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Desarrollo estructural de la organización

Desarrollo estructural de la organización

Capítulo 15

Desarrollo estructural de la organización

EL FUNCIONAMIENTO de la organización de los testigos de Jehová ha experimentado grandes cambios desde que Charles Taze Russell y sus colaboradores empezaron a estudiar la Biblia juntos en 1870. Cuando los primeros Estudiantes de la Biblia eran solo un grupo pequeño, difícilmente podía verlos la gente como una organización. Sin embargo, hoy, cuando la gente observa las congregaciones de los testigos de Jehová, sus asambleas y su predicación de las buenas nuevas en más de doscientos países, se maravilla de lo bien que funciona la organización. ¿Cómo se desarrolló?

Los Estudiantes de la Biblia tenían muchos deseos de entender no solo las doctrinas bíblicas, sino también cómo se debería servir a Dios, en armonía con lo que indicaban las Escrituras. Sabían que la Biblia no apoyaba la idea de un clero con títulos y una clase laica a la cual dirigiera el clero su predicación. El hermano Russell estaba resuelto a evitar que existiera una clase clerical entre ellos. * En las columnas de la Watch Tower se recordaba con frecuencia a los lectores que Jesús había dicho a sus seguidores: “Su Caudillo es uno, el Cristo”, pero “todos ustedes son hermanos”. (Mat. 23:8, 10.)

Primera asociación de Estudiantes de la Biblia

Los lectores de la revista Watch Tower y de publicaciones relacionadas vieron pronto que para agradar a Dios tenían que cortar su conexión con toda iglesia que fuera infiel a Dios al anteponer credos y tradiciones de hombres a Su Palabra escrita. (2 Cor. 6:14-18.) Pero después de separarse de las iglesias de la cristiandad, ¿adónde fueron?

En un artículo titulado “La Ecclesia”, * el hermano Russell indicó que la Iglesia verdadera, la congregación cristiana, no es una organización de miembros que hayan aprobado y den apoyo activo a credos de origen humano y que tengan sus nombres anotados en un registro eclesiástico. Más bien, explicó que se compone de personas que han “consagrado” (o dedicado) su tiempo, talentos y vida a Dios, y que esperan participar en el Reino celestial con Cristo. Dijo que estos son cristianos a quienes unen lazos de amor cristiano e interés común, que responden a la dirección del espíritu de Dios y se someten a la jefatura de Cristo. El hermano Russell no estaba interesado en establecer otro arreglo, y se oponía firmemente a contribuir de modo alguno al sectarismo que existía entre los que afirmaban ser cristianos.

A la vez, reconocía plenamente la importancia de que los siervos del Señor se reunieran, en armonía con el consejo de Hebreos 10:23-25. Él mismo viajaba para visitar y fortalecer a los lectores de la Watch Tower y relacionarlos con otros de la misma zona que pensaran de manera similar. A principios de 1881 pidió que los que se reunían con regularidad notificaran a la oficina de la Sociedad Watch Tower dónde celebraban aquellas reuniones. Vio lo valioso que era mantenerlos comunicados entre sí.

Sin embargo, el hermano Russell recalcó que no estaban tratando de establecer una “organización terrestre”. Más bien, dijo: “Nos adherimos únicamente a esa organización celestial, ‘cuyos nombres están escritos en el cielo’. (Heb. 12:23; Luc. 10:20.)”. A causa de la escandalosa historia de la cristiandad, cualquier referencia a una “organización eclesiástica” por lo general recordaba el sectarismo, la dominación del clero y miembros que se adherían a credos formulados por un concilio religioso. Eso hizo que el hermano Russell pensara que al referirse a sí mismos era más conveniente que los Estudiantes de la Biblia emplearan el término “asociación”.

Estaba bien al tanto de que los apóstoles de Cristo habían formado congregaciones y nombrado ancianos en cada una. Sin embargo, creía que Cristo estaba presente de nuevo, aunque de forma invisible, y que estaba dirigiendo personalmente la siega o recolección final de los que serían herederos con él. Al principio, en vista de las circunstancias, le pareció que durante el tiempo de la siega no se necesitaba el sistema de ancianos que había existido en las congregaciones cristianas del siglo primero.

No obstante, cuando aumentó la cantidad de los Estudiantes de la Biblia, el hermano Russell se dio cuenta de que el Señor estaba dirigiendo las cosas de manera diferente a lo que él había pensado. Se requería un ajuste de punto de vista. Pero ¿sobre qué base?

Se satisfacen las necesidades de la creciente asociación

La Watch Tower del 15 de noviembre de 1895 se dedicó casi en su totalidad a tratar el asunto de actuar “Decentemente y con orden”. El hermano Russell reconoció con franqueza: “Los apóstoles dieron mucho consejo a la Iglesia primitiva respecto al orden en las reuniones de los santos; y al parecer hemos descuidado algo la aplicación de ese consejo sabio, pues nos parecía de menor importancia al considerar lo cerca que está la Iglesia del fin de su carrera y que la siega es un tiempo de separación”. ¿Qué les impulsó a analizar de nuevo aquel consejo?

El artículo señalaba cuatro circunstancias: 1) Era obvio que el crecimiento espiritual de las personas difería. No todas podían encararse de igual manera con las tentaciones, las pruebas, las dificultades y los peligros. Había, pues, necesidad de superintendentes sabios y discretos, hombres experimentados y hábiles que se interesaran profundamente en el bienestar espiritual de todos, y que pudieran instruir en la verdad. 2) Se había percibido que el rebaño necesitaba protección de los ‘lobos vestidos de ovejas’. (Mat. 7:15, VA.) Había que fortalecer al rebaño ayudándole a conocer la verdad a fondo. 3) La experiencia había mostrado que si no se nombraban ancianos que protegieran el rebaño, algunos se apoderarían de aquella posición y lo verían como posesión suya. 4) Por falta de un sistema organizado, pudiera ser que se rechazaran los servicios de personas leales a la verdad debido a la influencia de unos pocos que no concordaran con ellas.

A la luz de estos factores, la Watch Tower dijo: “No vacilamos en recomendar a las Iglesias * de todas partes, sean grandes o pequeñas, el consejo apostólico de que en toda compañía se escojan ancianos de entre sus miembros para que ‘alimenten’ y ‘supervisen’ el rebaño”. (Hech. 14:21-23; 20:17, 28.) Las congregaciones locales siguieron este sabio consejo bíblico. Con ese paso importante se daba a la congregación una estructura conforme a la que existía en los días de los apóstoles.

Sin embargo, según lo entendían entonces, la selección de ancianos y diáconos que les ayudaran se hacía mediante el voto de la congregación. Anualmente, o con más frecuencia si era necesario, se estudiaban las aptitudes de los que pudieran servir, y se votaba. Era básicamente un procedimiento democrático, pero con limitaciones que funcionaban como salvaguarda. Se instaba a toda la congregación a repasar con detenimiento los requisitos bíblicos y a expresar por medio del voto, no su opinión personal, sino lo que creían que era la voluntad del Señor. Puesto que solo los que estaban “plenamente consagrados” podían votar, se consideraba su voto colectivo, guiado por la Palabra y el espíritu del Señor, como la expresión de Su voluntad al respecto. Aunque quizás el hermano Russell no estuviera plenamente al tanto de ello, puede que la razón de recomendar aquel procedimiento se debiera hasta cierto grado, no solo a que él estuviera decidido a evitar todo lo que diera la impresión de ser una clase clerical exaltada, sino también a sus propios antecedentes en la Iglesia Congregacional siendo aún adolescente.

Cuando en el tomo de Millennial Dawn (La Aurora del Milenio) titulado The New Creation (La nueva creación, publicado en 1904), se explicó de nuevo en detalle el papel de los ancianos y cómo deberían seleccionarse, se dio atención especial a Hechos 14:23. Se citaron concordancias compiladas por James Strong y Robert Young como autoridades para traducir la declaración “habiéndoles ordenado ancianos” (VA) por “habiéndoles elegido ancianos levantando las manos”. * Algunas traducciones de la Biblia dicen incluso que los ancianos eran ‘nombrados por votación’ (Literal Translation of the Holy Bible, de Young; Emphasised Bible, de Rotherham). No obstante, ¿quiénes deberían votar?

Adoptar el parecer de que toda la congregación debía votar no produjo siempre los resultados esperados. Los que votaban tenían que ser personas “plenamente consagradas”, y algunos de los que eran elegidos satisfacían realmente los requisitos y servían con humildad a sus hermanos. Pero a menudo la votación reflejaba preferencia personal, más bien que la dirección de la Palabra y el espíritu de Dios. Así, en Halle (Alemania), cuando algunos que pensaban que debían ser ancianos no consiguieron el puesto deseado, causaron mucha disensión. En Barmen (Alemania), entre los candidatos de 1927 hubo hombres que se oponían a la obra de la Sociedad, y a la hora de la elección hubo mucho griterío cuando se levantaron las manos. Fue necesario hacer la votación de forma secreta.

En 1916, unos años antes de estos incidentes, el hermano Russell había escrito muy preocupado: “En algunas Clases reina una situación horrible a la hora de la elección. Los siervos de la Iglesia tratan de hacerse gobernantes, dictadores; a veces hasta presiden con el propósito obvio de asegurarse de que ellos y sus amigos allegados sean elegidos Ancianos y Diáconos. [...] Otros tratan de aprovecharse de la Clase con sigilo haciendo que la elección se efectúe en algún momento especialmente propicio para ellos y para sus amigos. Otros tratan de llenar el sitio de reunión con sus amigos, y traen a personas relativamente extrañas que no piensan asistir regularmente a la Clase, pero que vienen solo para votar por sus amigos en acto de solidaridad”.

¿Se trataba simplemente de que tenían que aprender a tener elecciones democráticas más tranquilas, o había algo en la Palabra de Dios que no habían llegado a entender aún?

Se organizan para predicar las buenas nuevas

Desde muy temprano el hermano Russell comprendió que la evangelización era una de las responsabilidades más importantes de los miembros de la congregación cristiana. (1 Ped. 2:9.) La Watch Tower explicó que no era solo a Jesús, sino también a sus seguidores ungidos por espíritu a quienes se aplicaban las palabras proféticas de Isaías 61:1, a saber: “Jehová me ha ungido para anunciar buenas nuevas” (o, como vierte la versión Nácar-Colunga la cita que hizo Jesús de este pasaje, “me ungió para evangelizar”). (Luc. 4:18.)

Ya para 1881 la Watch Tower publicó el aviso “Se solicitan 1.000 predicadores”. Esta fue una llamada dirigida a todos los miembros de la congregación para que emplearan el tiempo que pudieran (fuera media hora, una, dos o tres horas) en esparcir la verdad bíblica. Se animaba a hombres y mujeres que no tuvieran a nadie que dependiera de ellos y que pudieran dar la mitad o más de su tiempo exclusivamente a la obra del Señor, a emprender la obra de repartidor de literatura bíblica como evangelizadores. La cantidad oscilaba bastante de un año a otro, pero para 1885 ya había unos trescientos sirviendo de repartidores. Otros también colaboraron en aquella obra, pero a un grado más limitado. Se daban sugerencias sobre cómo podía el repartidor efectuar su trabajo. No obstante, el campo era inmenso, y, por lo menos al comienzo, ellos mismos escogían su territorio e iban de un lugar a otro según les parecía. Después, cuando se reunían en las asambleas, hacían los ajustes necesarios para coordinar sus esfuerzos.

El mismo año en que comenzó la obra de los repartidores, el hermano Russell hizo que se imprimieran varios tratados (o folletos) para distribuirlos de manera gratuita. Un folleto sobresaliente fue Food for Thinking Christians (Alimento para cristianos pensadores), del cual se distribuyeron 1.200.000 ejemplares en los primeros cuatro meses. La Zion’s Watch Tower Tract Society (Sociedad de Tratados Torre del Vigía de Sión) se formó con el propósito de dar atención a los detalles necesarios para organizar la impresión y distribución de estas publicaciones. Para evitar que se interrumpiera la obra si moría el hermano Russell, y para facilitar la administración de las donaciones que se emplearían en la obra, él registró legalmente la Sociedad el 15 de diciembre de 1884. Así se creó una agencia legal necesaria.

Según surgió la necesidad, se establecieron sucursales de la Sociedad Watch Tower en otros países. La primera de ellas, en Londres (Inglaterra) el 23 de abril de 1900. Se fundó otra en Elberfeld (Alemania) en 1902. Dos años después, se abrió una sucursal en Melbourne (Australia), en el otro extremo de la Tierra. Para el tiempo de escribirse este libro hay 99 sucursales en todo el mundo.

Aunque se estaba organizando lo necesario para suministrar grandes cantidades de literatura bíblica, al principio se dejó que las congregaciones planificaran localmente su distribución pública. En una carta con fecha del 16 de marzo de 1900, el hermano Russell expresó cómo veía aquel asunto. La carta, dirigida a “Alexander M. Graham, y a la Iglesia de Boston (Massachusetts)”, decía: “Como todos ustedes saben, es mi intención dejar que cada compañía del pueblo del Señor administre sus propios asuntos, según su propio juicio; ofreceré sugerencias, pero no con el propósito de interferir, sino simplemente a modo de consejo”. Esto no abarcaba solamente sus reuniones, sino también su manera de efectuar el ministerio en el campo. Así, después de ofrecer a los hermanos algún consejo práctico, concluyó con el comentario: “Esto es sencillamente una sugerencia”.

Algunas actividades requerían que la Sociedad diera más dirección. Respecto a la exhibición del “Foto-Drama de la Creación”, se dejó a cada congregación que determinara si quería y podía alquilar un teatro u otro local para presentarlo. Sin embargo, había que transportar equipo de una ciudad a otra y tener en cuenta los horarios; con relación a esto, pues, la Sociedad suministró dirección centralizada. Se instó a cada congregación a tener un Comité para el Drama que se encargara de los preparativos locales. Pero un superintendente enviado por la Sociedad daba atención cuidadosa a los detalles y se aseguraba de que todo funcionara sin contratiempos.

Mientras transcurrían los años 1914 y 1915, aquellos cristianos ungidos por espíritu esperaban con anhelo ver realizada su esperanza celestial. A la misma vez, se les estimulaba a mantenerse ocupados en el servicio del Señor. Aunque creían que les quedaba muy poco tiempo en la carne, quedó patente que para efectuar de forma ordenada la predicación de las buenas nuevas necesitaban más dirección que cuando eran solo unos cientos. Esa dirección cambió de aspecto poco después de la elección de J. F. Rutherford como segundo presidente de la Sociedad Watch Tower. El número del 1 de marzo de 1917 de The Watch Tower anunció que, en lo sucesivo, la oficina de la Sociedad asignaría todo el territorio en que trabajarían los repartidores de literatura y los obreros pastorales * de las congregaciones. En lugares donde tanto repartidores como trabajadores locales participaban en el servicio del campo en la misma ciudad o condado, un comité de distrito nombrado en la localidad se encargaba de dividir el territorio entre ellos. Este método contribuyó a que en pocos meses —entre 1917 y 1918— se efectuara una campaña de distribución del libro The Finished Mystery (El misterio terminado) verdaderamente sobresaliente. También ayudó a lograr una distribución relámpago de 10.000.000 de ejemplares de un tratado que analizaba el tema de “La caída de Babilonia”.

Poco después, miembros del personal administrativo de la Sociedad fueron arrestados, y el 21 de junio de 1918 fueron sentenciados a veinte años de cárcel. La predicación de las buenas nuevas casi se paralizó. ¿Sería entonces cuando por fin se les uniría al Señor en la gloria celestial?

Unos meses más tarde terminó la guerra. Los representantes de la Sociedad fueron puestos en libertad al año siguiente. Seguían en cuerpos carnales. Aquello no era lo que habían esperado, pero llegaron a la conclusión de que Dios todavía tenía trabajo para ellos aquí en la Tierra.

Su fe acababa de pasar por pruebas severas. Sin embargo, en 1919 The Watch Tower les fortaleció con estimulantes estudios bíblicos sobre el tema “Benditos son los intrépidos”. A estos les siguió el artículo “Oportunidades de servicio”. Pero los hermanos no se imaginaban los cambios extraordinarios que tendrían lugar en la organización en las décadas siguientes.

Un ejemplo adecuado para el rebaño

El hermano Rutherford reconocía que para que la obra siguiera progresando con orden y unidad, sin importar el poco tiempo que quedara, era fundamental que se diera el ejemplo adecuado al rebaño. Jesús había comparado a sus seguidores a ovejas, y estas siguen a su pastor. Por supuesto, Jesús mismo es el Pastor Excelente, pero también utiliza a ancianos como subpastores de su pueblo. (1 Ped. 5:1-3.) Esos ancianos deben ser hombres que participen en la obra asignada por Jesús y que animen a otros a hacer lo mismo. Deben tener un espíritu de evangelizador. Sin embargo, cuando se distribuyó el libro The Finished Mystery algunos ancianos se habían retraído de participar en aquella obra; algunos hasta habían instado abiertamente a otros a no participar en ella.

En 1919 se dio un paso de gran importancia para corregir esa situación cuando se comenzó a publicar la revista The Golden Age (La Edad de Oro). Aquella revista se convertiría en un poderoso instrumento para dar a conocer el Reino de Dios como la única solución duradera para los problemas de la humanidad. Se invitó a todas las congregaciones que desearan participar en aquella actividad a solicitar que la Sociedad las registrara como una “organización de servicio”. Después la Sociedad nombró un director, o director de servicio como se le llegó a conocer, que no estaba sujeto a elecciones anuales. * Como representante local de la Sociedad su función era organizar la obra, asignar el territorio y animar a la congregación a participar en el servicio del campo. Así, pues, lado a lado con los ancianos y diáconos elegidos democráticamente comenzó a funcionar otro sistema de organización, uno que reconocía una autoridad fuera de la congregación local para hacer nombramientos y que ponía más énfasis en predicar las buenas nuevas del Reino de Dios. *

En los años que siguieron, la obra de proclamar el Reino recibió un fuerte impulso, como procedente de una fuerza irresistible. Los sucesos ocurridos en 1914, y de ahí en adelante, habían demostrado que se estaba cumpliendo la gran profecía en la que el Señor Jesucristo describió la conclusión del viejo sistema de cosas. En vista de aquello, en 1920 The Watch Tower indicó que, como se predijo en Mateo 24:14, había llegado el tiempo de proclamar las buenas nuevas sobre “el fin del viejo orden de cosas y el establecimiento del reino del Mesías”. * (Mat. 24:3-14.) Después de asistir a la asamblea de los Estudiantes de la Biblia en Cedar Point (Ohio), en 1922, los concurrentes regresaron a sus hogares con el lema “Anuncien, anuncien, anuncien, al Rey y su reino” resonando en sus oídos. En 1931 se hizo aún más claro el papel que debían desempeñar los cristianos cuando se adoptó el nombre de testigos de Jehová.

Quedó patente que Jehová había asignado a sus siervos un trabajo en el que todos podían participar. La respuesta fue entusiástica. Muchos hicieron grandes ajustes en su vida para entregarse de tiempo completo a aquella labor. Hasta entre los que dedicaban solo parte de su tiempo, una buena cantidad pasaba días completos en el servicio del campo durante los fines de semana. En respuesta al estímulo que dio The Watchtower y el Informant (Informador), durante 1938 y 1939 muchos testigos de Jehová se esforzaron concienzudamente por dedicar sesenta horas al servicio del campo cada mes.

Entre aquellos Testigos celosos hubo muchos siervos de Jehová humildes y dedicados que eran ancianos de las congregaciones. No obstante, en algunos lugares durante los años veinte y principios de los treinta hubo una considerable oposición a la idea de que todos debían participar en el servicio del campo. A menudo los ancianos elegidos de forma democrática se expresaban abiertamente en contra de lo que La Torre del Vigía decía en cuanto a la responsabilidad de predicar a los que no eran parte de la congregación. El que se negaran a escuchar lo que el espíritu de Dios decía sobre esto a la congregación mediante las Santas Escrituras estorbaba el fluir del espíritu de Dios en aquellos grupos. (Rev. 2:5, 7.)

En 1932 se dieron pasos para corregir esa situación. Lo que se tuvo en cuenta principalmente no era si se ofendería a ciertos ancianos prominentes o si se apartarían algunos de los que se asociaban con las congregaciones. Más bien, el deseo de los hermanos era agradar a Jehová y hacer su voluntad. Con ese fin, La Torre del Vigía de diciembre de 1932 y enero de 1933 (15 de agosto y 1 de septiembre de 1932, en inglés) analizó el tema: “La organización de Jehová”.

Aquellos artículos mostraron con claridad que todos los que realmente eran parte de la organización de Jehová hacían la obra que su Palabra indicaba que tenía que hacerse durante este tiempo. Los artículos explicaban que el puesto de anciano no era un cargo para el que se pudiera elegir a alguien, sino una condición que se alcanzaba por madurez espiritual. Se dio énfasis especial al hecho de que Jesús oró que sus seguidores ‘fueran uno’, que estuvieran en unión con Dios y Cristo y, así, hacer la voluntad de Dios en unidad. (Juan 17:21.) ¿Qué resultado tendría esto? El segundo artículo contestó que “cada uno del resto tiene que ser testigo del nombre y [del] reino de Jehová Dios”. La supervisión no debía confiarse a los que no participaran a un grado razonable en la testificación pública o se negaran a hacerlo.

Al finalizar el estudio de aquellos artículos, se invitó a las congregaciones a presentar una resolución indicando que concordaban. De ese modo se eliminaron las elecciones que se efectuaban anualmente en las congregaciones para escoger ancianos y diáconos. En Belfast (Irlanda del Norte), como en otras partes, algunos “ancianos electivos” abandonaron la organización; otros que compartían sus puntos de vista se fueron con ellos. Como resultado hubo una disminución en número, pero al mismo tiempo un fortalecimiento de toda la organización. Los que permanecieron estaban dispuestos a cargar con la responsabilidad cristiana de testificar. En vez de votar para elegir ancianos, las congregaciones —todavía por métodos democráticos— seleccionaban un comité de servicio * compuesto de hombres maduros espiritualmente que participaban de forma activa en la testificación pública. Los miembros de la congregación también elegían por votación un presidente para sus reuniones así como un secretario y un tesorero. Todos estos eran testigos de Jehová activos.

La obra prosiguió entonces con menos dificultades ya que las congregaciones eran supervisadas por hombres que no estaban interesados en puestos, sino en hacer la obra de Dios —hablar de su nombre y su Reino— y que daban buen ejemplo al participar en ella. Aunque no lo sabían entonces, aún quedaba mucho por hacer, dar un testimonio mucho mayor del que se había dado hasta entonces y efectuar una recolección que no habían esperado. (Isa. 55:5.) Obviamente Jehová los estaba preparando para ello.

Algunos que tenían la esperanza de vivir eternamente en la Tierra comenzaban a unirse a ellos. * Sin embargo, la Biblia predijo la recolección de una gran muchedumbre que esperaba sobrevivir a la venidera gran tribulación. (Rev. 7:9-14.) En 1935 se aclaró la identidad de la gran muchedumbre. Los cambios que se hicieron en los años treinta, relacionados con la selección de superintendentes, prepararon mejor a la organización para la obra de recoger, enseñar y adiestrar a esas personas.

Para la mayoría de los testigos de Jehová fue emocionante este aumento de la obra. Su ministerio del campo adquirió nuevo significado. Sin embargo, algunos no estaban dispuestos a predicar. Se retraían y trataban de justificar su inactividad diciendo que no se recogería a una gran muchedumbre sino hasta después del Armagedón. Sin embargo, la mayoría percibió que esta era una nueva oportunidad de manifestar su lealtad a Jehová y su amor al prójimo.

¿Dónde encajaban los de la gran muchedumbre en la estructura de la organización? Se les mostró el papel que la Palabra de Dios asignaba al “rebaño pequeño” ungido con espíritu, y trabajaron gustosamente en armonía con lo que Dios había dispuesto. (Luc. 12:32-44.) Además aprendieron que, tal como los que habían sido ungidos con espíritu, ellos tenían la responsabilidad de compartir con otros las buenas nuevas. (Rev. 22:17.) Puesto que querían ser súbditos terrestres del Reino de Dios, aquel Reino debería ocupar el primer lugar en su vida, y ellos debían anunciarlo con celo a otros. Para encajar con la descripción bíblica de los que pasarían con vida a través de la gran tribulación y entrarían en el nuevo mundo de Dios, tenían que ‘seguir clamando con voz fuerte, y decir: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero”’. (Rev. 7:10, 14.) Cuando en 1937 empezó a aumentar la cantidad de estas personas y a hacerse manifiesto su celo por el Señor, se les pidió también que ayudaran a llevar la responsabilidad de supervisar las congregaciones.

Sin embargo, se les recordó que la organización es de Jehová y no de un hombre. No podía haber división entre el resto de los que habían sido ungidos con espíritu y los de la gran muchedumbre de otras ovejas. Tenían que trabajar juntos como hermanos y hermanas en el servicio de Jehová. Como había dicho Jesús: “Tengo otras ovejas, que no son de este redil; a esas también tengo que traer, y escucharán mi voz, y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. (Juan 10:16.) Se estaba haciendo patente la realidad de esas palabras.

En relativamente poco tiempo habían tenido lugar cambios sorprendentes en la organización. Pero ¿había otros ajustes que hacer para que todo se atendiera en las congregaciones en plena armonía con los caminos de Jehová como se exponen en su Palabra inspirada?

La organización teocrática

“Teocracia” significa “gobierno ejercido por Dios”. ¿Era esa la clase de gobierno que regía las congregaciones? ¿No adoraban a Jehová y buscaban su guía en los asuntos de la congregación? ¿Se conformaban de lleno a lo que él decía en su palabra inspirada respecto a estas cuestiones? El artículo de dos partes titulado “Organización”, que apareció en los números de La Torre del Vigía de noviembre y diciembre de 1938 (en inglés, 1 y 15 de junio), dijo claramente: “Jehová tiene una organización y ésta no es democrática en ningún sentido. Jehová es supremo, y su gobierno u organización es estrictamente teocrátic[o]”. Con todo, en aquel tiempo las congregaciones de los testigos de Jehová todavía empleaban procedimientos democráticos para escoger a la mayoría de los que se encargaban de supervisar las reuniones y el servicio del campo. Se necesitaban otros ajustes.

Sin embargo, ¿no indicaba Hechos 14:23 que los ancianos de las congregaciones debían ser designados a sus puestos ‘extendiendo la mano’, como se hace al votar? El primero de los artículos de La Torre del Vigía titulados “Organización” reconoció que en el pasado se había interpretado mal ese pasaje. No era ‘extendiendo la mano’ todos los miembros de la congregación como se hacían los nombramientos entre los cristianos del siglo primero. Más bien, se mostró que los apóstoles y los que habían sido autorizados por ellos eran quienes ‘extendían las manos’. No hacían esto votando con la congregación, sino imponiendo las manos sobre los que satisfacían los requisitos. Esto era en símbolo de confirmación, aprobación o nombramiento. * A veces las congregaciones de los cristianos primitivos hacían recomendaciones de hombres capacitados, pero la selección o aprobación final la daban los apóstoles, quienes habían sido comisionados directamente por Cristo, o personas que habían recibido autorización de los apóstoles. (Hech. 6:1-6.) La Torre del Vigía llamó atención al hecho de que el apóstol Pablo, bajo la dirección del espíritu santo, dio instrucciones para el nombramiento de superintendentes únicamente en cartas dirigidas a superintendentes responsables (Timoteo y Tito). (1 Tim. 3:1-13; 5:22; Tito 1:5.) Ninguna de las cartas inspiradas dirigidas a las congregaciones contuvo instrucciones de ese tipo.

Entonces, ¿cómo debían hacerse los nombramientos para rendir servicio en las congregaciones? El análisis que hizo La Torre del Vigía mostró, con las Escrituras como base, que Jehová nombró a Jesucristo ‘cabeza de la congregación’; que cuando Cristo regresara como Amo confiaría a su “esclavo fiel y discreto” responsabilidad “sobre todos sus bienes”; que este esclavo fiel y discreto se componía de todos los que habían sido ungidos con espíritu santo en la Tierra para ser coherederos con Cristo y que servían unidamente bajo su dirección; y que Cristo emplearía a aquella clase del esclavo como instrumento suyo para proveer la supervisión que las congregaciones necesitaban. (Col. 1:18; Mat. 24:45-47; 28:18.) El deber de la clase del esclavo sería aplicar, junto con oración, las instrucciones claramente expuestas en la Palabra inspirada de Dios, y usar esta para determinar quiénes satisfacían los requisitos para los puestos de servicio.

En vista de que el instrumento visible que Cristo emplearía es el esclavo fiel y discreto (y los hechos de la historia moderna ya analizados muestran que este “esclavo” utiliza a la Sociedad Watch Tower como instrumento legal), La Torre del Vigía pasó a explicar que el que se siguiera el procedimiento teocrático exigiría que los nombramientos de servicio se hicieran mediante ese instrumento. Tal como las congregaciones del siglo primero reconocieron al cuerpo gobernante ubicado en Jerusalén, de igual manera hoy las congregaciones no prosperarían espiritualmente sin una supervisión central. (Hech. 15:2-30; 16:4, 5.)

Sin embargo, para que las cosas se vieran desde el punto de vista correcto, se indicó que cuando La Torre del Vigía mencionaba “la Sociedad” no se refería sencillamente a un instrumento jurídico, sino al grupo de cristianos ungidos que había instituido aquella entidad legal y que se valía de ella. De modo que la expresión significaba el esclavo fiel y discreto con su Cuerpo Gobernante.

Aún antes de que los artículos titulados “Organización” se publicaran en La Torre del Vigía de 1938, las congregaciones de Londres, Nueva York, Chicago y Los Ángeles que habían crecido hasta que fue recomendable dividirlas en grupos más pequeños solicitaron que la Sociedad nombrara a todos sus siervos. La Torre del Vigía de diciembre de 1938 invitó a todas las demás congregaciones a hacer lo mismo. Con ese fin se sugirió que se adoptara la siguiente resolución:

“Nosotros, la compañía del pueblo de Dios sacado para su nombre, y ahora en . . . . . . . . . ., reconocemos que el gobierno de Dios es una pura teocracia y que Cristo Jesús está en el templo y en pleno cargo y dominio de la organización visible de Jehová, así como de la invisible, y que ‘LA SOCIEDAD’ es [la] representante visible del Señor en la Tierra, y por lo tanto pedimos que ‘La Sociedad’ organice esta compañía para el servicio y designe sus diferentes siervos, para que todos trabajemos juntos en paz, justicia, armonía y completa unidad. Junto con la presente enviamos una lista de nombres de personas en esta compañía que nos parece [que] son más maduras y que por lo tanto parecen ser más aptas para desempeñar los puestos respectivos designados para el servicio.” *

Casi todas las congregaciones de los testigos de Jehová concordaron de buena gana en hacer esto. Los pocos que no lo hicieron pronto dejaron de participar del todo en la proclamación del Reino y de ese modo dejaron de ser testigos de Jehová.

Beneficios de la dirección teocrática

Es obvio que si las enseñanzas, las normas de conducta y los procedimientos de organización o de testificación pudieran decidirse en la congregación local, en poco tiempo la organización perdería su identidad y unidad. Sería fácil que los hermanos se dividieran por diferencias sociales, culturales y nacionales. Por otra parte, la dirección teocrática aseguraría que los beneficios del progreso espiritual llegaran sin impedimentos a todas las congregaciones alrededor del mundo. De esa manera reinaría la unidad genuina que Jesús pidió en oración que existiera entre sus seguidores verdaderos, y se podría efectuar plenamente la obra de evangelizar que él mandó. (Juan 17:20-22.)

Sin embargo, hay quienes han dicho que al promover aquel cambio en la organización, J. F. Rutherford estaba tratando sencillamente de conseguir más control sobre los Testigos, y de esa manera buscaba fortalecer su propia autoridad. ¿Era verdad eso? No hay duda de que el hermano Rutherford era un hombre de firmes convicciones. Hablaba con decisión y sin transigir a favor de lo que consideraba la verdad. Podía ser bastante brusco al atender situaciones cuando percibía que las personas se preocupaban más de sí mismas que de la obra del Señor. No obstante, el hermano Rutherford era realmente humilde ante Dios. Karl Klein, quien en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante, escribió más tarde: “Las oraciones que el hermano Rutherford hacía durante la adoración matutina [...] contribuyeron a que [...] se granjeara mis simpatías. Aunque él tenía una voz muy potente, cuando se dirigía a Dios sonaba exactamente como un muchachito que estuviera hablando a su papá. ¡Qué excelente relación con Jehová revelaba esto!”. El hermano Rutherford estaba plenamente convencido de cuál era la organización visible de Jehová, y hacía todo lo posible por asegurarse de que ningún hombre o grupo de hombres impidiera que los hermanos recibieran en cada localidad el beneficio pleno del alimento y la dirección espiritual que Jehová proveía a Sus siervos.

Aunque el hermano Rutherford fue durante veinticinco años el presidente de la Sociedad Watch Tower, y dedicó toda su energía a dar adelanto a la obra de la organización, no era el líder o caudillo de los testigos de Jehová, ni quiso serlo. En 1941, en la asamblea de San Luis (Misuri), poco antes de su muerte, habló sobre el acaudillamiento y dijo: “Quiero que cualesquier extraños que haya aquí sepan lo que ustedes piensan acerca de que un hombre sea el caudillo o líder de ustedes, para que no lo vayan a olvidar. Cada vez que algo surge y comienza a crecer, dicen que hay algún hombre, un líder que tiene un gran conjunto de seguidores. Si hay alguna persona en este auditorio que piense que yo, este hombre de pie aquí, es el caudillo de los testigos de Jehová, que diga Sí”. La respuesta fue un silencio impresionante, roto solo por un categórico “No” por parte de algunos del auditorio. El orador prosiguió: “Si ustedes los que están aquí creen que yo soy solo uno de los siervos del Señor, y que estamos trabajando hombro a hombro en unidad, sirviendo a Dios y sirviendo [a] Cristo, digan Sí”. Al unísono la asamblea respondió con un contundente “¡Sí!”. Al mes siguiente, otro auditorio en Inglaterra dio exactamente la misma respuesta.

Los beneficios de la organización teocrática se dejaron sentir inmediatamente en algunos lugares. En otros tardó más; con el tiempo se removió a los que no demostraron ser siervos maduros y humildes, y se nombró a otros.

No obstante, a medida que arraigaban los procedimientos teocráticos, los testigos de Jehová se regocijaron al experimentar lo que se predijo en Isaías 60:17. Empleando lenguaje figurado para describir las condiciones mejoradas que serían realidad para los siervos de Dios, Jehová dice en ese texto: “En vez del cobre traeré oro, y en vez del hierro traeré plata, y en vez de la madera, cobre, y en vez de las piedras, hierro; y ciertamente nombraré la paz como tus superintendentes, y la justicia como los que te asignan tus tareas”. Aquí no se describe lo que lograrían los seres humanos, sino lo que Dios mismo haría, y los beneficios que recibirían sus siervos al someterse a la actuación divina. La paz debe imperar entre ellos. El amor a la justicia debe ser la fuerza que los mueva a servir.

Maud Yuille, esposa del superintendente de la sucursal de Brasil, escribió al hermano Rutherford: “El artículo ‘Organización’ de los números del 1 y 15 de junio [de 1938] de The Watchtower me impele a expresar en pocas palabras a usted, de cuyo fiel servicio Jehová se está valiendo, mi agradecimiento por la maravillosa provisión que Jehová ha preparado para su organización visible, como se explica en esos números. [...] ¡Qué alivio es ver el fin del ‘gobierno autónomo’ de las congregaciones, de los ‘derechos de la mujer’ y de otros procedimientos no bíblicos que sujetaban a algunas almas a opiniones locales y al juicio de individuos, en vez de a [Jehová Dios y Jesucristo], algo que traía oprobio al nombre de Jehová. Es cierto que ‘solo recientemente la Sociedad ha llamado “siervos” a todos los de la organización’, pero he notado que con anterioridad por muchos años, al escribir a sus hermanos, usted se identificaba como ‘su hermano y siervo, por Su gracia’”.

Con relación a este ajuste de organización, la sucursal de las islas británicas informó: “Fue sorprendente el buen efecto que tuvo. La descripción poética y profética que se hace de ello en el capítulo 60 de Isaías es muy hermosa, pero no exagerada. Todo el que estaba en la verdad hablaba de ello. Era el principal tema de conversación. En general nos sentíamos fortalecidos, estábamos dispuestos a seguir adelante, bien dirigidos, en la batalla. Mientras aumentaba la tensión mundial, el gozo por la gobernación teocrática” se hacía abundante.

Superintendentes viajantes fortalecen a las congregaciones

Como resultado del servicio de los superintendentes viajantes se fortaleció aún más la unidad dentro de la organización. En el siglo primero el apóstol Pablo se entregó de manera sobresaliente a tal actividad. En ocasiones, hombres como Bernabé, Timoteo y Tito también participaron en aquel servicio. (Hech. 15:36; Fili. 2:19, 20; Tito 1:4, 5.) Todos fueron evangelizadores celosos. Además, animaban a las congregaciones con sus discursos. Cuando surgían cuestiones que podían afectar la unidad de las congregaciones se sometían al cuerpo gobernante central. Luego, “a medida que iban viajando por las ciudades”, los que habían recibido la responsabilidad de hacerlo “entregaban a los de allí, para que los observaran, los decretos sobre los cuales habían tomado decisión los apóstoles y ancianos que estaban en Jerusalén”. ¿Con qué resultado? “Las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día”. (Hech. 15:1–16:5; 2 Cor. 11:28.)

Ya para los años setenta del siglo XIX el hermano Russell visitaba los grupos de Estudiantes de la Biblia —fueran de dos, tres o más personas— con el fin de fortalecerlos espiritualmente. En la década siguiente otros hermanos hicieron lo mismo. Después, en 1894, la Sociedad hizo que oradores capacitados viajaran con mayor regularidad para ayudar a los Estudiantes de la Biblia a aumentar en conocimiento y aprecio de la verdad, y para unirlos más estrechamente.

Si era posible, el orador pasaba con el grupo un día, o varios, presentaba uno o dos discursos públicos, y luego visitaba grupos más pequeños y a individuos para tratar con ellos algunos de los asuntos más profundos de la Palabra de Dios. Se tenía como objetivo visitar cada grupo de Estados Unidos y Canadá por lo menos dos veces al año, aunque las visitas no siempre las hacía el mismo hermano. Al escoger a estos oradores viajantes se dio énfasis a cualidades como la mansedumbre, la humildad, tener un entendimiento claro de la verdad y adherencia leal a ella, y aptitud para enseñarla bien. En ningún momento efectuaban su ministerio por lucro. Los hermanos de cada localidad solo les proveían comida y hospedaje, y la Sociedad les ayudaba a sufragar sus gastos de transporte hasta el grado necesario. Se les llamaba peregrinos.

Muchos de los que recibían visitas de estos representantes viajantes de la Sociedad estimaban profundamente a estos hermanos. Se recuerda a A. H. Macmillan, natural de Canadá, como un hermano para quien la Palabra de Dios era “como un fuego ardiente”. (Jer. 20:9.) Sencillamente tenía que hablar de ella, y lo hizo ante auditorios no solo de Canadá, sino de diferentes partes de Estados Unidos y de otros países. Se recuerda con mucho afecto a William Hersee, otro peregrino, por la atención especial que daba a los jóvenes. Sus oraciones también causaban impresión duradera, pues reflejaban una profundidad espiritual que llegaba al corazón tanto de jóvenes como de mayores.

Viajar en aquellos días no era fácil para los peregrinos. Por ejemplo, para visitar al grupo de Klamath Falls (Oregon), Edward Brenisen viajó primero en tren, luego toda la noche en diligencia y finalmente por las montañas en una incómoda carreta hasta la granja donde se reunirían. Al día siguiente, por la mañana temprano, un hermano le prestó un caballo para su viaje de unos cien kilómetros hasta la próxima estación ferroviaria, desde donde partiría hacia su siguiente asignación. Era una vida ardua, pero los esfuerzos de los peregrinos producían buenos resultados. El pueblo de Jehová se fortalecía, se unía más en su entendimiento de la Palabra de Dios y, aunque separados por la distancia, se sentían más allegados unos a otros.

En 1926 el hermano Rutherford instituyó algunos procedimientos para que los peregrinos no fueran solo oradores viajantes, sino también supervisores y promotores del servicio del campo en las congregaciones. Para dar énfasis a sus nuevas responsabilidades, en 1928 se les llamó directores regionales del servicio. Trabajaban con los hermanos de la localidad y los instruían personalmente en el servicio del campo. En aquel tiempo se les hacía posible visitar todas las congregaciones de Estados Unidos y de otros países por lo menos una vez al año, a la vez que se mantenían en contacto con individuos y con grupos pequeños que aún no se habían organizado para el servicio.

En los años siguientes, la obra de los superintendentes viajantes experimentó varias modificaciones. * Se intensificó en 1938 cuando fueron nombrados de manera teocrática todos los siervos de las congregaciones. Las visitas periódicas a las congregaciones en años posteriores permitieron que se instruyera personalmente a los siervos nombrados y se diera más ayuda a todos en el servicio del campo. En 1942 los superintendentes viajantes asistieron a un curso intensivo antes de que se les enviara a visitar las congregaciones; como resultado, pudieron efectuar su trabajo de manera más uniforme. Sus visitas eran breves (dos o tres días, dependiendo del tamaño de la congregación). Durante su visita revisaban los archivos de la congregación, se reunían con todos los siervos para ofrecerles cualquier consejo necesario, pronunciaban uno o dos discursos a la congregación y llevaban la delantera en el servicio del campo. En 1946 las visitas se alargaron a una semana.

En 1938 este programa de visitas a las congregaciones se complementó con la labor del siervo regional en una nueva función. Este abarcaba una zona más grande, pasaba periódicamente una semana con cada hermano que hacía viajes de zona (circuito) para visitar las congregaciones. Durante su visita participaba en el programa de una asamblea a la que asistían todas las congregaciones de la zona. * Esto estimuló mucho a los hermanos y proporcionó una oportunidad regular para que los nuevos discípulos se bautizaran.

“Alguien a quien deleite el servicio”

Entre los que participaron en este servicio a partir de 1936 estuvo John Booth, que en 1974 llegó a formar parte del Cuerpo Gobernante. Cuando se le entrevistó en cuanto a la posibilidad de que sirviera de supervisor viajante, se le dijo: “No se necesitan oradores elocuentes, sino simplemente alguien a quien deleite el servicio del campo y que lleve la delantera en él y hable acerca del servicio en las reuniones”. El hermano Booth tenía esa clase de amor al servicio de Jehová, como lo probaba su celosa labor de precursor desde 1928; además, tanto por su ejemplo como por sus palabras de estímulo despertaba en otros celo por la evangelización.

La primera congregación que visitó, en marzo de 1936, estaba en Easton (Pensilvania). Más tarde escribió: “Por lo general llegaba al lugar a tiempo para salir al servicio del campo por la mañana, reunirme con los siervos de la compañía al atardecer, y después con toda la compañía. Generalmente pasaba solo dos días con cada compañía y únicamente un día con cada grupito; a veces visitaba seis de aquellos grupitos en una semana. Siempre estaba viajando”.

Dos años después, en 1938, se le asignó como siervo regional para encargarse de una asamblea de zona (lo que se conoce ahora como una asamblea de circuito) cada semana. Estas asambleas ayudaron a fortalecer a los hermanos en un período en que se intensificaba la persecución en ciertos lugares. Al recordar aquellos días y las diferentes responsabilidades que atendía, el hermano Booth dijo: “La misma semana [en que fui testigo ante un tribunal en un caso en que se acusaba a unos sesenta Testigos de Indianápolis (Indiana)], fui el acusado en otro caso que se vio en Joliet, Illinois, y abogado defensor de un hermano en otro juicio, en Madison, Indiana; además, tenía que atender una asamblea de zona cada fin de semana”.

Dos años después de volver a celebrarse aquellas asambleas de zona (conocidas ahora como asambleas de circuito) en 1946, Carey Barber estuvo entre los que fueron asignados como siervos de distrito. Ya había sido miembro de la familia del Betel de Brooklyn (Nueva York) por veinticinco años. Su primer distrito abarcaba toda la sección oeste de Estados Unidos. Al principio tenía que viajar unos 1.600 kilómetros por semana entre asambleas. A medida que aumentaron la cantidad y el tamaño de las congregaciones, hubo que cubrir menos distancia entre ellas, y se celebraron varias asambleas de circuito en una misma zona metropolitana. Después de veintinueve años de experiencia como superintendente viajante, en 1977 se invitó al hermano Barber a regresar a la oficina central como miembro del Cuerpo Gobernante.

En tiempos de guerra y de persecución intensa, los superintendentes viajantes pusieron en peligro su libertad y su vida en muchas ocasiones con el fin de atender las necesidades espirituales de sus hermanos. Durante la ocupación nazi de Bélgica, André Wozniak continuó visitando las congregaciones y les proveyó las publicaciones que necesitaban. La Gestapo estuvo a punto de arrestarlo en varias ocasiones, pero nunca lo logró.

A finales de los años setenta, durante el período de guerra interna en Rodesia (ahora Zimbabue), la gente vivía atemorizada y era peligroso viajar. No obstante, los superintendentes viajantes de los testigos de Jehová, como pastores y superintendentes amorosos, demostraron ser para sus hermanos “como escondite contra el viento”. (Isa. 32:2.) Algunos pasaban días caminando por la maleza, subían y bajaban montañas, cruzaban ríos peligrosos, dormían a la intemperie, y todo con el fin de visitar congregaciones y a publicadores aislados, animándolos a seguir firmes en la fe. Entre estos estuvo Isaiah Makore, que escapó por muy poco cuando las balas le pasaron silbando sobre la cabeza durante un combate entre los soldados del gobierno y los independentistas.

Otros superintendentes viajantes han servido en el campo internacional por muchos años. Los presidentes de la Sociedad Watch Tower han viajado con frecuencia a otros países para atender las necesidades de la organización y pronunciar discursos en asambleas. Esas visitas han ayudado mucho a los testigos de Jehová de todas partes a estar muy al tanto de su hermandad internacional. El hermano Knorr, en especial, participaba regularmente en esta actividad, visitando cada sucursal y hogar misional. Al crecer la organización, el mundo fue dividido en diez zonas internacionales, y a partir del 1 de enero de 1956 hermanos capacitados, bajo la dirección del presidente de la Sociedad, empezaron a colaborar en este servicio para que se efectuara con regularidad. Esas visitas de zona, realizadas ahora bajo la dirección del Comité de Servicio del Cuerpo Gobernante, siguen contribuyendo a la unidad mundial y al progreso de toda la organización.

Otros desenvolvimientos de importancia han contribuido a configurar la actual estructura de la organización.

Otros ajustes teocráticos

El 8 de enero de 1942, durante la II Guerra Mundial, murió Joseph F. Rutherford, y Nathan H. Knorr pasó a ser el tercer presidente de la Sociedad Watch Tower. Se estaba sometiendo a la organización a una intensa presión a causa de las proscripciones que impedían su actividad en muchos países, la acción violenta de chusmas bajo pretexto de patriotismo y el arresto de los Testigos mientras distribuían literatura bíblica en su ministerio público. ¿Haría que aminorara el paso de la organización el que hubiera un cambio administrativo en un momento tan crítico? Los hermanos que dirigían los asuntos administrativos buscaron la guía y la bendición de Jehová. En armonía con su deseo de tener la guía divina, reexaminaron la estructura de la organización misma para ver si había aspectos en los que pudieran amoldarse más estrechamente a los caminos de Jehová.

Luego, en 1944, en Pittsburgh (Pensilvania) se celebró una asamblea de servicio para el mismo tiempo de la reunión anual de la Sociedad Watch Tower. El 30 de septiembre, antes de aquella reunión anual, se presentó una serie de discursos muy significativos sobre lo que las Escrituras dicen respecto a la organización de los siervos de Jehová. * Se enfocó la atención en el Cuerpo Gobernante. En aquella ocasión se subrayó que el principio teocrático tiene que aplicarse a cualquier agencia empleada por la clase del esclavo fiel y discreto. Se explicó que la corporación legal no constaba de todos los miembros “consagrados” del pueblo de Dios. Sencillamente los representaba y obraba como agencia legal a favor de ellos. Sin embargo, puesto que la Sociedad era el medio utilizado para proveer a los testigos de Jehová la literatura bíblica que contenía iluminación espiritual, era lógico y necesario que el Cuerpo Gobernante estuviera muy relacionado con los directores principales de aquella Sociedad constituida legalmente. ¿Se estaban aplicando de lleno los principios teocráticos en sus asuntos?

Los estatutos de la Sociedad estipulaban un sistema de accionistas que permitía que por cada 10 dólares (E.U.A.) contribuidos se tenía derecho a un voto para seleccionar a los miembros de la junta de directores y a los directores principales de la Sociedad. Al parecer aquellas contribuciones se veían como prueba de interés genuino en la obra de la organización. Pero aquel método presentaba problemas. El hermano Knorr, entonces presidente de la Sociedad, explicó: “Conforme a las estipulaciones de la carta constitucional de la Sociedad, parecería que el ser parte del cuerpo gobernante dependía de las contribuciones [dadas] a la Sociedad legal. Pero según la voluntad de Dios esto no podría ser así entre su verdadero pueblo escogido”.

Es un hecho que Charles Taze Russell, que además de ser durante los primeros treinta y dos años de la Sociedad el miembro más destacado del cuerpo gobernante, fue también quien más contribuyó a la Sociedad en sentido monetario, físico y mental. Sin embargo, no era una contribución monetaria lo que determinaba cómo lo utilizaba el Señor. Lo que lo capacitó ante Dios para el servicio fue su dedicación completa, su celo incansable, su posición intransigente a favor del Reino de Dios y su lealtad y fidelidad inquebrantables. Respecto a la organización teocrática, se aplica la regla: “Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, cada uno de ellos, así como le agradó”. (1 Cor. 12:18.) ‘Sin embargo —explicó el hermano Knorr—, el que la carta constitucional de la Sociedad estipulara que se expidieran acciones con derecho a voto a los que contribuyeran fondos a la obra de la Sociedad oscurecía o traspasaba este principio Teocrático respecto al cuerpo gobernante; y también impedía su plena aplicación’.

Así pues, en la reunión de todos los accionistas de la corporación con derecho a voto celebrada el 2 de octubre de 1944, se aprobó unánimemente una revisión de los estatutos de la Sociedad con el fin de ajustarlos más a los principios teocráticos. La cantidad de miembros de la Sociedad no sería ilimitada, sino que fluctuaría entre trescientos y quinientos, y todos estos serían hombres escogidos por la junta de directores, no por sus contribuciones monetarias, sino por ser testigos de Jehová maduros, activos y fieles que servían de tiempo completo en la obra de la organización o que eran ministros activos de las congregaciones de los testigos de Jehová. Estos seleccionarían por votación a la junta de directores, y esta a su vez escogería a los directores principales. Estos nuevos procedimientos entraron en vigor el año siguiente, el 1 de octubre de 1945. ¡Qué protección ha resultado ser esto en una era en la que elementos hostiles han manipulado con frecuencia las corporaciones para conseguir su control y luego reestructurarlas con arreglo a sus propios objetivos!

Se ha visto la bendición de Jehová en estos pasos progresivos a fin de conformarse a los principios teocráticos. A pesar de la presión extrema que se ejerció sobre la organización durante la II Guerra Mundial, la cantidad de proclamadores del Reino continuó aumentando. Estos siguieron dando sin cesar un intenso testimonio acerca del Reino de Dios. Desde 1939 hasta 1946 hubo un aumento sorprendente del 157% en las filas de los testigos de Jehová, y estos llevaron las buenas nuevas a otros seis países. Durante los siguientes veinticinco años la cantidad de Testigos activos aumentó en casi un 800%, e informaron una actividad regular en otros 86 países.

Instrucción especializada para los superintendentes

Algunos observadores de fuera de la organización consideraban que, a medida que esta creciera, sería inevitable que se relajaran sus normas. Pero, contrario a esto, la Biblia predijo que la justicia y la paz regirían entre los siervos de Jehová. (Isa. 60:17.) Eso requeriría educar con esmero y de continuo en la Palabra de Dios a superintendentes responsables, tener un entendimiento claro de Sus normas judiciales y aplicarlas sistemáticamente. Se ha provisto tal educación. En las páginas de La Atalaya se ha suministrado progresivamente un cuidadoso estudio de los requisitos justos de Dios, y esa información se ha estudiado metódicamente en todas las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo. Por otra parte, se ha dado mucha instrucción adicional a los superintendentes del rebaño.

Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial durante las asambleas internacionales. Desde 1961 hasta 1965 se condujeron para ellos cursos especiales en Nueva York que duraron de ocho a diez meses. Entre 1977 y 1980 hubo otra serie de cursos especiales de cinco semanas para ellos. El curso incluía un estudio de todos los libros de la Biblia, versículo por versículo, así como un análisis de detalles de la organización y de métodos para predicar las buenas nuevas de un modo más eficaz. Entre los testigos de Jehová no hay divisiones nacionalistas. Sin importar dónde vivan, se adhieren a las mismas elevadas normas bíblicas y creen y enseñan lo mismo.

Los superintendentes de circuito y de distrito también han recibido atención especial. Muchos han asistido a la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower o a alguna extensión de esa escuela. También se reúnen periódicamente, en las sucursales o en otros lugares convenientes, para asistir a seminarios de unos días o una semana.

En 1959 comenzó a funcionar otra sobresaliente provisión. Fue la Escuela del Ministerio del Reino, a la que asisten superintendentes de circuito, de distrito y de congregación. Comenzó como un curso de un mes. Después de usarse por un año en Estados Unidos, la información del curso se tradujo a otros idiomas y poco a poco se fue empleando por todo el mundo. Puesto que no todos los superintendentes podían ausentarse de su empleo seglar por todo un mes, en 1966 se comenzó a usar una versión del mismo curso de dos semanas de duración.

Esta escuela no era un seminario teológico con el fin de preparar a hombres para su ordenación. Los que asistían ya eran ministros ordenados. Por décadas muchos habían sido superintendentes y pastores del rebaño. El programa de estudio les dio la oportunidad de estudiar en detalle las instrucciones de la Palabra de Dios relacionadas con su labor. Se dio mucho énfasis a la importancia del ministerio del campo y cómo efectuarlo con eficacia. Debido a los cambios en las normas morales del mundo, se dedicó también bastante tiempo a analizar la importancia de observar las normas bíblicas de moralidad. En los últimos años, a este curso le han seguido seminarios cada dos o tres años, así como reuniones fortalecedoras de los superintendentes viajantes con los ancianos locales varias veces al año. Estas permiten que se dé atención especial a las necesidades del momento, contrarrestan la tendencia a apartarse de las normas bíblicas y contribuyen a que los asuntos se atiendan uniformemente en las congregaciones.

Los testigos de Jehová toman a pecho la admonición de 1 Corintios 1:10: “Los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo, y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar”. No se trata de conformidad forzada; es el resultado de educar en los caminos de Dios como se exponen en la Biblia. Los testigos de Jehová se deleitan en los caminos y el propósito de Dios. Si a alguno no le gusta vivir según las normas bíblicas, tiene libertad para abandonar la organización. Pero si alguien empieza a predicar otras doctrinas o viola los principios morales de la Biblia, entonces los superintendentes toman medidas para proteger al rebaño. La organización aplica el siguiente consejo bíblico: ‘Vigilen a los que causan divisiones y ocasiones de tropiezo contrario a la enseñanza que ustedes han aprendido, y evítenlos’. (Rom. 16:17; 1 Cor. 5:9-13.)

La Biblia predijo que Dios fomentaría precisamente ese ambiente entre sus siervos, en el que la justicia regiría y llevaría fruto pacífico. (Isa. 32:1, 2, 17, 18.) Ese ambiente atrae mucho a los que aman la justicia.

¿A cuántos de esos amantes de la justicia se reunirá antes del fin del viejo sistema? Los testigos de Jehová no lo saben. Sin embargo, Jehová sí sabe lo que su obra requerirá, y al momento apropiado y a su manera se ocupará de que su organización esté equipada para encargarse de ella.

Preparación para un crecimiento rápido

Cuando, bajo la supervisión del Cuerpo Gobernante, se investigaba para redactar la obra de consulta Ayuda para entender la Biblia, una vez más se examinó cómo estaba organizada la congregación cristiana del siglo primero. Se estudiaron cuidadosamente términos bíblicos como “anciano”, “superintendente” y “ministro”. ¿Podía la actual organización de los testigos de Jehová conformarse más de lleno al modelo que se había conservado como guía en las Escrituras?

Los siervos de Jehová estaban resueltos a someterse a la dirección divina. En una serie de asambleas celebradas en 1971, se analizó la estructura que regía la congregación cristiana primitiva. Se indicó que la expresión pre·sbý·te·ros (anciano) como se emplea en la Biblia no se limitaba a personas de edad avanzada, ni se aplicaba a todos los cristianos que tenían madurez espiritual en las congregaciones. Se usaba especialmente en sentido oficial con relación a los superintendentes de la congregación. (Hech. 11:30; 1 Tim. 5:17; 1 Ped. 5:1-3.) Estos recibían sus posiciones por nombramiento, en armonía con los requisitos que llegaron a formar parte de las Escrituras inspiradas. (Hech. 14:23; 1 Tim. 3:1-7; Tito 1:5-9.) Si había suficientes hombres capacitados, la congregación tendría más de un anciano. (Hech. 20:17; Fili. 1:1.) Estos componían “el grupo de ancianos”, todos con el mismo puesto oficial, de modo que ninguno de ellos era el miembro más prominente ni el más influyente de la congregación. (1 Tim. 4:14.) Se explicó que para ayudar a los ancianos también se nombraban “siervos ministeriales”, de acuerdo con los requisitos expresados por el apóstol Pablo. (1 Tim. 3:8-10, 12, 13.)

Pronto se aplicaron una serie de disposiciones para que la organización se ajustara mejor a este modelo bíblico. Se comenzó primero con el Cuerpo Gobernante mismo. Se amplió la junta de directores de la Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, que había servido de cuerpo gobernante de los testigos de Jehová, a más de siete miembros. No se fijó un número determinado de miembros para el Cuerpo Gobernante. En 1971 había once miembros; durante algunos años hubo hasta dieciocho; en 1992 quedaban doce. Todos ellos son hombres ungidos por Dios como coherederos con Jesucristo. Los doce que en 1992 formaban el Cuerpo Gobernante habían dedicado en conjunto más de 728 años al servicio de tiempo completo como ministros de Jehová Dios.

El 6 de septiembre de 1971 se determinó que la presidencia en las reuniones del Cuerpo Gobernante rotara todos los años según el orden alfabético de los apellidos. Este cambio entró en vigor el 1 de octubre. Los miembros del Cuerpo Gobernante presidían también por rotación todas las semanas la adoración matutina y el Estudio de La Atalaya del personal de la central. * Este arreglo entró en vigencia el 13 de septiembre de 1971, cuando Frederick W. Franz dirigió el programa de adoración matutina en la central de la Sociedad en Brooklyn (Nueva York).

Al año siguiente se hicieron ajustes en la supervisión de las congregaciones. Ya no habría un solo siervo de congregación ayudado por un número fijo de otros siervos que servirían de ayudantes. Se nombraría a hombres que satisfacían los requisitos bíblicos para servir de ancianos. Otros, que también llenaban los requisitos bíblicos, serían nombrados siervos ministeriales. Esto hizo posible que más hermanos compartieran responsabilidades en la congregación y adquirieran experiencia útil. Ningún testigo de Jehová podía imaginarse que la cantidad de congregaciones aumentaría en un 156% durante los siguientes veintiún años, hasta alcanzar un total de 69.558 en 1992. Pero era obvio que el Cabeza de la congregación, el Señor Jesucristo, iba preparando el camino para lo que habría de venir.

A principios de los años setenta se pensó detenidamente en reorganizar aún más el Cuerpo Gobernante. Desde que la Sociedad Watch Tower había sido constituida en 1884 la oficina del presidente de la Sociedad Watch Tower Bible and Tract se había encargado de publicar literatura bíblica, supervisar la obra mundial de evangelizar y preparar las escuelas y asambleas. Pero después de un análisis cuidadoso y de estudiar ciertos detalles por muchos meses, el 4 de diciembre de 1975 se adoptó unánimemente una nueva estructura. Se formaron seis comités del Cuerpo Gobernante.

El Comité del Presidente (compuesto de tres miembros: el actual presidente del Cuerpo Gobernante, el que le precedió y el que hubiera de presidir después) recibe informes de emergencias importantes, desastres y campañas de persecución, y se encarga de que el Cuerpo Gobernante atienda con rapidez estos asuntos. El Comité de Redacción supervisa la preparación del alimento espiritual en forma escrita y en grabaciones en casete o en vídeo para los testigos de Jehová y para su distribución pública; además, supervisa la obra de traducir a cientos de idiomas. La responsabilidad del Comité de Enseñanza es supervisar las escuelas y las asambleas de circuito, de distrito e internacionales que se organizan para el pueblo de Jehová, así como la instrucción de la familia de Betel, y preparar la información que haya de emplearse con esos fines. El Comité de Servicio supervisa todo aspecto de la obra de evangelizar, lo que incluye la actividad de las congregaciones y la de los superintendentes viajantes. La impresión, la publicación y el envío de literatura bíblica, así como el funcionamiento de las fábricas y la dirección de las cuestiones jurídicas y económicas están a cargo del Comité de Publicación. Y el Comité de Personal supervisa todo lo relacionado con el personal y la ayuda individual y espiritual que se da a los miembros de las familias de Betel, y se encarga de invitar a nuevos miembros para servir en las familias de Betel de todo el mundo.

Se han nombrado otros comités para supervisar las fábricas, los hogares Betel y las haciendas de la central mundial. En estos comités el Cuerpo Gobernante utiliza libremente a miembros cualificados de la “gran muchedumbre”. (Rev. 7:9, 15.)

También se modificó la supervisión de las sucursales de la Sociedad. Desde el 1 de febrero de 1976 las sucursales han estado bajo la supervisión de un comité de tres miembros o más, dependiendo de las necesidades y el tamaño de la sucursal. Estos comités trabajan bajo la dirección del Cuerpo Gobernante mientras atienden la obra del Reino en la zona donde están.

En 1992 se proveyó más ayuda al Cuerpo Gobernante cuando se asignó a un grupo de ayudantes, en su mayoría de la gran muchedumbre, para que participaran en las reuniones y en la labor de los comités de Redacción, Enseñanza, Servicio, Publicación y Personal. *

Esta delegación de responsabilidades ha resultado muy provechosa. Junto con los ajustes que ya se hicieron en las congregaciones, ha contribuido a eliminar cualquier posible duda de que Cristo sea el Cabeza de la congregación. Ha sido muy ventajoso que un grupo de hermanos consulten entre sí sobre asuntos que afectan la obra del Reino. Además, esta reorganización ha hecho posible que, en una era de gran crecimiento de la organización, se haya provisto la supervisión que se necesitaba urgentemente en muchos campos. Hace mucho, Jehová predijo mediante el profeta Isaías: “El pequeño mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo”. (Isa. 60:22.) No solo lo ha acelerado, sino que también ha provisto la guía que su organización visible necesitaba para atender ese aumento.

Lo que más interesa a los testigos de Jehová actualmente es cumplir con la obra que Dios les ha encomendado en estos últimos días del viejo mundo, y están bien organizados para ello. Los Testigos ven prueba inequívoca de que esta organización no es de hombres, sino de Dios, y de que Su Hijo mismo, Jesucristo, la dirige. Como Rey en funciones, Jesús protegerá a sus súbditos fieles a través de la venidera gran tribulación y se asegurará de que estén bien organizados para cumplir con la voluntad de Dios durante el Milenio que está por llegar.

[Notas a pie de página]

^ párr. 4 En 1894, el hermano Russell hizo que la Sociedad Zion’s Watch Tower Tract enviara hermanos capaces como oradores. Se les dieron certificados firmados como presentación a los grupos locales. Aquellos certificados no les conferían autoridad para predicar ni significaban que lo que dijera el portador tenía que aceptarse sin el debido escrutinio a la luz de la Palabra de Dios. Sin embargo, puesto que algunos malinterpretaron su propósito, en cuestión de un año el hermano Russell pidió la devolución de los certificados. Trató de evitar con cautela todo lo que a los observadores les pudiera dar la apariencia de una clase clerical.

^ párr. 7 Zion’s Watch Tower de octubre-noviembre de 1881, páginas 8 y 9.

^ párr. 15 A veces los Estudiantes de la Biblia llamaban “iglesias” a los grupos locales, según el lenguaje de la versión de las Escrituras que utilizaban. También las llamaban ecclesias, por el término usado en el texto bíblico griego. Además empleaban la expresión “clases”, pues en realidad eran grupos de estudiantes que se reunían con regularidad para estudiar. Más tarde, el que las llamaran compañías fue un reflejo de que sabían que se hallaban en una guerra espiritual. (Véase Salmo 68:11.) Después de publicarse en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en 1950, el término bíblico moderno “congregación” se empezó a usar con regularidad en la mayoría de los países.

^ párr. 17 El significado literal de la palabra empleada en el texto griego de la Biblia (kjei·ro·to·né·o) es “extender, estirar, o alzar la mano” y, por extensión, también podría significar “elegir o escoger para un puesto levantando las manos”. (A Greek and English Lexicon to the New Testament, de John Parkhurst, 1845, página 673.)

^ párr. 28 Si se desean más detalles, véase el capítulo 25: “Predicación pública y de casa en casa”.

^ párr. 34 A partir de 1919, y mediante el director de servicio, se había de informar semanalmente a la Sociedad el tiempo que pasaban en el servicio del campo los que se asociaban con la congregación o clase.

^ párr. 34 Como se indicó en la publicación Organization Method (Método de organización), cada congregación elegiría un auxiliar del director y un encargado de las existencias de literatura bíblica. Estos, junto con el director nombrado por la Sociedad, componían el comité de servicio local.

^ párr. 35 The Watch Tower del 1 de julio de 1920, páginas 195-200.

^ párr. 40 El comité de servicio de entonces no constaba de más de diez miembros. Uno era el director de servicio, a quien no se elegía en la localidad, sino que era nombrado por la Sociedad. Los otros trabajaban con él organizando y efectuando la testificación.

^ párr. 42 Durante varios años, desde 1932 en adelante, a este grupo se le conoció como los Jonadab.

^ párr. 49 Cuando el verbo griego kjei·ro·to·né·o se define con el único sentido de ‘elegir extendiendo la mano’, se pasa por alto el significado posterior de la palabra. Por eso, A Greek-English Lexicon, de Liddell y Scott, editado por Jones y McKenzie, y reimpreso en 1968, define la palabra como “extender la mano, con el propósito de dar uno su voto en la asamblea [...] II. c. acu. pers. [con acusativo de persona], elegir, prop[iamente] levantando la mano [...] posteriormente, por lo general, nombrar, [...] nombrar a un puesto en la Iglesia, [pre·sbý·te·ros] Act. Ap. [Actos de los Apóstoles] 14.23”. Ese uso posterior era común en los días de los apóstoles; el término fue empleado con ese sentido por el historiador judío Josefo, del siglo primero, en sus Antigüedades de los judíos, libro VI, capítulo IV, sección 2, y capítulo XIII, sección 9. La misma estructura gramatical de Hechos 14:23 en el griego original muestra que Pablo y Bernabé fueron quienes hicieron lo que allí se dice.

^ párr. 54 Más tarde en aquel mismo año, 1938, la publicación de cuatro páginas Organization Instructions (Instrucciones de organización), dio más detalles. Explicó que la congregación local debía nombrar un comité que la representara. Ese comité vería a los hermanos a la luz de los requisitos mencionados en las Escrituras y haría recomendaciones a la Sociedad. Cuando los representantes viajantes de la Sociedad visitaran las congregaciones, repasarían las aptitudes de los hermanos locales y su fidelidad al atender sus asignaciones. La Sociedad también tomaría en cuenta las recomendaciones de estos al hacer nombramientos.

^ párr. 71 De 1894 a 1927, primero se llamó representantes de la Tower Tract Society a los oradores viajantes enviados por la Sociedad, y después se les llamó peregrinos. De 1928 a 1936, cuando se dio más énfasis al servicio del campo, se les llamó directores regionales del servicio. A partir de julio de 1936, para recalcar cuál era su relación apropiada con los hermanos locales, se les llamó siervos regionales. De 1938 a 1941 se asignó a siervos de zona para que visitaran por turnos una cantidad limitada de congregaciones, de modo que visitaban los mismos grupos a intervalos regulares. Después de una interrupción de un año, en 1942 este servicio se reanudó con siervos para los hermanos. En 1948 se adoptó el término siervo de circuito; ahora se les conoce como superintendentes de circuito.

De 1938 a 1941, los siervos regionales tuvieron la nueva asignación de servir regularmente en asambleas locales, donde Testigos de una región (una zona) se reunían para un programa especial. Cuando esta obra se reactivó en 1946, a estos superintendentes viajantes se les conoció como siervos de distrito; hoy se les llama superintendentes de distrito.

^ párr. 72 Este programa entró en vigor el 1 de octubre de 1938. Durante los años de la guerra se hizo cada vez más difícil organizar asambleas, de modo que las asambleas de zona se suspendieron a finales de 1941. Sin embargo, en 1946 este programa comenzó de nuevo, y desde entonces se llamó asamblea de circuito a la reunión de varias congregaciones para recibir instrucción especial.

^ párr. 84 La esencia de aquellos discursos se encuentra en los números del 1 y 15 de marzo de 1945 de La Atalaya (15 de octubre y 1 de noviembre de 1944, en inglés).

^ párr. 102 Más tarde, ellos escogieron a otros miembros de la familia de Betel para que les ayudaran a atender aquellas asignaciones.

^ párr. 108 La Atalaya del 15 de abril de 1992, páginas 7-17, 31.

[Comentario en la página 204]

Entre ellos no había lugar para una clase clerical

[Comentario en la página 205]

No estaban tratando de establecer una “organización terrestre”

[Comentario en la página 206]

¿Cómo se escogía a los ancianos?

[Comentario en la página 212]

Un director nombrado por la Sociedad

[Comentario en la página 213]

Algunos ancianos no querían predicar fuera de la congregación

[Comentario en la página 214]

Disminuye el número de miembros, pero se fortalece la organización

[Comentario en la página 218]

¿Cómo debían hacerse los nombramientos?

[Comentario en la página 220]

¿Estaba Rutherford tratando sencillamente de conseguir más control?

[Comentario en la página 222]

Visitas a grupos de dos, tres o más personas

[Comentario en la página 223]

Nuevas responsabilidades para los superintendentes viajantes

[Comentario en la página 234]

Se amplía el Cuerpo Gobernante y se establece la presidencia por rotación

[Comentario en la página 235]

Supervisión necesaria durante una era de crecimiento extraordinario

[Recuadro en la página 207]

¿Por qué el cambio?

Cuando se le preguntó a C. T. Russell por qué cambió de parecer respecto a la selección de ancianos en los diferentes grupos del pueblo del Señor, contestó:

“Ante todo, me apresuro a asegurarles que nunca he afirmado ser infalible. [...] No negamos que nuestro conocimiento está aumentando y que ahora vemos desde un punto de vista algo diferente la voluntad del Señor en lo que respecta a los Ancianos o líderes de los diferentes grupos pequeños de Su pueblo. Nuestro error de juicio fue esperar demasiado de nuestros queridos hermanos que, por haber comenzado temprano en la Verdad, se convirtieron naturalmente en los líderes de estas pequeñas compañías. La opinión ideal que abrigábamos inocentemente en cuanto a ellos era que el conocimiento de la Verdad los haría más humildes y, como resultado, reconocerían su propia insignificancia y que todo lo que sabían y podían comunicar a otros lo harían por ser sus portavoces y porque él los utilizaba. Nuestras esperanzas ideales eran que estos serían ejemplos del rebaño en todo sentido de la palabra; y que si la providencia divina llevaba al grupito de la compañía a uno o más individuos igual de competentes —o hasta más competentes— en presentar la Verdad, el espíritu del amor los guiaría a mostrarse honra unos a otros, y así a ayudarse e instarse unos a otros a participar en el servicio de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

”Con esto presente, pensamos que las mayores medidas de bondad y verdad necesarias en este tiempo y apreciadas por los del pueblo consagrado del Señor harían innecesario que siguieran el proceder señalado por los apóstoles de la Iglesia primitiva. Nuestro error fue que no nos dimos cuenta de que los procedimientos esquematizados por los apóstoles bajo supervisión divina son superiores a todo lo que otros puedan formular, y que la Iglesia en conjunto necesitaría las reglas instituidas por los apóstoles hasta que, por nuestro cambio en la resurrección, todos seamos completados y perfeccionados, y disfrutemos de relación directa con el Amo.

”Poco a poco nos dimos cuenta de nuestro error al percibir que hasta cierto grado había un espíritu de rivalidad entre los hermanos, y que muchos tenían el deseo de llevar la delantera en las reuniones por considerarlo un cargo en vez de un servicio, y de excluir y estorbar el que llegaran a ser líderes otros hermanos de igual habilidad natural y de igual conocimiento de la Verdad y aptitud en el manejo de la espada del Espíritu.”—“Zion’s Watch Tower”, 15 de marzo de 1906, página 90.

[Recuadro/Fotografías en las páginas 208 y 209]

Edificios empleados por la Sociedad hace un siglo en la zona de Pittsburgh

La Casa Bíblica, que se ve aquí, fue la oficina central durante diecinueve años, desde 1890 hasta 1909 *

Aquí tenía su estudio el hermano Russell

Algunos miembros de la Casa Bíblica en 1902

En el edificio estaban este departamento de tipografía y composición tipográfica (arriba, a la derecha), un departamento de envíos (abajo, a la derecha), un almacén de literatura, habitaciones para el personal, y una capilla (auditorio) con capacidad para unas trescientas personas

[Nota a pie de página]

^ párr. 162 En 1879 la oficina central estuvo situada en el número 101 de la avenida Quinta, en Pittsburgh (Pensilvania). Después, en 1884, las oficinas se trasladaron al número 44 de la calle Federal, en Allegheny (zona norte de Pittsburgh); y más tarde, aquel mismo año, al 40 de la calle Federal. (En 1887 esta dirección cambió a 151 de la calle Robinson.) Cuando se requirió más espacio, en 1889, el hermano Russell construyó la Casa Bíblica, que se ve a la izquierda, en el 56-60 de la calle Arch, en Allegheny. (Más tarde el número de este edificio se cambió a 610-614 de la calle Arch.) Por poco tiempo, entre 1918 y 1919, la oficina central estuvo de nuevo en Pittsburgh, en el tercer piso del número 119 de la calle Federal.

[Recuadro en la página 211]

¿De quién es la obra?

Hacia el fin de su vida terrestre Charles Taze Russell escribió: “Con demasiada frecuencia el pueblo de Dios olvida que el Señor Mismo dirige Su obra. Muy a menudo se piensa así: Haremos algo y conseguiremos que Dios nos ayude a hacerlo. Consigamos el punto de vista correcto al respecto y percibamos que Dios se ha propuesto una obra inmensa y la está efectuando; que esa obra se realizará, sin que importemos nosotros o nuestros esfuerzos; y que es un gran privilegio el que se conceda al pueblo de Dios colaborar con su Hacedor en llevar a cabo Sus planes, Sus propósitos y Sus disposiciones a la manera de él. Al ver los asuntos de esta manera, debemos orar y mantenernos vigilantes con el propósito de conocer y hacer la voluntad del Señor, contentos con el papel que se nos permita desempeñar, pues es nuestro Dios quien nos guía. Este es el programa que la Sociedad Watch Tower Bible and Tract ha procurado seguir”.—“The Watch Tower”, 1 de mayo de 1915.

[Recuadro en la página 215]

Preguntas V.D.M.

Las letras V.D.M. son las iniciales de las palabras latinas “Verbi Dei Minister”, o Ministro de la Palabra Divina.

En 1916 la Sociedad preparó una lista de preguntas sobre asuntos bíblicos. Se pidió a los que hubieran de representar a la Sociedad como oradores que contestaran cada pregunta por escrito. De aquella manera la Sociedad podía conocer el modo de pensar, las opiniones y el entendimiento que tenían aquellos hermanos sobre verdades fundamentales de la Biblia. En las oficinas de la Sociedad, un grupo designado de hermanos examinaba cuidadosamente las respuestas escritas. El que recibiera aprobación como orador tenía que contestar bien al menos el 85% de las preguntas.

Posteriormente muchos ancianos, diáconos y otros Estudiantes de la Biblia pidieron una lista de las preguntas. Con el tiempo se recomendó que sería bueno que las clases escogieran como representantes solo a los que hubieran satisfecho los requisitos como V.D.M.

El que la Sociedad confiriera el grado de Ministro de la Palabra Divina no significaba que se ordenara a la persona. Sencillamente daba a entender que el grupo designado de las oficinas de la Sociedad que examinaba las respuestas había revisado la madurez de la persona en cuestiones de doctrina —además de, hasta un grado razonable, su reputación—, y había concluido que merecía que se le llamara Ministro de la Palabra Divina.

Estas eran las preguntas V.D.M.:

1) ¿Cuál fue el primer acto creativo de Dios?

2) ¿Qué significa la palabra “Logos” con relación al Hijo de Dios, y qué significan las palabras Padre e Hijo?

3) ¿Cuándo y cómo entró el pecado en el mundo?

4) ¿Qué castigo Divino reciben los que han pecado, y quiénes son los pecadores?

5) ¿Por qué era necesario que el “Logos” fuera hecho carne? ¿Fue Él una “encarnación”?

6) ¿Cuál fue la naturaleza del Hombre Cristo Jesús desde su infancia hasta su muerte?

7) ¿Cuál es la naturaleza de Jesús desde su resurrección, y cuál es Su posición oficial con relación a Jehová?

8) ¿Qué labor ha efectuado Jesús durante esta Era del Evangelio, es decir, desde el Pentecostés hasta ahora?

9) ¿Qué ha hecho hasta ahora Jehová Dios por el mundo de la humanidad, y qué ha hecho Jesús?

10) ¿Cuál es el propósito de Dios con relación a la Iglesia, una vez que esté completa?

11) ¿Cuál es el propósito de Dios respecto al mundo de la humanidad?

12) ¿Qué les espera a los que son definitivamente incorregibles?

13) ¿Qué recompensa o bendiciones recibirá el mundo de la humanidad por su obediencia al Reino del Mesías?

14) ¿Qué pasos puede dar el pecador para entrar en una relación vital con Cristo y con el Padre Celestial?

15) Después que un cristiano ha sido engendrado por Espíritu Santo, ¿qué derrotero toma, como se indica en la Palabra de Dios?

16) ¿Se ha apartado usted del pecado para servir al Dios vivo?

17) ¿Ha hecho usted una consagración completa de su vida y de todas sus facultades y talentos al Señor y a Su servicio?

18) ¿Ha simbolizado esa consagración por inmersión en agua?

19) ¿Ha hecho el voto de los I. B. S. A. [iniciales en inglés para Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia] de llevar una vida de santidad?

20) ¿Ha leído por completo y con detenimiento los seis tomos de ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS?

21) ¿Le han ilustrado y beneficiado mucho?

22) ¿Cree que tiene conocimiento suficiente y permanente de la Biblia para ser un siervo más eficiente del Señor el resto de su vida?

[Recuadro/Fotografías en las páginas 216 y 217]

Edificios que se utilizaron al principio en Brooklyn

Hogar Betel

En el 122-124 de Columbia Heights

Comedor del Hogar Betel

Tabernáculo

En el número 17 de la calle Hicks estaban ubicadas las oficinas, el almacén de literatura, el departamento de envíos, el equipo de composición tipográfica y un auditorio de 800 asientos (el Tabernáculo se usó de 1909 a 1918)

El auditorio

Primeras fábricas

Algunos miembros de la familia de Betel que trabajaban en 1920 en la fábrica de la avenida Myrtle (derecha)

35 de la avenida Myrtle (1920-1922)

18 de la calle Concord (1922-1927)

117 de la calle Adams (1927- )

[Recuadro/Fotografías en las páginas 224 y 225]

Superintendentes viajantes—Algunos de los miles que han servido como tales

Canadá, 1905-1933

Inglaterra, 1920-1932

Finlandia, 1921-1926, 1947-1970

Estados Unidos, 1907-1915

Viajando entre congregaciones:

Groenlandia

Venezuela

Lesoto

México

Perú

Sierra Leona

Vivienda móvil en Namibia

En el servicio del campo con los Testigos en Japón

Reunión con ancianos locales en Alemania

Se da consejo práctico a los precursores en Hawai

Instruyendo a una congregación en Francia

[Recuadro/Ilustración en la página 229]

Primeras corporaciones legales

Zion’s Watch Tower Tract Society. Se formó en 1881 y se constituyó legalmente en el estado de Pensilvania el 15 de diciembre de 1884. En 1896 se le cambió el nombre a Watch Tower Bible and Tract Society. Desde 1955 se la ha conocido como Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

Peoples Pulpit Association. Se formó en 1909 cuando la Sociedad trasladó sus oficinas principales a Brooklyn (Nueva York). En 1939 el nombre se cambió a Watchtower Bible and Tract Society, Inc. Desde 1956 se la conoce como Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

International Bible Students Association. Constituida en Londres (Inglaterra), el 30 de junio de 1914.

A fin de conformarse a las leyes, los testigos de Jehová han creado otras corporaciones en muchas comunidades y países. Sin embargo, no están divididos en organizaciones nacionales ni regionales. Son una hermandad mundial unida.

[Recuadro en la página 234]

‘Como la comunidad cristiana primitiva’

En julio de 1956 la publicación religiosa “Interpretation” dijo: “Ninguna agrupación se parece más a la comunidad cristiana primitiva en su organización y predicación [que los testigos de Jehová]. [...] Son muy pocos los grupos que emplean tanto las Escrituras en su mensaje, ya sea oral o escrito”.

[Fotografía en la página 210]

Se establecieron sucursales para mejorar la supervisión. La primera de ellas se organizó en Londres (Inglaterra), en este edificio

[Fotografía en la página 221]

J. F. Rutherford en 1941. Los Testigos sabían que él no era su caudillo

[Fotografía en la página 226]

John Booth, superintendente viajante en E.U.A. de 1936 a 1941

[Fotografía en la página 227]

Carey Barber, cuyo distrito abarcaba una enorme sección de Estados Unidos

[Fotografía en la página 228]

El hermano Knorr visitaba regularmente las sucursales y los hogares misionales

[Fotografía en la página 230]

Se han celebrado reuniones con los superintendentes a cargo de las sucursales de la Sociedad para darles instrucción especial (Nueva York, 1958)

[Fotografías en la página 231]

La Escuela del Ministerio del Reino ha preparado a superintendentes de todo el mundo

Escuela del Ministerio del Reino en un campamento de refugiados en Tailandia, en 1978; y en las Filipinas, en 1966 (arriba, a la izquierda)

[Fotografía en la página 232]

Se han ido publicando instrucciones de organización (primero en inglés, luego en otros idiomas) para coordinar la actividad de los Testigos e informarles sobre las provisiones para su ministerio