Caballeros del mar en miniatura

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Caballeros del mar en miniatura

De nuestro corresponsal en Australia

LAS ballenas, los delfines y los tiburones son imponentes criaturas marinas que hacen desbordar nuestra imaginación. Ahora bien, los océanos albergan “criaturas vivientes, pequeñas así como grandes” (Salmo 104:25). Para quienes gustan de los detalles, las criaturas acuáticas más pequeñas también poseen su encanto.

Por ejemplo, el fondo marino está lleno de unos caballeros cuyas armaduras, a diferencia de las que portaban algunos nobles medievales, presentan espléndidas combinaciones de colores y diseños. Estos diminutos moradores de las profundidades son unos crustáceos a los que comúnmente se conoce como camarones.

Del plancton al plato

Al hablar de camarones, quizás uno solo piense en un delicioso plato de mariscos. * Pero antes de llegar hasta allí, la vida de estos crustáceos es sumamente variada. Al inicio, algunas hembras adhieren los huevos fecundados a su abdomen hasta que eclosionan, mientras que otras los lanzan a las corrientes marinas, donde se desarrollarán solos.

Tras la eclosión, aparece una larva denominada zoea, que experimentará varias transformaciones antes de llegar a la madurez y cambiar por completo de aspecto. Luego de permanecer un tiempo entre nubes de plancton, la larva se establece en el fondo del mar, donde por fin va adquiriendo su familiar aspecto de adulto.

Cambio de armadura

Pero ¿cómo logra crecer el adulto si está atrapado dentro de una resistente armadura? La obra A Field Guide to Crustaceans of Australian Waters (Guía de campo de crustáceos de aguas australianas) explica: “Durante la muda, llamada ecdisis, se forma una suave cutícula dentro de la anterior. La vieja cubierta se desprende, y cuando la criatura absorbe agua, la nueva cutícula se hincha, haciendo espacio para seguir creciendo”. El libro Australian Seashores (Costas australianas) señala: “El crustáceo debe sacar el cuerpo entero del caparazón anterior, incluidos los apéndices (que por cierto son muchos), sean estos grandes y resistentes o pequeños y delicados. Lo hace tal como uno sacaría los dedos de un guante”.

Ahora bien, ¿cómo se las arregla el crustáceo para sacar los apéndices grandes, como los músculos de las pinzas, a través de las rendijas de las articulaciones? “El procedimiento es posible debido a que los tejidos son suaves, lo que le permite a la criatura pasarlos por espacios estrechos —explica el escritor W. J. Dakin—. De hecho, en la ecdisis, la sangre de las extremidades se desvía a otras partes del cuerpo, de modo que estas pueden extraerse fácilmente.” La nueva coraza tiene las mismas espirales, arrugas y manchas de color que la anterior, por razones que veremos a continuación.

Unos se esconden, otros se anuncian

Si vive entre los tentáculos de una anémona, puede que el camarón sea parcialmente transparente o que el color de la coraza sea similar al de su anfitriona. De este modo consigue protección, pero “paga el alquiler” limpiando los desechos que se acumulen en la vivienda.

Otros ejemplares poseen colores muy llamativos, como los camarones limpiadores. Suelen agruparse bajo los salientes de arrecifes, y sus vivos colores anuncian el servicio de limpieza que ofrecen. Si un pez tiene parásitos, se detiene cerca de la vivienda para solicitar que lo atiendan, y ellos le dan un servicio de cuerpo entero, incluido el interior de la boca y de las agallas. Como el pez se queda inmóvil, los camarones trabajan sin perturbaciones, eliminando y consumiendo todos los parásitos y alimentándose de la mucosa que lo recubre.

Una cosa ha quedado clara: sin importar su color ni su función, la armadura de estas diminutas criaturas impresiona más que la de cualquier caballero de la antigüedad.

[Nota]

^ párr. 6 Algunos científicos distinguen entre camarones y quisquillas basándose en los hábitos de alimentación y la forma del exoesqueleto.