Rebelión en la región de los espíritus
Todos los espíritus que Jehová creó eran buenos. Entonces un ángel se hizo malo. Ese es Satanás el Diablo. Satanás quería que la gente de la Tierra lo adorara a él en vez de adorar a Jehová. Lo que sigue describe lo que ocurrió.
En el jardín de Edén había muchos árboles que daban fruto delicioso. Jehová dijo a Adán y su esposa, Eva, que ellos podían comer libremente de aquellos frutos. Pero de un árbol Dios dijo que no debían comer. Dijo que de seguro morirían si comían de él. (Génesis 2:9, 16, 17.)
Cierto día en que Eva estaba sola, una culebra le habló. Por supuesto, en realidad no fue la culebra quien habló; fue Satanás el Diablo quien hizo que pareciera que la culebra estaba hablando. Satanás dijo a Eva que si comía del fruto prohibido sería sabia como Dios. También le dijo que no moriría. Estas dos declaraciones eran mentiras. Con todo, Eva creyó lo que Satanás dijo y comió del fruto. Después, dio de este a Adán, y él también comió. (Génesis 3:1-6.)
De esta historia verdadera aprendemos que Satanás es un rebelde y un mentiroso. Dijo a Eva que no moriría si desobedecía a Dios. Aquello fue una mentira. Ella murió, y lo mismo le pasó a Adán. Satanás no murió entonces, aunque al fin morirá por haber pecado. Sin embargo, mientras tanto sigue vivo y sigue extraviando a la humanidad. Todavía es un mentiroso, y trata de hacer que la gente viole las leyes de Dios. (Juan 8:44.)
Otros ángeles se rebelan
Más tarde, otros ángeles se hicieron malos. Estos ángeles notaron a las hermosas mujeres de la Tierra y quisieron tener relaciones sexuales con ellas. Por eso vinieron a la Tierra y se presentaron en cuerpos de varones humanos. Entonces tomaron para sí a las mujeres. Esto iba contra el propósito de Dios. (Génesis 6:1, 2; Judas 6.)
Esto también causó mucha dificultad a la humanidad. Las esposas de estos ángeles tuvieron hijos, pero no fueron hijos normales. Se desarrollaron en gigantes violentos y crueles. Con el tiempo la Tierra llegó a estar tan llena de violencia que Jehová decidió destruir a los inicuos mediante un gran diluvio. Los únicos humanos que sobrevivieron al Diluvio fueron el justo Noé y su familia. (Génesis 6:4, 11; 7:23.)
Sin embargo, los ángeles inicuos regresaron a la región de los espíritus; no murieron. Pero fueron castigados. No se les permitió volver a la familia de ángeles justos de Dios. Además, Jehová ya no les permitió que se revistieran de cuerpos humanos. Y con el tiempo morirán en el gran juicio. (2 Pedro 2:4; Judas 6.)
Satanás echado del cielo
A principios de nuestro siglo hubo una guerra en el cielo. El libro bíblico de Revelación describe lo que sucedió: “Y estalló guerra en el cielo: Miguel [el resucitado Jesucristo] y sus ángeles [buenos] combatieron con el dragón [Satanás], y el dragón y sus ángeles [malos] combatieron, pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles [malos] fueron arrojados abajo con él”.
¿Qué resultado tuvo esto? El relato pasa a decir: “A causa de esto, ¡alégrense, cielos, y los que residen en ellos!”. Los ángeles buenos podían alegrarse porque Satanás y los ángeles o espíritus malos ya no estaban en el cielo. Pero ¿qué le pasaría a la gente en la Tierra? La Biblia dice: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. (Revelación 12:7-9, 12.)
Sí, Satanás y sus compañeros inicuos extravían y causan grandes ayes a la gente en la Tierra. A estos ángeles inicuos se les llama demonios. Son enemigos de Dios. Todos son malos.