, han llegado a ser el hogar de estos hermanos y hermanas de otros países.CONTINÚAN LAS BENDICIONES
Especialmente en los últimos años han abundado las bendiciones de Jehová. (Pro. 10:22) Imagínese a casi mil personas bautizarse durante los últimos tres años. El esfuerzo unido de los cristianos guatemaltecos nativos y de los que han venido de otros países ha resultado en un buen testimonio por todo este país. Por ejemplo, en tres años se colocaron más de 130.000 libros, y al mismo tiempo los publicadores de congregación tienen un promedio de mucho más de once horas cada uno en el ministerio del campo cada mes. En agosto de 1972 el nuevo máximo de alabadores de Jehová, es decir, 3.004, representó un aumento de 24 por ciento sobre el promedio del año anterior. También fue emocionante para nosotros la concurrencia de más de 8.700 personas al Memorial el 29 de marzo de 1972.
No solo continúan la paz y la unidad con el nuevo arreglo de organización para la superintendencia de las congregaciones por medio de “hombres de mayor edad” nombrados, sino que confiamos en que Jehová continuará haciendo que las ‘cosas deseables entren’ mientras él sigue ‘meciendo las naciones.’—Ageo 2:7.