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Protección propia y de los seres queridos

Protección propia y de los seres queridos

Protección propia y de los seres queridos

INTERNET puede ser un instrumento valioso, pero, como a la mayoría de los instrumentos, puede dársele un mal uso. Y el cibersexo —la pornografía virtual— es un ejemplo de ello.

Sabiendo lo impactante que puede ser una imagen, los padres deben hacer todo lo posible para que sus hijos no puedan acceder a los sitios de Internet censurables. El folleto Teen Safety on the Information Highway (Medidas de seguridad para los adolescentes en la autopista de la información) ofrece datos útiles sobre este asunto. Dice: “Ahora hay servicios que clasifican los sitios de Internet según su contenido, así como navegadores y programas que permiten a los padres filtrar la información y excluir la que no consideran apropiada. Tales programas funcionan de diferentes formas. Algunos bloquean el acceso a los sitios cuyo contenido se sabe que es inaceptable. Otros impiden a los usuarios aportar cierto tipo de información, como el nombre y la dirección. También hay otros que no permiten a los niños utilizar los canales de charla o que les imponen restricciones en el envío y lectura del correo electrónico. Por lo general, los padres pueden configurar estos programas para que solo bloqueen el acceso a los tipos de sitios que ellos desaprueban” (véase también el recuadro “Proteja a sus hijos de la pornografía”).

No obstante, debe reconocerse que el control de los padres al respecto tiene sus límites, pues no pueden vigilar a sus hijos todo el día. Por otra parte, aunque el niño o el joven no esté expuesto a la pornografía en su casa, puede tener acceso prácticamente ilimitado a ella en una computadora de la escuela o en casa de un compañero de clase. Por lo tanto, además de hacer cuanto puedan para impedir que sus hijos accedan al cibersexo, los padres deben ayudarles a formar una conciencia sensible que los impulse a rechazar la pornografía por decisión propia.

Sería un error concluir que los adultos están mejor preparados para enfrentarse al ciberporno que los niños. Como hemos visto en el artículo anterior, este es perjudicial para todo el mundo.

Ahora bien, supongamos que usted lleva algún tiempo viendo material pornográfico y desea quitarse esa mala costumbre, pues entiende que a Dios no le agrada. ¿Puede lograrlo? Claro que sí. Todos los días hay personas que dejan vicios. Si realmente quiere librarse de la pornografía, puede hacerlo.

Pasos para librarse de la pornografía

El primer paso que debe dar es dejar de contemplar imágenes obscenas de inmediato. Cuanto más tarde en hacerlo, más le costará. Sin embargo, hay que reconocer que no es fácil. La Biblia indica de forma realista que el pecado puede brindar disfrute temporal (Hebreos 11:25). Pero también puede conducir a la muerte (Romanos 6:23). Al principio, es posible que su mente trate de fabricar todo tipo de excusas para ver tales escenas una vez más. No se deje convencer. ¡Y no ceda a la tentación de seguir mirando!

Como se ha señalado ya en esta serie de artículos, contemplar pornografía puede perjudicar gravemente su calidad de vida. Reflexione con sinceridad en la repercusión que ha tenido el hábito en las relaciones con sus familiares y amigos. Si es esposo y padre, lo más seguro es que su esposa y sus hijos hayan notado ciertos cambios de conducta en usted. Quizá se haya vuelto más malhumorado, huraño, reservado o retraído, incluso sin darse cuenta de ello. Puede que a veces ataque verbalmente a los miembros de su familia sin ningún motivo. La afición al cibersexo tal vez haya alterado su comportamiento. Sus amigos y sus familiares han notado que le pasa algo, pero no saben de qué se trata, por lo menos de momento.

Si ve que se siente atraído hacia la pornografía una y otra vez, no intente luchar contra esa inclinación en solitario. Busque ayuda. Confíese a un amigo que sea maduro. Es cierto que exigirá valor de su parte admitir el problema, pero un amigo de esa clase probablemente lo admire por tomar la iniciativa de ponerle fin.

La principal razón por la que debe combatirse la afición a la pornografía es, por supuesto, el deseo intenso de agradar a Dios. Cuando llevamos una vida virtuosa, regocijamos Su corazón (Proverbios 27:11). Cuando, por el contrario, nos extraviamos, hacemos que se sienta “herido en el corazón” (Génesis 6:6). Si usted es cristiano, sin duda le importan los sentimientos de Dios. También debería preocuparle el uso que usted da a su mente y corazón, que están dedicados a Dios y, por lo tanto, deben mantenerse limpios para Su servicio (Ezequiel 44:23). La Biblia insta a los cristianos a limpiarse de “toda contaminación de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2 Corintios 7:1). En efecto, un temor sano de desagradar a Dios, quien ve todas las cosas, puede impulsarle a librarse de la pornografía.

Supongamos, sin embargo, que mientras se está esforzando por lograrlo, abre accidentalmente un sitio de la Red de contenido pornográfico. ¡Ciérrelo de inmediato! De ser necesario, cierre también el navegador de Internet. Si se siente tentado a regresar al sitio, diríjase con fervor a Dios para rogarle que le ayude a resistir la tentación. La Biblia dice: “En todo [...], dense a conocer sus peticiones a Dios”. Si le atormentan pensamientos impropios, ore hasta sentir alivio. Entonces, ‘la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará su corazón y sus facultades mentales’ (Filipenses 4:6, 7). Por supuesto, tendrá que reemplazar los pensamientos impuros por los que son ‘verdaderos, de seria consideración, justos, castos, amables y de buena reputación’ (Filipenses 4:8).

Tal vez le ayude memorizar textos bíblicos como los que se exponen a continuación, y meditar en ellos.

“Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo.” (Salmo 97:10.)

“Aporreo mi cuerpo y lo conduzco como a esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no llegue a ser desaprobado de algún modo.” (1 Corintios 9:27.)

“Amortigüen, por lo tanto, los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual.” (Colosenses 3:5.)

“Cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra, no en codicioso apetito sexual.” (1 Tesalonicenses 4:4, 5.)

“Todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.” (Mateo 5:28.)

“Los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama.” (Efesios 5:28.)

Hay muchas razones por las cuales evitar la pornografía. Puede perjudicar gravemente su calidad de vida, distorsionar su juicio, dañar sus relaciones con otras personas y, lo más importante, destruir su relación con Dios. Si no tiene la costumbre de contemplar imágenes obscenas, no comience a hacerlo. Si ya tiene la costumbre, quítesela de inmediato. La pornografía no es para los cristianos, sea que se presente en un libro, una revista o Internet. ¡Evítela a toda costa!

[Ilustración y recuadro de la página 9]

Proteja a sus hijos de la pornografía

Las siguientes sugerencias pueden ayudarle a proteger a sus hijos de los peligros de la pornografía cibernética.

● No permita que su hijo acceda a Internet desde su dormitorio. Sitúe la computadora conectada a la Red en una habitación accesible a toda la familia.

● Familiarícese con los programas que utiliza su hijo.

● Compruebe si el niño ha creado su propio sitio sin que usted lo sepa. Para ello, introduzca su nombre en un buscador que registre toda la Red. Escriba el nombre completo entrecomillado para limitar la búsqueda a ese nombre exacto.

● No permita que su hijo concierte citas con internautas que usted no conozca (véase el recuadro “Más que conversación trivial”).

● Nunca responda a mensajes o a artículos de los tableros de noticias electrónicos que sean insinuantes, obscenos, agresivos o amenazadores.

● Advierta a su hijo que no acceda a información impropia. Enséñele a ser su propio censor cuando usted no esté con él. Tenga presente que en la escuela o en la casa de sus amigos quizá no se han tomado medidas para que las computadoras impidan el acceso de los niños al cibersexo.

[Reconocimiento]

Información basada, en parte, en el folleto Child Safety on the Information Highway y un artículo de Los Angeles Times, del 5 de julio de 1999.

[Ilustración y recuadro de la página 10]

Más que conversación trivial

Cuando se entra en canales de charla, debe tenerse mucho cuidado. Los canales de charla son espacios virtuales en los que los usuarios de Internet pueden comunicarse entre sí. Es cierto que muchas personas se mantienen en contacto con sus amigos íntimos mediante el correo electrónico y que algunos que tienen familiares lejos pueden comunicarse regularmente con ellos de esta forma. Pero no es lo mismo enviar un mensaje electrónico a un conocido que conversar con un extraño. ¿Marcaría usted un número telefónico al azar con la intención de hacerse amigo de quien contestara? Es obvio que no. Entonces, ¿por qué entablar una relación vía Internet con un perfecto desconocido?

Uno de los problemas que plantea comunicarse con un extraño es que tal vez no sea lo que aparenta ser. Por ejemplo, puede tratarse de un pederasta que trata de aprovecharse de un niño o un joven incauto.

Según Parry Aftab, abogada especialista en pleitos relacionados con Internet, esta situación puede darse fácilmente. Ella explicó: “Los niños suelen entrar en los canales de charla. Los pederastas lo saben, así que leen los mensajes que los pequeños se intercambian y se fijan en los que se sienten solos. Puede que un niño escriba mensajes como ‘Mis padres se van a divorciar [...]. Odio a mi madre; nunca me compra el videojuego que quiero’. [...] El pederasta se introduce en la conversación y escribe: ‘Mis padres se van a divorciar [...]. Odio a mi madre [...]. Nunca pude conseguir el juego que quería, hasta que el tío Timmy me lo compró. [...] Lo único que tienes que hacer es ir al centro comercial y encontrarte con el tío Timmy’”. “El tío Timmy” es en realidad el pederasta que está al acecho.

Por consiguiente, los padres deben mantener una relación estrecha y afectuosa con sus hijos. Comuníquense francamente con ellos para que no sientan la necesidad de buscar apoyo emocional donde no deben.

Tampoco los adultos que se sienten solos o que son infelices en su matrimonio deben buscar ayuda emocional en los canales de charla. Recurrir a desconocidos entraña peligro. Algunos adultos han abandonado a su cónyuge por alguien a quien “conocieron” en Internet. *

[Nota]

^ párr. 38 Para más información sobre los canales de charla, véase el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo evitar los peligros de Internet?”, de ¡Despertad! del 22 de enero de 2000.

[Ilustración de la página 8]

La oración puede ayudar a resistir la tentación