¿Por qué han resurgido?
¿Por qué han resurgido?
HACE unos cuarenta años se pensaba que algunas enfermedades comunes transmitidas por insectos, como el paludismo, la fiebre amarilla y el dengue, prácticamente se habían erradicado de extensas zonas del planeta. Pero entonces sucedió lo inesperado: volvieron a aparecer.
¿Por qué? Entre otras cosas, porque los insectos desarrollaron resistencia a los insecticidas, y los microbios, a los medicamentos. Esta adaptación se ha visto favorecida por el abuso de insecticidas y el mal empleo de los fármacos. “Lamentablemente —dice el libro Mosquito—, aunque en muchos hogares pobres se consiguen las medicinas, la gente las toma solo hasta que se alivian los síntomas y entonces las guarda para cuando resurja el malestar.” El tratamiento incompleto a veces permite que los microbios más fuertes sobrevivan y den lugar a una nueva generación de microorganismos resistentes a los medicamentos.
El cambio climático
Otra importante causa de la reaparición de estas enfermedades infecciosas son los cambios que han afectado a nuestro planeta y a nuestra sociedad. Un ejemplo relevante es el cambio climático de la Tierra. Algunos científicos prevén que el calentamiento global ampliará el hábitat de los insectos vectores, de modo que incluya lugares que ahora son más fríos. De hecho, existen pruebas de que esto ya pudiera estar pasando. El doctor Paul R. Epstein, del Center for Health and the Global Environment, de la Facultad de Medicina de Harvard, observa: “Estamos detectando tanto insectos como las enfermedades que transmiten (entre ellas el paludismo y el dengue) en altitudes cada vez mayores en África, Asia y Latinoamérica”. En Costa Rica, el dengue ha cruzado las montañas que hasta hace poco lo circunscribían a la costa del Pacífico y ahora afecta a todo el país.
Pero el calentamiento del planeta repercute también de otras formas. En algunas zonas, los ríos se transforman en charcos, mientras que en otras regiones las lluvias y las inundaciones dejan tras de sí pozas de agua estancada. En ambos casos, esa agua constituye un perfecto criadero de mosquitos. El aumento de las temperaturas también acorta el ciclo de cría de dichos insectos, lo cual acelera su ritmo de reproducción y alarga la estación del año en que estos abundan. Además, cuanto más calor hace, más activos se vuelven. La subida de las temperaturas se deja sentir en el abdomen del mosquito, razón por la cual los microbios intensifican su ritmo de reproducción. Esto significa que hay más probabilidades de que una sola picadura cause una infección. Además de lo mencionado, existen otras preocupaciones.
Historia de una enfermedad
Los cambios sociales también contribuyen a la propagación de las enfermedades transmitidas
por insectos u otros artrópodos. Para entender cómo, examinemos más de cerca el papel de estos animales. Muchas veces, el insecto o el ácaro es tan solo uno de los eslabones de la cadena de contagio. Los mamíferos o las aves también pueden ser portadores de infecciones si alojan parásitos o albergan microbios en su torrente sanguíneo. Si sobreviven en tales circunstancias, se convierten en reservorios, o focos de infección.Tomemos el caso de la enfermedad de Lyme, que lleva el nombre de la localidad ubicada en Connecticut (EE.UU.) donde se observó por primera vez. Es posible que la bacteria causante de esta infección (identificada en 1975) haya entrado en Norteamérica hace cien años alojada en las ratas o el ganado que llegaban por barco procedentes de Europa. Una vez que la diminuta garrapata Ixodes ingiere la sangre de un animal infectado, la bacteria permanece en el abdomen de esta durante toda su vida, de modo que cuando pica a otro animal o a una persona, puede contagiársela.
En el nordeste de Estados Unidos, la enfermedad de Lyme se considera un mal endémico, pues hace mucho que está presente en la zona. El principal reservorio de la bacteria causante de la infección es el ratón de patas blancas. Este también tiene garrapatas, en concreto las que están en etapa de desarrollo, ya que los ejemplares adultos prefieren los venados, donde se alimentan y aparean. Cuando las garrapatas adultas se han atiborrado de sangre, se dejan caer al suelo para poner los huevos, de los que en breve salen las larvas, dando comienzo a un nuevo ciclo.
Cambio de circunstancias
Los agentes patógenos han coexistido con los insectos, los ácaros y otros animales por muchos años sin causar infecciones al ser humano. Pero un cambio de circunstancias puede convertir un mal endémico en una epidemia, es decir, en una enfermedad que afecte simultáneamente a muchas personas de una misma comunidad. ¿Qué cambió en el caso de la enfermedad de Lyme?
En el pasado, los depredadores contribuían a limitar el contacto entre las garrapatas Ixodes y el hombre manteniendo bajo control la población de venados. Cuando los primeros colonos europeos talaron los bosques para cultivar la tierra, el número de venados se redujo, y sus depredadores se fueron. Pero a mediados del siglo XIX, muchos agricultores dejaron sus campos para emigrar al oeste, por lo que los bosques comenzaron a reclamar su terreno. Los venados regresaron, pero sus depredadores naturales no, así que se multiplicaron rápidamente, y por tanto, también las garrapatas.
Algún tiempo después llegó la bacteria causante de la enfermedad de Lyme, la cual residió en animales durante decenios antes de convertirse en una amenaza para el ser humano. No obstante, cuando comenzaron a edificarse viviendas junto a los bosques, un mayor número de niños y adultos empezaron a adentrarse en el dominio de la garrapata, de modo que estas se adhirieron a las personas, y así la gente contrajo la enfermedad de Lyme.
Las enfermedades en un mundo inestable
El panorama descrito constituye solo uno de los muchos medios por los que se transmiten las enfermedades y no es más que un ejemplo de cómo las acciones del hombre influyen en su aparición. “Casi todas las afecciones que han resurgido con más fuerza se deben a la intromisión del hombre”, escribe el ecologista Eugene Linden en su libro The Future in Plain Sight. El ser humano ha favorecido la propagación de enfermedades de otras formas. Por ejemplo, la popularidad y la velocidad de los medios de transporte modernos han ayudado a esparcir agentes patógenos, así como a sus portadores, por todo el globo terráqueo. El daño infligido al hábitat de muchos animales, tanto pequeños como grandes, ha puesto en peligro la biodiversidad de nuestro planeta. “La contaminación del aire y del agua —dice Linden— debilita el sistema inmunológico de animales y personas por igual.” Este autor cita las siguientes palabras del doctor Epstein: “En esencia, las alteraciones ocasionadas por el hombre en el
medio ambiente han debilitado el sistema inmunológico del planeta, lo cual, a su vez, ha favorecido la propagación de los microbios”.La inestabilidad política provoca guerras que dañan los ecosistemas y acaban con la infraestructura de los países, de modo que se interrumpen los servicios médicos y de distribución de alimentos. Sumado a todo esto, el Biobulletin del Museo Estadounidense de Historia Natural señala: “Los refugiados, débiles y desnutridos, a menudo se ven obligados a vivir en campos atestados cuyas pésimas condiciones higiénicas los exponen a una gran variedad de infecciones”.
La inestabilidad económica es responsable de la emigración —que se produce tanto dentro como fuera de las fronteras nacionales—, en particular a ciudades densamente pobladas. “A los agentes patógenos les encantan los lugares repletos de gente”, explica el Biobulletin. En vista de que las ciudades crecen muy deprisa, “factores tan esenciales para la salud pública como la educación básica, la alimentación y los programas de vacunación a menudo no pueden satisfacer la demanda”. A veces no hay suficiente agua ni sistemas de desagüe o de eliminación de desechos, lo cual dificulta el aseo personal y el mantenimiento de ciertas condiciones de salubridad. Esto fomenta al mismo tiempo la aparición de insectos y de otros portadores de enfermedades. Ahora bien, aunque el panorama parezca desolador, hay motivos para tener esperanza, como se verá en el siguiente artículo.
[Comentario de la página 11]
“Casi todas las afecciones que han resurgido con más fuerza se deben a la intromisión del hombre”
[Ilustración y recuadro de la página 7]
El virus del Nilo occidental invade Estados Unidos
El virus del Nilo occidental, que se contrae principalmente a través de la picadura de los mosquitos, se aisló por primera vez en Uganda en el año 1937, tras lo cual se observaron otros casos en Oriente Medio, Asia, Oceanía y Europa. No se detectó su presencia en el continente americano hasta 1999, pero desde entonces se han registrado más de tres mil infecciones y más de doscientas muertes en Estados Unidos.
La mayoría de las personas no se dan cuenta de que han contraído el virus, si bien algunas de ellas presentan síntomas parecidos a los de la gripe. Un pequeño porcentaje de los afectados sufren encefalitis, meningitis espinal u otras afecciones graves. Todavía no existe una vacuna preventiva ni un tratamiento específico. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, advierten que el virus del Nilo occidental también puede contraerse mediante el transplante de órganos o las transfusiones sanguíneas contaminadas. “Hasta la fecha no hay forma de detectar el virus en la sangre”, informó en 2002 la agencia de noticias Reuters.
[Reconocimiento]
CDC/James D. Gathany
[Ilustraciones y recuadro de las páginas 8 y 9]
¿CÓMO PROTEGERSE? Recomendaciones
¡Despertad! ha entrevistado a personas de distintos lugares del mundo donde son comunes las enfermedades transmitidas por picaduras. He aquí algunos de los consejos que dieron sobre cómo protegerse de tales infecciones. Tal vez le sean útiles en el lugar donde usted vive.
La limpieza: su primera línea de defensa
▪ Mantenga limpia su casa
“Cubra los recipientes que contengan alimentos. Tape la comida que haya cocinado hasta que la vaya a servir. Limpie inmediatamente la comida que se derrame. No deje por la noche los platos sin lavar ni arroje afuera la basura orgánica con la idea de deshacerse de ella por la mañana. Cúbrala o entiérrela, pues los insectos y los roedores salen por la noche en busca de comida. Por otro lado, cubrir el piso de tierra con una fina capa de cemento hace que sea más fácil mantener la casa limpia y sin insectos.” (África.)
“No guarde en su casa fruta ni nada que atraiga a los insectos. No deje entrar en su hogar a los animales domésticos: cabras, cerdos, pollos, etc. Tape los inodoros que se encuentren en el exterior. Entierre enseguida el excremento de los animales o cúbralo con cal para que no acudan las moscas. Aunque sus vecinos no tomen estas medidas, usted puede mantener a raya los insectos y, además, dar un buen ejemplo.” (Sudamérica.)
[Ilustración]
Dejar alimentos o basura al descubierto es como invitar a los insectos a cenar
▪ Higiene personal
“El jabón tiene un precio asequible, así que lávese las manos y la ropa a menudo, sobre todo después de haber tenido contacto con gente o con animales. No toque cadáveres de animales. Tampoco se toque la boca, la nariz ni los ojos con las manos. Lave sus prendas de vestir con frecuencia, aunque parezcan limpias. Ahora bien, tenga presente que algunas fragancias atraen a los insectos, así que utilice jabones y otros productos para la higiene que no estén aromatizados.” (África.)
Medidas preventivas
▪ Elimine los criaderos de mosquitos
Tape los tanques de agua y las tinas de lavar. Deshágase de todo recipiente sin tapadera en el que pueda acumularse el agua. No permita que se estanque el agua en las macetas. Pueden criarse mosquitos en cualquier charco que dure más de cuatro días. (Sudeste de Asia.)
▪ Minimice su exposición a los insectos
No salga a la hora en que suelen alimentarse los insectos y no acuda a lugares donde estos abundan. El Sol se pone temprano en el trópico, de modo que muchas de las tareas diarias se realizan cuando anochece y los insectos están más activos. Sentarse fuera de la casa o dormir a cielo raso aumenta el riesgo de contraer una enfermedad en sitios donde son comunes las infecciones por picaduras de insecto. (África.)
[Ilustración]
En algunos países, dormir a la intemperie es invitar a los mosquitos a cenárselo a uno
Lleve prendas de vestir que le cubran lo más posible, sobre todo cuando esté en el bosque. Aplíquese repelente de insectos tanto en la ropa como en la piel, de acuerdo con las indicaciones de la etiqueta. Cuando regrese del campo, asegúrese de que ni sus hijos ni usted llevan encima garrapatas. Mantenga sanas y libres de parásitos a sus mascotas. (Norteamérica.)
Tenga el menor contacto posible con los animales de granja, ya que los insectos u otros portadores pueden contagiarle sus enfermedades. (Asia central.)
Cubra las camas de todos los miembros de su familia con mosquiteros, preferiblemente impregnados de insecticida. Póngalos también en las ventanas y manténgalos en buen estado. Selle las aberturas que haya bajo los aleros del tejado para que no entren los insectos. Estas medidas le costarán dinero, pero tenga presente que gastaría mucho más si tuviera que llevar a su hijo al hospital o si quien sostiene a la familia no pudiera trabajar por estar enfermo. (África.)
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Los mosquiteros impregnados de insecticida resultan más baratos que los medicamentos y las facturas del hospital
Elimine de su casa los lugares donde puedan ocultarse los insectos. Cubra con una capa de argamasa o yeso las paredes y el techo, y tape las grietas y los agujeros. Si tiene tejado de paja, cubra su interior con un tejido a prueba de insectos. No amontone objetos, como papeles o ropa, y no cuelgue en las paredes muchos cuadros juntos, ya que también pueden servir de escondrijo a los insectos. (Sudamérica.)
A algunas personas no les importa tener roedores o insectos en su casa. Parece que son sus huéspedes. Pero no lo son. No los deje entrar. Emplee repelentes e insecticidas, pero solo según las instrucciones. Utilice trampas y matamoscas. Use la imaginación: una mujer hizo un rodillo de tela relleno de arena y lo colocó en la abertura que quedaba bajo la puerta para impedir el paso de los insectos. (África.)
[Ilustración]
Los insectos no deben ser sus huéspedes. ¡Échelos de su casa!
▪ Cuide su salud
Mantenga altas sus defensas alimentándose bien, descansando lo necesario y haciendo ejercicio. Reduzca el estrés. (África.)
Si planea viajar: infórmese antes sobre las enfermedades infecciosas que son comunes en el país al que va. En los departamentos de salud pública y en sitios oficiales de Internet encontrará información actualizada. Antes de viajar, reciba un tratamiento preventivo adecuado al lugar de destino.
Si se siente mal
▪ Consulte a un médico enseguida
La mayoría de las enfermedades son más fáciles de curar cuando se diagnostican pronto.
▪ Cuidado con los diagnósticos equivocados
En caso de que haya estado en el trópico, busque la ayuda de un médico que esté familiarizado con las infecciones transmitidas por vectores y con las enfermedades tropicales. Explíquele todos sus síntomas y dígale en qué lugares ha estado, aunque haya pasado tiempo desde entonces. Tome antibióticos solo si hace falta, y termine por completo el tratamiento.
[Ilustración]
Las enfermedades transmitidas por insectos pueden confundirse con otras dolencias. Dígale a su médico dónde ha estado
[Reconocimiento]
Globo terráqueo: Mountain High Maps® Copyright © 1997 Digital Wisdom, Inc.
[Ilustración y recuadro de la página 10]
¿Transmiten el VIH los insectos?
Tras más de diez años de investigación, ni la entomología ni la ciencia médica han hallado pruebas de que los mosquitos u otros insectos transmitan el VIH, o virus del sida.
En el caso de los mosquitos, por ejemplo, su aparato bucal no es como una jeringuilla, con una sola abertura por la que se reinyecta la sangre; más bien, chupan la sangre por un conducto y segregan saliva por otro. A continuación, el sistema digestivo del mosquito descompone la sangre y destruye el virus, según Thomas Damasso, especialista en el VIH, del District Health Management Team, de Mongu (Zambia). De hecho, no hay rastro del VIH en las heces del insecto. Dicho microorganismo tampoco entra en sus glándulas salivares, a diferencia de lo que sucede con los parásitos causantes del paludismo.
Para que una persona contraiga el VIH, tiene que estar expuesta a un gran número de agentes infecciosos. Si se interrumpe a un mosquito mientras está comiendo y este vuela inmediatamente hacia otra víctima, la sangre que pueda quedar en su aparato bucal es tan escasa que no constituye ninguna amenaza. Según los expertos, ni siquiera causaría la infección matar de un golpe a un mosquito lleno de sangre infectada con el VIH, aplastándolo sobre una herida abierta.
[Reconocimiento]
CDC/James D. Gathany
[Ilustraciones de la página 7]
Las garrapatas de los venados transmiten al ser humano la enfermedad de Lyme (ver fotografía ampliada a la derecha)
De izquierda a derecha: hembra adulta, macho adulto y ninfa (tamaño real)
[Reconocimiento]
Todas las garrapatas: CDC
[Ilustraciones de las páginas 10 y 11]
Las inundaciones, las condiciones antihigiénicas y la emigración contribuyen a la propagación de las enfermedades transmitidas por insectos
[Reconocimiento]
FOTO UNACIONES (del ejército de Estados Unidos)