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CAPÍTULO CATORCE

“Una bendición hasta que no haya más carencia”

“Una bendición hasta que no haya más carencia”

 1, 2. a) ¿Qué sabia elección podemos hacer? b) Mencione una profecía cuyo cumplimiento guarda relación con las bendiciones que podemos recibir.

 VIVIMOS en un tiempo tanto de juicio como de bendiciones, tanto de decadencia religiosa como de restauración espiritual. Obviamente, lo más sabio es optar por las bendiciones y por la restauración espiritual. Ahora bien, ¿cómo puede uno asegurarse de recibir los beneficios presentes y futuros de dicha restauración? La respuesta a esta pregunta guarda relación con una profecía cuyo cumplimiento principal se produjo poco después de 1914, año en que comenzaron “los últimos días” (2 Timoteo 3:1). Se trata de una predicción de Malaquías que se inicia con las siguientes palabras: “‘Vendrá a Su templo el Señor verdadero [Jehová], a quien ustedes buscan, y el mensajero del pacto en quien se deleitan. ¡Miren! Ciertamente vendrá’, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Malaquías 3:1).

2 Esta importantísima predicción se halla en el último de los doce libros. Al concluir su estudio, las palabras de Malaquías son de especial interés. La razón es que nos brindan enseñanzas que permiten que todos los siervos de Jehová —entre ellos usted— reciban “una bendición hasta que no haya más carencia” (Malaquías 3:10). Así pues, veamos con más detenimiento el capítulo 3 de este libro profético.

EL TIEMPO DE PURIFICACIÓN ESPIRITUAL

 3. ¿En qué estado encontró Jehová a su antiguo pueblo, lo cual lo llevó a elegir al “Israel de Dios”?

3 Unos cinco siglos después de Malaquías, Jehová utilizó a Cristo (su “mensajero del pacto [abrahámico]”) como representante suyo. Valiéndose de él, fue al templo de Jerusalén para dictar juicio y, al ver que, en conjunto, el pueblo del pacto ya no era digno de su favor, lo rechazó (Mateo 23:37, 38). Los sucesos del año 70 de nuestra era nos confirman que así lo hizo. Y podemos estar igual de seguros de que sustituyó a ese pueblo por “el Israel de Dios”, una nación espiritual formada por 144.000 personas de todas las naciones (Gálatas 6:16; Romanos 3:25, 26). Pero ese no fue el cumplimiento final de la profecía de Malaquías. Aquella predicción se refiere también a tiempos modernos. De hecho, tiene relación directa con nuestras perspectivas de disfrutar en el futuro de “una bendición hasta que no haya más carencia”.

 4. ¿A quiénes identificaría Jesús tras su coronación en 1914?

4 El cumplimiento de las profecías bíblicas confirma que en 1914 tuvo lugar la coronación de Jesús como Rey del Reino celestial de Jehová. Más tarde llegaría el momento en que Jesús tendría que identificar al grupo de cristianos que merecía la aprobación divina por su pureza espiritual. ¿Quién superaría la prueba? Para verlo, sigamos examinando las palabras de Malaquías: “¿Quién estará soportando el día de su venida, y quién será el que se mantendrá en pie cuando él aparezca? Porque él será como el fuego de un refinador” (Malaquías 3:2). Pues bien, ¿cuándo y cómo vino Jehová a su “templo” a dictar juicio?

 5, 6. a) Cuando Jehová fue a inspeccionar su templo espiritual, ¿en qué condición encontró a la mayoría de las personas que afirmaban adorarlo? b) ¿Qué necesitaban los cristianos ungidos por espíritu?

5 Es obvio que Dios no se presentó en un templo de piedra y argamasa, ya que el último santuario material de la adoración verdadera había sido destruido en el año 70. Más bien, inspeccionó su templo espiritual, el sistema para que los seres humanos se acerquen a Dios y lo adoren gracias al sacrificio redentor de Cristo (Hebreos 9:2-10, 23-28). Las iglesias de la cristiandad no podían ser el templo espiritual, pues pertenecían a una organización religiosa culpable de derramamiento de sangre y prostitución espiritual, una organización que promovía doctrinas falsas en vez de la adoración pura. Antes bien, Jehová fue “testigo veloz contra” aquellas iglesias y dictó una condena que, como sabemos, tenían bien merecida (Malaquías 3:5). Sin embargo, después del establecimiento del Reino había un grupo de cristianos verdaderos que sí servían a Dios en los patios de su templo espiritual y seguían fieles a él en medio de duras pruebas. Con todo, hasta estos cristianos ungidos por espíritu tenían que ser purificados en cierta medida. De ello nos hablan los escritos de los doce profetas, con sus alentadoras promesas de restauración física y espiritual para los siervos de Dios. Así, Malaquías predijo que Dios iba a “clarificarlos como oro y como plata”, de forma que llegaran “a ser para Jehová personas que presenten una ofrenda de dádiva en justicia” (Malaquías 3:3).

6 Hay razones sólidas para creer que Jehová inició en 1918 la purificación que necesitaban los cristianos ungidos, una purificación que abarcaba la adoración, la conducta y las doctrinas. a De este modo han recibido muchos beneficios ellos mismos y también la “gran muchedumbre” que se les unió posteriormente (Revelación [Apocalipsis] 7:9). En unidad, ellos siguen presentando “una ofrenda de dádiva en justicia” que resulta “agradable a Jehová” (Malaquías 3:3, 4).

¿Será necesario que uno refine su conducta, tal como Jehová refinó a su pueblo como colectividad?

 7. ¿Qué preguntas debe hacerse cada uno de nosotros sobre el estado en que se encuentra a los ojos de Dios?

7 Aunque hoy el pueblo de Dios, como colectividad, se encuentra ya en un estado de pureza, ¿qué hay de cada uno de nosotros? Hacemos bien en preguntarnos: “¿Tendré yo que corregir determinados aspectos de mi modo de pensar y comportarme? ¿Será necesario que refine mi conducta, tal como Jehová refinó a los ungidos?”. Ya hemos visto que los doce profetas señalaron algunas actitudes y acciones positivas, así como otras de carácter negativo. De esta manera nos ayudan a contestar debidamente esta pregunta: “¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti[?]” (Miqueas 6:8). Notamos que dice “de ti”. Con estas palabras se destaca que le toca a uno mismo analizar si debe purificarse o refinarse aún más.

“PRUÉBENME, POR FAVOR”

 8. ¿Qué invitación dirige Jehová a su pueblo?

8 A continuación, valiéndose de Malaquías, Jehová dirige una cordial invitación a su pueblo. Leámosla en el capítulo 3, versículo 10: “Traigan todas las décimas partes al almacén, para que llegue a haber alimento en mi casa; y pruébenme, por favor, en cuanto a esto —ha dicho Jehová de los ejércitos—, a ver si no les abro las compuertas de los cielos y realmente vacío sobre ustedes una bendición hasta que no haya más carencia”. Aunque Dios hace este ofrecimiento a su pueblo como grupo, ¿lo acepta usted también como una invitación personal?

 9. ¿Qué tipo de ofrendas y diezmos podemos entregar a Jehová?

9 ¿De qué manera se entregan “las décimas partes” a Jehová? Sabemos que ya no estamos obligados a presentarle ofrendas y diezmos literales, como ordenaba la Ley; más bien, tenemos que ofrecerle sacrificios espirituales. Como vimos en el capítulo anterior, el apóstol Pablo indicó que nuestra obra de dar testimonio es una de tales ofrendas (Oseas 14:2). Y también mencionó otro tipo de sacrificio: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas [materiales] con otros, porque dichos sacrificios le son de mucho agrado a Dios” (Hebreos 13:15, 16). Por lo tanto, es obvio que “las décimas partes” mencionadas en Malaquías 3:10 representan ofrendas tanto espirituales como materiales. Si bien es cierto que los cristianos bautizados estamos dedicados a Jehová por entero, también es verdad que le ofrecemos diezmos, o sea, la porción de nuestros bienes que podemos entregarle a él o usar en su obra. Entre tales bienes figuran el tiempo, las energías, los recursos y las contribuciones materiales que podemos aportar para el servicio de Jehová.

10. ¿En qué sentido es correcto poner a prueba a Jehová?

10 Jehová merece que cuando le entreguemos los diezmos simbólicos, lo hagamos con devoción y amor, así como con sentido de urgencia. En efecto, vemos que su gran día se acerca con rapidez y es “muy inspirador de temor” (Joel 2:1, 2, 11). Además, hay vidas en juego. Jehová nos hace una invitación que podemos aceptar individualmente. A todos sus siervos —entre ellos usted—, nos dice: “Pruébenme”. Claro, somos simples humanos, por lo que ninguno debería atreverse a ponerlo a prueba en el sentido de verificar si es confiable (Hebreos 3:8-10). Pero sí es correcto hacerlo en otro sentido. ¿En cuál? Pues bien, él promete una bendición. Cuando obedecemos a Dios, lo ponemos a prueba, pues es como si le preguntáramos: “¿Vas a bendecirme?”. Él, por su parte, se compromete a cumplir su palabra. Así, al permitir que lo probemos, nos da aún más razones para confiar en que va a bendecirnos a manos llenas.

11, 12. ¿Qué pruebas ha visto usted de que Jehová bendice a su pueblo?

11 Sabemos que el pueblo de Jehová ha sido generoso al hacerle ofrendas materiales y espirituales, y que él ha correspondido derramando “una bendición hasta que no [ha habido] más carencia”. Sí, vemos pruebas claras de que nos bendice como pueblo. Por ejemplo, los testigos de Jehová tenemos un gran crecimiento numérico desde principios del siglo XX. Además, entendemos mucho mejor “las cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:10; Proverbios 4:18). Pero ahora analicemos este asunto desde un ángulo más personal: ¿cómo se ha beneficiado usted?

12 Recuerde cuál era su situación hace unos años: puede que usted perteneciera a una iglesia o que estuviera comenzando a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová. En aquellos días, ¿cuántas verdades bíblicas fundamentales entendía usted? Ahora piense en todo lo que ha aprendido desde entonces, sí, en todo lo que puede probar con las Escrituras y en las enseñanzas profundas que ha llegado a comprender, entre ellas las profecías que se están cumpliendo en la actualidad. Y no se olvide de que ahora aplica mucho mejor los pasajes bíblicos en su vida. ¡Cuánto ha adelantado! En su caso, puede hacerse eco de las palabras del apóstol Pedro: “Tenemos la palabra profética hecha más segura” (2 Pedro 1:19). El punto que queremos destacar es que usted figura entre las personas “enseñadas por Jehová” y forma parte de un pueblo que vive el cristianismo verdadero y quiere servir a Jehová eternamente (Isaías 54:13). Sin duda, tiene sobradas razones para afirmar que él lo ha colmado de bendiciones.

SU NOMBRE EN EL LIBRO DE LA VIDA

13. ¿Qué debemos hacer para que nuestro nombre sea inscrito en el libro de recuerdo de Dios?

13 Otra bendición de Jehová se indica en Malaquías 3:16: “En aquel tiempo los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre”. En efecto, todos los cristianos, sean ungidos o de la gran muchedumbre, demuestran el reverente “temor de Jehová”. ¿No es cierto que es un privilegio ser testigo de Jehová y formar parte de un pueblo feliz que piensa en su nombre y lo glorifica en todo el mundo? ¡Qué contentos podemos estar cada uno de nosotros al saber que Jehová recuerda la fidelidad con que le estamos sirviendo! (Hebreos 6:10.)

14. ¿Cómo le han ayudado los doce profetas a ver qué actitudes y prácticas detesta Jehová?

14 Ahora bien, ¿cómo logrará usted que su nombre sea incluido en el “libro de recuerdo” que hasta el día de hoy se escribe delante de Jehová? Repasemos algunos sabios consejos transmitidos por los doce profetas. Gracias a sus escritos, entendemos mejor qué acciones, cualidades y actitudes desagradan a Jehová. Por ejemplo, los profetas nos advirtieron de cosas como la “conducta relajada” y el “espíritu [...] de fornicación”, cosas que no solo violan las justas normas divinas, sino que pueden arruinarnos la vida (Oseas 4:12; 6:9). Además, dejaron muy claro que Dios detesta a quienes traicionan a su cónyuge o, por extensión, a otros familiares (Malaquías 2:15, 16). Jehová también los inspiró para que mostraran cuánto le desagrada la violencia en todas sus formas (Amós 3:10). Igualmente, les hizo destacar la necesidad de evitar la injusticia y la deshonestidad en las actividades económicas y laborales (Amós 5:24; Malaquías 3:5). Asimismo, los doce profetas recalcaron en sus libros que los hombres con autoridad no deben dejarse cegar por el favoritismo o el interés (Miqueas 7:3, 4).

15. ¿Qué grandes beneficios recibimos al hacer caso a los doce profetas?

15 Pero aparte de decirnos qué evitar, los profetas subrayaron los beneficios que recibimos al cumplir con las normas divinas. Para empezar, estrechamos nuestra relación con Jehová (Miqueas 4:5). También formamos parte de una congregación que, al regirse por la justicia, es más estable y activa. Asimismo, tenemos matrimonios más sólidos, y familias más unidas y más centradas en lo espiritual (Oseas 2:19; 11:4). Además, por ser justos y honrados, nos ganamos el respeto de nuestros semejantes. Y al imitar la misericordia de Jehová, mostramos compasión y bondad, y recibimos a cambio el mismo trato de los hermanos (Miqueas 7:18, 19). En efecto, vivimos rodeados de personas espirituales que aman la verdad y la paz y, sobre todo, gozamos de la amistad con Jehová (Zacarías 8:16, 19). ¿Verdad que usted ya disfruta ahora de estas bendiciones?

16. ¿Qué distinción resulta hoy más clara que nunca, y qué consecuencias tendrá cuando llegue el gran día de Jehová?

16 En vista de lo que hemos analizado, es innegable que hoy resulta más clara que nunca “la distinción entre [un hombre] justo y uno inicuo”, entre los cristianos verdaderos y los falsos (Malaquías 3:18). Mientras nosotros nos esforzamos por cumplir con las normas de Jehová, el mundo en general se hunde cada día más en el fango de la impiedad. Y como usted bien sabe, esta diferencia tendrá serias consecuencias cuando llegue “el gran día de Jehová” (Sofonías 1:14; Mateo 25:46).

17. ¿Cómo podremos usar en el futuro la información de este libro?

17 Es evidente que los consejos de los doce profetas nunca pierden vigencia. Por eso, cuando nos enfrentemos a dificultades o tengamos que tomar decisiones, haremos bien en repasar la útil información que hemos visto en los capítulos de este libro. Así demostraremos que nuestro deseo sigue siendo recibir la instrucción de Jehová y andar “en sus sendas” (Miqueas 4:2). Pero no queremos hacerlo tan solo ahora. Cada uno de nosotros quiere que su nombre esté inscrito para siempre en el libro de recuerdo de Jehová, ¿verdad? Pues bien, los escritos de los doce profetas nos ayudan a lograrlo.

LA FE CONDUCE A LA SALVACIÓN

18. ¿Qué condición esencial expone Joel 2:32, y qué otro aspecto relacionado añadió el apóstol Pablo?

18 Joel subrayó una condición esencial para gozar siempre de la aprobación de Dios: “Todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo” (Joel 2:32). Dicha condición la citaron dos apóstoles: Pedro y Pablo (Hechos 2:21; Romanos 10:13). Este último añadió otro aspecto relacionado al preguntar: “¿Cómo invocarán a aquel en quien no han puesto fe?” (Romanos 10:14). No hay duda: todos queremos invocar el nombre de Jehová y demostrar fe en él, tanto ahora como por toda la eternidad.

Joel

19. ¿Qué implica invocar el nombre de Jehová?

19 Invocar el nombre de Jehová es algo más que conocer y usar el nombre propio de Dios (Isaías 1:15). El contexto de Joel 2:32 destaca el arrepentimiento sincero y la confianza en el perdón de Jehová (Joel 2:12, 13). Por lo tanto, invocar el nombre de Dios implica conocer de verdad a Jehová, confiar en él, obedecer sus mandatos y ponerlo en primer lugar en nuestra vida. Así es, significa dar la máxima prioridad a su adoración. Como consecuencia, disfrutamos de una vida feliz y perdurable, una auténtica bendición divina (Mateo 6:33).

20. ¿Qué emocionante recompensa podemos tener si demostramos fe?

20 A través de Habacuc, Jehová señaló un hecho que debemos grabar con firmeza en nuestra mente y corazón: “En cuanto al justo, por su fidelidad seguirá viviendo” (Habacuc 2:4). Esta es una de las verdades más importantes de la Biblia. De hecho, se menciona tres veces en los escritos inspirados de Pablo (Romanos 1:16, 17; Gálatas 3:11, 14; Hebreos 10:38). b En realidad, esta verdad exige demostrar fe en el sacrificio redentor de Jesús. Es como el propio Cristo explicó: “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él [...] tenga vida eterna”. Y la misma idea se expresa en estas otras palabras: “El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna” (Juan 3:16, 36). El sacrificio de Cristo hace posible una curación singular, pues solo puede brindárnosla nuestro Redentor. Así lo indicó Malaquías, quien tras poner por escrito el anuncio de Jehová de que su gran día destruiría el mundo malvado de Satanás, añadió esta promesa divina: “[Para] ustedes los que están en temor de mi nombre el sol de la justicia ciertamente brillará, con curación en sus alas”. Como vemos, Jesús brilla con una curación que hoy nos sana espiritualmente y que en el nuevo mundo nos sanará por completo en sentido físico. ¡Qué emocionante perspectiva! (Malaquías 4:2.)

21. ¿Por qué podemos tener fe en la capacidad de Jehová para cumplir su voluntad?

21 También es esencial demostrar fe en la capacidad de Dios para cumplir su voluntad. En tiempos de Miqueas no abundaban las personas confiables. Por ello, el profeta advirtió: “No pongan su fe en un compañero. No cifren su confianza en un amigo íntimo”. Sin embargo, a Miqueas no le costaba trabajo confiar en Jehová, y así debe ser en el caso de todos nosotros. El profeta afirmó: “En cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante” (Miqueas 7:5, 7). A diferencia de los impredecibles seres humanos, Jehová tiene la voluntad y el poder necesarios para cumplir su propósito, que abarca vindicar su soberanía y garantizar el bienestar eterno de las personas de fe.

22. ¿Qué podemos esperar si invocamos con fe el nombre de Jehová?

22 Con confianza absoluta, hagamos nuestras las siguientes palabras de Habacuc: “Me alborozaré en Jehová mismo; ciertamente estaré gozoso en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:18). El profeta Joel indica otra razón para estar gozosos: quien invoque con fe el nombre de Jehová “escapará salvo” o, como lo expresó Pablo, “será salvo” (Joel 2:32; Romanos 10:13). ¿En qué sentido resultamos salvos? Para empezar, al demostrar fe, nos libramos de las artimañas de Satanás y de los muchos sufrimientos que plagan a los malvados (1 Pedro 1:18). Además, podemos esperar con confianza sobrevivir al fin catastrófico de este sistema de cosas perverso. Y eso nos abrirá las puertas a las múltiples bendiciones anunciadas por los doce profetas.

UN CUADRO DEL PARAÍSO

23, 24. a) Mencione algunas de las descripciones del Paraíso que hicieron los doce profetas. b) ¿Cómo influyen los escritos de los doce profetas en la actitud con que usted afronta el futuro?

23 A todos los que manifestamos “temor de Jehová” nos aguardan bendiciones eternas (Malaquías 3:16). Algunos de los doce profetas ofrecieron un cuadro muy gráfico del Paraíso terrestre que se avecina. En efecto, hicieron descripciones que nos llenan de alegría y anhelo. Por ejemplo, Miqueas escribió: “Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar” (Miqueas 4:4). Así es: bajo el Reino de Dios disfrutaremos de seguridad y veremos los frutos de nuestro trabajo.

24 Cuando usted anhela el fin de las enfermedades, el dolor e incluso la muerte, no está soñando con imposibles. Imagínese, además, la alegría que sentirán las personas que resuciten y tengan la oportunidad de alcanzar la perfección humana en la Tierra. A ellas les serán aplicables las palabras de Oseas 13:14: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré. ¿Dónde están tus aguijones, oh Muerte? ¿Dónde está tu poder destructor, oh Seol?”. En realidad, esta es una aplicación por extensión, pues Pablo citó el versículo para referirse a la resurrección celestial (1 Corintios 15:55-57).

25. ¿Qué sentimientos tendrá usted en el nuevo mundo?

25 La promesa de que habrá una resurrección terrenal no debería parecer demasiado difícil de creer (Zacarías 8:6). En su día, también tuvo que ser difícil de creer el anuncio que hicieron Amós y Miqueas de que el pueblo de Dios regresaría del exilio. Pero sabemos que se cumplió (Amós 9:14, 15; Miqueas 2:12; 4:1-7). A su regreso, los judíos dijeron: “Nos pusimos como los que estaban soñando. En aquel tiempo nuestra boca se llenó de risa, y nuestra lengua de clamor gozoso. [...] Jehová ha hecho una cosa grande en lo que ha hecho con nosotros. Nos hemos puesto gozosos” (Salmo 126:1-3). Esos mismos son los sentimientos que usted tendrá en el nuevo mundo cuando reciba “una bendición hasta que no haya más carencia”.

Los siervos de Jehová viven rodeados por personas que aman la verdad y la justicia

26. ¿Qué futuro les aguarda a quienes viven muy pendientes del día de Jehová?

26 Cuando “el día de Jehová” erradique la maldad de la Tierra, “la gobernación real tendrá que llegar a ser de Jehová” en el sentido más pleno (Abdías 15, 21). ¡Qué bendición para sus súbditos terrestres! Usted podrá contarse entre los mencionados en el capítulo 3 de Malaquías: “Ciertamente llegarán a ser míos —ha dicho Jehová de los ejércitos— [...]. Y ciertamente les mostraré compasión, tal como un hombre muestra compasión a su hijo que le sirve” (Malaquías 3:17). Como vemos, la fidelidad que usted está demostrando le permitirá salvarse y disfrutar de “una bendición hasta que no haya más carencia”. ¡Qué futuro tan maravilloso!

a Véase La Atalaya del 15 de junio de 1987, págs. 14-20.

b Pablo citó de la Septuaginta griega, versión que al traducir este pasaje del hebreo introdujo unas leves diferencias de vocabulario.