Ir al contenido

Ir al índice

Israel: Usando una tableta electrónica para hablar del Reino de Dios.

PREDICAMOS Y ENSEÑAMOS POR TODA LA TIERRA

Asia y Oriente Medio

Asia y Oriente Medio
  • PAÍSES Y TERRITORIOS: 49

  • HABITANTES: 4.409.131.383

  • PUBLICADORES: 718.716

  • CURSOS BÍBLICOS: 766.364

Cien horas por cien años

Una conocida modelo y actriz de televisión de un país asiático empezó un curso de la Biblia. Enseguida comenzó a poner en práctica lo que aprendía y se deshizo de sus publicaciones espiritistas y sus ídolos budistas.

Una de sus amigas del trabajo le dijo: “¿Por qué no dejas de estudiar la Biblia tres años y te concentras en tu carrera profesional? Después, puedes seguir estudiando”.

La mujer respondió: “He tardado veinticuatro años en encontrar a Jehová. ¿Por qué debería esperar tres años más para conocerlo?”.

La misma semana en que iba a hacer su primera demostración en la Escuela del Ministerio Teocrático, una compañía cinematográfica se puso en contacto con ella. Le ofrecieron un lucrativo contrato de cuatro años, con la condición de que aceptara interpretar cualquier papel, pero ella lo rechazó. En mayo de 2014 se hizo publicadora no bautizada, y decidió dedicar cien horas a la predicación en agosto. Cuando se le preguntó por qué tomaba esa decisión, explicó: “Quiero celebrar los cien años del reinado de Jesús predicando una hora por cada año de su gobierno”. Y sí, cumplió su meta. Además, se bautizó en enero de 2015 y ahora sirve de precursora auxiliar.

Aprovechan una noche en la prisión

En Sri Lanka, cuatro hermanas fueron en autobús a predicar en un territorio no asignado, donde la mayoría son budistas. Llevaban dos días predicando cuando un monje y un taxista comenzaron a acosarlas. En poco tiempo se formó una turba de unas treinta personas, que las acorraló. Entonces llegó la policía, se llevó a las hermanas y las dejó toda la noche en prisión, aunque no se había formulado ningún cargo contra ellas. Las encerraron con los peores criminales, sufrieron maltrato verbal y tuvieron que escuchar groserías. Aun así, aprovecharon la oportunidad para predicar. Una de ellas dijo: “Me encarcelaron con asesinos, pero pude hablarles de la verdad. Se asombraron de que estuviera allí y quisieron saber más sobre mis creencias. Uno hasta me preguntó: ‘¿Por qué estás tan contenta?’”.

Sri Lanka: Cuatro hermanas viajaron en autobús para predicar en un territorio no asignado.

El Tribunal Supremo de Sri Lanka ha aceptado nuestra demanda contra la policía por violación de los derechos constitucionales, ya que detuvieron a estas cuatro hermanas sin presentar formalmente ningún cargo contra ellas. El caso está pendiente.

Ayuda para una mujer postrada en cama

Michiko, una precursora que sirve en Japón, daba clases de la Biblia en lenguaje de señas a una señora mayor en un hospital. Un día le preguntó al personal si le permitirían conversar con otros pacientes. Así conoció a Kazumi, una mujer que puede oír, pero no hablar. Había quedado postrada en cama tras un accidente de tráfico a la edad de 23 años, y no podía tragar alimentos, ni siquiera beber agua. Tenía muchas preguntas y enseguida aceptó estudiar la Biblia.

Japón: Kazumi escribe cartas animadoras.

Cuando estudiaban, Michiko hacía las preguntas y Kazumi escribía las respuestas o las señalaba en los párrafos. Kazumi obtuvo un teléfono celular y, desde entonces, Michiko podía analizar el texto diario con ella todas las mañanas. Kazumi siguió debilitándose en sentido físico, pero continuó creciendo en sentido espiritual hasta el punto de expresar que quería ser testigo de Jehová. Tras estudiar la Biblia durante trece años, llegó a ser publicadora no bautizada a la edad de 61.

Como Kazumi permanece postrada en cama, la congregación ha organizado lo necesario para que escuche las reuniones y las asambleas. Además, varias hermanas leen en las reuniones los comentarios que ella prepara.

También escribe cartas personalizadas para cada estudiante de la Biblia que asiste a las reuniones, y predica al personal del hospital y a quienes la visitan. Les dice: “Si estudias la Biblia, serás feliz”.

Un monje aprende la verdad

En un país del sudeste asiático, una hermana fue al hospital a hacerse una revisión de la vista, y allí se encontró con un monje. Ella le preguntó: “¿Le gustaría tener salud perfecta y vivir para siempre en un lugar hermoso?”. Tuvieron una conversación agradable, y ella le entregó el folleto Escuche a Dios. Él le dio su número telefónico, y ella se lo pasó a un hermano de la congregación. Poco después, el hermano se puso en contacto con él y lo invitó a asistir al discurso especial. Le gustó mucho la reunión, en particular las canciones del Reino, y le impresionó que todo el mundo lo recibiera con tanta amabilidad.

Cuando el monje preguntó si los testigos de Jehová tienen universidades religiosas o seminarios, el hermano le explicó que damos clases individuales de la Biblia, y le propuso estudiar con él. En una semana, se había preparado todo el capítulo 1 del libro ¿Qué enseña realmente la Biblia? Continuó estudiando, asistiendo a las reuniones y hasta comentando en el estudio de La Atalaya.

En una ocasión, asistió a una asamblea de circuito y el representante de la sucursal lo invitó a visitar Betel. La semana siguiente, el monje viajó unas diez horas para llegar a la sucursal, donde le dieron una cálida bienvenida. Para finales de febrero de 2015, había dejado de ser monje, seguía estudiando la Biblia y participaba en las reuniones.

La encuentran después de treinta años

En fechas recientes, se envió a precursores al noreste de la India, donde no se habían predicado las buenas nuevas en muchos años. Encontraron a varias personas interesadas en el mensaje, así que trataron de hallar un lugar apropiado para celebrar las reuniones. Cuando iban de camino a dar clases de la Biblia, vieron un edificio en construcción y pensaron en preguntar si lo podían utilizar. Pasaron de largo, pero decidieron regresar. Detrás del edificio se encontraron con una señora mayor y le dijeron que eran testigos de Jehová. Se le iluminaron los ojos mientras les decía: “Yo también soy testigo de Jehová”, y emocionada los llevó a su casa. Les mostró su biblioteca, con muchas publicaciones de los años setenta y ochenta. Había estudiado con unos precursores hacía treinta años, y había asistido a algunas reuniones, a pesar de la oposición de su esposo. Estaba convencida de que había hallado la verdad, pero después perdió contacto con la organización porque los precursores se fueron de la zona. Todos sus hijos se habían hecho miembros de varias iglesias, pero ella no quiso asistir a ninguna.

India: Una mujer interesada en el mensaje muestra sus libros de los años setenta y ochenta.

Hace poco, sus hijos comenzaron a presionarla para que se hiciera miembro de la Iglesia Católica, de modo que pudiera tener un funeral católico cuando llegara el momento. Hasta su propia hermana insistió en llevarla a la iglesia para que se inscribiera, aunque no lo lograron porque encontraron un atasco de tráfico y tuvieron que regresar a casa. Su hermana le dijo que la llevaría al día siguiente, pero entonces se enfermó. Esa misma tarde fue cuando los precursores la encontraron. Actualmente está estudiando la Biblia, asiste a las reuniones y anima a sus hijos y nietos para que estudien también.