Buenos ejemplos: Jacob
Buenos ejemplos: Jacob
Hace años que Jacob no habla con su hermano, Esaú. Es más, Esaú lo odia. Aunque Jacob no tiene la culpa, decide dar el primer paso para solucionar el problema. Él no quiere ganar una discusión. Más bien, quiere recuperar el cariño de su hermano y, por eso, está dispuesto a ceder en algunas cosas. No renuncia a sus principios, pero tampoco le exige una disculpa a su hermano para hacer las paces (Génesis 25:27-34; 27:30-41; 32:3-22; 33:1-9).
Y en tu caso, ¿cómo resuelves las diferencias con tu familia? Es particularmente difícil cuando crees que tienes toda la razón y que son tus padres o tus hermanos los que están equivocados. ¿Qué ocurre entonces? ¿Quién da el primer paso para resolver el problema? Recuerda lo que hizo Jacob. Siempre que no estén en juego los principios bíblicos, ¿estás tú dispuesto a ceder para llegar a un acuerdo? (1 Pedro 3:8, 9.) Jacob no permitió que el orgullo separara a su familia. Fue humilde y, como resultado, se reconcilió con su hermano. ¿Harás tú lo mismo por tu familia?