Ir al contenido

Ir al índice

LECCIÓN 3

Pronunciación correcta

Pronunciación correcta

NO TODOS los cristianos han recibido una amplia formación escolar. Hasta de los apóstoles Pedro y Juan se dijo que eran “iletrados y del vulgo” (Hech. 4:13). Con todo, es importante no restar lustre a nuestra presentación de la verdad bíblica con una pronunciación errada.

Factores que hay que tener en cuenta. Las normas que rigen la pronunciación varían de un idioma a otro. Muchas lenguas se representan gráficamente por medio de las letras de un alfabeto. Además del alfabeto latino (en el que se basa el español), existen otros, como el árabe, el cirílico, el griego y el hebreo. El chino escrito no utiliza un sistema alfabético, sino caracteres ideográficos, que pueden componerse de varios elementos y por lo general representan una palabra o parte de ella. El japonés y el coreano emplean caracteres tomados del chino, pero con pronunciación y significado a menudo muy diferentes.

En los idiomas que usan un alfabeto, para una lectura correcta hay que emitir el sonido que corresponde a cada letra o combinación de letras. No resulta muy difícil cuando la escritura del idioma sigue normas coherentes, como es el caso del español, el griego y el zulú, por ejemplo. No obstante, los términos tomados de lenguas extranjeras a veces mantienen una pronunciación parecida a la original. De ahí que algunas letras o combinaciones de letras se pronuncien de más de una manera y en ocasiones ni siquiera se pronuncien. Por ello, tal vez sea preciso memorizar las excepciones y usarlas con frecuencia al hablar. En el caso del chino, para leerlo correctamente hay que aprenderse de memoria la pronunciación de miles de caracteres. Por otra parte, en algunos idiomas el significado de la palabra varía según el tono empleado; si no se tiene en cuenta este factor, puede transmitirse una idea errónea.

Si la forma escrita de los vocablos de una lengua es divisible en sílabas, es importante pronunciar con mayor intensidad la que corresponda. En muchos de tales idiomas, la posición de la sílaba tónica, es decir, la sílaba realzada, es relativamente fija, y las excepciones se señalan a veces con un acento gráfico. De esta forma se facilita bastante la lectura. Si la posición de la sílaba tónica es, por el contrario, muy variable, se hace necesario memorizar un gran número de pronunciaciones.

En algunos idiomas, para una pronunciación correcta hay que tomar en consideración los signos diacríticos que se colocan encima o debajo de ciertas letras; por ejemplo: ü, è, é, ô, ã, ō, ŭ, č, ç.

En lo que se refiere a la pronunciación, deben tenerse en cuenta varios aspectos. Por una parte, la precisión exagerada puede parecer artificial e incluso pedante, al igual que las pronunciaciones que ya no son de uso general. Con ellas solo se lograría centrar la atención en uno mismo. Por otra parte, conviene no irse al otro extremo y hablar de forma descuidada. Varios de estos puntos se han tratado ya en la lección “Articulación clara”.

En algunos idiomas, la pronunciación aceptable varía de un país a otro, y hasta dentro de un mismo país. De hecho, los diccionarios de ciertas lenguas recogen más de una pronunciación correcta para determinadas palabras. Además, en los casos en que varias naciones comparten un mismo idioma, es frecuente que cada una tenga su acento característico. Sobre todo cuando no se ha tenido mucho acceso a la educación o cuando la lengua que se habla no es la materna, da muy buenos resultados escuchar con atención a los que hablan bien el idioma a fin de imitar su pronunciación. Como testigos de Jehová, deseamos que nuestra forma de expresarnos dignifique el mensaje que predicamos y que sea entendible para la gente del lugar donde vivimos.

En el habla cotidiana, por lo general es preferible utilizar palabras con las que estamos familiarizados, las cuales no suelen ofrecer problemas de pronunciación. No obstante, cuando leemos en voz alta, podemos encontrarnos términos que no son de uso frecuente. Los testigos de Jehová leemos a menudo en voz alta, bien pasajes de la Biblia cuando predicamos, o bien los párrafos del Estudio de La Atalaya o del Estudio de Libro de Congregación, en el caso de algunos hermanos. Por consiguiente, es importante que leamos con precisión y que no empañemos nuestro mensaje con una mala pronunciación.

¿Le cuesta trabajo distinguir la sílaba tónica de algunos nombres bíblicos? En tal caso, le resultará útil conocer las reglas generales de acentuación del español. Según el lugar que ocupe la sílaba tónica en las palabras, estas se clasifican en agudas (cuya sílaba tónica es la última), llanas o graves (la penúltima), esdrújulas (la antepenúltima) y sobreesdrújulas (anterior a la antepenúltima). Para señalar la sílaba tónica a veces se coloca un acento gráfico, o tilde, sobre la vocal, con arreglo a las siguientes normas: las palabras agudas solo llevan tilde si terminan en vocal, –n o –s (ejemplos: Judá, David); las llanas, si terminan en consonante que no sea –n o –s (ejemplos: Héber, Tigris), y las esdrújulas y sobreesdrújulas la llevan siempre (ejemplo: Líbano). Si la sílaba tónica contiene un diptongo —el conjunto de dos vocales que se pronuncian en una misma sílaba, bien una abierta (a, e, o) más una cerrada (i, u), o viceversa, o bien dos cerradas juntas—, la tilde va sobre la vocal abierta o la última de las cerradas siguiendo las reglas anteriores (ejemplos: Éufrates, Sirión, Binuí). También se emplea la tilde para indicar que se disuelve un diptongo (ejemplos: Efraín, Jeremías).

Formas de mejorar. Muchas personas no se dan cuenta de que su pronunciación es un tanto deficiente. Si el superintendente de la escuela le señala que debe mejorar en algún aspecto, tómelo como una muestra de bondad y agradézcalo. Una vez que conozca el problema, ¿qué medidas puede tomar para superarlo?

En primer lugar, cuando se esté preparando para leer en voz alta ante un auditorio, fíjese bien en cómo están escritas las palabras. Si no está seguro de cuál es la sílaba tónica de cierto término, consulte las reglas de acentuación. Lea varias veces en voz alta los términos que le ofrezcan dificultades. En algunos idiomas resulta útil buscar en los diccionarios la pronunciación de las palabras desconocidas; en la introducción de tales obras se explica el significado de los símbolos fonéticos utilizados.

En segundo lugar, lea ante alguien que pronuncie bien y pídale que lo corrija.

Un tercer modo de mejorar la pronunciación consiste en escuchar atentamente a quienes poseen una buena dicción. Si tiene los casetes de la Traducción del Nuevo Mundo y de las revistas La Atalaya y ¡Despertad!, escúchelos, anote las palabras que se pronuncien de manera diferente a como usted lo haría, y practique su lectura. Con el tiempo irá eliminando las pronunciaciones incorrectas, lo que mejorará notablemente su forma de hablar.