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Cómo protegerse de las estafas

Cómo protegerse de las estafas

Cómo protegerse de las estafas

NADA es más fácil que engañar a un hombre honrado, dice un refrán. Y tiene cierto grado de verdad, pues todos los días se estafa a gente honrada. Pero la buena fe no es un factor exclusivo en el engaño. Algunas de las mentes más brillantes del mundo se dedican a maquinar y ejecutar planes para despojar a la gente de su dinero. De hecho, cierto escritor afirmó hace más de cien años: “Existen estafas tan bien tramadas, que sería una estupidez no caer víctima de ellas”.

El engaño tiene una larga historia, que se remonta hasta el jardín de Edén (Génesis 3:1-5). Las viejas trampas se presentan en muy variadas formas, y a cada momento se fraguan estafas nuevas. ¿Cómo puede usted defenderse? No hace falta estudiar cada treta de la que se valen los delincuentes; bastará con adoptar unas cuantas precauciones básicas para estar bien protegido y no caer en sus redes.

Cuide sus datos personales

Si alguien le roba la chequera o la tarjeta de crédito, podrá hacer compras con ellas, y si obtiene información sobre su cuenta bancaria, quizás logre encargar más cheques y firmarlos en su nombre. Con suficientes datos personales, será capaz de asumir su identidad. Habiendo robado su identidad, el delincuente tendrá la oportunidad de retirar dinero en efectivo de sus cuentas bancarias, hacer cargos a sus tarjetas de crédito y conseguir préstamos a su nombre. * ¡Imagínese, hasta podrían detenerlo por un delito que no cometió!

Para protegerse de ese tipo de estafa, extreme el cuidado con todos sus documentos, incluidos los estados de cuenta bancarios y las chequeras, así como la licencia de conducir y la tarjeta de seguridad social o documento nacional de identidad. Niéguese a revelar información privada o financiera, a menos que existan razones legítimas, sobre todo cuando se trate de datos de su cuenta bancaria o su número de tarjeta de crédito. La única ocasión justificada para proporcionar el número de su tarjeta es cuando quiera comprar algo con ella.

Hay estafadores que se dedican a escarbar entre la basura en busca de información personal. Por eso, a la hora de desechar documentos que contengan datos privados, tenga la precaución de quemarlos o hacerlos trizas. Esto incluye cheques cancelados y estados de cuenta bancarios o de inversión, así como tarjetas de crédito, licencias de conducir y pasaportes vencidos. También es prudente destruir las promociones de tarjetas de crédito que reciba por correo, pues contienen información sobre usted que alguien podría usar de mala fe.

Actúe con sentido común

Muchas estafas prometen al inversionista ganancias exorbitantes. Una supuesta forma rápida de hacerse rico es el sistema piramidal. Aunque presenta muchas variantes, consiste en esencia en que cada inversionista inscribe a otros nuevos, por quienes recibe una comisión. * El mismo sistema siguen las cadenas de cartas, en las que hay que enviar dinero a la persona que encabeza la lista, con la promesa de que usted recibirá miles de dólares cuando su nombre sea el primero de la lista.

Las pirámides siempre se derrumban porque es imposible seguir consiguiendo nuevos miembros indefinidamente. Saque las cuentas: cinco personas comienzan una pirámide, y cada una inscribe a otras cinco, con lo que el grupo crece con veinticinco nuevos miembros. Entonces, si cada uno de ellos inscribe a otros cinco, serán 125 más. Al llegar al noveno nivel, habrá cerca de dos millones de socios que tendrán que inscribir a más de nueve millones. Los promotores de las pirámides saben bien que existe un punto de saturación, así que cuando calculan que está cerca, desaparecen con el dinero. Lo más seguro es que usted pierda su inversión y que aquellos a quienes inscribió traten de recuperar de usted el dinero que perdieron. Recuerde que, para que uno gane en una pirámide, alguien tiene que perder.

¿Le están ofreciendo dinero fácil o enormes ganancias por su inversión? Tenga presente la siguiente señal de advertencia: si una oferta parece demasiado buena, casi siempre es un engaño. No crea todo lo que dicen los testimonios o la propaganda pensando: “Esto es distinto”. Tenga presente que nadie pone un negocio para regalar dinero ni para revelar secretos sobre cómo hacerse rico. Si alguien afirma poseer conocimientos exclusivos con los que usted ganará una fortuna, pregúntese: “¿Y por qué no los usa él para hacerse rico? ¿Por qué pierde el tiempo intentando vendérmelos a mí?”.

¿Qué debe hacer si le dicen que acaba de ganar un premio en un concurso? No se emocione: pudiera ser una de las tantas estafas que se cobran muchas víctimas. Por citar un caso: a una mujer de Inglaterra se le comunicó en una carta de Canadá que había ganado un premio, pero que tenía que enviar 25 dólares por gastos de tramitación. Cuando los envió, la llamaron de Canadá y le dijeron que había ganado en un sorteo el tercer premio de 245.000 dólares, pero que debía abonar cierto porcentaje de esa cantidad en concepto de gastos de tramitación adicionales. Envió 2.450 dólares, y no recibió nada. Por tanto, si hay que pagar para recibir un “obsequio” o un premio, se trata de una estafa. Pregúntese: “¿Cómo es posible que haya ganado un premio en un concurso en el que no ingresé?”.

Trate solo con quienes tengan buena reputación

¿Se cree capaz de detectar la falta de honradez? ¡Tenga cuidado! A los timadores se les llama “maestros del engaño” porque saben ganarse la confianza de la gente; tienen la habilidad de hacer que la víctima se fíe de ellos. Todo vendedor, sea honrado o no, sabe que antes de poder vender algo, tiene que ganarse la confianza de la persona. Esto no significa, claro está, que usted ahora deba desconfiar de todo el mundo; pero es necesario tener un grado razonable de recelo a fin de protegerse del fraude. En vez de dejarse guiar por el puro instinto al juzgar la integridad de alguien, esté alerta a dos señales inequívocas que distinguen a muchas estafas: primera, ¿parece una oferta demasiado buena para ser cierta?, y segunda, ¿lo presiona el vendedor para que se decida rápido?

En Internet abundan las ofertas literalmente increíbles. Aunque contiene una gran cantidad de ofertas útiles, la Red también permite a los delincuentes estafar a sus víctimas de forma rápida y anónima. ¿Tiene usted una cuenta de correo electrónico? Entonces puede que sea blanco de mensajes comerciales no solicitados, conocidos como correo basura. Aunque ese tipo de promociones ofrece un sinnúmero de bienes y servicios, muchos de los mensajes son fraudulentos. Si responde enviando dinero por algún producto o servicio, es muy probable que no reciba nada, y en caso de que reciba algo, tenga casi por seguro que no valdrá el precio que pagó. El mejor consejo es este: nunca compre nada que le ofrezcan por correo electrónico no solicitado.

Lo mismo es cierto con las ventas por teléfono. Aunque muchas llamadas las hacen negocios serios, en otros casos provienen de timadores que estafan todos los años a los consumidores miles de millones de dólares. Y es que no hay forma de saber si el discurso de propaganda de un vendedor es auténtico guiándose solo por una conversación telefónica. Un estafador es capaz de hacerse pasar por representante de un banco o de una agencia de protección a tarjetas de crédito. Así que hay motivos para sospechar si alguien que afirme trabajar en la entidad donde usted tiene sus cuentas le llama para solicitar datos que se supone que ya tengan. En ese caso, pídale su número telefónico, compruebe que corresponda al banco o la agencia y, de ser así, llámelo de nuevo.

Por norma, no conviene dar el número de la tarjeta de crédito ni ninguna otra información personal a un extraño que llame por teléfono. Si llaman para venderle algo que no desea, limítese a decir cortésmente: “Lo siento, no hago negocios por teléfono con desconocidos”, y luego cuelgue. No tiene por qué entablar una conversación no deseada con un desconocido que quizás esté intentando estafarlo.

Trate solo con comerciantes y negocios respetables. Existen muchas empresas serias con las cuales se puede hacer negocios seguros por teléfono o Internet. En lo posible, consiga referencias sobre el vendedor, la compañía y la transacción a través de algún organismo independiente. Pida información sobre la operación y léala con cuidado para asegurarse de que es legal. No se precipite ni se deje presionar para tomar una decisión rápida.

Póngalo todo por escrito

No siempre el fraude empieza siendo un fraude. Es posible que un negocio honorable se venga abajo, y si eso ocurre, la administración tal vez se llene de pánico y recurra a medidas fraudulentas para recuperar las pérdidas. Seguramente habrá oído hablar de ejecutivos que mintieron sobre los ingresos y las ganancias de la empresa, y que, cuando el negocio quebró, huyeron con lo que quedaba del dinero.

Para protegerse de estafas y malentendidos, pida que los detalles se pongan por escrito antes de invertir cualquier cantidad significativa de dinero. El contrato que firme deberá contener todos los términos de la transacción y los servicios que se prometen. Al mismo tiempo, hay que admitir que, por segura que parezca una inversión, nadie puede garantizar que todo marchará según lo planeado (Eclesiastés 9:11). Al fin y al cabo, no existen inversiones libres de riesgos. Por ello, el acuerdo debe especificar por escrito las obligaciones y las responsabilidades de cada parte en caso de que el negocio fracase.

Al reconocer y aplicar los principios básicos que hemos analizado brevemente, correrá menos riesgos de ser víctima de la estafa. Un antiguo proverbio bíblico contiene esta valiosa advertencia: “Cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15). El estafador busca presas fáciles que crean todo lo que se les dice. Lamentablemente, hay muchas personas que no toman precauciones para protegerse.

[Notas]

^ párr. 9 El sistema piramidal constituye “un programa de mercadeo de varios niveles, en el que el interesado paga una cuota de ingreso para inscribir a otros que harán lo mismo”. No suele incluirse ningún producto.

[Comentario de la página 7]

Si una oferta parece demasiado buena, casi siempre es un engaño

[Ilustración y recuadro de la página 6]

Consejos para las víctimas de la estafa

La persona que ha sido estafada suele sentirse avergonzada, culpable, confusa y enojada consigo misma. Si este ha sido su caso, no se culpe. Usted es la víctima; la culpa la tiene el engañador. Aunque haya cometido un error, acéptelo y siga adelante con su vida. No se considere un tonto. Recuerde que los estafadores logran engañar a personas sumamente inteligentes: jefes de Estado, gerentes bancarios, ejecutivos, directores económicos, abogados y otros más.

El estafador no solo despoja a las víctimas de su dinero o sus posesiones, sino también de su amor propio y la seguridad en sí mismas. Si era un “amigo”, ha traicionado su confianza. Duele ser engañado, así que dese tiempo para llorar. A menudo es útil desahogarse con alguien de confianza. La oración también produce gran alivio (Filipenses 4:6-8). Sin embargo, debe reconocer que llega un momento en el que tiene que dejar el asunto atrás. ¿Por qué seguir torturándose? Trácese metas positivas y trabaje para alcanzarlas.

Tenga cuidado con las ofertas para recuperar lo invertido. Puede que alguien llame a la víctima y le ofrezca ayuda para recuperar el dinero que perdió, pero su objetivo es volver a estafarla.

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 8 y 9]

Mensajes electrónicos fraudulentos: seis trampas comunes

1. Sistema piramidal. A menudo se presenta como una oportunidad de obtener grandes ganancias con una inversión mínima de dinero y esfuerzo. En ocasiones se le ofrece al destinatario una computadora u otro aparato electrónico si paga una cuota de ingreso e inscribe a otros participantes. Una variante es la cadena de cartas, que casi siempre es ilegal y hace perder dinero a la mayoría de los participantes.

2. Ofertas de trabajo en casa. En estas trampas se le invita a ensamblar artículos de joyería, juguetes o artesanías. Usted invierte dinero en los materiales y dedica tiempo a ensamblar el producto, para luego encontrarse con que los promotores no le compran su trabajo porque no satisface sus normas de calidad.

3. Dietas y salud. La Red está inundada de ofertas de productos como pastillas para bajar de peso sin necesidad de ejercicios ni dietas, remedios contra la impotencia y cremas contra la calvicie, a veces acompañadas de testimonios de clientes satisfechos. En tales anuncios suelen aparecer frases como “adelanto científico”, “cura milagrosa”, “fórmula secreta” e “ingrediente antiguo”. En realidad, la mayoría de esos productos no sirven de nada.

4. Inversiones. El método típico consiste en prometer grandes ganancias en operaciones libres de riesgos o con mínimo riesgo. Una variante común es la inversión en un banco del extranjero. Se atrae a los incautos asegurándoles que quienes manejan su dinero tienen contactos de alto nivel en el mundo financiero y poseen información confidencial.

5. Recuperación de crédito. Se le promete borrar la información negativa de su historial financiero, de modo que pueda aspirar a una tarjeta de crédito, un préstamo para automóvil o un empleo. No importa cuánto se lo aseguren, los promotores no tienen forma de cumplir sus promesas.

6. Paquetes turísticos. Usted recibe un mensaje electrónico donde lo felicitan porque acaba de ganar la oportunidad de viajar por un precio inigualable. En algunos casos, el remitente le dirá que ha sido especialmente seleccionado. Tenga presente que el mismo mensaje tal vez se haya enviado a millones de personas y que el hospedaje podría ser muy inferior a lo anunciado.

[Reconocimiento]

Fuente: Comisión Federal de Comercio, de Estados Unidos

[Ilustración de la página 7]

Las pirámides siempre se derrumban

[Ilustración de la página 9]

El contrato que firme deberá contener todos los términos de la transacción y los servicios que se prometen