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CAPÍTULO OCHO

¿Qué pide Jehová de usted?

¿Qué pide Jehová de usted?

 1, 2. ¿Por qué es animador repasar el trato que dio Jehová a su pueblo, aunque este se encontraba en una lamentable situación moral?

 IMAGINEMOS la escena: la joven se sobresalta cuando aporrean la puerta. Teme que sea el mercader corrupto que viene a reclamar el dinero que le deben. Con sus pesas alteradas y el cobro ilegal de intereses, él se ha aprovechado de muchos clientes. Pero siempre escapa del castigo, ya que tiene sobornadas a las autoridades de la ciudad para que no escuchen las protestas de las víctimas. La muchacha se siente desamparada, pues su padre ha dejado el hogar para irse con una mujer más joven. Abandonadas, madre e hija quizás acaben vendidas como esclavas.

2 Este cuadro combina varios abusos que condenaron los doce profetas (Amós 5:12; 8:4-6; Miqueas 6:10-12; Sofonías 3:3; Malaquías 2:13-16; 3:5). De haber vivido en aquel entonces, ¿cómo habríamos reaccionado? Aunque la situación en tiempos de aquellos profetas era lamentable, el trato que dio Jehová a su pueblo nos enseña lecciones positivas y animadoras. En efecto, en los doce libros vemos que Dios destacó cualidades y actitudes ciertamente admirables. Además, brindó palabras de aliento que fortalecen nuestros principios morales y nos impulsan a hacer el bien y alabar a Jehová. Dado que su día de juicio se acerca con rapidez, debemos analizar el mensaje positivo de estos libros. Así comprenderemos lo que pide Dios de cada uno de nosotros. Comencemos por los días de Miqueas, en el siglo VIII antes de nuestra era.

Jehová no está ciego a la corrupción y la injusticia

¿QUÉ PIDE JEHOVÁ DE CADA UNO DE NOSOTROS?

 3, 4. a) ¿Qué atrayente ruego incluye el libro de Miqueas? b) ¿Qué tiene que ver con usted la pregunta de Miqueas 6:8?

3 La primera impresión que pudiéramos recibir al leer el libro de Miqueas es que no es más que una larga lista de acusaciones contra los rebeldes israelitas. Y es cierto que Jehová no estaba ciego a la decadencia moral de su pueblo dedicado, donde no faltaban los “odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad” (Miqueas 3:2; 6:12). Sin embargo, además de denuncias, este libro contiene una de las exhortaciones bíblicas más atrayentes y motivadoras. El profeta se centra en el Autor de las normas justas y plantea una pregunta que nos invita a la reflexión: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miqueas 6:8).

4 ¿Se ha fijado? Con esas palabras el Creador nos hace un ruego. Sí, nos recuerda con amor las buenas actitudes que podemos adoptar en vez de dejarnos influir por la maldad que nos rodea. Jehová sabe que sus siervos leales queremos imitar sus cualidades y no pierde la fe en nosotros. Imagínese que le preguntaran directamente: “¿Qué pide Jehová de usted?”. ¿Qué diría? ¿Lograría señalar aspectos de su vida donde se nota —o debería notarse— que es distinto a la mayoría de la gente por seguir las normas morales de Dios? En efecto, seguir continuamente sus normas mejora mucho la relación que tenemos con él y nuestra calidad de vida. Mientras esperamos el Paraíso mundial que se avecina, nos infunde ánimo esta exhortación: “Siembren semilla para ustedes en justicia; sieguen de acuerdo con bondad amorosa. Labren para ustedes tierra cultivable, cuando hay tiempo para buscar a Jehová, hasta que él venga y les dé instrucción en justicia” (Oseas 10:12). Veamos ahora algunos puntos claves del excelente consejo de Miqueas 6:8.

“SER MODESTO”

 5. ¿Por qué es importante “ser modesto” al andar con Dios?

5 Miqueas destaca un aspecto fundamental: Jehová desea que uno sea “modesto al andar con” él. Es muy provechoso ser así, pues “la sabiduría está con los modestos” (Proverbios 11:2). La modestia exige reconocer las limitaciones que tenemos por haber heredado el pecado de Adán. Es esencial admitir que nacemos en pecado, pues eso nos ayuda a luchar para no pecar voluntariamente (Romanos 7:24, 25).

 6. ¿Cómo nos beneficia ser modestos y reconocer los efectos del pecado?

6 ¿Por qué es vital que uno sea modesto y humilde si desea evitar el pecado voluntario? Porque así reconocerá cuánto poder tiene el pecado (Salmo 51:3). Oseas nos ayuda a entender lo atrayente que puede resultar el mal y lo destructivo que termina siendo. Por ejemplo, en aquel entonces, Jehová prometió que iba a “pedir cuentas” a su pueblo por haberle desobedecido. Cuando leemos esas palabras, ¿vemos alguna indicación de que fueran a librarse del castigo aquellos pecadores, que obraban sin modestia? No. Eso es lo que quizás creyeran ellos, pues el pecado suele engañar y esclavizar a quienes lo practican. Pero tiene un efecto aún peor: los separa de Jehová, tal vez hasta el extremo de que sus propios “tratos”, o acciones, “no [les] permiten [...] regresar a su Dios”. El pecado voluntario los corroe moralmente, los convierte en “practicantes de lo que es dañino”. Además, hace que su vida sea un fracaso absoluto. Tal vez parezca que les va bien por ahora, pero a menos que se arrepientan, no pueden esperar que Dios los apruebe (Oseas 1:4; 4:11-13; 5:4; 6:8).

 7. ¿Con qué actitud reciben la instrucción de Jehová las personas modestas?

7 El modesto también admite que necesita que Dios lo guíe para evitar las tristes consecuencias del pecado. Miqueas habló de un tiempo —el actual— durante el cual muchísimas personas tendrían gran interés en que Jehová las “instru[yera] acerca de sus caminos” y en “[andar] en sus sendas”. Sería gente mansa que buscaría la “ley” y “la palabra de Jehová”. Seguramente usted ya se encuentra a gusto entre quienes desean “[andar] en el nombre de Jehová” cumpliendo sus normas. Aun así, puede que le ocurra como al profeta, es decir, que desee saber otras maneras de mantenerse “moralmente limpio” (Miqueas 4:1-5; 6:11). Verá cuánto le ayuda examinar con modestia lo que desea Jehová que uno haga.

MANTENER ELEVADAS NORMAS MORALES

 8. ¿Cómo está la moralidad en el mundo actual?

8 Por nuestro propio bien, tanto espiritual como físico, Jehová nos manda mantener la pureza moral en este mundo depravado (Malaquías 2:15). Cada día recibimos una avalancha de mensajes de alto contenido erótico. Muchas personas consideran normales las imágenes y películas pornográficas, las lecturas lascivas y las canciones sensuales. Hay quienes llegan a degradar a las mujeres, viéndolas como poco más que objetos sexuales. Y un buen número de colegiales cuentan chistes groseros y hacen insinuaciones obscenas. ¿Cómo resistiremos esas malas influencias?

 9. En tiempos de los doce profetas, ¿de qué maneras desobedecían muchas personas las normas de Jehová?

9 Los doce profetas nos ofrecen armas eficaces. Aunque vivieron siglos antes de la era de los multicines y los videoclubes, los rodeaban símbolos fálicos, prostitución “sagrada” y promiscuidad descarada (1 Reyes 14:24; Isaías 57:3, 4; Habacuc 2:15). Así lo atestiguan estas palabras de los profetas: “En cuanto a los hombres, es con las rameras con quienes se apartan, y con las prostitutas de templo con quienes hacen sacrificio”. “Un hombre y su propio padre han ido a la misma muchacha, con el propósito de profanar mi santo nombre.” Algunos llegaban a pagar regularmente el “salario de prostitutas”, con las que participaban en ritos de fertilidad. a El adulterio estaba a la orden del día, pues muchos cónyuges infieles estaban “yendo tras sus amantes apasionados” (Oseas 2:13; 4:2, 13, 14; Amós 2:7; Miqueas 1:7, La Nueva Biblia Latinoamérica).

10. a) ¿Cuál es el origen principal de la inmoralidad sexual? b) En la antigüedad, ¿de qué modo cometió el pueblo de Dios fornicación espiritual?

10 Seguramente comprendemos que la inmoralidad sexual tiene su origen principal en la actitud y los motivos de la persona (Marcos 7:20-22). Refiriéndose a su pueblo inmoral, Jehová dice que “el espíritu mismo de fornicación [o sea, su “fuerte [...] deseo sexual”, según la Traducción en lenguaje actual] ha hecho que se vayan vagando [descarriados]”; también afirma que “no se han ocupado en cosa alguna sino en conducta relajada” (Oseas 4:12; 6:9). b De igual modo, Zacarías menciona “el espíritu de inmundicia” (Zacarías 13:2). Aquel comportamiento reflejaba insolencia, falta de respeto y hasta desprecio hacia las normas y la autoridad de Jehová. Era preciso que adoptaran una nueva motivación, para lo cual tenían que efectuar cambios radicales en la mente y el corazón. Al reflexionar en este hecho, ¿verdad que agradecemos aún más la ayuda que recibimos los cristianos para evitar la inmoralidad y sus lamentables consecuencias?

MANTENER UNA CONDUCTA PURA

11. ¿Cuáles son algunas consecuencias de la inmoralidad sexual?

11 Probablemente hayamos visto en repetidas ocasiones que la conducta disoluta es destructiva, pues desintegra familias, priva a los hijos de la guía de sus padres, difunde terribles enfermedades y lleva a la eliminación de muchas vidas mediante el aborto. Además, quienes pasan por alto las normas del Creador en materia de sexualidad sufren por lo general destrozos de todo tipo, tanto físicos como emocionales. Como indicó Miqueas, cuando una persona “se ha hecho inmunda”, se produce “un destrozar; y la obra de destrozar es dolorosa” (Miqueas 2:10). Al reflexionar sobre este hecho, las personas que aman a Dios quedan más decididas que nunca a no entregarse a pensamientos impuros que les contaminarían la mente y el corazón (Mateo 12:34; 15:18).

12. ¿Cómo nos beneficia aceptar el criterio de Jehová sobre la moralidad sexual?

12 Pero los cristianos no adoptan esta postura solo por miedo a contraer enfermedades o a procrear hijos ilegítimos. Comprenden el valor de cultivar apego a la ley de Dios y de aceptar el criterio divino sobre la moralidad sexual. Jehová implantó en nuestros primeros padres el deseo normal de tener relaciones sexuales, expresión del amor mutuo entre los cónyuges. Era parte de su propósito al crear a los seres humanos. Por ello, cuando las relaciones íntimas se limitan al marco debido —el matrimonio—, son positivas, pues unen a los esposos y les permiten ser padres. Sin embargo, fuera de la unión conyugal son muy destructivas, como bien indicaron los doce profetas. En efecto, la gente que cometió actos inmorales en la antigüedad pagó un alto precio: la desaprobación de Dios. ¡Qué terrible sería que hoy nos pasara eso a nosotros!

13. ¿Cómo ‘apartamos la fornicación’, por así decirlo, y evitamos la tentación?

13 Oseas le ruega al pueblo que “aparte sus fornicaciones de su presencia”, es decir, que tome medidas concretas para proteger su moralidad (Oseas 2:2, Versión Moderna). Hoy aplicamos este consejo cuando actuamos con prudencia y nos alejamos del peligro. Por poner un caso, tal vez afrontemos una tentación constante en el centro de estudios o en el vecindario. Aunque nos resulte imposible cambiar de escuela o de casa, podemos dar otros pasos para huir de la tentación y, por así decirlo, ‘apartar de nuestra presencia la fornicación’. Uno de estos pasos es decirles a los demás que somos cristianos verdaderos, testigos de Jehová, y explicarles con respeto y claridad nuestros valores y creencias. Debemos dejarles muy claro que estamos firmemente decididos a seguir las elevadas normas de Jehová (Amós 5:15). Otra manera de ‘apartar la fornicación’ es evitando la pornografía y el entretenimiento poco recomendable. Para ello, quizás haya que tirar alguna revista o buscar nuevas amistades que amen a Jehová y que reconozcan como nosotros que debemos hacer lo que Dios pide (Miqueas 7:5). Así es: con la ayuda de Jehová evitaremos que nos contamine la inmoralidad del mundo.

Dar a conocer nuestras creencias cristianas nos protege

“AMAR LA BONDAD”

14, 15. a) ¿Qué implica “amar la bondad”? b) ¿Cómo nos ayuda el amor a la bondad a ser personas irreprochables?

14 Miqueas destacó que Jehová nos manda “amar la bondad”. Esta cualidad, que nos lleva a realizar acciones buenas y evitar las perjudiciales, está muy relacionada con la benignidad y la excelencia moral. Exige ser honrado y justo tanto en las relaciones con nuestro semejante como en otras cuestiones personales. En el capítulo 6 de este libro vimos varios campos importantes, como las actividades económicas y laborales, donde son esenciales la rectitud y la integridad. Pero hay otras facetas de la vida en las que debemos ser justos, honestos y bondadosos.

15 Quienes aman la bondad y desean hacer el bien al prójimo procuran ser personas irreprochables. Jehová les dijo lo siguiente a los israelitas que no daban el debido apoyo material a la adoración pura: “Ustedes me están robando” (Malaquías 3:8). ¿Vemos alguna manera en la que alguien podría estar “robando” a Dios en la actualidad? Supongamos, por ejemplo, que un cristiano tiene acceso a fondos donados para fomentar los intereses del Reino, sea en la congregación o en otro lugar. ¿A quién le pertenece ese dinero? En última instancia, a Jehová, pues se entregó para promover su adoración (2 Corintios 9:7). ¿Debería uno creer que tiene el derecho de tomarlo “prestado” para una emergencia personal o de usarlo de otro modo sin la debida autorización? De ninguna manera. Eso equivaldría a robar a Dios y ciertamente no sería bondadoso ni justo hacia quienes contribuyeron dichos fondos para la obra de Jehová (Proverbios 6:30, 31; Zacarías 5:3).

16, 17. a) ¿Qué muestras de codicia eran comunes en el tiempo de Amós y en el de Miqueas? b) ¿Cómo ve Dios la avidez?

16 La bondad y la benignidad también mueven a los cristianos a evitar la avidez. En tiempos de Amós era común la codicia más extrema. Algunos individuos eran depredadores insaciables dispuestos a “vend[er] a alguien justo” —a su propio hermano en la fe— “por simple plata” (Amós 2:6). En la época de Miqueas ocurría más o menos igual, pues los ricos de Judá arrebataban a la gente indefensa sus posesiones, tomándolas por la fuerza si hacía falta (Miqueas 2:2; 3:10). Al apoderarse de los campos de sus vecinos, esos saqueadores violaban la Ley de Jehová. Sí, incumplían el último de los Diez Mandamientos y las normas que prohibían la venta a perpetuidad de las tierras de la familia (Éxodo 20:13, 15, 17; Levítico 25:23-28).

17 Vender y esclavizar seres humanos quizás no sea tan frecuente hoy como en tiempos de los profetas. Pero ¿qué diremos de lucrarse a costa del prójimo o explotarlo? El cristiano que ama la bondad nunca se aprovecha de sus hermanos en la fe. Por ejemplo, comprende que no sería justo ni bondadoso emprender un negocio o promover una inversión donde ellos fueran los principales clientes. En la Biblia, Dios nos advierte contra la avidez, y ciertamente sería una muestra de avidez hacer planes para enriquecerse a corto plazo a costa de otros cristianos (Efesios 5:3; Colosenses 3:5; Santiago 4:1-5). Pero la avidez no solo se manifiesta en el amor al dinero, sino también en el afán de poder e incluso en el deseo descontrolado de comida, bebida, sexo u otras cosas. Miqueas dirigió estas palabras a la persona interesada e insaciable: “No te satisfarás”. Igual les ocurrirá a quienes hoy tienen esa actitud (Miqueas 6:14).

Muchos cristianos atienden con amor las necesidades espirituales de los extranjeros

18, 19. a) ¿Qué afirmaciones de algunos de los doce profetas revelan que Jehová se interesa por el “residente forastero”? b) ¿Cómo mejorarán nuestras relaciones con el prójimo si demostramos amor e interés?

18 Jehová dio este mandato a sus siervos: “No defrauden [...] a ningún residente forastero”. Y mediante Malaquías les dijo: “Me acercaré a ustedes para el juicio [...] contra [...] los que apartan al residente forastero” (Zacarías 7:10; Malaquías 3:5). Pensemos en el lugar donde vivimos. ¿Ha cambiado por la llegada de inmigrantes de nacionalidad, raza u otras circunstancias distintas a las nuestras? Quizás se hayan mudado buscando seguridad, trabajo o una mejor calidad de vida. ¿Cómo vemos a quienes hablan otra lengua y llevan una vida diferente? Cuando examinamos nuestro corazón, ¿descubrimos prejuicio? Esa tendencia sería todo lo contrario de la bondad.

19 Ahora bien, al realizar nuestra obra debemos demostrar que todas las personas, incluidas las de otros lugares o antecedentes, tienen derecho a conocer la verdad cristiana. Si así lo hacemos, la reacción de la gente sin duda será buena. Además, la bondad nos ayudará a combatir la idea de que esos recién llegados se están adueñando del Salón del Reino o de otros recursos. El apóstol Pablo escribió una carta a algunos cristianos del siglo primero que, siendo judíos, sentían ciertos prejuicios hacia quienes no tenían el mismo origen. Les dijo que en realidad nadie merecía la salvación y que la única razón por la que puede recibirla cualquier ser humano es por bondad inmerecida de Dios (Romanos 3:9-12, 23, 24). Si somos bondadosos, nos alegraremos de que el amor de Dios esté llegando a mucha gente que hasta ahora no había tenido oportunidad de oír las buenas nuevas (1 Timoteo 2:4). Las personas procedentes de otros lugares o culturas suelen estar en desventaja. Por eso, debemos interesarnos por ellas, mostrarles bondad y acogerlas entre nosotros, tratando a cada una de ellas “como natural” del país donde vivimos (Levítico 19:34).

ANDAR CON EL DIOS VERDADERO

20. ¿A quiénes recurrieron algunos israelitas en busca de dirección?

20 Miqueas también puso el acento en la necesidad de andar con Jehová, confiar en él como el Dios verdadero y pedirle que nos guíe (Proverbios 3:5, 6; Oseas 7:10). Sin embargo, a su regreso del exilio, algunos judíos recurrieron a adivinos, clarividentes y dioses falsos. Tal vez buscaban ayuda en algún momento difícil, como una sequía, pero en realidad estaban invocando a fuerzas malignas, y eso a pesar de que Jehová había condenado expresamente todas esas prácticas (Deuteronomio 18:9-14; Miqueas 3:6, 11; 5:12; Ageo 1:10, 11; Zacarías 10:1, 2). Lo cierto era que aquellos judíos se estaban relacionando con espíritus que son enemigos del Dios verdadero.

21, 22. a) ¿Qué prácticas espiritistas son comunes donde usted vive? b) ¿Por qué no tienen nada que ver con el ocultismo los verdaderos siervos de Jehová?

21 Hay quienes piensan que los espíritus malignos mencionados en las Escrituras son únicamente símbolos del mal como concepto. Sin embargo, la Biblia revela que los demonios son seres reales y que están detrás de la astrología, la brujería y demás artes mágicas (Hechos 16:16-18; 2 Pedro 2:4; Judas 6). Pues bien, los peligros del espiritismo son tan reales como ellos. En numerosas culturas no es raro consultar a chamanes, a hechiceros o a curanderos que afirman tener poderes misteriosos. Otras personas intentan guiarse con horóscopos, cartas del tarot, varitas de zahorí, tableros ouija y cristales especiales. Y muchos hasta tratan de comunicarse con los espíritus de los muertos. Según informes de prensa, ciertos políticos solicitan los servicios de astrólogos y espiritistas antes de tomar decisiones. Todas las citadas prácticas están en contra de la exhortación de Miqueas a que andemos con el Dios verdadero y nos dejemos guiar por él.

22 Todos los siervos verdaderos de Jehová debemos huir del espiritismo. Podemos estar seguros de que Dios nunca usa la magia ni el ocultismo para manifestar su voluntad o ejercer su poder. Más bien, como garantiza Amós 3:7, Jehová siempre ha “revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas”. Además, la persona que juega con las artes ocultas se expone a caer en las garras de Satanás, el príncipe de los demonios, quien es mentiroso y experto en el engaño. Tanto él como sus secuaces solo piensan en hacer daño, pues siempre se han distinguido por sus actos crueles e incluso homicidas (Job 1:7-19; 2:7; Marcos 5:5). Se comprende, por tanto, que la invitación de Miqueas a andar con el Dios verdadero va de la mano con la condena de la adivinación y la brujería.

Los siervos de Dios deben huir del ocultismo

23. ¿Quién es el único que puede contestar nuestras peticiones de ayuda?

23 La auténtica espiritualidad se cultiva únicamente acudiendo a Jehová y su adoración pura (Juan 4:24). Por ello, el profeta Zacarías escribe: “Hagan sus solicitudes a Jehová” (Zacarías 10:1). Si se diera el caso de que experimentáramos ataques o tentaciones de espíritus malignos, no olvidemos que “todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32). Esta tranquilizadora promesa es una importante ayuda para estar muy pendientes de Su gran día.

24. ¿Qué lecciones ha sacado de Miqueas 6:8?

24 Es evidente que las palabras de Miqueas 6:8 nos dan mucho en que pensar. Si queremos fortalecer nuestra moralidad, debemos tener buenos motivos y las cualidades que agradan a Dios. Oseas nos da ánimos a todos los que vivimos en “la parte final de los días”. Dijo que en nuestro tiempo las personas que reverencian a Dios buscarían la bondad de Jehová (Oseas 3:5). Y Amós confirmó que Dios nos invita a hacer eso mismo: “Busquen lo que es bueno [...] a fin de que sigan viviendo”. También transmitió la siguiente exhortación: “Amen lo que es bueno” (Amós 5:14, 15). Si actuamos de ese modo, disfrutaremos mucho haciendo lo que Dios pide de nosotros.

a El traductor bíblico Joseph Rotherham hizo este comentario sobre la conducta que seguían las naciones de Canaán y que luego imitaron los israelitas: “Hasta el culto estaba cargado de sensualidad y de terrible salvajismo. En honor de sus dioses, las mujeres entregaban su virginidad. Los santuarios eran prostíbulos. Los órganos genitales se representaban abiertamente con símbolos repugnantes. Aquellos pueblos tenían prostitutos sagrados (!) de ambos sexos”.

b El pueblo de Dios también cometió fornicación espiritual, pues hizo alianzas ilícitas con naciones paganas y mezcló el culto a Baal con la adoración verdadera.