De nuestros lectores
De nuestros lectores
Nota: La serie “Los trastornos del estado de ánimo”, que apareció en el número del 8 de enero de 2004, ha desencadenado una oleada de cartas de nuestros lectores. Las siguientes son solo una muestra de todas las que hemos recibido.
He leído muchos artículos en sus revistas que me han emocionado, pero ninguno como estos. Lo que decían sobre los hermanos que sufren estos trastornos me conmovió el corazón. Si alguna vez he sido insensible al hablar a tales hermanos, espero que puedan perdonarme. Por favor, sigan publicando información como esta ya que nos ayuda a ser más amorosos y comprensivos.
S. W., Estados Unidos
Me pareció que mi vida se había acabado cuando me diagnosticaron trastorno bipolar. Lloré mucho, pero también le supliqué a Jehová que me ayudara. Esta semana recibí la respuesta a mis oraciones: la revista ¡Despertad! sobre los trastornos del estado de ánimo. Fue como si Jehová me estuviera arropando con una manta en un día de invierno. Gracias a este reportaje he cobrado fuerzas para seguir adelante.
R. T., Canadá
Tres años atrás, a nuestro hijo de 12 años se le diagnosticó trastorno bipolar. Muchas veces ha tenido la sensación de que nadie entiende sus problemas y de que Jehová no se preocupa por él. Cuando le enseñamos estos artículos, los leyó inmediatamente. Con lágrimas en los ojos exclamó: “¡Mamá, sí que me entienden! ¡Y Jehová también!”. Su médico aceptó la revista con gusto, y tuve una agradable conversación de la Biblia con él.
L. P., Estados Unidos
Le pedí a Jehová con todo mi corazón que se publicara información acerca de la bipolaridad. Hoy, dos meses después, tengo en mis manos la revista ¡Despertad! del 8 de enero de 2004. Gracias a sus útiles sugerencias he aumentado mi servicio a Jehová.
M. S., México
Utilicé esta serie para un trabajo de la universidad. El jefe del departamento encargado del programa de necesidades especiales me pidió un ejemplar de la revista para utilizarlo al enseñar acerca del trastorno bipolar a los miembros del personal. Sigan con esta excelente labor. Beneficia a mucha gente.
K. R., Estados Unidos
Destacaron muy bien la importancia de no confundir la enfermedad con la persona. Artículos como estos ayudan a los que somos ancianos de congregación a entender las circunstancias de los hermanos que están luchando contra estas dolencias y a echarles una mano.
R. P., Italia
Mi hermana sufre depresión grave. Cuando leí este reportaje lloré porque me di cuenta de que había hablado con total desconocimiento sobre su angustiosa situación. Ahora sé que no debo darme por vencida, sino tratar pacientemente de comprenderla.
D. P., Estados Unidos
Me identifiqué con todo lo que leí en esta serie. Me hizo llorar, y a la vez me sentí en cierto modo aliviada de mis sentimientos de culpa. Le di un ejemplar de la revista a mi psiquiatra, quien siempre me ha animado a ser fiel a mis creencias.
A. L., Francia
Tengo 13 años, y muchas veces he querido morirme. Este número de ¡Despertad! me ha ayudado a seguir adelante. Ahora sé que Jehová de veras se interesa por nosotros y nos escucha.
M. S., Estados Unidos
Siempre he pensado que las personas con depresión son egoístas y que lo único que necesitan es animarse. Sin embargo, después de leer estos artículos he comprendido que, al no ser considerada con los sentimientos ajenos, la egoísta era yo.
R. N., Estados Unidos
Gracias por esta serie tan bien escrita. Aporta un magnífico fundamento para el tratamiento. Estoy haciendo un doctorado en Psicopedagogía, y pienso utilizar estos artículos en la práctica de mi profesión.
P. Y., Estados Unidos
He luchado contra la depresión durante más de diez años. Esta revista mencionaba el beneficio de llevar un diario, y me gustaría probarlo. Una compañera cristiana me graba las reuniones los días que no puedo ir, lo cual es una verdadera ayuda.
M. S., Japón
Llevo diez años soportando estos síntomas. He leído los artículos muchas veces y los he estudiado con mi esposo. Nos ayudaron a hablar sobre mis cambios de humor y a prestarnos más atención el uno al otro.
I. H., Hungría
Mi familia me ha criticado tanto que pensé en suicidarme. Pero esta serie me da esperanza, pues sé que Jehová me entiende. Ahora asisto de nuevo a las reuniones cristianas y participo en el ministerio.
M. B., Estados Unidos
Me consuela saber que no soy la única que experimenta estos sufrimientos. Había ideas prácticas en este reportaje, y trataré de aplicarlas al mayor grado posible. Por favor, sigan publicando este tipo de artículos que tanta ayuda pueden brindar.
V. L., Rusia
Tengo 68 años, soy anciano de congregación y he padecido depresión clínica durante unos diez años. Los “pastores” también somos “ovejas”, y algunos podemos sumirnos en la depresión. Leer sobre cómo otros están haciendo frente a los trastornos del ánimo me conmovió profundamente.
B. A., Estados Unidos
Este reportaje me impulsó a buscar tratamiento médico. También ha ayudado a mi esposa a sobrellevar mejor mi depresión. Nunca deja de sorprenderme lo precisos y oportunos que son sus artículos.
C. B., Alemania
Se me diagnosticó depresión tres meses antes de leer este reportaje. Mis primeras reacciones a la noticia fueron exactamente como ustedes decían: conmoción y reticencia a contárselo a otras personas. Gracias a esta serie me siento comprendida y ya no me invade esa sensación de soledad.
A. G., Austria
Mi padre padece trastorno bipolar desde que yo era pequeña. Cuando estaba en la fase maníaca, la familia sufría muchísimo. Aunque yo sabía que estaba enfermo, lo odiaba. Pero cuando leí estos artículos, entendí por primera vez lo que él sufría. No pude parar de llorar mientras los leía. La próxima vez que vaya a casa, quiero tratar de hablar con mi padre. Intentaré aceptarlo de corazón.
S. S., Japón
La hija de una amiga tiene problemas mentales, y le dije que si estudiara y orara más, se sentiría mejor. La página 10 de esta serie me demostró que estaba equivocada. La oración y el estudio ayudan, pero no curan las enfermedades. Gracias por mantenerme al día.
B. D., Estados Unidos
He llorado muchas veces cuando me han dicho que los cristianos no nos deprimimos. Este reportaje me ha ayudado, y también ha sido consolador saber que no soy la única con este problema.
P. B., Inglaterra