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Birmania

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Birmania es una tierra lozana y pintoresca. Se extiende por unos 2.100 kilómetros de norte a sur, desde las elevadas montañas del Tibet hasta las aguas tropicales del océano Índico. De oeste a este, se extiende por 925 kilómetros desde la frontera de Bangladesh hasta el río Mekong que separa a Birmania de Laos.

Montañas que se juntan en forma de herradura forman fuertes fronteras naturales con Bangladesh y la India en el noroeste, con Tibet en el norte, con China en el nordeste, y con Laos y Tailandia en el este y sudeste. El área total de Birmania es de 678.030 kilómetros cuadrados. Por eso, es casi tan grande como una combinación de Inglaterra y Francia.

La exclamación del salmista citada a continuación parece muy apropiada aquí en Birmania: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones.” (Sal. 104:24) En el extremo norte, el pico Hkakabo Razi, el más alto de Birmania, levanta su cumbre coronada de nieve 5.887 metros sobre el nivel del mar. Tres macizos o sistemas montañosos —el Yoma Occidental (o Arakán), el Pegu (Pegú) Yoma y la meseta de Shan— separan a tres valles fluviales paralelos, el Irauadi, el Sitang y el Saluen (Salween).

HISTORIA Y RELIGIONES

Las crónicas birmanas empiezan con la fundación de Tagaung, en las porciones superiores del Irauadi, en 850 a. de la E.C., pero la historia temprana de Birmania es oscura. Las razas indígenas del país son de tipo mongol, del cual han venido tres ramas principales, la tibeto-birmana, la mon-khmer y la taichina. La entrada de birmanos en esta soleada tierra meridional siguió a la de un grupo anterior, el de los mons, quienes abrieron originalmente el camino, se establecieron cerca del mar y lograron una cultura de alto calibre. Los tai vinieron en la última de las grandes migraciones, desde Yunnan, en el siglo trece. En el siglo nueve E.C. los birmanos propiamente dichos se establecieron en la zona seca de Birmania central, y allí están los lugares que ocuparon sus capitales antiguas... Pagan, Ava, Amarapura y Mandalay.

Las partes altas de Birmania, con su difícil topografía y poca facilidad de comunicación, dividieron a las razas principales en numerosas tribus con lenguas distintivas. Por consiguiente, más de 100 diferentes pueblos montañeses, todos nacionales birmanos, viven en los estados de Kachin, Kayah, Kawthule, Shan y Chin. Esto deja grandes concentraciones de la población en la zona del delta y la zona seca.

En cuanto a religión, los birmanos propiamente dichos, los mons y los shans son predominantemente budistas. Pero la mayoría de los chins, kachins y karenos son cristianos nominales. Y entre ellos hay también algunos animistas.

Birmania carece de buenas conexiones por tierra con el exterior. El viajar por la carretera de Birmania, que está al este y conecta a Birmania con China, es muy difícil y peligroso. La carretera de Tamu, al oeste, que conecta a Birmania con la India, es otra ruta difícil. Solo contrabandistas de mercancías usan estas carreteras actualmente. Por eso, Birmania depende del tránsito marítimo y de las líneas aéreas.

LAS “BUENAS NUEVAS” LLEGAN A BIRMANIA

Sin embargo, el mensaje del reino de Dios ha penetrado en Birmania de varias maneras. Ahora se ha extendido a todo rincón del país.

Fue en 1914 que la chispa de la verdad bíblica empezó a encender el interés birmano en el reino de Dios. En aquel año dos repartidores de literatura bíblica, Hendry Carmichael y otro hermano, llegaron a Birmania desde Madrás, India. En la ciudad capital, Rangún, colocaron en manos de la gente algunos de los libros y tratados escritos por C. T. Russell, el primer presidente de la Sociedad Watch Tower. Entre los que tomaron la literatura, dos personas mostraron interés extraordinario. En poco tiempo estuvieron absortos en la lectura de las publicaciones de la Watch Tower. Se les hizo fácil ver la verdad explicada en lenguaje claro, y no les tomó mucho tiempo el separarse de la cristiandad.

En aquellos días no se daba entrenamiento a las personas que empezaban a interesarse en la verdad para que testificaran. Por eso los nuevos hermanos, Bertram Oscar Marcelline y Vernon French, no tenían ayuda de nadie. Testificaban solo de manera informal cuando sus amigos los visitaban.

ESFORZÁNDOSE POR MANTENER LA NEUTRALIDAD

A principios de 1918 el gobierno británico en Birmania ordenó que toda persona se registrara para el servicio militar. Obedeciendo la ley, el hermano Marcelline puso su nombre en el registro, pero señaló claramente que era objetor de conciencia y no podía participar en guerras. Entonces, ¿qué pasó? El hermano Marcelline recuerda esto: “Me llevaron al cuartel general del ejército y después me permitieron regresar a mi trabajo. Pero me dijeron que me presentara ante un tribunal militar para recibir órdenes. Eso hice, pero el tribunal dijo que yo no era ‘ministro ordenado’ y por eso no me podían eximir del servicio militar. Enviaron mi caso a la corte judicial para que me juzgaran allí. . . . Delante del magistrado, traté de probar que como cristiano yo era neutral y no podía unirme a un lado ni otro de contendientes. Todo fue en vano. Sostuvieron la decisión del tribunal, pero añadieron que se me debería dar algún trabajo de no combatiente. Me enviaron de nuevo a mi trabajo seglar y me dijeron que esperara órdenes en el futuro.”—Juan 17:16.

En marzo de 1918, mientras el hermano Marcelline estaba en Maymyo, un lugar de veraneo del gobierno, las autoridades militares solicitaron que él participara en entrenamiento militar y portara armas. Él se entrenó, pero sin portar armas. Por negarse persistentemente a entrenarse con armas, lo arrestaron y lo sometieron a trabajo forzoso, como el de partir piedras y construir carreteras junto con otros prisioneros. Cada día dos guardas armados llevaban al hermano Marcelline para que se le celebrara consejo de guerra, pero siempre lo devolvían a su celda. Por fin, después de un mes, lo pusieron en libertad.

DANDO EXPANSIÓN AL TESTIMONIO

Desde 1914 hasta 1927 se hizo muy poca predicación aquí, excepto testificación incidental. Sin embargo, los hermanos French, Clay, Wooten y F. Trutwein y algunas personas interesadas en la verdad se reunían en la casa del hermano Marcelline. Él nos dice: “Acostumbrábamos empezar la reunión con oración y entonces leer The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence [ahora en español La Atalaya], hacer preguntas y dar comentarios. Entonces cantábamos un himno o más y terminábamos la reunión con oración. Asistían de 18 a 20 personas.”

En 1926 la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania abrió una nueva sucursal en Bombay, India. Ésta supervisaba la obra del Reino en la India, Afganistán, Birmania, Ceilán y Persia. Al principio, solo hubo intercambio de correspondencia entre la sucursal y el grupito del pueblo de Dios en Rangún, Birmania.

Sin embargo, en 1928 la sucursal de Bombay envió a George A. Wright a Birmania. Hasta entonces, nuestra obra se había limitado a solamente la ciudad de Rangún. Pero cuando el hermano Wright vino a Birmania, hizo un extenso recorrido del país por unos cinco meses, y distribuyó los libros de la Sociedad El Arpa de Dios y Liberación, y tomos de Estudios de las Escrituras. No hay duda de que de este modo se sembró la semilla de la verdad. Además, el hermano Wright se comunicó con las personas que habían mostrado interés anteriormente. De modo que no fue sino hasta 1928 que fue posible intentar seriamente el dar expansión a la obra del Reino en Birmania.

REPARTIDORES CELOSOS AYUDAN

En 1930 la sucursal de Bombay envió a Birmania dos repartidores celosos, Claude Goodman y Ronald Tippin, después que éstos completaron su trabajo asignado en Ceilán. El hermano Goodman dice lo siguiente acerca del viaje de ellos desde Ceilán y sus esfuerzos en Birmania:

“En estas aguas es cosa común el que los nativos viajen en pasaje ‘de cubierta.’ Esto significa llevar uno su colchón enrollado y extenderlo sobre una sección asignada en la cubierta, y eso se convierte en la cabina de uno durante todo el viaje. Ron y yo conseguimos un pasaje de cubierta en una de las líneas más exclusivas entre Inglaterra y Birmania . . . Bien recuerdo haber estado acostado sobre un colchón de poco más de un centímetro de espesor, y que me deslicé hacia arriba y hacia abajo sobre él según el movimiento del barco hasta que me pareció que los puntos en los cuales mi cuerpo tocaba el colchón estaban en carne viva. Recuerdo, también, al oficial inglés que con desprecio nos acusó de ‘causar daño al prestigio británico’ por viajar al estilo de pasaje de cubierta junto con los nativos. Pero aquello no nos causó ninguna impresión, de modo que así llegamos a Rangún.

“Se nos había dado la dirección de un tal hermano Marcelline, quien, junto con los hermanos French, Clay, Trutwein y Wooten, eran en aquel tiempo las únicas personas que se interesaban en la verdad bíblica en Birmania. Corría el mes de junio de 1930. Aquí, como en Ceilán, no se estaba efectuando ninguna testificación organizada. Nosotros empezamos a estimular a estos hermanos a acompañarnos los domingos por la mañana, y gradualmente respondieron. Recuerdo que uno de estos hermanos preguntó si acaso él podía efectuar la testificación por poder o encomienda por medio de darnos ayuda financiera a nosotros los precursores, y recuerdo la respuesta que dio Ron: ‘De acuerdo, sí, si desea entrar en el nuevo mundo por poder también.’

“Ron y yo repetimos una práctica que habíamos desarrollado en Ceilán; fuimos a otros lugares desde Rangún. Los lugares que visitamos fueron Pegú (Pegu), Toungoo Pyinmana, Mandalay, Maymyo, Hsipaw, Lashio (Lachio), Shwebo (Schuebo), Mogok, Bhamo, Myitkyina, Magwe, Bassein, Moulmein, Akyab y otros.”

HALLARON LA VERDAD

He aquí un incidente interesante. En su testificación de casa en casa, en Kemmendine, Rangún, el hermano Tippin conoció a un jefe de estación de ferrocarril, el Sr. Sydney Coote, y dejó en sus manos un juego de 10 libros. La hija mayor del señor Coote recuerda lo siguiente:

“Aquella misma noche papá leyó partes del Arpa de Dios y aquella misma noche le dijo a mi madre que había encontrado la verdad. En pocos días se dio cuenta de que esto era precisamente lo que había estado buscando durante toda su vida. Recordaba que cuando era muchacho, a los 14 años, le había pedido a su pastor que le explicara la Trinidad. La respuesta de éste a mi padre fue: ‘Vete, hijito. Tú eres demasiado joven para estar pensando en esas cosas.’ Mi padre hizo precisamente lo que se le dijo, pero la doctrina de la Trinidad siguió causándole perplejidad. Cuando leyó las publicaciones de la Watch Tower, al fin se le resolvió el problema. No tardó mucho tiempo en separarse por completo de su iglesia, sin dificultad alguna, pues los de ella probablemente se alegraron de librarse de alguien que siempre les estaba haciendo preguntas bíblicas que no podían contestar y no contestaban. No pasó mucho tiempo antes de que mi madre reconociera la verdad. Por eso, hoy agradezco mucho a Jehová Dios que tanto mi padre como mi madre llegaron a ser testigos de Jehová y criaron a sus cuatro hijos de modo que amáramos y sirviéramos a Dios.”

En aquel tiempo no había ningún libro como “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” Pero por su propia cuenta el hermano Coote hizo uno que se le parecía. Lo llamó “¿Dónde está?” Había hecho una lista de todas las doctrinas, y cuando llegaba a un texto bíblico que pensaba que podía usar, lo anotaba bajo el encabezamiento apropiado en su libro.

Después el hermano Coote escribió a la sucursal de la Sociedad en la India y preguntó si había otros Testigos en Birmania. Recibió una lista con unos cuantos nombres y direcciones. Al recibirla, escribió a cada persona alistada y la invitó a venir a pasar un día con él, pues tenía grandes deseos de averiguar cómo se estaba efectuando la predicación. Unos cinco o seis hermanos lo visitaron y tuvieron una pequeña reunión. Aunque en aquel tiempo no se efectuaba ninguna testificación de casa en casa en Birmania, el hermano Coote escribió a todos sus parientes y les envió nuestra literatura.

La hermana del hermano Coote, la señora Daisy D’Souza, católica romana, recibió de él el folleto El Reino, la esperanza del mundo, y lo “devoró” con hambre espiritual. Le escribió a su hermano solicitando más libros y una Biblia. En poco tiempo le llegó un gran paquete de literatura. Ella leyó las publicaciones desde la primera página hasta la última, un libro tras otro, y para hacerlo se quedó despierta hasta las tempranas horas de la mañana. ¡Aquí estaba lo que buscaba! ¡Había hallado la verdad! La señora D’Souza empezó a salir sola de casa en casa. También envió a sus hijos a visitar a sus vecinos con los folletos. Su esposo notó todo esto. Aunque al principio se opuso terriblemente, empezó a pensar: “¿Qué la hace leer esos libros hasta las 2 de la mañana? Tiene que haber algo en ellos.” Él era administrador de un local de venta de refrescos de una compañía de trenes y solía terminar su trabajo como a las 11:30 de la noche. Cierta noche le dijo a su esposa: “Lo que estás leyendo tiene que ser muy interesante cuando te mantienes despierta hasta tan tarde. ¿Por qué no me lo lees a mí?” La hermana D’Souza no necesitó que se le repitiera la invitación. Después de eso, siguió leyéndole noche tras noche. Poco tiempo después ambos se separaron de la Iglesia Católica.

Algún tiempo después el párroco los visitó y trató de hacer que volvieran a la Iglesia. Pero para este tiempo la hermana D’Souza estaba bien armada con la “espada del espíritu.” (Efe. 6:17) Por eso, usando la Biblia católica romana, le probó cuán equivocadas estaban las doctrinas de la Iglesia Católica. El sacerdote dijo: “Yo sé que no existe tal lugar como el infierno o el purgatorio. Pero si no enseño esas doctrinas a la gente, ¿cómo voy a hacer que vengan a la iglesia?”

“Si usted es un hombre honrado y cristiano, le enseñará a la gente la verdad acerca de Dios y no lo presentará a la gente como una persona cruel,” respondió la hermana D’Souza. Al oír aquello, el clérigo se levantó apresuradamente y salió a grandes trancos de la habitación. Al partir, dijo: “Después de haberle estado diciendo estas cosas a la gente por años, ¿cómo se puede esperar que les diga algo diferente ahora?”

“Si usted fuera un verdadero cristiano, ciertamente haría eso,” replicó la hermana D’Souza. Finalmente, él le advirtió que no se metiera con su grey.

Cierto domingo por la mañana este cura recogió todas las publicaciones de la Watch Tower que pudo obtener de su grey, junto con algunos libros que había tomado prestados del hermano D’Souza, e hizo una hoguera enfrente de su iglesia. Pero esto no desanimó a la familia D’Souza; ellos continuaron esparciendo la Palabra de Dios.

RECORRIENDO A BIRMANIA CON EL MENSAJE DEL REINO

Mientras tanto, los hermanos Goodman y Tippin siguieron recorriendo a Birmania y colocando literatura y difundiendo las buenas nuevas del reino de Dios. Oiga una de las experiencias que tuvo el hermano Goodman en sus recorridos:

“Se nos informó que un suscriptor de la Watch Tower se había mudado a la zona de las minas de plata y plomo de Namtu (en los estados Shan del norte). La única manera de llegar a aquel lugar era en el tren de una compañía desde un pueblo cercano. Escribí pidiendo permiso para usar el tren y se me negó, con la declaración de que no se nos deseaba allí. Pero en aquellos días nosotros no aceptábamos fácilmente un No como respuesta. Por eso, cuando llegué a Lashio, investigué y descubrí que había un camino por la selva desde Lashio a Namtu, y que un conductor de taxímetro estaba dispuesto a hacer el viaje. Por eso, el día siguiente metí muchas cajas de libros en su vehículo y partimos.

“Namtu era un pueblo de montaña adentro donde se efectuaba fundición de metales; el mineral metálico se llevaba allí desde la mina que estaba a varios kilómetros de distancia. Me alojé en el establecimiento gubernamental donde los viajeros podían descansar y desde allí ‘trabajé’ el pueblo. Coloqué en manos de la gente mucha literatura. Por fin, terminé el pueblo, pero todavía no me había puesto en comunicación con el suscriptor que vivía en Bawdwin, donde estaba la mina principal. Tampoco había manera de llegar allí si no era por el ferrocarril de la compañía. Por eso, decidí presentar mi caso al director y administrador mismo después de testificarle.

“Obviamente él no sabía nada de que se me hubiera negado la entrada. Este hombre era un corpulento australiano y, cuando francamente le conté mi historia (todavía veo como le brillaron los ojos cuando le dije que había venido por el camino de la selva), prontamente dejó a los huéspedes a quienes estaba atendiendo y me llevó en su automóvil a la oficina de las minas. Allí me presentó a su secretario privado, un católico romano, y el que había sido responsable de que se me hubiera negado la entrada. Todavía puedo ver su expresión de estupor cuando oyó mi nombre. Recibió estas instrucciones: ‘Quiero que tenga al Sr. Goodman como huésped de la compañía. Él puede ir adondequiera que desee, y usted debe poner a su disposición un tren especial y suministrarle alojamiento y comidas mientras esté en los terrenos de la compañía.’ De modo que se me llamó ‘señor’ y se me preguntó cuándo quería mi tren especial y cuánto tiempo deseaba permanecer en cada lugar... y todo esto lo hizo el hombre que había tratado de evitar que el mensaje llegara a la gente.”

Para aproximadamente enero de 1931 los hermanos habían trabajado o abarcado con el testimonio a Birmania hasta cierto grado y estaban listos para seguir adelante a Singapur. Ronald Tippin siguió adelante, pero Claude Goodman viajó por vapor costanero para poder trabajar en Tavoy y Mergui mientras se dirigía hacia el sur.

EL TRABAJO DE OTROS

Ewart Francis, quien vino de la India en 1933, continuó la obra preliminar que habían hecho los Testigos George Wright, Claude Goodman y Ronald Tippin. Para entonces nuestra obra iba alcanzando buena organización en Rangún, Martabán y Mandalay. Sin embargo, el hermano Francis fue llamado de nuevo a la India y reemplazado en 1934 por Randall Hopley y Clarence Taylor. En aquel tiempo el hermano Hopley tenía grabaciones de las conferencias del hermano J. F. Rutherford, y éstas hasta fueron transmitidas por algunas semanas a través de la radioemisora local. Para satisfacer la necesidad de literatura en birmano, en 1934 se tradujeron e imprimieron los folletos El Reino, la esperanza del mundo y Escape al Reino. Después vendrían otras publicaciones en birmano y kareno.

El Testigo Hopley concentró originalmente sus esfuerzos en la ciudad de Rangún. Mientras testificaba en una calle allí, dejó alguna literatura en manos de un joven griego que trabajaba en un restaurante. Este hombre captó rápidamente la verdad bíblica y quiso saber más. Por eso, escribió a la sucursal de Bombay y pidió algunos libros. Al mismo tiempo, declaró en su carta: “¿Por qué no envían a alguien para que predique este buen mensaje a la gente aquí? Hasta donde sé, en este lugar soy el único que sabe de él.” Inmediatamente la sucursal escribió a la Congregación de Rangún y pidió que alguien visitara al joven griego. La asociación con los hermanos hizo que este joven griego, Basil Tsatos, llegara a ser cristiano firme. Con el transcurso del tiempo llegó a servir de siervo de congregación (superintendente presidente) en la Congregación de Rangún.

En los años 1935 y 1936 los hermanos concentraron sus esfuerzos en los karenos, anglobirmanos y angloindios, porque éstos parecían responder con mayor prontitud al mensaje del reino de Dios. Debe mencionarse que la mayoría de los karenos son miembros de las sectas de la cristiandad. Mientras Clarence Taylor trabajaba en Pyinmana, Randall Hopley concentró sus esfuerzos en Mandalay y otros pueblos del norte. Para este tiempo el mensaje iba penetrando hacia Birmania septentrional.

De paso, Birmania era entonces una provincia bajo el gobierno de la India; no se le trataba como país aparte. Por eso, todas las cifras del servicio del campo formaron parte del informe de la India hasta 1937, y no hay registro disponible que indique cuántos Testigos birmanos informaban servicio en aquellos años.

CAMBIO EN LA SUPERVISIÓN DE LA SUCURSAL

En 1938 se efectuó un cambio en la supervisión de la actividad de predicar el Reino en Birmania. Hasta principios de aquel año, la sucursal de la Sociedad Watch Tower en la India supervisaba la obra en Birmania. Entonces esta responsabilidad fue pasada a la sucursal australiana. Por eso, en 1938 los precursores que habían venido de la India regresaron a aquel país, y precursores de Australia se encargaron de ‘regar’ las semillas que se habían sembrado aquí. A medida que estos hermanos y los publicadores del Reino de Birmania desempeñaron fielmente su labor, Dios dio el aumento.—1 Cor. 3:6.

Por corto tiempo el hermano S. Keltie atendió la actividad del Reino en Birmania. Pero tuvo que volver a Australia. Debido a eso, Frank Dewar atendió la obra aquí desde marzo hasta julio de 1938.

LLEGAN NUEVOS PRECURSORES

Al fin del año de servicio de 1938 había 25 publicadores de congregación informando en las tres congregaciones de Birmania. Mientras tanto, Hector Oates y Fred Paton, de Australia, llegaron a Rangún para atender la obra.

El centro de Rangún está nítidamente organizado en calles paralelas y manzanas residenciales rectangulares, y las calles principales y secundarias y hasta los callejones están sistemáticamente identificados por nombre y número. Hacia el borde oriental de la ciudad está la gran manzana de edificios gubernamentales que recibe el nombre de Secretariado. Alrededor de estos edificios hay calles bien pavimentadas con árboles bien cuidados a cada lado. En Rangún hay largas filas de edificios de apartamientos similares, de cuatro pisos, que están situados lado a lado, de una calle a la otra, sin espacio entre ellos. En los años treinta, el sistema de transportación de Rangún consistía en tranvías, autobuses, rickshaws y coches tirados por un solo caballo.

En preparación para la llegada de Fred y Hector, Frank Dewar había alquilado una habitación que daba hacia el Secretariado en la calle Dalhousie, en Rangún. Los nuevos precursores habían traído una máquina de transcripción, un álbum de grabaciones musicales, y discursos grabados por J. F. Rutherford, quien entonces era el presidente de la Sociedad Watch Tower. Tan pronto como los precursores llegaron, colocaron la máquina en el balconcito de afuera, con el altavoz dirigido hacia el Secretariado. Tocaron música de orquesta, y en pocos segundos empezaron a asomarse cabezas por las muchas ventanas de cada piso. Entonces Fred Paton tocó uno de los discursos cortos grabados por el hermano Rutherford. En éste se presentaban algunos hechos francos y duros acerca de este viejo sistema y el nuevo sistema que Dios ha prometido. Una gran cantidad de empleados del Secretariado eran bautistas. Muchos otros eran católicos romanos, y la gran catedral católica de Santa María estaba al otro extremo del Secretariado. Por eso, ¡imagínese la sorpresa que causó el mensaje!

Con el tiempo, Frank Dewar salió de Birmania y se ubicó en Singapur. Él recuerda esto: “El 14 de julio de 1938 me renovaron el pasaporte en Rangún, y poco después de eso me despedí de Fred y Hector y viajé por vía férrea y carretera por la costa de Birmania hacia abajo, además de viajar en siete transbordadores entre Tavoy y Mergui. Trabajé con el mensaje del Reino aquellos pueblos, así como lugares más pequeños. Desde Mergui viajé en vapor por pasaje de cubierta a Victoria Point (ahora Kawthaung), el pequeño puesto oficial británico en la punta más meridional de Birmania. Después de pasar una noche en la casita dak (una cabaña pequeña que se mantenía en la mayoría de los pueblos por todo el viejo Imperio de la India para la conveniencia de los funcionarios que viajaban), di una rupia a un hombre que conducía un sampán para que me ayudara a cruzar con mi equipaje la boca del río Pakchan hasta la bahía que entraba en Pinang.”

ESPARCIENDO LAS “BUENAS NUEVAS”

Mientras tanto, el mensaje del Reino iba penetrando no solo en los muchos pueblos de Birmania, sino también en el corazón de las personas que por su actitud eran mansas como ovejas. Por ejemplo, en este tiempo Ruby Goff y sus hijos aceptaron la verdad. Para la hermana Goff un mínimo de servicio no era satisfactorio. Por eso, ella y su hijo, Desmond, entraron en las filas de los precursores. Fueron los primeros publicadores locales que emprendieron el servicio de precursor.

Los precursores testificaron en Pegú, Nyaunglebin, Toungoo, Letpadan, Tharrauaddi, Prome y otros lugares con el automóvil de la Sociedad y un carromato grande con altavoz. Ellos solían estacionarse en la zona del mercado y empezar a tocar música por un rato y entonces tocar uno de los discursos del hermano Rutherford. Centenares de personas que estaban en el mercado oían el mensaje y, por supuesto, la mayoría no le prestaba atención. Sin embargo, en casi todo caso se presentaban personas que querían literatura.

La hermana Goff trabajó como territorio suyo a Insein, un pueblo a 16 kilómetros de Rangún. En Insein hay una gran colonia de bautistas karenos (quienes hasta este mismo día tienen un seminario teológico allí), y a éstos no les cayó bien el mensaje que la hermana Goff les llevó. Fue tarde cierta noche después de haber sido mal recibida durante todo el día, que ella oró en silencio: “Jehová, por favor, déjame hallar aunque sea una sola oveja antes de irme a casa.” En la misma siguiente casa la hermana Goff encontró a una señora humilde, Daw Hmwe Kyaing, una bautista karena. Ella aceptó una Biblia de la hermana Goff y le pidió que volviera el sábado por la tarde, cuando sus hijas estarían en casa. Aquella noche la señora dijo a sus dos hijas que ella creía que la hermana Ruby Goff estaba algo trastornada, porque seguía condenando a todas las demás religiones.

La hermana Goff hizo la revisita y comenzó un estudio bíblico con Daw Hmwe Kyaing y sus hijas, Ma Chu May (ahora Daisy Ba Aye) y Ma Hnin May (ahora Lily Dewar). En poco tiempo las tres vieron que este mensaje era la verdad. Más tarde, las hijas se hicieron muy valiosas en nuestra obra de traducción. Ma Hnin May participó junto con la hermana Goff en la actividad de casa en casa y así llegó a ser la primera Testigo entre los karenos.

Cierto día, cuando la hermana Goff testificaba en la estación del ferrocarril de Thamaing, detuvo a un joven para hablarle. Él había estado viviendo la mayor parte de su vida como vago: entraba ilegalmente en los países, robaba joyas, se unía a los circos, participaba en encuentros de boxeo, y así por el estilo, sin hallar satisfacción en la vida. Puesto que este joven no pudo contribuir por la literatura, la hermana le regaló bondadosamente un folleto y le suministró la dirección del Salón del Reino local. Aquello fue el punto de viraje en la vida de él. Mientras viajaba en tren, leyó el folleto, y para cuando llegó a la estación de Rangún había llegado a la conclusión de que había hallado la verdad.

El mismo día siguiente este joven, Cyril Gay, visitó a los Testigos y les hizo muchas preguntas. El Testigo Hector Oates le tocó sermones grabados en respuesta a sus preguntas. Desde aquel tiempo en adelante, este hombre que había sido un vagabundo cambió, y pronto se unió a las filas de los precursores.

Los precursores continuaron esparciendo las “buenas nuevas” en los distritos. En cierta ocasión se apresuraron a viajar a Henzada en su automóvil con altavoz para testificar a los delegados a una asamblea bautista que se celebraba allí. Pero los bautistas no quisieron oír el mensaje. Con la ayuda de un policía, se las arreglaron para echar de allí a los hermanos. Pero los precursores fueron al mercado y continuaron tocando las grabaciones de las conferencias de J. F. Rutherford. Además, colocaron en manos de la gente mucha literatura. Pero, ¿se lograría algo con esto?

Algún tiempo después, un grupo de Testigos fue a aquel sector. Mientras testificaban allí, visitaron a un kareno que rechazó la literatura y dijo que no la necesitaba, pues tenía su propio manual bíblico y él y su familia lo usaban en sus oraciones. Cuando los hermanos le pidieron que les mostrara el libro, él sacó uno de los libros de la Sociedad Watch Tower.

En otro caso, un hombre de Henzada fue a Rangún en busca de los Testigos. Los halló trabajando en las calles con las revistas, ofreciendo nuestras publicaciones a los transeúntes. ¿Cómo había llegado a saber acerca de los Testigos este hombre, y por qué los buscaba?

Durante el viaje que los precursores habían hecho antes a Henzada, un católico kareno había aceptado algunos libros que los hermanos le habían ofrecido y había regresado a su aldea, Thinganain, a unos 19 kilómetros de Henzada. Empezó a leer los libros allí y rápidamente aceptó el mensaje de éstos como la verdad. Por eso, empezó a anunciar las “buenas nuevas” en su aldea. Pero antes de que él pudiera ponerse en comunicación con los hermanos estalló la II Guerra Mundial, de modo que él celebró reuniones con la literatura que tenía, y las condujo a su propia manera. Solía reunir a sus parientes los domingos y leerles y traducirles las publicaciones de la Sociedad en kareno. Pronto, 12 de sus parientes aceptaron la verdad y se separaron de la Iglesia Católica. El sacerdote local trató de hacer que estas personas volvieran a su “redil,” pero ellas se mantuvieron firmes en su posición a favor de la verdad. Después de la guerra, este hombre oyó que había algunos Testigos en Rangún. Por eso, envió a un hombre a comunicarse con ellos y llevarles una carta de él, aunque no sabía en qué dirección estaban. Pero el hombre, mientras preguntaba personalmente acerca de los Testigos en Rangún, accidentalmente se encontró con ellos en la calle.

Así, la testificación que se hizo con el automóvil equipado con altavoz y tocando los discos de los discursos del hermano Rutherford en las plazas de mercado tuvo éxito. Presentó la oportunidad de colocar literatura en las manos de personas que mostraban interés, y algunos abrazaron el cristianismo verdadero.

LA PRIMERA ASAMBLEA BIRMANA

En 1938 conmovió a los Testigos birmanos la noticia de que en Rangún se celebraría una asamblea desde el 26 hasta el 28 de noviembre, y de que en ella estaría el hermano Alex MacGillivray, el superintendente de la sucursal de Australia. A los precursores de Singapur, Malaya y Siam (ahora Tailandia) se les invitó a asistir, y se consiguió para la asamblea el edificio del Ayuntamiento, un edificio palaciego de enormes puertas de bronce.

Aquello fue como una pequeña asamblea internacional. También vinieron delegados de Australia y Tailandia. Entre los presentes estuvieron los hermanos J. E. Sewell y F. Dewar, de Tailandia. El viaje de éstos a Rangún no fue fácil. Comenzando en Bangkok, viajaron por tren y autobús a la aldea de Rahaeng. Sobre el resto del viaje, el hermano Sewell dice:

“Comenzamos [en Rahaeng] aquella noche y cruzamos el río Meping en una piragua grande al alba del siguiente día. Entonces empezamos nuestra larga aventura de caminar 80 kilómetros por la montaña en una selva tropical virgen. Por aquella zona cruzaba una línea telefónica y nosotros la seguimos. (Conectaba a Siam y Birmania.) Aquel viaje era peligroso... no se lo recomendaríamos a nadie.

“Temíamos a los animales salvajes de la maleza. Por ejemplo, se informaba que había tigres en aquella región. Vimos muchos monos, pero no vimos tigres, elefantes ni osos negros. Hermosos gallos de bantam viven en estado salvaje en aquella zona y a veces cruzaban volando delante de nosotros. Después de la caminata del primer día, y estando muy cansados, nos encontramos con dos portadores de carga. Estos eran realmente contrabandistas que solían llevar mercancías de un país a otro. Podíamos ver que íbamos a tener dificultades al tratar de completar esta larga caminata, y no sabríamos dónde dormir cuando llegara la noche, ni cómo protegernos en ningún lugar. Por eso, les pedimos ayuda a estos dos contrabandistas que regresaban de Birmania con cestas vacías (una a cada extremo de un palo). Ellos decidieron ayudarnos si les pagábamos algo. Pusimos nuestras cosas en las cestas de ellos y los seguimos. Después de dormir una noche en una plataforma construida en un árbol, y en una aldea pequeña la noche siguiente, finalmente llegamos a Mae Sot, el pueblo fronterizo de Siam. Allí cruzamos un río y pudimos continuar el viaje en autobús pequeño por 80 kilómetros. Este viaje fue sobre una senda entre muchas montañas y despeñaderos. Aquella noche nos alojamos en una aldea karena, donde cierto caballero nos recibió y nos dio un lugar donde dormir. Finalmente, viajamos otros 29 kilómetros por autobús y tomamos un vaporcito fluvial en el cual viajamos otros 65 kilómetros desde Pa-an a Moulmein. Allí cruzamos el estuario del río Saluen hasta Martabán, el extremo de la línea férrea. Entonces viajamos por tren a Rangún. Nos tomó una semana hacer este viaje, pero entonces tuvimos una excelente asamblea en el Ayuntamiento de Rangún.”

Muchos hermanos y personas que se interesaban en la verdad vinieron de Mandalay, Martabán, Insein y otros lugares también a la asamblea. Se dio buen anuncio al discurso público, y llegaron más personas que la cabida que había, pues hubo 1.000 personas en un salón de 850 asientos. Los acomodadores trataron de cerrar las enormes puertas para mantener fuera a las muchedumbres que seguían esforzándose por entrar, y solo lo lograron al tercer intento. Sin embargo, algunos jóvenes ingeniosos se las arreglaron para entrar por puertas laterales más pequeñas. Afuera quedaron quizás 1.000 personas que no pudieron entrar. Es posible que la marca que se logró en cuanto a concurrencia se debiera al título del discurso y la extensa publicidad que se le dio. El hermano MacGillivray, el superintendente de sucursal procedente de Strathfield, Australia, pronunció el discurso intitulado “Se acerca la guerra universal.” Haya sido cual haya sido la razón para el buen éxito de la asamblea ciertamente fue un punto prominente en la historia del pueblo de Jehová en Birmania.

SE PRESENTAN ESTORBOS

Para fines de 1939 la sucursal de la Sociedad en Strathfield envió a otro precursor, Mick Engel, para atender el depósito de literatura birmano. Para entonces la cantidad de precursores que había en Birmania había aumentado, y Ma Hnin May (Lily) estaba entre ellos. Cuatro precursores locales estaban declarando la Palabra de Dios en unidad y colaboración con los precursores australianos. Cuando el año de servicio de 1939 terminó, había 28 Testigos informando servicio del campo en tres congregaciones en Birmania.

A medida que la proclamación del Reino adquirió empuje, se fue presentando la persecución. Para fines de 1940 los clérigos anglicanos, metodistas, católicos romanos y bautistas americanos de Birmania ejercieron influencia en los funcionarios británicos y lograron que éstos proscribieran nuestra literatura. Pero hasta antes de que las autoridades gubernamentales recibieran la orden en Rangún, los hermanos se habían enterado de lo que iba a pasar. ¿Cómo?

Dos de nuestros hermanos que trabajaban en la oficina cablegráfica habían visto un telegrama en el cual se ordenaba la proscripción y confiscación de toda nuestra literatura en Birmania. Inmediatamente, ellos le dejaron saber esto al hermano Mick Engel, y él se encargó de que la mayor parte de nuestra literatura fuera escondida en diferentes lugares, entre ellos los hogares de karenos amigables en Thamaing y otras zonas suburbanas.

En aquellos días, de los Estados Unidos se enviaba una tremenda cantidad de material bélico al gobierno nacionalista chino bajo Chiang Kai-shek, para que éste usara aquel material en su guerra contra los japoneses. Estos materiales se enviaban a Lashio, en la Birmania septentrional, y entonces se enviaban por la sinuosa y peligrosa carretera de Birmania a Chungking. Miles de camiones militares se movían en filas ininterrumpidas desde Rangún camino al norte, cargados de neumáticos, combustible, municiones y otros materiales de guerra. Los hermanos pensaron en poner nuestra literatura en uno de estos camiones que se dirigían a Chungking, donde estaría a salvo de ser confiscada. Pero este esfuerzo no tuvo éxito.

El hermano George Powell entonces decidió ir a Singapur, obtener allí un vehículo, regresar a Birmania, colocar en su vehículo la literatura y llevar las publicaciones a Chungking. Desafortunadamente, sin embargo, precisamente antes de su llegada a Singapur se había emitido en aquel lugar una orden en la cual se prohibía sacar de allí vehículos de clase alguna. Ahora, ¿qué les sucedería a nuestras publicaciones? ¿Acabarían siendo confiscadas y destruidas?

Mientras tanto, el hermano Engel había hablado a un alto funcionario estadounidense y se las había arreglado para conseguir una carta de autorización que nos permitía transportar nuestra literatura en los camiones del ejército. Equipados con aquella carta, Mick Engel, Fred Paton y Hector Oates fueron a Lashio. Cuando visitaron al funcionario que controlaba el enorme convoy a la China y le pidieron espacio en aquellos camiones, ¡poco faltó para que él estallara en ira! “¿Qué?” gritó. “¿Cómo puedo darles espacio valioso en mis camiones para sus miserables tratados cuando no tengo absolutamente ningún lugar para materiales militares y médicos que se necesitan con urgencia y que están pudriéndose aquí al descubierto, bajo la amenaza de las lluvias de monzón que pronto estarán aquí?”

Fred lo miró, hizo una pausa, y sacó de su maletín de libros la carta del funcionario encumbrado de Rangún. Entregando la carta al que controlaba la carretera, Fred declaró que sería un asunto muy serio el que el controlador pasara por alto a las autoridades de Rangún y rehusara ayudar. El argumento de Fred venció toda la resistencia. El controlador de la carretera no solo hizo arreglos para la transportación de dos toneladas de libros, sino que puso un camión liviano con conductor y suministros a la disposición de los hermanos. Así, los dos intrépidos precursores, Fred Paton y Hector Oates, fueron por camión a Chungking, donde distribuyeron su carga. En Chungking, conocieron a Chiang Kai-shek y le testificaron.

Cuando los japoneses comenzaron a invadir a Birmania, casi todos los Testigos salieron del país. Mick Engel partió hacia Australia y la mayoría de los hermanos angloindios y anglobirmanos se fueron a la India. El hermano Coote y sus dos hijas se encaminaron hacia la India, pero él murió antes de llegar a aquel país.

Desde agosto hasta octubre de 1941 solo hubo 18 publicadores que informaron servicio del campo en Birmania, y para entonces no había precursores aquí. Para noviembre, todos los Testigos habían salido de Birmania excepto tres, el hermano Cyril Gay y las hermanas Ma Chu May y Ma Hnin May. Estos solo daban testimonio informalmente.

Rangún, la capital de Birmania, cayó en manos de las fuerzas japonesas el 8 de marzo de 1942. Rápidamente después de eso cayeron otros pueblos. En cuanto a los británicos, la situación fue un sombrío registro de retiradas continuas. Difícilmente pudieran haber logrado mayor éxito los japoneses. En cinco meses se apoderaron de un país mayor que Francia y con una población que era casi tan grande como las de Australia y Canadá combinadas (en aquel tiempo). Para el fin de mayo de 1942 toda Birmania estaba en manos de los japoneses.

Durante la ocupación japonesa, de 1942 a 1945, la obra de declarar las “buenas nuevas” casi se detuvo por completo en Birmania. Por falta de publicaciones, los tres Testigos que quedaron aquí estudiaron los mismos números de La Atalaya vez tras vez. Por más de cuatro años usaron el 1942 Yearbook of Jehovah’s Witnesses (Anuario para 1942) para estudiar los textos diarios bíblicos.

Sin embargo, fue solo por corto tiempo que Birmania fue parte del imperio japonés. De nuevo comenzaron las incursiones aéreas, pero esta vez por los británicos. Sus aviones dejaron caer toneladas de bombas, y destruyeron miles de edificios y mataron a miles y miles de personas. Para 1945 la guerra había terminado, y los británicos volvieron a ocupar a Birmania.

SE RESTABLECE NUESTRA OBRA

Inmediatamente después de la guerra, los hermanos y hermanas que habían huido a la India empezaron a regresar a Birmania. Por eso, la testificación comenzó de nuevo, y el 20 de abril de 1946 hubo de nuevo una congregación en Rangún, y ocho publicadores informaron servicio del campo. Por algún tiempo después de la guerra la sucursal de la Sociedad en la India dirigió la obra de predicar el Reino en Birmania.

El hermano R. W. Kirk, el primer graduado de la Escuela de Galaad enviado a Birmania, llegó a principios de 1947. Fue en aquel mismo año la primera visita del tercer presidente de la Sociedad, N. H. Knorr, y su secretario, M. G. Henschel. Se hicieron arreglos para que hubiera una asamblea de los 19 Testigos que había en este país durante el mismo tiempo de la visita.

Los hermanos Knorr y Henschel vinieron de Siam por hidroavión. El avión se posó en el otro lado del río de Rangún el 12 de abril de 1947, y una lancha de motor transportó entonces a los hermanos a través del río a un muelle donde les esperaba un autobús que había de llevarlos al centro de Rangún. Al entrar en la parte principal de la ciudad, los hermanos pudieron ver la gran devastación que había causado la guerra. A los lados de las carreteras se habían construido casas temporarias de bambú, y miles de personas vivían en estas viviendas improvisadas. Cuando los visitantes llegaron al centro de la ciudad, vieron que los edificios eran de ladrillo y bastante modernos. Pero muchos eran simplemente “cascarones,” pues la parte interior había sido quemada por completo.

El hermano Knorr iba a pronunciar su discurso público el domingo a las 10 de la mañana. Los 18 publicadores de congregación y un misionero que entonces vivían en Rangún dieron buena publicidad al discurso. El lugar que se escogió para el discurso público fue un cine llamado New Excelsior. Sin embargo, aproximadamente una hora antes de la conferencia el administrador del teatro sufrió un ataque cardíaco y murió. Por eso, sus auxiliares se apresuraron a colgar un aviso que decía que, debido a la muerte del administrador, el teatro estaría cerrado todo el día. No obstante, los hermanos lograron convencer a los encargados de que se permitiera la celebración de la reunión planeada; de modo que se pudo usar el teatro. Fue una agradable sorpresa el ver una concurrencia de 287 personas allí.

Rangún es una ciudad calurosa y húmeda, y hasta a las 10 de la mañana uno no tiene que moverse mucho para empezar a sudar. El hermano Knorr no tenía ropa tropical y pronto se encontró empapado de sudor mientras pronunciaba el discurso público. No había ventilación en la plataforma y las puertas habían sido cerradas para que no entrara el calor. Así que él tuvo que aguantar el calor sofocante y fue una experiencia bastante nueva para él la de pronunciar un discurso mientras sentía que por la espalda le bajaba agua hasta metérsele en los zapatos. ¡Sí, al fin del discurso tenía hasta los pies mojados!

Pero había otras maneras de mojarse uno en Rangún. Antes de ir a una reunión de la tarde en el Salón del Reino recién construido, los viajeros se presentaron en la oficina de la línea aérea para investigar asuntos relacionados con su partida hacia Calcuta. Aquel era el primer día de Thingyan (la fiesta del agua), una celebración religiosa en la cual los budistas se arrojan agua unos a otros. Los hermanos Knorr, Henschel, Kirk y Tsatos subieron a un yip y partieron hacia el centro de la ciudad. En este primer día de la fiesta, una gran cantidad de jóvenes se situaba a ambos lados de las calles en los lugares donde había bocas de agua. Arrojaban agua sobre todo peatón y vehículo que pasaba. Usaban latas, cubos, ollas, pistolas de agua y mangueras para mojar a la gente. El informe que salió en The Watchtower dice:

“Los cuatro quedamos empapados de agua en corto tiempo, pero nos echábamos a reír y tratábamos de disfrutar de la situación cada vez que nos mojaban. Hubiera dado lo mismo que hubiéramos caído en el río Irauadi, porque eso era lo que parecía que nos había pasado para cuando llegamos a la oficina de la línea aérea. Y esto era solo haber principiado bien, porque después que preparamos nuestros pasajes tuvimos que regresar a la misma parte de la ciudad de donde habíamos venido, al Salón del Reino.

“Cuando bajamos del yip enfrente del Salón del Reino y dejamos escurrir parte del agua que nos mojaba, ya había algunos hermanos reunidos en el Salón del Reino, pero ellos también habían pasado por experiencias similares. Sin embargo, ellos estaban familiarizados con las costumbres de la gente y habían traído en envolturas a prueba de agua alguna ropa para cambiarse. Se habían cambiado de ropa y estaban presentables. Pero en cuanto a los tres oradores de la tarde, los hermanos Kirk, Knorr y Henschel, parecía que acababan de salir de debajo de una lluvia. Pero los hermanos que estaban en el salón comprendían por qué estaban en aquella condición. Los oradores procedieron a dar consejo y admonición bíblicos. La única interrupción fue la que causaron unos jóvenes que, a mitad de la reunión, se atrevieron a entrar por la puerta del salón y arrojar un cubo de agua, sin llegar a mojar a nadie. Los 37 hermanos que asistieron a la reunión disfrutaron muchísimo de ella.”

Durante este viaje se hicieron arreglos para establecer en Rangún una sucursal de la Sociedad que empezaría a funcionar el 1 de septiembre de 1947. También, se hicieron planes para enviar más misioneros a Birmania.

MÁS AYUDA DE GALAAD

El 4 de julio de 1947 los hermanos se reunieron en el muelle para dar la bienvenida a Norman H. Barber, el segundo misionero que llegó a Birmania. ¡Qué sorpresa deleitable ver desembarcar a dos hermanos en vez de uno! El hermano que llegó inesperadamente era un compañero de mucho tiempo atrás. En Singapur, el hermano Barber se había encontrado con Frank Dewar, quien había decidido acompañarlo a Birmania.

En aquel tiempo, Birmania estaba haciendo esfuerzos por independizarse de Inglaterra. Después de mucha negociación, alcanzó la independencia el 4 de enero de 1948, a las 4 de la mañana. ¿Afectaría esto particularmente nuestra obra? No la afectó, porque el gobierno birmanés prometió libertad de cultos.

Otros dos graduados de Galaad, los hermanos R. W. Richards y H. A. Smedstad, llegaron el 15 de enero de 1948, precisamente 11 días después que Birmania alcanzó la independencia. Al aterrizar los hermanos, los funcionarios de inmigración preguntaron: “¿Dónde están sus visados?” “No tenemos visados,” fue la respuesta. Los hermanos explicaron que habían salido del Canadá (un dominio autonómico de la Comunidad Británica de Naciones) en noviembre de 1947, cuando Birmania era parte del Imperio Británico, y pensaban que llegarían a este país antes de que fuera independiente; por eso no necesitaban visados. Sin embargo, esto no impresionó a los funcionarios. Su país ahora era independiente. “¿Cómo pueden entrar en Birmania sin visado?” insistieron. Después de larga deliberación, uno de los funcionarios cedió. ¡Qué alivio sintieron los nuevos misioneros! Resuelto aquel problema, fueron llevados al hogar misional recientemente alquilado en el 39 de la carretera Signal Pagoda, en Rangún.

Los misioneros quedaron agradablemente sorprendidos al descubrir que los birmanos por lo general eran accesibles, amistosos y hospitalarios. Hasta cuando un extraño los visitaba, solían servirle té y pastel o bizcocho y extenderle una buena bienvenida.

Hablando de alimentos, a los birmanos les causa terror el olor de alimento que se fríe, particularmente cuando hay alguien enfermo en el hogar. Afirman que este olor puede causar la muerte del individuo que tenga cualquier clase de úlcera o llaga y también la de un niño recién nacido y su madre. Porque temen esto, cierran las puertas y ventanas, entonces cubren con una manta gruesa a la persona “alérgica al olor,” hasta en el caluroso verano, y esperan hasta que el olor ha pasado. A esto se debe el que, cuando un ama de casa birmana va a freír algo en su propia casa, lo anuncia en voz alta a sus vecinos.

Los misioneros no estaban al tanto de este punto de vista birmano. Por eso, cierto día en que ellos estaban friendo algo para el almuerzo la birmana que vivía en el piso superior bajó y exclamó airada: “Miren, si desean freír algo, dígannoslo primero, y háganlo en la acera. ¿Han oído?” Los misioneros, confusos, no pudieron entender esto hasta que los hermanos locales les explicaron el asunto. Pues bien, el hermano Barber estaba friendo pescados fuera de la casa en la acera cierto día, cuando, para sorpresa de él, varios niñitos se reunieron alrededor de él con dinero en las manos. Estaban esperando pacientemente para comprar el pescado. Es cosa común el ver a hombres friendo y vendiendo comestibles sobre la acera aquí en Birmania.

UN TIEMPO DE AGITACIÓN

Poco tiempo después de haberle venido la independencia a Birmania, varios grupos y tribus disidentes se levantaron en rebelión armada contra el gobierno recién establecido. Empezaron a funcionar clandestinamente y causaron grandes trastornos al gobierno, así como a la gente. Los disidentes volaron puentes y líneas férreas y causaron mucho daño. La mayoría de los insurgentes eran karenos y kachins, conversos a la Misión Bautista Americana. De vez en cuando se oían informes de que sus agentes habían destruido trenes de pasajeros, saqueado pueblos y hecho volar cañerías de agua.

Fue en medio de tales condiciones que los Testigos viajaron desde Maymyo para asistir a la asamblea de distrito que se celebró en Rangún. El 19 de enero de 1949, después de la asamblea, Frank Dewar fue a Maymyo para ayudar al grupito de aquel lugar.

El 4 de febrero de 1949, la policía birmana arrestó a todos los nacionales karenos bajo sospecha en Maymyo y los envió a la cárcel de Mandalay, y más tarde a la cárcel de Shwebo. El 6 de febrero, agentes del servicio de espionaje birmano hicieron que la policía arrestara al hermano Dewar, quien se alojaba en casa de un Testigo kareno. Sospechaban que él espiaba para los karenos rebeldes. Pero después de una sola noche las autoridades lo pusieron en libertad.

En marzo, las fuerzas rebeldes karenas atacaron a Maymyo y Mandalay. Hubo enconados encuentros entre los rebeldes y las fuerzas gubernamentales birmanas. Por varias noches la gente tuvo que dormir en trincheras mientras las balas les pasaban a gran velocidad sobre la cabeza. Para el 7 de marzo la batalla había terminado, y los insurgentes karenos habían ocupado ambos pueblos. Los rebeldes capturaron muchos otros pueblos y hasta llegaron a Insein, a 16 kilómetros de Rangún, la ciudad capital. Pero su poderoso empuje no duró mucho tiempo. Las fuerzas gubernamentales se reagruparon y, puesto que estaban bien equipadas con armas modernas, obligaron a los insurgentes a retirarse hacia las selvas. Mientras duraba este conflicto, nuestra obra de testificar se limitó a Rangún, Insein, Maymyo y Thinganain, y la comunicación entre los hermanos fue imposible.

“ESTA ES LA VERDAD”

En 1948, un publicador del Reino obtuvo empleo en la Compañía Petrolera de Birmania y fue transferido al campo petrolífero de Chauk. Tan pronto como él y su familia se establecieron allí, comenzaron a usar los domingos y días de fiesta para testificar. Mientras declaraban las “buenas nuevas” de casa en casa, hablaron a un tamil que mostraba mansedumbre de oveja. En la misma semana en que este hombre, M. C. Nathan, se puso en comunicación con los Testigos, cortó toda conexión con la Iglesia Católica y, sin demora, se hizo testigo de Jehová.

En aquel tiempo el sobrino del hermano Nathan estaba pasando con él sus vacaciones escolares y no pudo menos que oír el mensaje del Reino a medida que su tío le testificaba a su propia familia. Aunque el joven había considerado hacerse sacerdote católico, con el tiempo dijo: “Lo que tío dice es verdad.” Cuando su tío no estaba en casa, él se puso a tomar las publicaciones de la Sociedad y leerlas. El mensaje le pareció tan convincente, que dijo: “Esta es la verdad.” Por consiguiente, este joven, Maurice A. Raj, se bautizó en el río Irauadi el 24 de diciembre de 1949. Con el tiempo empezó a servir de precursor, y en 1963 llegó a ser superintendente de circuito. Después, en 1966, el hermano Raj fue nombrado tanto superintendente de distrito como superintendente de sucursal.

OTRA VISITA ÚTIL

Después de la insurrección karena, la aldea de Thinganain fue arrasada por una despiadada pandilla de asaltadores. Nuestros hermanos no solo perdieron todas sus posesiones, literatura bíblica y hogares; uno de ellos también fue asesinado. Los demás fueron esparcidos y se perdió casi todo contacto con ellos. Después se supo que, debido a las muchas penalidades, todos menos cuatro habían muerto.

En 1951, después que el gobierno hubo restaurado el orden en las zonas principales del país, pudimos reorganizar nuestras actividades de testificar y como resultado hubo buen progreso. Cuando N. H. Knorr, el presidente de la Sociedad, y su secretario, M. G. Henschel, habían visitado a Birmania en 1947, solo había 18 publicadores y un graduado de la Escuela de Galaad en el país. Ahora, para cuando había de acontecer la segunda visita, fijada para el día 10 de abril de 1951, Birmania tuvo un nuevo máximo de 94 publicadores.

Se hicieron arreglos para la celebración de una asamblea que coincidiera con el viaje que los hermanos Knorr y Henschel estaban haciendo alrededor del mundo. Después de una entusiástica bienvenida en el aeropuerto, estos visitantes fueron llevados apresuradamente a la asamblea, que ya estaba en sesión en el Salón del Reino. Una salva de aplausos les expresó la bienvenida. El hermano Henschel presentó su discurso primero, y el hermano Knorr habló después. Sus discursos fueron traducidos a birmano.

El miércoles el hermano Knorr habló a 256 personas que se reunieron en el Ayuntamiento de Rangún para escuchar el discurso público “Proclamad libertad por toda la tierra.” Entonces, mientras el hermano Henschel hablaba, se llevó al hermano Knorr a la radioemisora del gobierno, en Rangún, para que presentara un discurso de 15 minutos. Este programa también se escuchó en el salón de la asamblea. La asamblea misma continuó el día siguiente y hubo una concurrencia de 90 personas en la reunión final.

Durante esta visita el hermano Knorr hizo arreglos para que el superintendente de sucursal recién nombrado, Robert W. Richards, visitara a los hermanos del norte, donde había problemas debido a los insurgentes. Sus visitas resultaron ser muy edificadoras y fructíferas.

Anteriormente había habido un cambio en superintendentes de sucursal cuando Robert W. Kirk (el primer superintendente de sucursal de Birmania) salió de esta asignación para casarse con una hermana precursora, Claire D’Souza. En 1954 la hermana Kirk fue enviada a la clase 22 de Galaad, y aquel año el hermano Kirk fue reasignado superintendente de sucursal. Desde 1955 hasta 1959, la sucursal de Birmania envió otros seis precursores locales a Galaad. El hermano D. J. O’Neill y la hermana Norma Barber se graduaron en 1956; una precursora especial local de Lushai, Joyce Ralte, se graduó en 1958; y Dorinda Smedstad, Georgianna Redmond y Doris Ba Aye (ahora la esposa de Maurice Raj) se graduaron en 1959.

En 1956, Birmania estuvo de nuevo en el itinerario del hermano Knorr cuando él visitó a varios países del Oriente. Esta vez 268 personas concurrieron para oírle hablar sobre el tema “Haciendo a toda la humanidad una sola bajo su Creador.” Después del discurso público, los hermanos Knorr y Kirk fueron apresuradamente por auto a la radioemisora de Birmania, donde el hermano Knorr fue entrevistado. Es significativo el hecho de que fue durante esta asamblea que él presentó la nueva Atalaya en birmano.

Cuando habló a los misioneros, el hermano Knorr dio énfasis particular a la importancia de aprender el lenguaje birmano. Los misioneros admitieron que todavía no lo hablaban bien. Sin embargo, impresionados por las palabras del hermano Knorr, empezaron a aprender el idioma con solicitud.

Naturalmente, lo primero que los misioneros trataron de aprender fue qué decir al estar a las puertas en su testificación de casa en casa. De modo que aprendieron presentaciones bíblicas cortas y una conclusión, Ta-auk tamma, que significa: “Cada folleto cuatro annas.” Cuando un misionero trató de decir esto en el campo, un ama de casa pareció confundirse y le preguntó a la señora que estaba al lado de ella: “¿Qué dice él?” “Dice que vende huevos,” fue la pronta respuesta. “¿Cuánto pide por ellos?” preguntó la primera señora. La otra respondió: “Veinticinco annas por huevo.” En vez de decir: Ta-auk, el misionero había dicho Ta-uk, como si estuviera vendiendo huevos.

A los extranjeros ciertamente se les hace difícil pronunciar correctamente las palabras birmanas. Si uno no puede pronunciar cada sílaba con exactitud, el significado puede ser precisamente lo opuesto de lo que quisiera decir. Por ejemplo “un nuevo mundo” (kaba-azit) puede convertirse en “un mundo muerto” (kaba-azait), si no se pronuncia correctamente. Por eso, con bastante frecuencia sucedía que, habiendo los misioneros testificado en birmano, el amo de casa les dijera: “Hábleme en birmano, por favor. No entiendo inglés.”

OTRO VISITANTE SUMINISTRA ESTÍMULO

Ahora dirijamos nuestra atención a la visita de otro representante de la Sociedad Watch Tower. Fue a las 5 de la tarde del domingo 30 de diciembre de 1956 que un avión que transportaba al hermano F. W. Franz, entonces el vicepresidente de la Sociedad, aterrizó en el aeropuerto de Mingaladón. ¡Qué ocasión gozosa fue la de viajar hacia Rangún por autobús, cantando cánticos del Reino mientras el hermano Franz nos acompañaba con su armónica! Llegamos al Salón del Reino cuando terminaba el estudio de La Atalaya. Inmediatamente pusimos al hermano Franz en el programa para que nos hablara de sus viajes por más de una hora. Tres días después había de empezar una asamblea de cinco días, pero a las 55 personas que se reunieron en el Salón del Reino les pareció que la asamblea ya había empezado.

Durante los ocho días que pasó en Birmania, el hermano Franz tuvo el placer de alojarse en el hogar misional con los cinco graduados de Galaad. Le sorprendió enterarse de que la celebración del Año Nuevo se observaba hasta en la budista Birmania. Sí, a la medianoche del lunes 31 de diciembre, con el duodécimo y último toque del instrumento de hierro del vigilante nocturno, hubo una reacción en cadena de petardos, el sonido de sirenas y el toque de silbatos de barcos en el río Rangún.

Los delegados a la asamblea vinieron desde una zona que era extraordinariamente extensa. Familias enteras viajaron centenares de kilómetros en trenes con duros asientos de madera, esperando demoras, pero sin saber cuándo, en vista de las condiciones de agitación que entonces reinaban en el país. Sin embargo, llegaron a salvo, y se alegraron de haber llegado a tiempo para la asamblea. Una delegada, que estaba para dar a luz para el tiempo de la asamblea, vino a Rangún temprano y dio a luz allí. Pocos días después estaba escuchando los discursos de la asamblea con su infante en los brazos.

El sábado, 11 personas (una marca para aquel tiempo) simbolizaron su dedicación a Jehová Dios por medio de bautizarse en agua en los lagos Reales, donde se puede ver el reflejo de la pagoda de Shwe Dagon, cuya superficie cubierta de oro resplandece a la luz del Sol. Entre los que se bautizaron hubo representantes de cuatro grupos raciales... seis tamiles, tres karenos, un angloindio y un gurkha.

Casi todos los discursos se tradujeron de inglés a birmano, el discurso del bautismo fue traducido en parte al tamil. En una reunión en tamil el sábado se dio un resumen de los discursos principales de la asamblea.

Hasta el jueves parecía que F. W. Franz no podría pronunciar el discurso público “Paz del nuevo mundo en nuestro tiempo... ¿por qué?” que había recibido extensa publicidad. Pero por los hábiles manejos del Dios Altísimo, Jehová, se abrió el camino para que aquel acontecimiento público se efectuara según se había anunciado. A las 4 de la tarde del domingo 6 de enero de 1957 se celebró la reunión pública en el salón llamado Railway Institute Hall, con una concurrencia de 237 personas. Después del discurso, por primera vez se exhibió en Birmania la película “La Felicidad de la Sociedad del Nuevo Mundo,” y el salón se llenó hasta desbordarse. El lunes, a las 10:30 de la noche, el hermano Franz nos dijo au revoir (hasta la vista) y voló a Bangkok.

La visita de F. W. Franz nos estimuló muchísimo. Después de la asamblea los hermanos regresaron bien alimentados en sentido espiritual a sus hogares. Inmediatamente después de la asamblea, ciertos precursores fueron enviados a nuevos territorios a esparcir el mensaje del Reino. Para entonces nuestra obra iba progresando en Insein, Bassein, Maymyo, Taunggyi y otros lugares.

PROGRESO EN LA “CIUDAD DORADA”

El misionero Robert W. Richards fue asignado con su esposa, quien fue nombrada precursora especial, para trabajar en Mandalay, la segunda entre las más grandes ciudades de Birmania, pues tiene una población de 180.000 personas. Esta ciudad fue fundada en 1857 E.C. por el rey Mindon. Los birmanos con frecuencia la llaman Shweman, que significa “Ciudad Dorada.” ¿Por qué? Pues, porque cerca de la colina de Mandalay el rey Mindon construyó un magnífico palacio de madera que cubrió de oro y rodeó de murallas altas y anchas. Lamentablemente, durante la II Guerra Mundial el palacio fue destruido, pero las murallas de ladrillos cuadrados que protegían el palacio subsisten.

Otro lugar que interesaría al que visitara a Birmania es la colina o cerro de Mandalay, de unos 300 metros de altura, en la cumbre de la cual hay una pagoda. Tres escalinatas cubiertas, a intervalos de las cuales hay gigantescas estatuas de Buda, conducen hasta la cima de la colina. De allí se puede disfrutar de una magnífica vista de Mandalay y sus alrededores. Todo cuanto se halla alrededor de esta colina parece hablar del rey Mindon, quien construyó varias pagodas aquí.

La pagoda más famosa de éstas, por mucho, es la de Kuthodaw, que está precisamente al sudeste de la colina. Allí se puede ver una obra religiosa verdaderamente notable. Dentro de la zona de la pagoda hay filas de pequeñas pagodas blancas. Cada pequeña pagoda cubre una losa enhiesta sobre la cual se ha inscrito en pali una porción de las escrituras budistas. Las losas miden aproximadamente 1,5 metros de altura y poco más de un metro de anchura. El poner una inscripción en una sola de estas losas exigiría una gran cantidad de trabajo duro y concienzudo; sin embargo, allí están en centenares. No hay menos de 729 de estas losas en total. Esta notable obra fue ejecutada por orden del rey Mindon en 1857 E.C. Él convocó a 2.400 monjes al palacio. Estos consideraron y examinaron las escrituras budistas por cinco meses y entonces las inscribieron en las 729 losas de mármol.

En 1957 Mandalay sería el lugar para la primera asamblea de circuito que se celebraría fuera de Rangún. Durante aquella asamblea solo se bautizó una persona. Esta persona fue el primer kachin que abrazó el cristianismo verdadero. Nadie sabía en aquel tiempo que por medio de él muchos otros kachins verían la verdad y para 1978 formarían seis congregaciones y muchos grupos aislados. Con el tiempo este hermano llegó a ser el superintendente presidente de una de estas congregaciones de kachins.

De paso, Mandalay tiene extremos de clima. Durante el invierno los días son muy fríos, pero en el verano son insoportablemente calurosos y secos. De hecho, a algunos hermanos de otras partes del país que vinieron a esta asamblea se les hacía muy difícil soportar el calor. Por eso, humedecían sus sábanas con agua antes de acostarse y algunos hasta dormían sobre esteras húmedas. Durante el día las camisas de los hermanos quedaban empapadas de sudor. Pero en esta ciudad el hermano Robert W. Richards, canadiense, testificaba sin quejas, junto con su esposa y otros precursores locales.

PERSEVERANDO EN OTROS LUGARES

Mientras tanto, Frank Dewar y su esposa, Lily, trabajaron afanosamente en Bassein y lograron establecer una congregación allí. Bassein es un pueblo costanero en el sur, donde viven muchos karenos bautistas. Allí, como en Mandalay, los clérigos bautistas controlan firmemente a su gente. Y, como en otros lugares, su clamor es: “¿Por qué no van ustedes y predican a los budistas? ¿Por qué vienen a llevarse nuestras ovejas?” A Frank Dewar le llamaban en Bassein “el ladrón de ovejas de la cara blanca.”

Llámesenos lo que se nos llame, sin embargo, los testigos de Jehová en Birmania hemos seguido ayudando a la gente a huir de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Pero no es muy fácil ir de casa en casa y de aldea en aldea en las zonas rurales de Birmania. Durante el verano los hermanos tienen que andar sobre sendas calurosas y llenas de polvo. Regresan a casa cansados y cubiertos de polvo. Durante los monzones, regresan manchados de lodo después de cruzar campos inundados.

En las aldeas la mayoría de las casas se construyen con palos de bambú, y tienen los lados cubiertos con esteras de bambú y los techos con hierba. Estas casas siempre se construyen elevadas a uno o dos metros del terreno. El piso es cierto tipo de estera tejida de bambú que se coloca bien extendida sobre “vigas” de bambú. Por lo general los escalones se hacen de bambú o leños. En los escalones la gente de la casa pone un jarro para agua, y una lata. El agua de la lluvia que cae desde el techo llena estos recipientes. El jarro se mantiene allí para que los visitantes se laven los pies antes de entrar en la casa. Por eso, cuando uno testifica de casa en casa se lava los pies antes de entrar en la casa que visita. Cuando sale, vuelve a enfrentarse al polvo o el lodo (dependiendo de la estación) y sigue hasta la siguiente casa. De nuevo se lava los pies antes de entrar en ese hogar. Y así se sigue haciendo hasta el fin de la testificación del día.

Por supuesto, en Rangún el Testigo tomaría un autobús para ir a su territorio, y al llegar empezaría a subir por las escaleras de los edificios de cuatro pisos. En estos edificios hay de seis a ocho apartamientos. Cuando uno toca el timbre de la puerta, alguien mira por la mirilla de la puerta. No podemos culpar a la gente por no abrir inmediatamente, porque muchas veces suele suceder que se presentan impostores a la puerta como si fueran amigos, y entonces entran en la casa y asaltan a los ocupantes a punta de pistola. Debido a estas cosas, muchas veces terminamos una manzana entera de edificios de apartamientos y nunca tenemos la oportunidad de entrar en un hogar o presentar el mensaje del Reino.

Imagínese llevando sobre los hombros un saco lleno de libros y folletos en diferentes idiomas (Rangún es una ciudad cosmopolita), y dos Biblias (una en inglés y la otra en birmano). Cuando uno suda de cabeza a pies, puede llegar a sentirse muy agotado. Sin embargo, los testigos de Jehová son felices en Birmania, como en todo otro lugar, porque las “ovejas” están oyendo la voz del Gran Pastor, Jehová.

En 1958 el hermano Robert W. Richards y su esposa fueron asignados al estado de Kachin. La base de sus actividades fue el pueblo de Bhamo, en la Birmania septentrional. El hermano Richards nos dice:

“La población de Bhamo consistía en kachins, karenos, chinos y algunos shans y birmanos. Algunas aldeas de alrededor estaban pobladas mayormente por gente shan y kachin. De los últimos, aproximadamente la mitad eran de las religiones católica y bautista. Los demás eran animistas. Puesto que tanto mi esposa como yo teníamos bicicletas, pasamos la mayor parte de la primera semana visitando las aldeas situadas cerca del pueblo. El domingo trabajamos en el pueblo. Dondequiera se nos recibió con bondad. Muchos de los aldeanos tenían pollos y, antes de que saliéramos de sus hogares, nos daban huevos de los pollos como regalos de bienvenida.

“Hicimos arreglos para revisitar la semana siguiente a los que habían mostrado interés, y nos tomó totalmente por sorpresa la recepción que se nos dio. Los aldeanos todavía eran amigables, pero nos dijeron con firmeza: ‘A menos que traigan una carta firmada por la Alianza Ministerial, dándoles permiso para predicar en esta localidad, no podemos considerar asuntos religiosos con ustedes.’ ¡Qué sorpresa! Ya el clero de la cristiandad estaba ocupado advirtiendo a su rebaño que no escuchara a los testigos de Jehová. ¿Qué íbamos a hacer? Bueno, ¿qué hubiera hecho Jesucristo en nuestro lugar? . . . Seguimos predicando.

“La Biblia en kachin, que circulaba extensamente entre por lo menos los bautistas kachins, contenía el nombre de Jehová centenares de veces en las Escrituras Hebreas. ¿Cuál era la actitud del clero de la cristiandad para con este glorioso nombre? Pronto tuvimos una oportunidad de averiguar esto. Yo había establecido un estudio bíblico con un capitán del ejército que se había retirado y que hablaba inglés bien. Algunos miembros de la familia de él asistían a las iglesias. Cierto día el pastor bautista kachin visitó el hogar de ellos y alguien cobró suficiente valor como para preguntarle qué pensaba de los testigos de Jehová. Su respuesta fue espantosa. Dijo: ‘¡Preferiría oler estiércol humano a oír ese nombre de Jehová!’”

Acerca de un viaje a la capital del estado de Kachin, el hermano Richards escribe:

“Mi esposa y yo hicimos arreglos para hacer lo que sería nuestra última visita a Myitkyina a 185 kilómetros al noroeste de Bhamo a través de una accidentada carretera de montaña. Era un viaje agotador en un yip sobrecargado, y tomaba seis horas. Por eso, tratamos de empezar el viaje temprano.

“Aquella mañana en particular todo pareció salir mal. En vez de conseguir el primer yip de pasajeros que salía del pueblo, solo pudimos subir en el tercero, y la pérdida de tiempo nos irritó. Poco nos imaginábamos que la demora nos salvaría de ser capturados y secuestrados, si no de una suerte peor. Sin que los viajeros lo supieran, había insurgentes atrincherados a lo largo de una sección particularmente despoblada de la carretera a unos 100 kilómetros de Bhamo. Estos se apoderaron de los dos vehículos que nos precedieron. El nuestro era el siguiente. Pero de súbito los rebeldes mismos fueron sorprendidos cuando, enteramente por casualidad, un oficial del ejército que venía con una fuerte escolta pasó por allí desde la dirección opuesta. Los insurgentes dispararon contra el primer camión, y varios soldados fueron muertos y heridos. Pero los soldados que venían detrás obligaron a retirarse a los rebeldes. Y los ocupantes de un yip que transportaba a los soldados heridos nos detuvieron y nos dijeron que esperáramos por algún tiempo hasta que la carretera pudiera transitarse. Hicimos esto, y finalmente llegamos a Myitkyina, tarde pero seguros. Con corazones agradecidos, dimos gracias a Jehová Dios por aquella liberación.”

FRUTO EN LAS COLINAS CHIN Y VECINDAD

Hasta 1959, la obra de declarar las “buenas nuevas” estuvo concentrada entre los karenos, los kachins y los mons. Pero en noviembre de 1960 empezamos a testificar en territorio virgen... las colinas Chin, al oeste, cerca de la frontera india. ¡Qué fructífero resultó ser este territorio! Ahora tenemos 20 congregaciones allí. Maurice Raj, uno de los precursores especiales que fue a esta zona, nos dice:

“Tahan está en una planicie polvorosa al pie de las colinas Chin. . . . En aquel tiempo, tenía una población de unas 5.000 personas y en realidad era una aldea grande que se iba extendiendo, habitada mayormente por lushais que habían venido de la India y alguna gente chin de las colinas. Los lushais pertenecían a varias confesiones religiosas de la cristiandad, y los chins eran católicos y bautistas, mientras que los demás residentes eran animistas.

“A los lushais y los chins les gusta mucho leer la Biblia y les encanta discutir asuntos religiosos. La misma noche en que llegamos a Tahan, unas 40 personas se reunieron para considerar la Biblia. No sé cómo supieron que íbamos a llegar a aquel lugar, pero allí estaban, cada uno con su propia Biblia lushai. Simplemente nos hicieron una andanada de preguntas, y tuvimos que usar intérpretes, porque ellos no podían hablar birmano ni inglés. Estas personas se quedaron sentadas allí y nos hicieron preguntas hasta las 11 o las 12 de la noche. Esto siguió sucediendo por muchos días. . . .

“Con el transcurso del tiempo la concurrencia a estas reuniones nocturnas fue disminuyendo, hasta que solo quedaron unos cuantos que tenían interés genuino. Rápidamente convertí el arreglo en reuniones regulares, cinco de ellas. Las celebrábamos con la ayuda de intérpretes.

“En el espacio de un mes, cinco personas comenzaron a participar en el servicio del campo. La Sociedad envió otro hermano que era precursor especial para que trabajara conmigo en Tahan. . . . Mientras caminábamos a nuestro territorio, practicábamos el lenguaje lushai el uno con el otro. Al mismo tiempo, solíamos buscar a alguien que pudiera traducir las presentaciones que teníamos para cuando llegáramos a las puertas. Cierto día hallamos a un muchachito atendiendo unas vacas y le preguntamos si él podía hablar birmano y quería ser nuestro intérprete. Concordó inmediatamente, y después de unas cuantas casas, empezó a testificar él mismo. (Dos años más tarde, cuando visité a la Congregación de Tahan como superintendente de circuito, el superintendente presidente, el hermano James Xavier, el que había sido compañero mío en el servicio de precursor, dirigió mi atención a un publicador joven y animado que me parecía conocido. Era el mismo muchacho que había sido nuestro intérprete.)

“Después de siete meses, dos hermanas que eran precursoras especiales fueron enviadas a Tahan y a mí me pidieron que regresara a Rangún. Dentro de un año las precursoras hablaban con afluencia el idioma lushai . . . La obra siguió adelantando a gran velocidad, se formó una congregación y se construyó un Salón del Reino. Fue el primer Salón del Reino construido por los Testigos en Birmania. De esta congregación salieron 13 precursores especiales lushais.”

En 1960, Birmania alcanzó un número máximo de 201 publicadores del Reino, como resultado del crecimiento en el estado de Chin. Ese año hubo una marca de bautizados: 38 personas. El máximo de publicadores aumentó a 216 en 1962.

En aquel mismo año, mientras los hermanos asistían a una asamblea de circuito en Moulmein, por la radio se anunció que el 2 de marzo de 1962 había acontecido un golpe de estado. Por supuesto, nosotros observamos neutralidad cristiana. Pero nos preguntábamos si el cambio de gobierno afectaría nuestra obra. ¿Nos permitiría este nuevo gobierno traer más misioneros? ¿Y permitiría que nuestros precursores especiales asistieran a la Escuela de Galaad? En 1961, el gobierno anterior había rehusado permitir que dos de nuestros precursores fueran a Galaad. Un segundo intento por obtener pasaportes también había fracasado. Pero, ¿qué acontecería ahora?

El nuevo gobierno militar garantizó la libertad de cultos. Su norma es que si la religión no interviene en los asuntos políticos, ellos no intervienen en la religión. Como han solicitado, les hemos suministrado plena información acerca de nuestra obra.

ASAMBLEA “BUENAS NUEVAS ETERNAS” DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

¡Qué emocionante fue para los testigos de Jehová de Birmania, un país en el cual entonces había poco más de 200 publicadores del Reino, el ser anfitriones para una de las asambleas “de alrededor del mundo” que estaba celebrando el pueblo de Jehová! Ciertamente esperábamos muy emocionados esta Asamblea “Buenas Nuevas Eternas,” que se celebraría en Rangún en agosto de 1963. Debido a que había estrictos reglamentos que regían la celebración de reuniones y el uso de altavoces, hubo que obtener permisos especiales de la policía. Aunque estos permisos se habían solicitado con mucho tiempo de anterioridad, la autorización necesaria no se había recibido. Se había hecho todo esfuerzo posible por lograr la autorización, pero nada se había logrado. Entonces el superintendente de la sucursal por casualidad mencionó el problema en una conversación que tuvo con un budista amigable que estaba imprimiendo los programas de la asamblea. Él ofreció su ayuda, dio el paso pertinente y colocó a tiempo en nuestras manos los permisos necesarios.

La asamblea se celebró en el Ayuntamiento de Rangún. Al hacer arreglos para la cafetería, afrontamos un problema que es peculiar de Birmania, el comúnmente llamado “problema del olor de freír.” Como ya se explicó, entre los birmanos está bien arraigada la creencia de que el olor del alimento que se fríe es dañino para la salud, particularmente la salud de gente enferma. Puesto que hay muchas oficinas en secciones adjuntas en el Ayuntamiento, el personal del Ayuntamiento les solicitó con instancia a los hermanos que no hicieran ningún “olor de freír” al cocinar, aunque los hermanos habían recibido permiso para cocinar en el lugar designado para ello. Esto quiso decir que algunos de nuestros cocineros tuvieron que empezar su trabajo antes de las 4 de la mañana para evitar que hubiera cosa alguna que diera la impresión de un “olor de freír” después de las 8 de la mañana. Si no se hubiera hecho esto, con toda probabilidad se hubieran presentado objeciones que pudieran haber hecho necesario cerrar la cafetería. Para crédito de los hermanos podemos decir que ninguna dificultad de clase alguna surgió con los vecinos del Ayuntamiento. De paso, un empleado del Ayuntamiento dijo que el grupo nuestro fue al primero que se le había permitido alguna vez cocinar en aquel lugar.

La asamblea fue inolvidable. Nunca habíamos visto a tantos de nuestros hermanos y hermanas extranjeros de una sola vez. Entre nuestros visitantes estuvieron los hermanos N. H. Knorr, F. W. Franz y Grant Suiter.

La asamblea empezó el 8 de agosto, con una concurrencia de 310 personas. Al fin de una conmovedora conferencia aquella noche, el hermano Suiter presentó la muy esperada edición birmana del libro De paraíso perdido a paraíso recobrado.

El sábado, a las 6 de la tarde, el hermano Knorr presentó el discurso público “Cuando Dios sea rey sobre toda la Tierra.” Para el gozo de todos los hermanos, para entonces la concurrencia había aumentado hasta un punto máximo de 603. Puesto que se calculaba que 100 de los presentes eran hermanos extranjeros, y unos 200 eran publicadores locales, unas 300 personas del público asistieron a la conferencia. ¡Aquello ciertamente fue excelente!

Aquella noche un grupo de 10 misioneros que servían en Birmania disfrutó de una comida con los hermanos Knorr y Franz. Después del intercambio de interesantes experiencias, el grupo escuchó atentamente mientras el hermano Knorr dio instrucciones claras de ‘seguir trabajando fielmente y seguir edificando a sus hermanos.’ Mostró con claridad que el que la organización local pudiera resistir la prueba ardiente de la persecución dependía principalmente de lo madura que estuviera en aquel tiempo.

Un discurso notable que presentó F. W. Franz el día final de la asamblea fue “El mundo... el campo de trabajo de Dios.” Después de un corto intermedio, él cerró la memorable asamblea con un discurso de dos horas y una oración final.

DEPORTACIÓN DE MISIONEROS EXTRANJEROS

Alcanzamos un punto máximo de 270 proclamadores del Reino en 1965, y nuestra obra iba logrando buen progreso. Pero en el mes de mayo de 1966 recibimos noticias sacudidoras. El gobierno le informó a la sucursal que todos nuestros misioneros extranjeros deberían salir del país para el 30 de junio de 1966. Por supuesto, la orden de salir para el 30 de junio no aplicaba solamente a nuestros misioneros, sino también a los de la cristiandad. Más tarde, pareció que la razón por la cual se dieron estos pasos fue que los misioneros de la cristiandad estaban interviniendo en los asuntos políticos del país. Nada se pudo hacer sino preparaciones para que el hermano Kirk partiera hacia Inglaterra, donde se uniría a su esposa, que estaba enferma allá, y para que los hermanos Barber y Richards, con sus esposas, partieran hacia la India. Frank Dewar y su familia partieron hacia Tailandia.

Ahora, ¿qué le sucedería a nuestra obra en Birmania? Todos los hermanos extranjeros habían partido del país. ¿Podrían efectuar la obra los Testigos locales?

Aunque estos desenvolvimientos sacudieron a los hermanos, no se desanimaron. Sabían que Jehová Dios estaba con ellos. (1 Cró. 28:20) Rápidamente, la Sociedad nombró al hermano Maurice Raj superintendente de sucursal, y el hermano Dunstan O’Neill había de atender la obra de circuito. Sí, el pueblo de Dios en Birmania funcionó como de costumbre. De hecho, nuestra obra continuó adelantando, lo cual muestra que la mano de Jehová no se ha acortado.—Isa. 59:1.

EXPANSIÓN DE LA OBRA

Hacia fines de 1966 la sucursal dio comienzo a la testificación en Myitkyina, la capital del estado de Kachin en la Birmania septentrional. La mayoría del pueblo kachin pertenece a alguna confesión religiosa de la cristiandad, pero allí, como en otros lugares, sus religiones han conducido a la gente a la oscuridad. La mayoría de los jóvenes de la cristiandad se habían unido a los insurgentes y estaban causando estragos en las zonas selváticas, volando puentes, destruyendo trenes de pasajeros, y así por el estilo. Pero algunos de los kachins, particularmente personas de edad avanzada, buscaban guía de otra fuente. Fue el tiempo apropiado para que nosotros les declaráramos a aquellas personas el mensaje del reino de Dios.

Labang Gam, el precursor especial kachin que se fue a Myitkyina, trabajó allí con verdadera intensidad. En los primeros meses, testificó de casa en casa desde la mañana hasta la noche. Antes de que el clero se diera cuenta de ello, el pueblo quedó inundado con nuestras revistas, y todo el mundo hablaba acerca de los Testigos. Entonces vinieron olas de ataque. Todos los domingos, y en todas las iglesias, se predicaban sermones contra los testigos de Jehová. A la gente se le dijo que no hablara con el precursor y no aceptara literatura de él. No obstante, el interés aumentó. De hecho, se hizo demasiado grande para un solo precursor; y fue necesario enviar otro para que le ayudara. Cuando ellos no pudieron atender todo el aumento, hubo que enviar más precursores. En seis meses se formó una congregación. Y en 1968 la Congregación de Myitkyina construyó un Salón del Reino.

Muchos publicadores de la Congregación de Myitkyina fueron nombrados precursores especiales y enviados a Monhyin, Bhamo, Katha y Putao. Los precursores que fueron a Lashio tuvieron tanto éxito que dentro de un año se estableció una congregación allí. Los Testigos de aquel lugar también han construido un Salón del Reino, uno con esteras de bambú y techo de hierba. Ahora en el estado de Kachin nuestra obra se efectúa en nueve diferentes lugares. Aunque hay mucho interés entre el pueblo kachin en el interior, debido a los rebeldes se nos ha hecho imposible enviar precursores a estas zonas.

En diciembre de 1966 el superintendente de la sucursal hizo una gira extensa y visitó a todas las congregaciones y grupos aislados, y además estuvo en nuevos lugares. Hubo el nombramiento de muchos nuevos precursores especiales, a quienes se envió a territorios vírgenes. Como resultado de esto, nuestra obra continuó en expansión.

LA AYUDA DE DILIGENTES SUPERINTENDENTES DE ZONA

Aquí parece apropiado mencionar a los superintendentes de zona y el mucho trabajo que han hecho al visitar esta sucursal. Hubo un tiempo en que el gobierno birmano no permitía que entraran turistas en el país. Por eso, uno de los superintendentes de zona, Ronald Jacka, tuvo que entrar con un visado de tránsito que le permitía estar aquí solo 24 horas. Llegó al aeropuerto de Mingaladon a las 7 de la noche y, después de las formalidades usuales en la aduana, llegó a la sucursal a las 9. Aquella noche el hermano Jacka empezó a trabajar a las 10 de la noche. Él y el superintendente de la sucursal, el hermano Raj, trabajaron toda la noche, de modo que ninguno de ellos pudo pegar los ojos en toda la noche. A las 5 de la mañana, partieron hacia el aeropuerto. Lo mismo sucedió cuando el hermano T. H. Sanderson, de la India, visitó a Birmania como superintendente de zona. Aunque estas visitas fueron cortas, se recibieron con mucho aprecio.

UNA ASAMBLEA DIFERENTE

La Asamblea de Distrito “Paz en la Tierra,” en 1969, fue algo diferente porque se celebró, no en Rangún como se acostumbraba, sino en Myitkyina. En Birmania la mayoría de la gente viaja por tren o vapor, y por lo general todos estos medios de transportación están atestados, y muchas veces hay pasajeros que tienen que sentarse en el techo. La Sociedad hizo arreglos para tener vagones especiales de ferrocarril para el viaje a Myitkyina. Las autoridades del Ferrocarril de Birmania mostraron mucha cooperación, pues suministraron dos vagones desde Rangún a Mandalay, donde se añadieron otros dos. Si no hubiera sido por este arreglo, hubiera sido casi imposible viajar los 1.162 kilómetros desde Rangún a Myitkyina en el tren atestado de pasajeros durante aquellos dos días y dos noches.

Los delegados desde la Baja Birmania salieron de Rangún el sábado, y concurrentes a la asamblea procedentes de los estados de Chin y Shan les dieron la bienvenida en la estación de Mandalay el domingo por la mañana. Puesto que nadie saldría de Mandalay sino hasta tarde en la noche, se habían hecho arreglos para efectuar predicación de casa en casa.

En Mandalay y Mohnyin la Sociedad hizo arreglos para que hubiera alimento para los delegados. Por lo general cuando un tren se detiene en una estación y es casi tiempo para las comidas los pasajeros corren a los puestos donde se vende alimento para comprar algo de comer. Pero muchas veces se quedan sin su comida debido a que todo el alimento se ha vendido. Pero los Testigos recibieron su alimento en los vagones mismos. ¡Cuánto agradecieron el enterarse de que el alimento les costaba solo 80 pyas (12 centavos de dólar) por comida, mientras que los paquetes de alimento que se vendían en las estaciones cuestan por lo menos 2,00 kyats (29 centavos de dólar)! Con aprecio, un hermano dijo: “¡Cuánto le agradezco a la Sociedad esta muestra de consideración! Si no fuera por este arreglo, hubiera gastado aproximadamente K20,00 [$2,86, moneda de E.U.A.] por una sola comida para mi familia de ocho personas. Pero ahora he gastado solo K6,40 [91 c. de dólar] y sin embargo el alimento era bueno.”

A aquellos cristianos viajeros no se les atendió solo con alimento físico, sino también con alimento espiritual. Hubo ochenta precursores asignados para pronunciar discursos bíblicos en el tren.

Para la asamblea se construyó una enorme cúpula de bambú. El auditorio principal, que no tenía postes de apoyo centrales, se construyó de bambú, a excepción del techo. Primero se enterraron palos de bambú en el terreno, a espacios iguales, y opuestos unos palos a los otros, y entonces los hombres de menos peso y más ágiles empezaron a subir por los palos para doblarlos. Este trabajo de subir por los palos tenía que hacerse muy cuidadosa y lentamente. Se hizo que los bambúes se doblaran unos hacia otros y, cuando los extremos superiores se encontraron en el centro, se les ató para mantenerlos juntos. También se dio uso al bambú para atar. ¿Cómo? Al cortar bambúes en tiras delgadas y empapárseles en agua se convirtieron en sogas prácticas. La aptitud y velocidad con que las manos experimentadas pueden cortar bambúes es realmente asombrosa. Finalmente, la cúpula de bambú fue cubierta con techumbre de hierba.

Las mesas de la cafetería también se hicieron de palos y esteras de bambú. De hecho, palos de bambú cortados por la mitad, con las porciones divisorias removidas, sirvieron de conductos para transportar el agua desde un pozo cercano. Durante la asamblea también se usaron bambúes como receptáculos para el agua y la sopa.

Los delegados recibieron una buena recompensa, pues nunca antes se habían presentado tres nuevas publicaciones birmanas durante una asamblea. ¡Cuánto se alegró el auditorio al recibir los libros ‘Cosas en las cuales es imposible que Dios mienta’ y “Tu palabra es una lámpara para mi pie,” así como el nuevo cancionero “Cantando y acompañándose con música en su corazón”! Además de recibir estas publicaciones nuevas en birmano, los delegados fueron bendecidos con cinco nuevas publicaciones en inglés.

Se presentaron tres dramas bíblicos. Pero ¿cómo logramos tener las vestiduras necesarias? Bueno, en realidad es sorprendente la manera en que la ropa local puede ser transformada en vestidos al estilo del Israel antiguo. Los sarongs del tipo lushai fueron muy útiles en esta ocasión. Cada persona que participaba en los dramas trajo su propia vestidura. ¡Pero el hermano que había de representar al profeta Daniel olvidó traer la suya, incluso su barba gris! ¡Algo tenía que hacerse rápidamente!

El telón subió. El drama empezó. Y allí estaba Daniel en su edad avanzada. Los del ‘Departamento de las Vestiduras’ habían tomado algún algodón y dos pedazos de esparadrapo o cinta adhesiva del Departamento de Primeros Auxilios. Los pedazos de cinta adhesiva fueron cosidos de modo que los lados adhesivos quedaran hacia afuera. Un lado se pegó al rostro, y sobre el otro lado se pegó el algodón. Para conseguir el color que se requería, se hizo una mezcla de carbón pulverizado y cenizas y aceite de cocinar y esto se frotó sobre el algodón. ¡El resultado fue que allí estaba “Daniel”!

SE PROMUEVE MAYOR EXPANSIÓN

Durante 1970 tratamos de dar aún más expansión a la obra. El mensaje del reino de Dios no se estaba proclamando entonces en las colinas de Naga, en la parte noroeste del país. Por eso, en el mes de abril dos precursores especiales fueron enviados a Hkamti. Ellos hallaron a muchas personas interesadas en la verdad allí. ¡Sí, dentro de una sola semana hubo cinco individuos asistiendo a las reuniones!

Pero el rápido progreso que se logró duró poco. El gobierno emitió una orden en la que decía que los hermanos tenían que salir de la provincia de Hkamti (las colinas de Naga) en 24 horas o ir a prisión. No se dio razón para la orden emitida. Los precursores apelaron, pero fue inútil; el funcionario que tenía que ver con el asunto estaba resuelto a verlos salir de Hkamti. Tanto para ir a Hkamti como para regresar de allí, solo se podía viajar por avión, y no había vuelo diario. Por eso, los hermanos le dijeron al funcionario que no podrían partir dentro de 24 horas, pues tenían que esperar hasta que llegara el siguiente avión, que no vendría dentro del espacio de tiempo que se les había dado.

Así y todo, el funcionario quiso resueltamente que ellos salieran dentro de 24 horas. “Pero, ¿cómo?” le preguntaron los hermanos. “Hagan una balsa de bambú y floten sobre el río y váyanse,” fue la firme respuesta. El viajar en balsa por centenares de kilómetros sobre un río agitado sería absolutamente imposible. Sin embargo, no había manera de hacer que el funcionario razonara. Los precursores especiales, los hermanos Win Pe y Aung Naing, tenían un gran problema en sus manos, pero Jehová no los abandonó. Inesperadamente, un avión de la fuerza aérea aterrizó en el campo aéreo de Hkamti. Por eso, las autoridades pusieron a los hermanos en aquel avión, y les dieron un viaje gratuito de regreso a Myitkyina. Después de eso, se ayudó a las personas que habían mostrado interés en la verdad por medio de escribirles cartas.

En aquel tiempo surgió un problema inesperado en Tiddim, en el estado de Chin. Los mizos rebeldes de la India habían cruzado la frontera, habían incendiado algunos lugares en Tiddim, y entonces habían regresado a su propio país. En Birmania, a los mizos se les conoce como lushais. Por eso, se sospechaba que muchos lushais apoyaban a aquellos rebeldes extranjeros. A Lal Chhana y Chal Liana, dos precursores especiales lushais que estaban en aquel pueblo, se les acusó falsamente de ser agentes de los rebeldes y se les puso bajo custodia. Solo se les puso en libertad después de seis meses de detención. Al mismo tiempo, y por la misma razón, a B. T. Ruala y Vai Chunnunga, precursores especiales en Khampat, los metieron en la cárcel de Tamu. Después de seis meses los pusieron en libertad sin que se les hubiera presentado acusación.

OTROS PROBLEMAS

Poco tiempo después los hermanos que vivían en Vanna, estado de Chin, se enfrentaron a oposición debido a su neutralidad cristiana. Al tiempo de las elecciones el votar era obligatorio. Cuando los hermanos rehusaron participar en la política debido a sus convicciones religiosas y a su resolución religiosa de mantenerse libres del mundo, no se les permitió efectuar ninguna testificación de casa en casa. (Sant. 1:27) Además, a los niños que eran Testigos se les expulsó de la escuela. Cuando eso sucedió, el superintendente de la sucursal, acompañado de su esposa, fue a ver a los hermanos de aquella zona y a estimularlos. Desde Rangún a Kalemyo el viaje se hacía por avión, y entonces por camión desde allí a Haka. Aunque se suponía que en este “autobús” viajaran solo 22 pasajeros, había más de 50 apretujados dentro, y unos 10 más iban sobre el techo. El viaje tomaba dos días, aunque era de solo 180 kilómetros. Debido a las condiciones del tiempo, había mucho lodo en las carreteras y se resbalaba fácilmente. La peligrosa carretera serpentina lleva al viajero a una altura de 1.800 a 2.400 metros sobre el nivel del mar. Desde Haka el viaje se completaba a caballo y a pie hasta Vanna y Hmaika, donde se estaba presentando la dificultad. Hubo oportunidad de hablar a varias autoridades locales y explicar nuestra posición de neutralidad basada en nuestra fe religiosa. Esta visita animó a los hermanos y hermanas, y ellos la apreciaron mucho. Están fuertes en la fe y resueltos a permanecer leales a Dios.

Cuando las cosas se tranquilizaron hasta cierto punto y hubo cambios en la autoridad local en Hkamti, enviamos a otros cuatro precursores especiales a aquel lugar para que ayudaran a las personas que se interesaban en la verdad. En pocos meses se habían formado tres grupos, y 16 personas informaron servicio del campo.

Los precursores penetraron profundamente en la selva, y visitaron a todos los aldeanos con el mensaje del Reino. Esto ciertamente irritó a los clérigos de la cristiandad. Con sus labios arteros y su falsedad, envenenaron la mente de las autoridades por medio de levantar contra los hermanos la falsa acusación de que eran agentes de los insurgentes. Las autoridades, después de mucha interrogación, ordenaron a los precursores que salieran de la provincia dentro de un espacio de siete días. No hubo manera de evitar esto, a pesar de las muchas explicaciones. Cuando el día final llegó, los precursores fueron a la oficina del Consejo del Estado para explicar que no había transportación disponible en aquel día y que tendrían que quedarse un día o dos más. Pero las autoridades estaban resueltas a ver que ellos salieran aquel mismo día, antes de la caída del Sol. Por eso, los hermanos S. Dewar, B. Mawia y Ba Yee, así como la hermana Z. Liani, tuvieron que recoger sus pertenencias y partir de Hkamti inmediatamente. Siguieron caminando hasta que llegaron a una aldea aquella noche. Sin embargo, los hermanos y las personas interesadas en la verdad que quedaron atrás todavía están firmes en la verdad y declaran con regularidad las “buenas nuevas.”

TRATANDO CON PROBLEMAS DE IMPRESIÓN

Nuestra producción de Kinhmyozin (La Atalaya en birmano) aumentó rápidamente, hasta que llegó a la cifra de 8.500 ejemplares en el mes de enero de 1967. Entonces el gobierno puso fin al aumento por medio de permitirnos imprimir solo 5.000 ejemplares al mes, empezando con el número de mayo de 1967. Para empeorar las cosas, en abril de 1972 las autoridades nos informaron que solo podrían darnos suficiente papel para imprimir, no 5.000 ejemplares, sino simplemente 3.000. Aquella cantidad de revistas sería muy poca para nosotros. ¿Qué podíamos hacer? Bueno, todo lo que se pudo hacer fue llevar el asunto a Jehová Dios en oración.

Maurice Raj, el superintendente de la sucursal, pidió una entrevista especial con el administrador de la Corporación del Comercio Núm. 9, y le fue otorgada inmediatamente. El hermano Raj le explicó al administrador que la Sociedad Watch Tower podría comprar papel con dinero extranjero, es decir, con dólares de los Estados Unidos. Esto le atrajo mucho. “Pero,” dijo el hermano Raj, “solo podríamos hacer esto si pudiéramos comprar papel para 10.000 ejemplares.” ¿En qué resultó esta entrevista? Durante el mismo mes siguiente pudimos imprimir 10.000 ejemplares. ¡Sí, desde enero de 1975 hemos tenido el privilegio de imprimir dos números mensualmente... 20.000 ejemplares cada mes!

Parece apropiado explicar cómo imprimimos aquí. Cuatro ejemplares de cada número que se va a imprimir tienen que escribirse a máquina y someterse a la aprobación de la Junta de Impresores y Publicadores. Obtener el permiso puede tomar una semana, o a veces hasta un mes. Después de recibir el permiso para imprimir, solicitamos permiso para comprar el papel. Esto toma más o menos otra semana. Con ese permiso de la oficina de los que controlan el papel, vamos al godown (un almacén donde están las existencias del papel) para comprarlo. Allí, tenemos que ponernos en fila hasta que nos llega el turno para comprar.

Después de haberse impreso el número de la revista y antes de que las revistas se lleven a la sucursal desde las prensas, tenemos que enviar 17 ejemplares a la Junta de Impresores y Publicadores, la cual efectúa una investigación para ver si la revista concuerda con el manuscrito que se ha presentado originalmente. No se permite quitar ni añadir nada. Después de recibir un certificado de aprobación, lo entregamos, junto con cinco ejemplares de La Atalaya, a la oficina de los controladores del papel para que ellos investiguen en la prensa para ver si el papel que se otorgó se utilizó de hecho con el fin que declaramos en nuestra solicitud. Este procedimiento se efectúa en el caso de todo número, mes tras mes.

CON LOS SUPERINTENDENTES VIAJANTES

Especialmente después de 1967 nuestra obra empezó a progresar rápidamente. Por la bendición de Jehová sobre los cristianos birmanos, entre ellos los precursores especiales y los dos superintendentes viajantes, D. J. O’Neill y J. T. Xavier, en cuatro años la cantidad de Testigos en Birmania casi se había duplicado. En 1968 hubo un aumento de 24 por ciento en el número de los publicadores, durante 1969 hubo un aumento de 26 por ciento, en 1970 la cantidad aumentó en 18 por ciento, y para 1971 aumentó en 12 por ciento. Dentro de aquellos cuatro años, 276 individuos simbolizaron su dedicación a Dios por medio de bautizarse en agua. Así, casi la mitad de los Testigos que había en Birmania en 1971 se había bautizado dentro de los cuatro años anteriores. Habíamos hecho arreglos para que hubiera tres circuitos para 1971, y el tercer superintendente de circuito fue el hermano Donald Dewar, el hijo del precursor especial Frank Dewar, quien había sido deportado en 1966.

Parece apropiado mencionar aquí algunas de las dificultades que experimentan los superintendentes de circuito. Para visitar a sus compañeros de creencia, a menudo viajan en trenes, autobuses o embarcaciones atestados de gente. A veces hasta viajan en los techos de los trenes, autobuses o lanchas. En algunos lugares, los rebeldes hacen volar los puentes, o colocan minas en las carreteras. En las colinas Chin, la mayor parte del viaje se hace a pie. Pero esto no es fácil, porque hay que subir hasta 2.400 metros sobre el nivel del mar. Para visitar a todas las congregaciones que están en las montañas los superintendentes viajantes tienen que caminar unos 800 kilómetros. Además, tienen que cargar su propio alimento, así como utensilios para cocinarlo mientras viajan. También hay peligros debido a los animales salvajes. Por ejemplo: Mientras viajaba solo desde Tonzang a Tiddim, James Xavier se encontró con un grupo de mandriles. Cuando el más grande de todos se le quedó mirando, el hermano Xavier casi se murió del susto. “Recogí un palo y grité con todas las fuerzas,” recuerda él. “Cuando se movieron un poco, caminé a la mayor velocidad que pude. Entonces empezó a llover muy fuertemente. Yo tenía un frío terrible y estaba casi exhausto cuando llegué a una aldea que había en el camino. Encontré abrigo de la lluvia en la casa de un muy amigable pastor bautista. Mientras me calentaba, tuve una excelente conversación sobre asuntos bíblicos con él.”

Donald Dewar había pensado que lo mejor era caminar los 68 kilómetros desde Haka a Leitak, en el estado de Chin, en un solo día. Se levantó antes de la alborada, puso su alimento en una hoja de plátano, y empezó el viaje. Sin descansar mucho por el camino, él y el hermano que lo acompañaba siguieron caminando rápidamente, subiendo y bajando por las montañas. Los últimos cinco kilómetros exigieron subir continuamente por una montaña muy empinada y rocosa. Con gran dificultad y con la ayuda de su compañero, el hermano Dewar se las arregló para terminar el viaje como lo había planeado, pero al día siguiente se le hizo muy difícil levantarse.

Hasta el viaje en autobús es difícil en algunos lugares aquí. Cierto día hubo una tragedia cuando un autobús completamente lleno de gente bajaba por la sinuosa carretera que viene de Mogok, donde se sacan de las minas los famosos rubíes de Birmania. Donald Dewar y muchos otros pasajeros estaban sentados en el techo del autobús cuando, de súbito, el conductor perdió el control del vehículo y hubo un accidente que causó la muerte a varias personas. En aquella ocasión el hermano Dewar terminó en Mandalay con una pierna fracturada.

Pero puede haber otros peligros, también. James Xavier recuerda lo siguiente: “Mientras viajaba en camión [o autobús] desde Loikaw (estado de Kayah) hasta Taunggyi (estado de Shan), de repente el vehículo quedó en medio de una refriega entre fuerzas del gobierno y los insurgentes. Tuvimos que saltar del camión y refugiarnos debajo de él hasta que la pelea terminó. Después, transportamos a los soldados muertos y heridos al hospital cercano en la aldea de Sisaing.”

MIEMBROS DEL CUERPO GOBERNANTE AYUDAN

Las visitas por miembros del Cuerpo Gobernante han sido muy útiles y animadoras. Especialmente nos ha impresionado la manera en que estos hermanos despliegan humildad e interés amoroso en el pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando M. G. Henschel visitó a Birmania del 24 al 27 de enero de 1973 se asoció libremente con los hermanos locales, y todos admiraron su humildad.

Los hermanos N. H. Knorr y F. W. Franz nos visitaron en enero de 1975. Poco antes del tiempo en que habían de hablar en el Salón Conmemorativo de Gandhi, en Rangún, se supo que las autoridades no permitirían celebrar reuniones en salones públicos. ¿Por qué? Debido a unas dificultades causadas por estudiantes que sostenían ideas radicales y algunos malos elementos con relación al funeral de U Thant, quien había sido secretario general de las Naciones Unidas. Por eso, a los casi 500 hermanos y personas que se interesaban en la verdad que ya estaban reunidos en el Salón Conmemorativo de Gandhi se les pidió que pasaran a un Salón del Reino cercano. Aunque en aquel salón solo había asientos para unas 150 personas, 270 se apretujaron dentro para escuchar los discursos de los hermanos Knorr y Franz aquella noche. Más de 200 personas tuvieron que regresar a sus hogares sin oír a los visitantes. Sin embargo, durante los siguientes dos días más de 600 personas se reunieron en el patio de la casa de Eric Marcelline, sentadas bajo los árboles como si estuvieran celebrando una comida campestre, pero disfrutando de alimento espiritual. Los Testigos locales presentaron una excelente función de variedades para los visitantes, y, en respuesta, F. W. Franz tocó la armónica, mientras los que lo acompañaban en el viaje entonaron canciones.

En marzo de 1977 John Booth, del Cuerpo Gobernante, visitó a Birmania junto con el hermano Don Adams y su esposa, de la familia del Betel de Brooklyn. Ésta fue también una ocasión de alegría para el pueblo de Jehová en este país, y muchas personas vinieron de la Alta Birmania para asistir a la asamblea que coincidió con la visita. Esa asamblea se celebró en la colina de Sión, en Insein, a unos 16 kilómetros de Rangún. Una vez más los Testigos birmanos hicieron arreglos para presentar una interesante función para los visitantes.

L. A. Swingle efectuó la más reciente visita de zona por un miembro del Cuerpo Gobernante en enero de 1978. En una asamblea en Okkalapa, 302 personas le oyeron presentar un estimulador discurso en el cual las instó a perseverar, como perseveró Jeremías, el profeta de Dios. Durante esta visita, el hermano Swingle también habló en la dedicación de nuestro nuevo hogar Betel. En este caso el auditorio fue de 248 personas. Pero a continuación damos algunos datos acerca de la adquisición de esta propiedad.

ADQUIRIENDO NUESTRO NUEVO HOGAR BETEL

Un domingo, después de haber participado en el servicio del campo, el coordinador de la sucursal visitó a cierto hermano. Mientras hablaban, salió a relucir el hecho de que desde su visita en 1962 N. H. Knorr había querido que halláramos un nuevo local y comodidades para la sucursal y el hogar Betel. El hermano, que tenía grandes deseos de ayudar, declaró que sabía acerca de un lugar muy excelente que quedaba bastante cerca. Por esto, el hermano Raj, el coordinador de la sucursal lo siguió hasta el lugar y vio que era muy apropiado. Era un edificio de dos pisos sobre aproximadamente la cuarta parte de una hectárea de terreno. El edificio tenía suficiente espacio para dormitorios y oficinas, así como una parte que se prestaba para usarse como Salón del Reino. Además, el edificio era lo suficientemente grande como para permitir expansión en el futuro.

El día siguiente el coordinador de la sucursal llevó a otros miembros de la sucursal a ver el edificio. Su esposa, Doris, se sorprendió cuando supo que la esposa del dueño había sido amiga de ella en la escuela. La hermana Raj pronto pudo empezar un estudio bíblico con los hijos de ella. Cuando el hermano Raj ofreció estudiar con los padres, la madre dijo: “Estoy dispuesta a estudiar, pero nunca voy a cambiar de religión.” El padre no puso ninguna objeción, puesto que estaba muy desilusionado con la Iglesia Católica. Por eso, el hermano Raj comenzó un estudio bíblico con ellos. Después de tres meses de estudio, estaban convencidos de que habían hallado la verdad. Sacaron de su hogar los ídolos religiosos y dejaron de ir a la iglesia. En la siguiente asamblea de distrito ellos y su hijo mayor simbolizaron su dedicación a Jehová por medio de bautismo en agua. Después de eso, el título de propiedad de la casa fue registrado oficialmente en el nombre de los testigos cristianos de Jehová. Así, en enero de 1978 el hermano Swingle pudo presentar el discurso de dedicación para nuestra oficina de sucursal y hogar Betel.

LA OBRA SIGUE ADELANTE

A pesar de contrariedades, nuestra obra ha seguido adelantando. Para el fin del año de servicio de 1972 había 644 publicadores del Reino, lo cual representa un aumento de 7 por ciento. En 1974 hubo un aumento de 5 por ciento, cuando 762 publicadores informaron servicio del campo y 111 simbolizaron su dedicación a Dios por bautismo. Durante 1975 los hermanos de Birmania trabajaron arduamente y fueron bendecidos con un aumento de 14 por ciento. En ese año, 108 personas se bautizaron y el máximo en el número de publicadores del Reino fue de 822. El año de servicio de 1976 terminó con un máximo de 845 en la cantidad de publicadores. En octubre de ese año el hermano Maurice Raj y su esposa tuvieron el privilegio de pasar algún tiempo en la oficina central de la Sociedad en Brooklyn, Nueva York, durante las reuniones de los coordinadores de sucursal que se celebraron allí.

Durante el año de servicio de 1977 hubo una disminución de un por ciento en el número de proclamadores del Reino en este país. Aquella fue la primera vez en la historia de los testigos de Jehová en Birmania que tuvimos una disminución. ¿A qué se debió esto?

Una de las razones ha sido la inflación. El costo de las mercancías ha seguido aumentando. Por ejemplo, una libra de café valía K7,00 (un dólar, moneda de E.U.A.) hace solo unos años, pero para principios de 1978 el costo había aumentado a K85,00 ($12,14, moneda de E.U.A.). ¡Eso es un aumento de 1.114 por ciento! Eso quiere decir que muchos Testigos y personas interesadas en la verdad han tenido que estar muy ocupados trabajando ‘para irla pasando,’ y esto parece que ha hecho que algunos hayan perdido aprecio a las cosas espirituales.

Otros, que habían dejado de fumar o mascar la areca, han vuelto a sus costumbres impuras de antes. Desde 1975 a 1977, 32 personas fueron expulsadas por estas prácticas solamente.

Algunas personas dejaron de asociarse con nosotros debido a que no sucedieron cosas que ellos esperaban en el año 1975. Estas personas sucumbieron a los intereses mundanos cuando su interés en las promesas de Dios se enfrió. Por eso, al terminar el año de servicio de 1977, notamos una disminución de un por ciento en el número de los publicadores del Reino en Birmania.

Sin embargo, la mayoría de los hermanos no han permitido que ningún factor los haya llevado a una decadencia espiritual. Se han mantenido ocupados en el servicio sagrado y han recibido muchas bendiciones. Para principios del año de servicio de 1978 hubo de nuevo un aumento en nuestra testificación por todo el campo... un nuevo máximo en el número de publicadores del Reino cada mes. En septiembre de 1977 hubo un aumento de 4,3 por ciento. En octubre hubo un aumento de 5 por ciento; en noviembre, un aumento de 8 por ciento, y, en diciembre, un aumento de 11 por ciento, pues 903 personas informaron servicio del campo ese mes. Por primera vez pasamos entonces de la marca de 900 publicadores. Esto exigió que hiciéramos arreglos para un cuarto circuito en este país.

Aquí en Birmania hay personas de toda clase asociándose con los siervos de Jehová. Por ejemplo, T. Tamang, un firme hindú que practicaba yoga, llegó a ser testigo cristiano de Jehová y ha sido superintendente durante los últimos 20 años. Por sus esfuerzos, se ha ayudado a muchos hindúes a salir de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, y a llegar a ser alabadores del Dios verdadero, Jehová.—Rev. 18:1-5.

MIRANDO AL FUTURO

Fue en 1914 que la chispa de la verdad bíblica penetró en Birmania. Pero solo fue en 1926 que la obra del Reino se organizó debidamente aquí. Durante la segunda guerra mundial la obra se detuvo por completo. Pero después de aquel conflicto nuestra actividad comenzó de nuevo, y hubo ocho publicadores del Reino en 1946. Los misioneros extranjeros vinieron por primera vez a este país en 1947 y 1948, pero fueron deportados en 1966. En los 32 años desde 1946, hemos progresado desde 8 publicadores a 903 en diciembre de 1977. Durante marzo de 1978, aquí se alcanzó un máximo de 905 proclamadores del Reino, y nos deleitó saber que 2.174 personas se reunieron en toda Birmania el 23 de marzo de 1978 para conmemorar la muerte de Jesucristo.

Sabemos que Dios ciertamente atraerá a todas las personas que son como ovejas para que se asocien con la congregación cristiana antes de que venga el fin final de este inicuo sistema de cosas. Jesús dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán . . . y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) Por eso, hasta que Dios diga que esta obra se ha hecho, continuaremos anunciando al Rey y el Reino, sin vacilación. Y anhelamos ver las bendiciones que encierra el futuro para los cristianos verdaderos en Birmania.

[Mapa de la página 36]

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