CAPÍTULO CATORCE
“Se le acercaron grandes multitudes”
1-3. ¿Qué pasó cuando algunos padres le llevaron sus hijos a Jesús, y qué nos enseña esto acerca de él?
JESÚS sabe que se acerca el fin de su vida en la Tierra. Solo le quedan unas pocas semanas, y aún tiene mucho que hacer. Él y sus apóstoles han estado predicando por la región de Perea, al este del río Jordán. Ahora se dirigen al sur, a Jerusalén, donde Jesús celebrará su última Pascua, la más importante de su vida.
2 Él acaba de tener una seria conversación con algunos líderes religiosos cuando, de pronto, se forma un pequeño alboroto: la gente está trayendo a sus hijos para que lo vean. Al parecer, hay niños de todas las edades. Marcos se refiere a ellos con la misma palabra con que había descrito antes a una niña de 12 años, mientras que Lucas usa un término que puede traducirse como “bebés” (Marcos 5:41, 42; 10:13; Lucas 18:15). Como es natural, donde hay niños, hay bullicio y algarabía. Tal vez los discípulos de Jesús piensan que su Maestro está demasiado ocupado como para perder el tiempo con niños, y por eso regañan a los padres. Pero ¿qué hace Jesús?
3 Al ver lo que está pasando, Jesús se indigna. ¿Con quiénes? ¿Con los niños? ¿Con los padres? No, ¡con sus discípulos! Les dice: “Dejen que los niños se acerquen a mí. No traten de impedírselo, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño jamás entrará en él”. Luego toma a los niños “en sus brazos” y los bendice (Marcos 10:13-16). De las palabras empleadas por Marcos se deduce que Jesús los abraza con cariño, quizás acurrucando en sus brazos a los más pequeños. Es obvio que Jesús quiere a los niños, pero este pasaje nos enseña algo más acerca de él: que es accesible.
4, 5. a) ¿Por qué podemos estar seguros de que Jesús era una persona accesible? b) ¿Qué preguntas responderemos en este capítulo?
4 Si Jesús hubiera sido un hombre severo, frío o arrogante, seguramente aquellos niños no se habrían sentido cómodos con él y sus padres no se le habrían acercado con tanta confianza. Imagínese la escena. ¿Ve a los padres sonriendo encantados mientras este hombre tan amable trata con cariño a sus hijos, les expresa cuánto valen a los ojos de Dios y los bendice? A pesar de que llevaba sobre sus hombros la responsabilidad más pesada de todos los tiempos, Jesús seguía siendo un hombre muy accesible. No había nadie tan accesible como él.
5 ¿Quiénes más se acercaban a Jesús? ¿Qué cualidades lo hacían tan accesible? ¿Cómo podemos aprender a ser como él? Lo veremos en los siguientes párrafos.
¿Qué clase de personas se acercaban a Jesús?
6-8. ¿Qué tipo de personas andaban con Jesús, y qué contraste había entre la actitud de él y la de los líderes religiosos?
6 Al leer los Evangelios, quizás le sorprenda ver la cantidad de gente que se acercaba a Jesús con total confianza. Con frecuencia, la Biblia dice que estaban con él “grandes multitudes”. Por ejemplo, usa expresiones como “lo seguían grandes multitudes de Galilea”, “las multitudes que llegaron eran tan grandes”, “se le acercaron grandes multitudes” y “con Jesús viajaban grandes multitudes” (Mateo 4:25; 13:2; 15:30; Lucas 14:25). Como vemos, a menudo estaba rodeado de muchísimas personas.
7 En general, eran personas comunes y corrientes, aquellas a quienes los líderes religiosos llamaban con desprecio “gente de la tierra”. Los fariseos y los sacerdotes decían abiertamente: “Esta multitud que no conoce la Ley es gente maldita” (Juan 7:49). Hay escritos rabínicos de fechas posteriores que confirman que la mayoría de los líderes eran unos arrogantes. Ellos menospreciaban a la gente común, y por eso no comían en su compañía, no les compraban y tampoco se relacionaban con ellos. Incluso algunos afirmaban que los que no conocían la ley oral no resucitarían. No nos extraña que, en vez de acudir a estos líderes en busca de ayuda o guía, la gente humilde mantuviera la distancia con ellos. Pero Jesús era muy diferente.
8 Jesús se mezclaba libremente con el pueblo. Comía con ellos, los curaba, les enseñaba y les daba una esperanza. Claro, era realista y se daba cuenta de que la mayoría no aprovecharía la oportunidad de servir a Jehová (Mateo 7:13, 14). Pero aun así esperaba lo mejor de cada persona y veía en muchos las cualidades necesarias para hacer lo bueno. ¡Qué distinto de aquellos sacerdotes y fariseos de corazón duro! Y, por raro que parezca, hasta algunos sacerdotes y fariseos acudían a él. Muchos de ellos incluso cambiaron y se convirtieron en sus seguidores (Hechos 6:7; 15:5). Además, entre las personas que buscaron a Jesús, también hubo algunos ricos y poderosos (Marcos 10:17, 22).
9. ¿Por qué las mujeres le tenían confianza a Jesús?
9 Las mujeres también le tenían confianza a Jesús. Imagínese las veces que habrían sufrido el humillante desprecio de sus líderes religiosos. Los rabinos generalmente veían mal que se les enseñara a las mujeres. De hecho, como las consideraban poco confiables, no les permitían testificar en los juicios. Estos maestros llegaron al colmo de tener una oración en la que le daban gracias a Dios por no haber nacido mujer. En cambio, Jesús no era así. Muchas mujeres acudían a él con ganas de aprender. Pensemos por ejemplo en María, la hermana de Lázaro. Mientras su hermana Marta andaba ajetreada e inquieta preparando la comida, María se sentó a los pies del Maestro para escucharlo con atención. Y Jesús la elogió por haber establecido bien sus prioridades (Lucas 10:39-42).
10. A diferencia de los líderes religiosos, ¿cómo trató Jesús a los enfermos?
10 Los enfermos, a quienes los líderes religiosos marginaban, también acudieron en masa a Jesús. Es cierto que la Ley mosaica mandaba poner en cuarentena a los leprosos por razones sanitarias. Pero esto no justificaba que los trataran con crueldad (Levítico, capítulo 13). Sin embargo, reglas rabínicas posteriores decían que los leprosos eran tan repulsivos como el excremento. Algunos de aquellos líderes religiosos llegaban al extremo de arrojarles piedras para mantenerlos lejos. ¡Cuánto valor necesitaría alguien que hubiera sufrido estos maltratos para acercarse a cualquier maestro! Pero sí hubo leprosos que se acercaron a Jesús. Mostrando gran fe, uno de ellos le dijo estas conmovedoras palabras: “Señor, yo sé que si tú quieres me puedes limpiar” (Lucas 5:12). En el próximo capítulo analizaremos la respuesta de Jesús. De momento, este relato nos ayuda a ver con claridad lo accesible que era él.
11. ¿Qué ejemplo muestra que las personas agobiadas por la culpa se acercaban a Jesús con confianza, y por qué esto es importante para nosotros?
11 Las personas agobiadas por los sentimientos de culpa también se acercaban a Jesús con confianza. Por ejemplo, en cierta ocasión en que estaba comiendo en casa de un fariseo, entró una mujer que tenía la fama de ser pecadora. Ella se arrodilló a los pies de Jesús y, hundida por la culpa, se puso a llorar. Con sus lágrimas, le lavó los pies y después se los secó con su cabello. El anfitrión, indignado, juzgó severamente a Jesús por dejar que aquella mujer se le acercara. Pero, a diferencia de aquel anfitrión, Jesús trató a la mujer con bondad, la alabó por su arrepentimiento sincero y le aseguró que Jehová la perdonaría (Lucas 7:36-50). En la actualidad también muchos se sienten abrumados porque han cometido pecados graves. Por eso necesitan sentir la confianza de acercarse a quienes pueden ayudarlos a reparar su relación con Dios; necesitan sentir su bondad y atención. Ahora bien, ¿qué cualidades hacían que Jesús fuera tan accesible?
¿Qué cualidades lo hacían una persona tan accesible?
12. ¿Por qué no sorprende que Jesús fuera tan accesible?
12 No olvidemos que Jesús imitaba perfectamente a su amado Padre celestial (Juan 14:9). La Biblia nos recuerda que Jehová “no está muy lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:27). Él es “el que escucha las oraciones” y siempre está disponible para sus siervos fieles, así como para todo el que quiera encontrarlo y servirle (Salmo 65:2). Imagínese: ¡la persona más importante y poderosa del universo es al mismo tiempo la más accesible! Igual que su Padre, Jesús ama a las personas, como analizaremos en los siguientes capítulos. Y ese intenso amor que sentía por ellas saltaba a la vista; por eso todo el mundo se acercaba a él. Examinemos algunas maneras en las que demostró ese amor.
13. ¿Cómo pueden los padres imitar a Jesús?
13 Las personas percibían enseguida que Jesús se interesaba por ellas individualmente. El interés de él no se desvanecía ni siquiera al estar bajo presión. Como vimos antes, cuando los padres le llevaron a sus hijos, Jesús los atendió a pesar de estar ocupado y tener enormes responsabilidades. ¡Qué buen ejemplo para los padres! Aunque criar una familia en este mundo no es nada fácil, es esencial que los hijos sepan que pueden contar con sus padres. Si usted tiene hijos, seguramente ha comprobado que a veces uno está tan ocupado que no puede darles toda la atención que necesitan. Pero ¿por qué no les asegura que les dedicará tiempo en cuanto le sea posible? Si cumple su promesa, sus hijos aprenderán dos cosas: que la paciencia tiene su premio y que usted siempre estará disponible para ayudarlos con cualquier dificultad o preocupación que tengan.
14-16. a) ¿En qué circunstancias se sintió impulsado Jesús a realizar su primer milagro, y por qué fue algo tan extraordinario? b) ¿Qué revela sobre Jesús el milagro que realizó en Caná, y qué lección contiene para los padres?
14 Jesús demostraba que le importaban las preocupaciones de la gente. Tomemos como ejemplo el primer milagro que realizó. Jesús estaba en un banquete de boda en Caná, una ciudad de Galilea, y durante la fiesta surgió una situación embarazosa: ¡se acabó el vino! María, su madre, se lo contó. ¿Qué hizo entonces Jesús? Les pidió a los sirvientes que llenaran de agua seis vasijas de piedra y le llevaran un poco al director del banquete. Cuando él probó lo que le dieron, se llevó una gran sorpresa: era vino de la mejor calidad. ¿Hizo Jesús algún truco o juego de manos? No, el agua “había sido convertida en vino” (Juan 2:1-11). El ser humano siempre ha soñado con transformar un elemento en otro. Los alquimistas intentaron durante siglos convertir plomo en oro, pero nunca lo lograron, y eso que ambos metales son muy parecidos. a ¿Qué puede decirse del agua y el vino? En lo que tiene que ver con su composición química, el agua es una sustancia sencilla formada por la combinación de dos elementos básicos. En cambio, el vino contiene alrededor de 1.000 componentes, muchos de los cuales son compuestos complejos. ¿Por qué haría Jesús algo tan extraordinario por algo tan insignificante como la falta de vino en una boda?
15 Para los novios, no se trataba de un asunto insignificante. En el antiguo Oriente Medio era muy importante mostrar hospitalidad a los invitados. Por eso, que se terminara el vino en el banquete de bodas les habría causado a los novios muchísima vergüenza. También habría empañado la felicidad del momento y los recuerdos que quedarían para el futuro. Por eso intervino Jesús. Y es que lo que les preocupaba a ellos también le preocupaba a él. ¿Entiende por qué la gente iba a él con sus inquietudes?
16 Encontramos aquí otra valiosa lección para los padres. ¿Qué hace usted cuando su hijo le cuenta algo que le preocupa? Quizá se le haga fácil decirle que el asunto no es tan importante o a lo mejor hasta le da risa. Puede que, en comparación con sus propios problemas, los de su hijo parezcan insignificantes; pero recuerde que para él no son poca cosa. Si algo es importante para su hijo, a quien usted quiere tanto, ¿no debería serlo también para usted? Al demostrarle que le importan sus preocupaciones, él verá que puede acercarse a usted con toda confianza.
17. ¿Qué ejemplo de apacibilidad dio Jesús, y por qué podemos decir que hay que tener fuerza interior para ser apacible?
17 Como analizamos en el capítulo 3, Jesús era apacible y humilde (Mateo 11:29). La apacibilidad es una cualidad hermosa, una prueba evidente de la humildad de una persona. Forma parte del fruto del espíritu santo y está vinculada a la sabiduría de Dios (Gálatas 5:22, 23; Santiago 3:13). Jesús demostró esta cualidad, pues no perdió la calma aun bajo las peores provocaciones. Fue apacible, pero de ningún modo débil. Hablando de esta virtud, un biblista dijo: “Tras esa docilidad está la fuerza del acero”. Y es que se necesita fuerza interior para controlar el carácter y tratar con bondad a los demás. Pero con esfuerzo y con la ayuda de Jehová podremos imitar la apacibilidad de Jesús y ser personas más accesibles.
18. ¿Qué ejemplo demuestra que Jesús era razonable? ¿Por qué cree usted que necesitamos esta cualidad para ser accesibles?
18 Jesús era razonable. Cuando él estaba en la ciudad de Tiro, una mujer salió a su encuentro porque su hija estaba “cruelmente poseída por un demonio”. Él le dio a entender de tres maneras que no tenía intenciones de concederle lo que ella deseaba. Primero, no le contestó ni una palabra. Después, le dio una razón por la que no iba a hacer lo que ella le pedía. Y, por último, se lo dejó claro con un ejemplo. Ahora bien, ¿se mostró frío o inflexible? ¿La hizo sentir que era una irrespetuosa al atreverse a hablarle así a un hombre tan importante? No, ella se sintió con la confianza de poder hablar. No solo le pidió que la ayudara, sino que siguió insistiendo a pesar de que Jesús no parecía estar muy dispuesto a hacer nada por ella. Al ver la fe tan extraordinaria que la impulsaba a persistir, Jesús sanó a su hija (Mateo 15:22-28). Así es: la gente veía que era un hombre razonable, flexible y que escuchaba a los demás. ¡Con razón todo el mundo quería acercarse a él!
¿Es usted alguien accesible?
19. ¿Cómo podemos saber si de verdad somos accesibles?
19 A la gente le gusta creer que es accesible. Por ejemplo, a algunas personas con autoridad les encanta decir que siguen una política de puertas abiertas, en el sentido de que siempre están disponibles para sus empleados. No obstante, la Biblia contiene esta sabia verdad: “Muchos hombres pregonan su amor leal, pero un hombre fiel, ¿quién lo puede encontrar?” (Proverbios 20:6). Es fácil decir que somos accesibles, pero ¿estamos realmente imitando a Jesús en este aspecto? La clave no está en cómo nos vemos a nosotros mismos, sino en cómo nos ven los demás. Pablo dijo: “Que todos sepan que ustedes son personas razonables” (Filipenses 4:5). Por lo tanto, hacemos bien en preguntarnos: “¿Cómo me ve la gente? ¿Qué reputación tengo?”.
20. a) ¿Por qué es importante que los ancianos sean accesibles? b) ¿Por qué no debemos esperar más de lo razonable de los ancianos de la congregación?
20 Los ancianos cristianos en particular se esfuerzan por ser accesibles. Desean de corazón estar a la altura de la descripción de Isaías 32:1, 2: “Cada uno de ellos será como un refugio contra el viento, un refugio contra la tormenta de lluvia, como corrientes de agua en una tierra árida, como la sombra de un peñasco inmenso en una tierra reseca”. Para ser una fuente de protección y alivio, ellos deben ser accesibles. Claro, en estos tiempos tan difíciles esto no siempre es fácil, pues los ancianos tienen muchas responsabilidades. Con todo, se esfuerzan por nunca dar la impresión de que están tan ocupados que no pueden atender las necesidades del rebaño de Dios (1 Pedro 5:2). Y el resto de la congregación no espera de estos hombres fieles más de lo razonable. Más bien, demuestra humildad y un espíritu de cooperación (Hebreos 13:17).
21. ¿Cómo pueden los padres tratar de ser siempre accesibles, y qué veremos en el próximo capítulo?
21 Los padres también tratan de ser siempre accesibles. ¡Hay tanto en juego! Quieren que sus hijos sepan que pueden confiar en ellos. Por eso procuran ser apacibles y razonables, y evitan reaccionar exageradamente cuando un hijo les dice que hizo algo que está mal o cuando su manera de razonar no es la correcta. Educan a sus hijos con paciencia y tratan de mantener siempre abiertas las vías de comunicación. A decir verdad, todos deberíamos ser accesibles, como Jesús. En el próximo capítulo veremos una de las cualidades que más contribuyó a que fuera tan accesible: su profunda compasión.
a Quienes han estudiado química saben que el plomo y el oro son elementos que están muy cerca uno del otro en la tabla periódica. Un átomo de plomo tiene en su núcleo solo tres protones más que el oro. De hecho, los científicos han logrado convertir pequeñas cantidades de plomo en oro, pero el proceso no es rentable debido a la gran cantidad de energía que se necesita.