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La promesa de un Príncipe de Paz

La promesa de un Príncipe de Paz

Capítulo 10

La promesa de un Príncipe de Paz

Isaías 8:19–9:7

 1. ¿Qué ha experimentado la humanidad desde el tiempo de Caín?

 HACE unos seis mil años vino al mundo el primer bebé. Se llamó Caín, y su nacimiento fue muy especial. Ni sus padres, ni los ángeles, ni siquiera el Creador habían visto antes un niño recién nacido. Este pequeño pudo haber llevado esperanza a una humanidad condenada. Fue toda una decepción, por tanto, el que de adulto se convirtiera en un asesino (1 Juan 3:12). Desde entonces, los seres humanos han sido testigos de innumerables crímenes. Inclinados a la maldad, no están en paz ni entre sí ni con Dios (Génesis 6:5; Isaías 48:22).

 2, 3. ¿De qué bendiciones se podrá disfrutar gracias a Jesucristo, y qué debemos hacer para obtenerlas?

2 Cuatro milenios después del nacimiento de Caín vino al mundo otro niño. Se llamó Jesús, y su alumbramiento también fue muy especial. Nació de una virgen por el poder del espíritu santo: el único nacimiento de tales características en toda la historia. Cuando se produjo el suceso, una multitud de jubilosos ángeles cantó alabanzas al Creador con estas palabras: “Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad” (Lucas 2:13, 14). Lejos de ser un asesino, Jesús abrió el camino para que los seres humanos pudieran disfrutar de paz con Dios y vivir eternamente (Juan 3:16; 1 Corintios 15:55).

3 Isaías profetizó que Jesús sería llamado “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). También predijo que entregaría su vida en favor de la humanidad, lo que haría posible el perdón de los pecados (Isaías 53:11). En la actualidad podemos obtener dicho perdón y paz con Dios en virtud de la fe en Jesucristo. Sin embargo, estas bendiciones no vienen por sí solas (Colosenses 1:21-23). Para obtenerlas hay que aprender a obedecer a Jehová Dios (1 Pedro 3:11; compárese con Hebreos 5:8, 9). En la época de Isaías, Israel y Judá hacen justo lo contrario.

Recurren a los demonios

 4, 5. ¿Qué situación existe en la época de Isaías, y a quiénes recurren algunos?

4 Por culpa de su desobediencia, los contemporáneos de Isaías se encuentran en un estado moral deplorable, en un auténtico pozo de oscuridad espiritual. Ni siquiera tiene paz el reino meridional, Judá, donde se alza el templo de Dios. Por su proceder infiel, la amenaza de la invasión asiria se cierne sobre los habitantes de Judá. Les esperan tiempos difíciles. ¿A quién acudirán en busca de ayuda? Lamentablemente, muchos se dirigen a Satanás, no a Jehová. Claro, no es que invoquen a Satanás por su nombre. Más bien, recurren al espiritismo y buscan la solución a sus problemas tratando de comunicarse con los muertos, como hizo el rey Saúl de la antigüedad (1 Samuel 28:1-20).

5 Hay quienes incluso alientan esta práctica. Isaías señala a esa apostasía al decir: “En caso de que les digan: ‘Recurran a los médium espiritistas o a los que tienen espíritu de predicción, que están chirriando y profiriendo expresiones en voz baja’, ¿no es a su Dios a quien debe recurrir cualquier pueblo? ¿Debe recurrirse a personas muertas en pro de personas vivas?” (Isaías 8:19). Los médium pueden engañar “chirriando y profiriendo expresiones en voz baja”, como lo hacen los ventrílocuos, y atribuir esos sonidos a los espíritus de los difuntos. No obstante, en ocasiones, los demonios intervienen directamente y se hacen pasar por los muertos, como, al parecer, sucedió cuando Saúl consultó con la bruja de En-dor (1 Samuel 28:8-19).

 6. ¿Por qué son particularmente reprensibles los israelitas que han recurrido al espiritismo?

6 Todo esto sucede en Judá, a pesar de que Jehová ha prohibido el espiritismo. La Ley mosaica lo castiga con la muerte (Levítico 19:31; 20:6, 27; Deuteronomio 18:9-12). ¿Por qué este pueblo, que pertenece a Jehová de modo muy especial, comete un delito tan grave? Porque le ha vuelto la espalda a Su Ley y consejos y se ha dejado “endurecer por el poder engañoso del pecado” (Hebreos 3:13). “El corazón de ellos se ha hecho insensible tal como grasa”, y se han alejado de su Dios (Salmo 119:70). a

 7. ¿Cómo imitan a los israelitas del tiempo de Isaías muchas personas de la actualidad, y qué futuro les espera si no se arrepienten?

7 Es probable que piensen: “¿De qué nos sirve la Ley de Jehová ahora que los asirios están a punto de atacarnos?”. Quieren salir del atolladero por una vía rápida y fácil, y no están dispuestos a esperar a que se efectúe la voluntad de Jehová. También en nuestros días, muchas personas pasan por alto la ley de Dios, y acuden a los médium, consultan horóscopos y recurren a otras formas de ocultismo para resolver sus problemas. Sin embargo, el que los vivos busquen la ayuda de los muertos es tan ridículo hoy como entonces. Quien lleve a cabo esas prácticas y no se arrepienta correrá la misma suerte que los “asesinos y fornicadores y los [...] idólatras y todos los mentirosos”. Sus perspectivas de vida futura son nulas (Revelación [Apocalipsis] 21:8).

‘La ley y la atestación’ de Dios

 8. ¿Qué es “la ley” y “la atestación” a la que debemos acudir actualmente para que nos guíe?

8 Ni la ley de Jehová que prohíbe el espiritismo ni el resto de sus mandatos están escondidos de Judá. Se han conservado por escrito. Actualmente contamos con toda Su Palabra, la Biblia, en la que no solo hallamos una compilación de las leyes y estatutos divinos, sino también una crónica de la relación de Dios con su pueblo. Este relato bíblico de los tratos de Jehová constituye una atestación, o testimonio, que nos habla de Su personalidad y cualidades. En vez de consultar a los muertos, ¿adónde deberían ir los israelitas en busca de guía? Isaías contesta: “¡A la ley y a la atestación!” (Isaías 8:20a). Sí, los que buscan verdadera iluminación deben acudir a la Palabra escrita de Dios.

 9. ¿Es de valor alguno el que los pecadores impenitentes citen de vez en cuando de la Biblia?

9 Es posible que algunos israelitas que juguetean con el espiritismo digan que respetan la Palabra escrita de Dios, pero tales afirmaciones son huecas e hipócritas. Isaías señala: “De seguro ellos seguirán diciendo lo que es conforme a esta declaración que no tendrá luz del alba” (Isaías 8:20b). ¿A qué declaración se refiere aquí el profeta? Tal vez a esta: “¡A la ley y a la atestación!”. Algunos israelitas apóstatas quizás aludan a la Palabra de Dios. Del mismo modo, los apóstatas y otras personas hoy día tal vez citen de las Escrituras; pero eso no son más que palabras. Referirse a textos bíblicos no hará que se produzca ninguna “luz del alba”, ninguna iluminación que proceda de Jehová, si ello no va acompañado de la obediencia a Su voluntad y el rechazo de las prácticas inmundas. b

“Un hambre, no de pan”

10. ¿Qué sufrimientos padecen los habitantes de Judá por rechazar a Jehová?

10 La desobediencia a Jehová produce oscuridad mental (Efesios 4:17, 18). En sentido espiritual, el pueblo de Judá se ha vuelto ciego, carente de entendimiento (1 Corintios 2:14). Isaías dice respecto a la situación de la gente: “Cada uno ciertamente pasará por la tierra duramente oprimido y hambriento” (Isaías 8:21a). La infidelidad de Judá, sobre todo durante el mandato del rey Acaz, hace peligrar su permanencia como reino independiente. La nación está rodeada de adversarios. Una tras otra, sus ciudades sufren el ataque del ejército asirio. El enemigo arrasa los campos, por lo que el alimento escasea. Gran parte del pueblo se halla “duramente oprimido y hambriento”. Pero, además, otra clase de hambre aflige al país. Décadas antes, Amós había profetizado: “¡Mira! Vienen días —es la expresión del Señor Soberano Jehová—, y ciertamente enviaré un hambre al país, un hambre, no de pan, y una sed, no de agua, sino de oír las palabras de Jehová” (Amós 8:11). A la sazón, Judá está sumida precisamente en ese estado de hambre espiritual.

11. ¿Le servirá de lección a Judá la disciplina que recibe?

11 ¿Aprenderá Judá la lección y regresará a Jehová? ¿Abandonará el pueblo el espiritismo y la idolatría, y se volverá “a la ley y a la atestación”? Jehová prevé su reacción: “Tiene que suceder que, por estar hambriento y por haberse indignado, realmente invocará el mal contra su rey y contra su Dios, y ciertamente mirará con avidez hacia arriba” (Isaías 8:21b). En efecto, muchos judíos acusarán a su rey humano de haberlos abocado a esta situación. Incluso habrá quienes sean tan necios que atribuyan sus calamidades a Jehová (compárese con Jeremías 44:15-18). Hoy en día, muchas personas reaccionan de modo parecido y culpan a Dios de tragedias que son producto de la maldad del hombre.

12. a) ¿Qué se ha acarreado Judá al alejarse de Dios? b) ¿Qué importantes preguntas se plantean?

12 ¿Lograrán tener paz los habitantes de Judá maldiciendo a Dios? No. Isaías predice: “Mirará hacia la tierra, y, ¡he aquí!, angustia y oscuridad, lobreguez, tiempos difíciles y tenebrosidad, sin ningún resplandor” (Isaías 8:22). Tras alzar la vista al cielo para culpar a Dios, su mirada volverá a posarse en la tierra... volverán a su desesperanza. Alejarse del Creador les ha acarreado la calamidad (Proverbios 19:3). Pero ¿y las promesas que Jehová hizo a Abrahán, Isaac y Jacob? (Génesis 22:15-18; 28:14, 15.) ¿Las incumplirá? ¿Acabarán los asirios u otra potencia militar con la línea real que se prometió a Judá y a David? (Génesis 49:8-10; 2 Samuel 7:11-16.) ¿Estarán condenados a la oscuridad para siempre los israelitas?

Una tierra a la que se “trató con desprecio”

13. ¿Qué es “Galilea de las naciones”, y cómo llega a ser “trat[ada] con desprecio”?

13 Isaías alude entonces a uno de los peores cataclismos que sobrevienen a los descendientes de Abrahán: “La lobreguez no será como cuando la tierra tuvo premura, como en el tiempo anterior cuando uno trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí y cuando en el tiempo posterior uno hizo que se le honrara... el camino junto al mar, en la región del Jordán, Galilea de las naciones” (Isaías 9:1). Galilea es un territorio que pertenece al reino norteño, Israel. En su profecía, Isaías engloba en él “la tierra de Zabulón y [...] la tierra de Neftalí”, así como “el camino junto al mar”, una antigua calzada que bordeaba el mar de Galilea y llegaba hasta el Mediterráneo. En tiempos de Isaías, la región recibe el nombre de “Galilea de las naciones”, debido probablemente a que los habitantes de muchas de sus ciudades no son israelitas. c ¿Cómo se “trat[a] con desprecio” a esta tierra? Los paganos asirios la conquistan, se llevan a los israelitas al exilio y repueblan toda la región con paganos que no son descendientes de Abrahán. De ese modo, la nación que constituye el reino norteño de diez tribus deja de existir como tal (2 Reyes 17:5, 6, 18, 23, 24).

14. ¿En qué sentido será menor “la lobreguez” de Judá que la del reino de diez tribus?

14 Judá también se enfrenta a la amenaza asiria. ¿Se hundirá en una perpetua “lobreguez”, como le sucedió al reino de diez tribus representado por Zabulón y Neftalí? No. En un “tiempo posterior”, Jehová derramará bendiciones sobre el territorio del reino meridional de Judá e incluso sobre el que una vez perteneció al reino del norte. ¿Cómo lo hará?

15, 16. a) ¿En qué “tiempo posterior” cambia la situación de “los distritos de Zabulón y Neftalí”? b) ¿Qué honra recibe la tierra a la que una vez se trató con desprecio?

15 El apóstol Mateo responde a esta pregunta en su crónica inspirada del ministerio terrestre de Jesús. Al narrar los inicios de dicho ministerio, indica: “Después de salir de Nazaret, [Jesús] vino y se domicilió en Capernaum, a la orilla del mar, en los distritos de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que se habló por medio de Isaías el profeta, que dijo: ‘¡Oh tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, por el camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de las naciones!, el pueblo sentado en oscuridad vio una gran luz, y en cuanto a los sentados en una región de sombra como de muerte, la luz se levantó sobre ellos’” (Mateo 4:13-16).

16 “El tiempo posterior” que Isaías predijo es, efectivamente, el período del ministerio terrestre de Jesús, quien pasó la mayor parte de su vida humana en Galilea. Fue en este distrito donde inició su ministerio y empezó a anunciar: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). En Galilea pronunció su célebre Sermón del Monte, escogió a sus apóstoles, efectuó su primer milagro y, una vez resucitado, se apareció a unos quinientos discípulos (Mateo 5:1–7:27; 28:16-20; Marcos 3:13, 14; Juan 2:8-11; 1 Corintios 15:6). Al honrar con tal distinción a “la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí”, Jesús cumplió la profecía de Isaías. Pero no limitó su ministerio a los galileos. Predicó las buenas nuevas por todo el país, y así ‘hizo que se honrara’ a la entera nación de Israel, incluida Judá.

La “gran luz”

17. ¿En qué sentido brilla “una gran luz” en Galilea?

17 Ahora bien, ¿y la alusión de Mateo a la “gran luz” que aparecería en Galilea? Se trata de otra cita de la profecía de Isaías, quien escribió: “El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz. En cuanto a los que moran en la tierra de sombra profunda, la luz misma ha brillado sobre ellos” (Isaías 9:2). Para el siglo primero, las falsedades del paganismo habían eclipsado la luz de la verdad. Los guías religiosos judíos no hicieron sino agravar el problema, pues observaban tradiciones religiosas con las que “invalida[ban] la palabra de Dios” (Mateo 15:6). Los humildes, bajo la dirección de “guías ciegos”, eran víctimas de la opresión y se sentían desconcertados (Mateo 23:2-4, 16). Cuando se presentó Jesús el Mesías, los ojos de muchas personas mansas se abrieron de un modo maravilloso (Juan 1:9, 12). Con la expresión “una gran luz”, la profecía de Isaías se refiere atinadamente a la labor de Jesús mientras estuvo en la Tierra y a las bendiciones que origina su sacrificio (Juan 8:12).

18, 19. ¿Qué razón tienen para sentir gran regocijo los que acogen favorablemente la luz?

18 Los que acogieron favorablemente la luz tuvieron mucha razón para regocijarse. Isaías prosigue así: “Has hecho populosa la nación; para ella has hecho grande el regocijo. Se han regocijado delante de ti como con el regocijo del tiempo de la siega, como los que se regocijan al dividir el despojo” (Isaías 9:3). La predicación de Jesús y sus discípulos sacó a la luz a los que eran sinceros, pues estos se mostraron muy dispuestos a adorar a Jehová con espíritu y verdad (Juan 4:24). En menos de cuatro años, multitudes de personas abrazaron el cristianismo. El día de Pentecostés de 33 E.C. se bautizaron 3.000. Poco después, “el número de los varones llegó a ser como de cinco mil” (Hechos 2:41; 4:4). A medida que los cristianos reflejaban celosamente la luz, “el número de los discípulos siguió multiplicándose muchísimo en Jerusalén; y una gran muchedumbre de sacerdotes empezó a ser obediente a la fe” (Hechos 6:7).

19 Tal como quienes se regocijan por una cosecha abundante o al repartirse un botín valioso tras una gran victoria militar, los discípulos de Jesús se alborozaron por el aumento (Hechos 2:46, 47). Con el tiempo, Jehová hizo que la luz resplandeciera entre las naciones (Hechos 14:27). De ese modo, personas de todas las razas se alegraron de que se les hubiera abierto el camino para acercarse a Jehová (Hechos 13:48).

“Como en el día de Madián”

20. a) ¿De qué maneras demostraron los madianitas que eran enemigos de Israel, y cómo eliminó Jehová la amenaza que representaban? b) ¿Cómo eliminará Jesús en un “día de Madián” venidero la amenaza que representan los enemigos del pueblo de Dios?

20 Los efectos de la labor del Mesías son permanentes, como se desprende de las palabras siguientes de Isaías: “El yugo de su carga y la vara sobre sus hombros, el bastón del que los obligaba a trabajar, los has hecho añicos como en el día de Madián” (Isaías 9:4). Siglos antes de la época de Isaías, los madianitas conspiraron con los moabitas para inducir a Israel al pecado (Números 25:1-9, 14-18; 31:15, 16). Posteriormente, Madián sembró el terror entre los israelitas atacando y saqueando pueblos y granjas durante siete años (Jueces 6:1-6). Pero entonces Jehová, por medio de su siervo Gedeón, derrotó por completo a los ejércitos madianitas. Después de aquel “día de Madián”, no hay constancia de que aquella nación causara más sufrimiento al pueblo de Jehová (Jueces 6:7-16; 8:28). El Gedeón Mayor, Jesucristo, asestará dentro de poco un golpe mortal a los enemigos modernos del pueblo de Jehová (Revelación 17:14; 19:11-21). “Como en el día de Madián”, la victoria será completa y duradera, no debido a la pericia de los hombres, sino al poder de Jehová (Jueces 7:2-22). El pueblo de Dios jamás volverá a sufrir bajo el yugo de la opresión.

21. ¿Qué profetiza Isaías respecto a lo que sucederá con las guerras?

21 Las manifestaciones del poder divino no exaltan la guerra. El resucitado Jesús es el Príncipe de Paz, y al aniquilar a sus enemigos traerá una paz que será eterna. Isaías pasa a referirse al equipo bélico como algo que el fuego devora por completo: “Toda bota del que pisoteaba con estremecimientos y el manto revolcado en sangre hasta han llegado a ser para quemazón, como alimento para el fuego” (Isaías 9:5). Nunca volverá nadie a estremecerse por el golpeteo de las botas de los soldados al marchar. Nunca más se verán los uniformes ensangrentados de guerreros curtidos en el combate. Nunca más habrá guerra (Salmo 46:9).

“Maravilloso Consejero”

22. ¿Qué nombre profético compuesto se da a Jesús en el libro de Isaías?

22 Cuando aconteció su milagroso nacimiento, el que había de ser el Mesías recibió el nombre de Jesús, que significa “Jehová Es Salvación”. Pero tiene otros nombres, de carácter profético, que indican su papel fundamental y elevada posición. Uno de ellos es Emmanuel, que significa “Con Nosotros Está Dios” (Isaías 7:14, nota). Isaías pasa a referirse a otro nombre profético: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6). Analicemos el significado completo de este nombre profético compuesto.

23, 24. a) ¿En qué sentido es Jesús un “Maravilloso Consejero”? b) ¿Cómo pueden imitar a Jesús los consejeros cristianos de la actualidad?

23 Un consejero es el que da consejos o asesoramiento, y Jesucristo dio consejos maravillosos cuando estuvo en la Tierra. Leemos en la Biblia que “las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar” (Mateo 7:28). Él es un Consejero sabio, comprensivo y con extraordinario entendimiento de la naturaleza humana. Sus consejos no consisten únicamente en reprimendas o amonestaciones, sino que, con mayor frecuencia, asumen la forma de enseñanzas y recomendaciones amorosas. Son maravillosos: siempre sabios, perfectos e infalibles. Seguirlos conduce a la vida eterna (Juan 6:68).

24 Además, los consejos de Jesús no son simplemente el producto de su mente brillante. Más bien, él mismo dice: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado” (Juan 7:16). Al igual que en el caso de Salomón, Jehová Dios es la Fuente de la sabiduría de Jesús (1 Reyes 3:7-14; Mateo 12:42). El ejemplo de este debe impulsar a los maestros y consejeros de la congregación cristiana a basar siempre sus enseñanzas en la Palabra de Dios (Proverbios 21:30).

“Dios Poderoso” y “Padre Eterno”

25. ¿Qué nos revela el nombre “Dios Poderoso” respecto a la posición que ocupa Jesús en el cielo?

25 Jesús también es “Dios Poderoso” y “Padre Eterno”. Esto no significa que usurpe la autoridad y la posición de Jehová, quien es “Dios nuestro Padre” (2 Corintios 1:2). “[Jesús] no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios.” (Filipenses 2:6.) Se le llama Dios Poderoso, no Dios Todopoderoso. Nunca se creyó el Dios todopoderoso, pues dijo que su Padre es “el único Dios verdadero”, es decir, el único Dios que debemos adorar (Juan 17:3; Revelación 4:11). En las Escrituras, la palabra dios puede significar “poderoso” o “fuerte” (Éxodo 12:12; Salmo 8:5; 2 Corintios 4:4). Antes de venir a la Tierra, Jesús era “un dios”, “existía en la forma de Dios”. Tras su resurrección, obtuvo una posición todavía más encumbrada en el cielo (Juan 1:1; Filipenses 2:6-11). Además, el título dios tiene aún otro significado. A los jueces de Israel se les llamó “dioses”, y en una ocasión, Jesús mismo los llamó así (Salmo 82:6; Juan 10:35). Jesús es el Juez que Jehová ha designado, el que “está destinado a juzgar a los vivos y a los muertos” (2 Timoteo 4:1; Juan 5:30). Con toda razón, pues, se le llama Dios Poderoso.

26. ¿Por qué podemos llamar a Jesús “Padre Eterno”?

26 El título “Padre Eterno” alude al poder y autoridad del Rey Mesiánico para otorgar a los seres humanos la perspectiva de vivir eternamente en la Tierra (Juan 11:25, 26). El legado de nuestro primer padre, Adán, fue la muerte. Jesús, el último Adán, “llegó a ser un espíritu dador de vida” (1 Corintios 15:22, 45; Romanos 5:12, 18). Tal como Jesús, el Padre Eterno, vivirá para siempre, así la humanidad fiel se beneficiará eternamente de su paternidad (Romanos 6:9).

“Príncipe de Paz”

27, 28. ¿Cuáles son los magníficos beneficios, tanto presentes como futuros, de ser súbditos del “Príncipe de Paz”?

27 Además de vida eterna, el hombre necesita paz con Dios y el prójimo. Aun en nuestro tiempo, quienes se someten a la autoridad del “Príncipe de Paz” han logrado “batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas” (Isaías 2:2-4). No alimentan el odio que generan las disensiones políticas, territoriales, raciales o económicas, sino que están unidos en la adoración del único Dios verdadero, Jehová, y procuran vivir en paz con su prójimo, tanto en la congregación como fuera de ella (Gálatas 6:10; Efesios 4:2, 3; 2 Timoteo 2:24).

28 Cuando llegue el momento que Dios ha designado para ello, Cristo instaurará en toda la Tierra una paz que será tanto estable como permanente (Hechos 1:7). “De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido.” (Isaías 9:7a.) Al ejercer su autoridad como Príncipe de Paz, Jesús no recurrirá a métodos tiránicos. No despojará a sus súbditos del libre albedrío ni los dominará por la fuerza. Bien al contrario, todo lo que logre será “por medio del derecho y por medio de la justicia”. ¡Qué cambio más alentador!

29. ¿Qué debemos hacer si deseamos disfrutar de la bendición de paz eterna?

29 En vista de los maravillosos significados del nombre profético de Jesús, la forma en que Isaías concluye esta sección de sus profecías es, sin duda alguna, emocionante. Escribe: “El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:7b). En efecto, Jehová nunca actúa con falta de entusiasmo, sino con celo. Podemos estar seguros de que cumplirá a cabalidad todas sus promesas. Por consiguiente, cuantos anhelan disfrutar de paz eterna, sirvan a Jehová con corazón completo. Al igual que Jehová Dios y Jesús, el Príncipe de Paz, que todo siervo de Dios sea “celoso de obras excelentes” (Tito 2:14).

[Notas]

a Muchos doctos opinan que Ezequías escribió el Salmo 119 antes de ser rey. Si así fue, probablemente lo hizo durante el período en que Isaías profetizó.

b En Isaías 8:20, la expresión “esta declaración” pudiera referirse a la declaración relativa al espiritismo, citada en Isaías 8:19. De ser así, lo que Isaías dice es que quienes promueven el espiritismo en Judá continuarán instando a la gente a acudir a los médium, y que, por tanto, no recibirán ninguna iluminación de Jehová.

c Algunos biblistas han señalado que los habitantes de las veinte ciudades galileas que el rey Salomón ofreció a Hiram, rey de Tiro, probablemente no eran israelitas (1 Reyes 9:10-13).

[Preguntas del estudio]

[Ilustración y mapa de la página 122]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Corazín

Capernaum

Llanura de Genesaret

Magadán

Tiberíades

Betsaida

Mar de Galilea

Río Jordán

GADARA

Gadara

[Ilustraciones de la página 119]

Tanto el nacimiento de Caín como el de Jesús fueron muy especiales, pero solo el de Jesús tuvo un feliz desenlace

[Ilustración de la página 121]

Vendrá un hambre mucho peor que ‘el hambre de pan y la sed de agua’

[Ilustración de la página 127]

Jesús fue una luz en el país