No tengas miedo del asirio
Capítulo 12
No tengas miedo del asirio
1, 2. a) Desde una óptica humana, ¿por qué resulta comprensible que Jonás se mostrara reacio a cumplir la comisión de predicar a los asirios? b) ¿Cómo respondieron los ninivitas cuando oyeron el mensaje de Jonás?
A MEDIADOS del siglo IX a.E.C., el profeta hebreo Jonás, hijo de Amitai, se aventuró a entrar en Nínive, la capital del Imperio asirio. Llevaba un mensaje importante. Jehová le había dicho: “Levántate, ve a Nínive la gran ciudad, y proclama contra ella que la maldad de ellos ha subido delante de mí” (Jonás 1:2, 3).
2 En un principio, cuando Jonás recibió aquella comisión, huyó en dirección opuesta, hacia Tarsis. Desde una óptica humana, su reacción resulta comprensible. Los asirios eran un pueblo cruel. He aquí lo que uno de sus monarcas hizo con sus enemigos: “Desmembré a los oficiales [...]. A muchos de sus cautivos los quemé con fuego, y a otros muchos los capturé vivos. A algunos les amputé las manos y los dedos; a otros, la nariz”. Sin embargo, cuando Jonás finalmente entregó el mensaje divino, los ninivitas se arrepintieron de sus pecados, así que Jehová, por esa vez, perdonó a la ciudad (Jonás 3:3-10; Mateo 12:41).
Jehová toma “la vara”
3. ¿Cómo difieren los israelitas de los ninivitas en su respuesta a las advertencias de los profetas de Jehová?
3 ¿Reaccionan de igual modo los israelitas cuando Jonás les predica? (2 Reyes 14:25.) No. Le vuelven la espalda a la adoración pura, hasta el punto de “inclinarse ante todo el ejército de los cielos y [...] servir a Baal”. Peor aún, continúan “haciendo pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros, y [...] vendiéndose a hacer lo que [es] malo a los ojos de Jehová, para ofenderlo” (2 Reyes 17:16, 17). Puesto que Israel, a diferencia de los ninivitas, no se arrepiente ante las advertencias de los profetas que Jehová envía, este decide adoptar medidas más drásticas.
4, 5. a) ¿A quién hace referencia la expresión “el asirio”, y de qué forma lo utiliza Jehová como “vara”? b) ¿Cuándo cae Samaria?
4 Tras la visita de Jonás a Nínive, la agresividad asiria decae durante algún tiempo. a Pero a principios del siglo VIII a.E.C., Asiria se afianza como potencia militar, y Jehová la utiliza de modo asombroso. El profeta Isaías transmite a Israel, el reino norteño, este mensaje de advertencia procedente de Jehová: “¡Ajá, el asirio, la vara para mi cólera, y el palo que está en la mano de ellos para mi denunciación! Contra una nación apóstata lo enviaré, y contra el pueblo de mi furor le daré una orden, para que tome mucho despojo y para que tome mucho en saqueo y para que haga de él un lugar de holladura como el barro de las calles” (Isaías 10:5, 6).
5 ¡Qué humillación para los israelitas! Dios utiliza a una nación pagana, “el asirio”, como “vara” para castigarlos. En el año 742 a.E.C., el rey asirio Salmanasar V pone sitio a Samaria, capital de la apóstata nación de Israel. Desde su estratégica posición en lo alto de una colina de 90 metros de altura, Samaria resiste casi tres años. Pero no hay táctica humana capaz de frustrar el propósito de Dios. Samaria cae en 740 a.E.C., aplastada bajo los pies de Asiria (2 Reyes 18:10).
6. ¿Por qué puede decirse que el asirio se extralimita en las funciones que Jehová le ha asignado?
6 Aunque Jehová se vale de ellos para dar una lección a Su pueblo, los asirios no lo reconocen como su Dios. Por ese motivo pasa a decir: “Aunque [el asirio] no sea así, se sentirá inclinado; aunque su corazón no sea así, él tramará, porque el aniquilar está en su corazón, y el cortar no pocas naciones” (Isaías 10:7). Un instrumento en sus manos: así considera Jehová al asirio. Pero este se siente inclinado a extralimitarse. Su corazón lo incita a proyectar algo más grande: la conquista del mundo conocido.
7. a) Explique qué significa la expresión “¿No son mis príncipes al mismo tiempo reyes?”. b) ¿De qué deben tomar nota quienes abandonan a Jehová en la actualidad?
7 Muchas de las ciudades que los asirios conquistan fuera del territorio de Israel están gobernadas por reyes. Estos pasan a convertirse en príncipes vasallos del monarca asirio, por lo que este último bien puede proclamar con jactancia: “¿No son mis príncipes al mismo tiempo reyes?” (Isaías 10:8). Los falsos dioses de las principales ciudades de esas naciones no han podido librar de la destrucción a quienes los adoran. Tampoco las deidades que veneran los habitantes de Samaria, como Baal, Mólek o los becerros de oro, protegerán a una ciudad que, habiendo dejado a Jehová, no tiene derecho a esperar que él intervenga. Quienes abandonan a Jehová en la actualidad deben tomar nota de la suerte que corre Samaria. Con razón puede alardear el asirio respecto a esta y a las demás ciudades que ha conquistado, diciendo: “¿No es Calnó justamente como Carquemis? ¿No es Hamat justamente como Arpad? ¿No es Samaria justamente como Damasco?” (Isaías 10:9). Para él, todas son lo mismo: un botín del que apoderarse.
8, 9. ¿Por qué va demasiado lejos el asirio al poner la vista en Jerusalén?
8 No obstante, el asirio va demasiado lejos en su jactancia, pues dice: “Cuando quiera que mi mano haya alcanzado los reinos del dios que nada vale, cuyas imágenes esculpidas son más que las que están en Jerusalén y en Samaria, ¿no será que tal como habré hecho a Samaria y a sus dioses que nada valen, aun así haré a Jerusalén y a sus ídolos?” (Isaías 10:10, 11). Los reinos que el asirio ya ha derrotado tenían muchos más ídolos que Jerusalén, más incluso que Samaria. Por consiguiente, razona: “¿Qué me impedirá hacer con Jerusalén lo mismo que hice con Samaria?”.
9 ¡Qué fanfarrón! Jehová no le permitirá tomar Jerusalén. Es cierto que Judá no tiene un intachable historial de apoyo a la adoración verdadera (2 Reyes 16:7-9; 2 Crónicas 28:24). Jehová le ha advertido que su infidelidad le acarreará mucho sufrimiento durante la invasión asiria. Pero Jerusalén sobrevivirá (Isaías 1:7, 8). Ezequías, quien reina en la ciudad cuando los asirios invaden el país, no es como su padre, Acaz. De hecho, precisamente en el primer mes de su reinado vuelve a abrir las puertas del templo y restaura la adoración pura (2 Crónicas 29:3-5).
10. ¿Qué promete Jehová en cuanto al asirio?
10 De modo que el ataque que Asiria se propone lanzar contra Jerusalén no tiene la aprobación divina. Jehová promete que ajustará cuentas con esa insolente potencia mundial: “Tiene que suceder que cuando Jehová termine toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, me encargaré de la rendición de cuentas por el fruto de la insolencia del corazón del rey de Asiria y por el engreimiento de su altanería de ojos” (Isaías 10:12).
¡Ahora, contra Judá y Jerusalén!
11. ¿Por qué cree el asirio que Jerusalén será una presa fácil?
11 Transcurridos ocho años desde la caída del reino norteño en 740 a.E.C., un nuevo monarca asirio, Senaquerib, marcha contra Jerusalén. Poéticamente, Isaías revela sus ambiciosos planes: “Quitaré los límites de los pueblos, y ciertamente saquearé sus cosas almacenadas, y rebajaré a sus habitantes justamente como un poderoso. Y como si fuera en un nido, mi mano alcanzará los recursos de los pueblos; y justamente como cuando uno recoge huevos que han sido dejados, yo mismo ciertamente recogeré aun toda la tierra, y ciertamente no habrá quien menee las alas ni abra la boca ni chirríe” (Isaías 10:13, 14). Puesto que las demás ciudades han caído y Samaria ya no existe, Senaquerib cree que Jerusalén será presa fácil. Puede que presente alguna resistencia, pero apenas sin un chirrido, sus habitantes no tardarán en someterse, y él les arrebatará sus bienes como si fueran los huevos de un nido abandonado.
12. ¿Cómo deben verse los alardes del asirio, según lo muestra Jehová?
12 Ahora bien, hay algo que Senaquerib pasa por alto. La Samaria apóstata merecía el castigo que recibió. Bajo el rey Ezequías, sin embargo, Jerusalén ha vuelto a ser un bastión de la adoración pura. Quien se atreva a tocarla tendrá que vérselas con Jehová. Indignado, Isaías pregunta: “¿Se dará realce a sí misma el hacha sobre el que corta con ella, o se engrandecerá la sierra sobre el que la mueve de acá para allá, como si el bastón moviera de acá para allá a los que lo levantan en alto, como si la vara levantara en alto al que no es madera?” (Isaías 10:15). El Imperio asirio no es más que un instrumento en las manos de Jehová, como el hacha, la sierra, el bastón o la vara de un leñador, un aserrador o un pastor. ¡Qué osadía el que la vara quiera ahora ensalzarse por encima del que la utiliza!
13. Señale a quiénes se refieren las siguientes expresiones y qué les ocurre a: a) “los gordos”, b) “las malas hierbas y las zarzas” y c) “la gloria de su bosque”.
13 ¿Qué le ocurrirá al asirio? “El Señor verdadero, Jehová de los ejércitos, seguirá enviando sobre los gordos de él una enfermedad de extenuación, y debajo de la gloria de él seguirá ardiendo un ardor como el ardor de un fuego. Y la Luz de Israel tiene que llegar a ser un fuego, y su Santo una llama; y tiene que saltar en llamaradas y comer las malas hierbas y las zarzas de él en un solo día. Y Él hará que se acabe la gloria de su bosque y de su huerto, aun desde el alma hasta la carne misma, y tiene que llegar a ser como el consumirse de uno que está enfermo. Y los restantes árboles de su bosque... llegarán a ser de tal número que un simple muchacho podrá apuntarlos.” (Isaías 10:16-19.) ¡Sí, Jehová recortará “la vara” asiria! “Una enfermedad de extenuación” se abatirá sobre “los gordos” de su ejército, sus fornidos soldados. Ya no parecerán tan fuertes. Jehová Dios, la Luz de Israel, quemará sus tropas terrestres como si fueran mala hierba y zarzas. Y “la gloria de su bosque”, sus oficiales militares, llegará a su fin. Cuando Jehová termine con el asirio, quedarán tan pocos oficiales que hasta un niño podrá contarlos con los dedos (véase también Isaías 10:33, 34).
14. Describa el avance del asirio en el suelo de Judá para el año 732 a.E.C.
14 Aun así, a los judíos que moran en Jerusalén en el año 732 a.E.C. debe de resultarles difícil creer que las fuerzas enemigas serán derrotadas. El colosal ejército avanza implacablemente. Observemos la lista de ciudades de Judá que han caído: “Ha venido sobre Ayat [...,] Migrón [...,] Micmash [...,] Gueba [...,] Ramá [...,] Guibeah de Saúl [...,] Galim [...,] Laisa [...,] Anatot [...,] Madmená [...,] Guebim [...,] Nob” (Isaías 10:28-32a). b Finalmente, los invasores llegan a Laquis, a solo 50 kilómetros de Jerusalén. Poco después, un numeroso ejército asirio amenaza la capital. “Él agita la mano amenazante hacia la montaña de la hija de Sión, la colina de Jerusalén.” (Isaías 10:32b.) ¿Qué puede detener al asirio?
15, 16. a) ¿Por qué necesita tener fe firme el rey Ezequías? b) ¿Qué razones tiene Ezequías para cifrar su fe en que Jehová acudirá en su ayuda?
15 En la ciudad, dentro del palacio, el rey Ezequías se siente cada vez más inquieto. Se rasga las vestiduras y se cubre de saco (Isaías 37:1). Además, envía hombres a Isaías para que este inquiera de Jehová en nombre de Judá. Los mensajeros no tardan en regresar con la respuesta divina: “No tengas miedo [...;] ciertamente defenderé esta ciudad” (Isaías 37:6, 35). Pero los asirios siguen amenazando Jerusalén, completamente seguros de su victoria.
16 La fe: eso es lo que sostiene al rey Ezequías durante esta crisis. Fe es “la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen” (Hebreos 11:1). Supone mirar más allá de lo obvio, pero se funda en el conocimiento. Es probable que Ezequías recuerde las reconfortantes palabras que Jehová pronunció de antemano: “No tengas miedo, oh pueblo mío que moras en Sión, a causa del asirio [...]. Porque todavía un rato muy corto... y la denunciación se habrá acabado, y mi cólera, al desgastarse ellos. Y Jehová de los ejércitos ciertamente blandirá contra él un látigo como en la derrota de Madián junto a la roca Oreb; y su bastón estará sobre el mar, y ciertamente lo alzará de la manera como lo hizo con Egipto” (Isaías 10:24-26). c En efecto, el pueblo de Dios ya se ha visto en apuros antes. En el mar Rojo parecía que los antepasados de Ezequías estaban irremediablemente perdidos ante la superioridad del ejército egipcio. Siglos antes del tiempo de Ezequías, Gedeón se halló en pasmosa inferioridad numérica cuando los madianitas y los amalequitas invadieron Israel. Aun así, Jehová libró a su pueblo en ambas ocasiones (Éxodo 14:7-9, 13, 28; Jueces 6:33; 7:21, 22).
17. ¿Cómo es “destrozado” el yugo asirio, y por qué motivo?
17 ¿Hará Jehová lo mismo que hizo entonces? Sí, pues promete: “En aquel día tiene que suceder que su carga se apartará de sobre tu hombro, y su yugo de sobre tu cuello, y el yugo ciertamente será destrozado a causa del aceite” (Isaías 10:27). Los hombros y el cuello del pueblo con el que Dios estableció su pacto quedarán libres del yugo asirio. De hecho, este será “destrozado”. ¡Y vaya si es destrozado! En una sola noche, el ángel de Jehová mata a 185.000 asirios. La amenaza desaparece, y los invasores se retiran para siempre del suelo de Judá (2 Reyes 19:35, 36). ¿El motivo? “A causa del aceite”, posiblemente el aceite con el que se ungió a Ezequías como rey del linaje de David. De modo que Jehová cumple su promesa: “Ciertamente defenderé esta ciudad para salvarla por causa de mí mismo y por causa de David mi siervo” (2 Reyes 19:34).
18. a) ¿Tiene la profecía de Isaías más de un cumplimiento? Explique. b) ¿Qué organización actual se parece a la Samaria antigua?
18 Aunque el relato de Isaías comentado en este capítulo tiene que ver con sucesos que ocurrieron en Judá hace más de dos mil setecientos años, tales acontecimientos revisten suma importancia en nuestros días (Romanos 15:4). ¿Quiere decirse que los principales personajes de esta emocionante narración —tanto los habitantes de Samaria y Jerusalén como los asirios— tienen sus equivalentes modernos? Así es, en efecto. Al igual que la idólatra Samaria, la cristiandad afirma que adora a Jehová, pero en realidad es apóstata hasta la médula. En su obra Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, el cardenal católico John Henry Newman admite que muchos elementos que la cristiandad ha utilizado durante siglos, como el incienso, los cirios, el agua bendita, las vestiduras sacerdotales y las imágenes, “son todos de origen pagano”. La adoración paganizada de la cristiandad ofende a Jehová tanto como la idolatría de Samaria.
19. ¿Qué advertencia ha recibido la cristiandad, y quién se la ha dado?
19 Los testigos de Jehová llevan muchos años advirtiendo a la cristiandad de que incurre en el desagrado divino. En 1955, por ejemplo, se pronunció por todo el mundo la conferencia pública titulada “La cristiandad o el cristianismo... ¿cuál es ‘la luz del mundo’?”. En ella se explicó gráficamente la forma en que la cristiandad se ha descarriado de las verdaderas doctrinas y prácticas cristianas. Acto seguido se envió el texto de este vigoroso discurso a clérigos de muchos países. Puesto que la cristiandad en conjunto no ha hecho caso de tales advertencias, no le deja a Jehová otra opción que castigarla con una “vara”.
20. a) ¿Quién desempeñará en nuestro tiempo el papel del asirio, y en qué sentido se le utilizará como una vara? b) ¿Hasta qué punto se castigará a la cristiandad?
20 ¿A quién utilizará Jehová para castigar a la rebelde cristiandad? Hallamos la respuesta en el capítulo 17 de Revelación (Apocalipsis), en el que aparece una ramera, “Babilonia la Grande”, que representa a todas las religiones falsas del mundo, incluidas las de la cristiandad. La ramera va a lomos de una bestia salvaje de color escarlata que tiene siete cabezas y diez cuernos (Revelación 17:3, 5, 7-12). Esta representa a la Organización de las Naciones Unidas. d Tal como la antigua Asiria destruyó Samaria, la bestia salvaje de color escarlata ‘odiará a la ramera y hará que quede devastada y desnuda, y se comerá sus carnes y la quemará por completo con fuego’ (Revelación 17:16). De modo que el asirio del día moderno (las naciones miembros de la ONU) asestará a la cristiandad un golpe devastador y la borrará de la existencia.
21, 22. ¿Quién incitará a la bestia salvaje a que ataque al pueblo de Dios?
21 ¿Perecerán junto con Babilonia la Grande los testigos fieles de Jehová? No. Ellos no han incurrido en el desagrado de Dios. La adoración pura perdurará. Sin embargo, la bestia salvaje que destruirá a Babilonia la Grande también mirará codiciosamente al pueblo de Jehová. No lo hará por designio de Dios, sino por el de otra persona. ¿A quién nos referimos? A Satanás el Diablo.
22 Jehová pone al descubierto el orgulloso proyecto de Satanás con estas palabras: “En aquel día tendrá que ocurrir que subirán cosas a tu corazón [es decir, el de Satanás], y ciertamente pensarás algún proyecto dañino; y tendrás que decir: ‘[...] Vendré sobre los que están sin disturbio, que moran en seguridad, todos ellos morando sin muro [protector] [...]’. Será para conseguir gran despojo y para hacer mucho saqueo” (Ezequiel 38:10-12). Satanás pensará: “¿Por qué no incitar a las naciones a que ataquen a los testigos de Jehová? Vulnerables, indefensos, sin influencia política... no ofrecerán resistencia. ¡Qué fácil será tomarlos como si fueran huevos en un nido desprotegido!”.
23. ¿Por qué no podrá el asirio moderno hacer con el pueblo de Dios lo mismo que con la cristiandad?
23 Pero ¡cuidado, naciones! Sepan que si tocan al pueblo de Jehová tendrán que vérselas con Él. Dios ama a su pueblo, y es tan seguro que luchará por él como que peleó a favor de Jerusalén en tiempos de Ezequías. Cuando el asirio del día moderno intente aniquilar a los siervos de Jehová, en realidad se encontrará batallando contra Jehová Dios y el Cordero, Jesucristo. Es un combate que el asirio no puede ganar. La Biblia dice: “Porque es Señor de señores y Rey de reyes, el Cordero los vencerá” (Revelación 17:14; compárese con Mateo 25:40). Lo mismo que el asirio de la antigüedad, la bestia salvaje de color escarlata “se [irá] a la destrucción” (Revelación 17:11).
24. a) ¿A qué se han resuelto los cristianos verdaderos a fin de estar preparados para el futuro? b) ¿Cómo apunta Isaías a un futuro más lejano? (Véase el apartado de la pág. 155.)
24 Los cristianos verdaderos pueden encarar sin temor el futuro si su relación con Jehová es sólida y su interés primordial en la vida es hacer la voluntad divina (Mateo 6:33). En tal caso, no habrán de ‘temer nada malo’ (Salmo 23:4). Con los ojos de la fe verán alzarse el poderoso brazo de Dios, no para castigarlos, sino para protegerlos de sus enemigos. Y en sus oídos resonarán, tranquilizadoras, estas palabras: “No tengas miedo” (Isaías 10:24).
[Notas]
a Véase la obra Perspicacia para comprender las Escrituras, vol. 1, pág. 236.
b Para mayor claridad, Isaías 10:28-32 se explica antes que Isaías 10:20-27.
c En el apartado “Isaías apunta a un futuro más lejano”, de la pág. 155, se comenta Isaías 10:20-23.
d Hallará más información sobre la identidad de la ramera y la bestia salvaje de color escarlata en los caps. 34, 35 del libro Apocalipsis... ¡se acerca su magnífica culminación!, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
[Preguntas del estudio]
[Apartado e ilustraciones de las páginas 155 a 156]
ISAÍAS APUNTA A UN FUTURO MÁS LEJANO
El capítulo 10 de Isaías se centra principalmente en cómo utiliza Jehová la invasión asiria para ejecutar su sentencia contra Israel y en Su promesa de proteger Jerusalén. Dado que los versículos 20 a 23 se hallan en medio de esa profecía, puede considerarse que tienen un cumplimiento general durante el mismo lapso de tiempo (compárese con Isaías 1:7-9). Sin embargo, su redacción indica que tales versículos se refieren más específicamente a períodos posteriores, períodos en que también Jerusalén tuvo que responder por los pecados de sus habitantes.
El rey Acaz busca la protección de Asiria. El profeta Isaías predice que llegará el día en que los sobrevivientes de la casa de Israel no volverán a seguir ese proceder insensato. Según indica Isaías 10:20, “se apoyarán en Jehová, el Santo de Israel, con apego a la verdad”. Ahora bien, serán pocos los que actúen de ese modo, pues el versículo 21 dice que “un simple resto volverá”. Estas palabras nos hacen pensar en el hijo de Isaías llamado Sear-jasub, que constituye una señal en Israel y cuyo nombre significa, precisamente, “Un Simple Resto Volverá” (Isaías 7:3). El versículo 22 del capítulo 10 anuncia que se ha decretado “un exterminio” futuro. Este será justo, pues es el castigo que merece un pueblo rebelde. Como resultado de dicho exterminio, aunque la nación es tan populosa que sus habitantes son “como los granos de arena del mar”, solo un resto volverá. El versículo 23 advierte de que la venidera aniquilación abarcará todo el territorio. Esta vez, Jerusalén no se salvará.
Estos versículos describen con acierto lo que ocurrió en el año 607 a.E.C., cuando Jehová utilizó al Imperio babilónico como su “vara”. El país entero cayó ante el invasor, incluso Jerusalén. A los judíos se les llevó a Babilonia, donde
permanecieron cautivos setenta años. Sin embargo, transcurrido ese plazo, algunos de ellos —aunque solo constituyeran “un simple resto”— regresaron para reinstaurar la adoración verdadera en Jerusalén.Según Romanos 9:27, 28, la profecía de Isaías 10:20-23 tuvo otro cumplimiento en el siglo primero (compárese con Isaías 1:9; Romanos 9:29). Pablo explica que, en sentido espiritual, en aquel entonces ‘volvió’ a Jehová un “resto” de judíos, pues unos pocos judíos fieles se hicieron discípulos de Jesucristo y se pusieron a adorar a Jehová “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24). Más tarde se les unieron creyentes de origen gentil, y ambos grupos formaron una nación espiritual: “el Israel de Dios” (Gálatas 6:16). En esa ocasión se cumplieron las palabras de Isaías 10:20: la nación dedicada a Jehová ‘nunca volvió’ a alejarse de él y a recurrir a fuentes humanas en busca de apoyo.
[Ilustración de la página 147]
Senaquerib cree que apoderarse de las naciones es tan fácil como arrebatar los huevos de un nido