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Cuidado con el pescado que intoxica

Cuidado con el pescado que intoxica

Cuidado con el pescado que intoxica

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN FIJI

Comer o no comer: ese era el dilema de Arebonto. Él sabía cuáles eran los riesgos, pero estaba hambriento, y el pescado a la parrilla olía muy bien. Finalmente ganó su estómago. Sin embargo, al poco rato aparecieron las náuseas y el dolor abdominal, seguidos de vómitos y diarrea, y se arrepintió de habérselo comido.

CUANDO los amigos de Arebonto lo llevaron a toda prisa al hospital de la pequeña isla del Pacífico donde vivían, ya se hallaba semiinconsciente y deshidratado, y tenía dolores en el pecho, la presión sanguínea peligrosamente baja y el pulso débil. Durante los siguientes días, además de dolor de cabeza, mareos y fatiga, sufrió pérdida de sensibilidad en las piernas, dolor al orinar y una extraña inversión sensorial que hacía que lo caliente le pareciera frío, y viceversa. Aunque a los ocho días su pulso se estabilizó, el entumecimiento y la fatiga persistieron algunas semanas.

Arebonto fue víctima de potentes toxinas naturales que contaminan a los peces comestibles de los arrecifes tropicales. La enfermedad, conocida como ciguatera o intoxicación por ciguatera, es común en las regiones tropicales y subtropicales bañadas por las aguas de los océanos Pacífico e Índico, así como en el mar Caribe. En tales zonas, la pesca es la principal fuente de alimento.

La ciguatera no es una enfermedad nueva. De hecho, ya hizo estragos entre los exploradores marítimos de Europa. Actualmente, son muchos los turistas que sufren sus efectos debilitantes. No es de extrañar, pues, que en muchas naciones insulares esta dolencia tenga repercusiones tanto en la industria pesquera como la turística. Por otra parte, el mercado internacional de pescado de arrecife fresco y congelado ha provocado la expansión de los límites geográficos de la ciguatera hasta lugares más allá del trópico en los que no se detecta con prontitud. *

¿Qué hace que los peces de arrecife se vuelvan tóxicos? ¿Puede saberse cuáles están contaminados? Analicemos lo que se ha descubierto tras décadas de investigación.

Identificamos al culpable

Por lo general, las toxinas que causan la ciguatera proceden de un microorganismo llamado dinoflagelado. * Este microbio vive en los corales muertos y se adhiere a las algas. Los peces de menor tamaño consumen dichas algas junto con las toxinas que producen los dinoflagelados, denominadas ciguatoxinas. Tales pececillos sirven de alimento a otros más grandes, estos a otros mayores, y así sucesivamente. De esa forma, la toxina va concentrándose conforme va subiendo en la cadena alimentaria. No obstante, parece que esta sustancia no afecta a los peces.

Las ciguatoxinas se cuentan entre las sustancias biológicas más letales que se conocen. Afortunadamente, “tan solo unas cuantas especies de peces pueden provocar intoxicación por ciguatera”, afirma un periódico del gobierno australiano. Las ciguatoxinas no alteran la apariencia, el olor ni el sabor del pescado, y son resistentes a la cocción, la desecación, la salazón, el ahumado y el marinado. En el caso de Arebonto, no hubo nada en el pescado que pudiera alertarlo de la amenaza latente hasta que empezó a padecer graves síntomas gastrointestinales, cardiovasculares y neurológicos.

Diagnóstico y tratamiento

Por el momento no hay ninguna prueba de laboratorio para detectar la ciguatera en humanos. Su diagnóstico se basa en la aparición de una serie de síntomas, por lo general a las pocas horas de la ingestión, y se puede confirmar analizando los restos del pescado consumido para determinar si contiene toxinas (véase el recuadro de la página contigua). Si se sospecha que alguien sufre intoxicación por ciguatera, es aconsejable buscar atención médica. Aunque no existe ningún antídoto, el tratamiento puede aliviar los síntomas y hacer que remitan a los pocos días. Además, como la ciguatera puede ser debilitante, si se trata a tiempo quizás se impida que sus efectos se vuelvan crónicos.

La gravedad de los síntomas varía dependiendo de diversos factores, entre ellos la toxicidad del pescado, la cantidad y las partes que se ingieran, el nivel de ciguatoxinas que ya tenía el paciente y el origen geográfico del pescado, ya que las toxinas son ligeramente diferentes de una región a otra. En lugar de desarrollar inmunidad a estas toxinas, los seres humanos se hacen cada vez más sensibles, por lo que intoxicaciones posteriores resultan más virulentas. El consumo de alcohol también potencia los síntomas. Para evitar una recaída, el paciente no debe comer pescado por un período de tres a seis meses después de un episodio de ciguatera, comenta una publicación sobre esta enfermedad tan extendida.

Los casos graves pueden durar semanas, meses o incluso años, con síntomas parecidos al síndrome de fatiga crónica. La muerte se produce en raras ocasiones —por shock, paro respiratorio o cardíaco, o deshidratación—, y casi siempre está asociada al consumo de tejidos con niveles muy elevados de toxinas, como son la cabeza y las vísceras.

Un misterio que perdura

Casi todos los peces que habitan en los arrecifes de coral y sus predadores pueden acumular ciguatoxinas. Por eso es un misterio por qué en ocasiones los peces de una parte del arrecife son altamente tóxicos, mientras que los de otra parte cercana no lo son, o por qué las especies que en algunos lugares del mundo causan la enfermedad, en otras zonas son comestibles. Puesto que la producción de toxinas por parte de los dinoflagelados es impredecible, la presencia y número de peces contaminados también lo es.

Por si fuera poco, no se dispone de una prueba confiable y asequible que permita determinar la toxicidad del pescado. Lo máximo que pueden hacer las autoridades sanitarias actualmente, basándose en los brotes de ciguatera de que se tiene constancia, es informar qué peces deben evitarse y en qué zonas se encuentran. Entre los más peligrosos se encuentran la barracuda, el carite, la morena y varias especies de meros, cunas y pargos. El riesgo aumenta en proporción a la edad y el tamaño de los peces. En algunos lugares, la ley prohíbe vender pescado potencialmente peligroso. Sin embargo, los peces de alta mar que no se alimentan en los arrecifes y los que habitan en aguas templadas por lo general no entrañan peligro alguno.

Se prevé un aumento en los casos de ciguatera. Según informes, el número de arrecifes de coral enfermos o muertos es cada vez mayor, lo que crea un entorno favorable para la proliferación de los dinoflagelados que producen la toxina.

A pesar de la naturaleza impredecible de esta clase de intoxicación, es posible reducir los riesgos si se tienen en cuenta ciertos principios básicos (véase el recuadro de arriba). Arebonto casi pierde la vida por no seguir estas directrices y comerse la cabeza y la carne de un tipo de escorpina de la zona conocido por su peligrosidad. Ya había consumido ese mismo pescado en otras ocasiones sin enfermarse, y al igual que otros isleños, se confió demasiado.

¿Significa esto que no deberíamos comer pescado cuando, por ejemplo, vamos de vacaciones a un país tropical? Claro que no. Lo que tenemos que hacer es prestar atención a las advertencias y escoger bien el pescado que vayamos a comer.

[Notas]

^ párr. 6 Se desconoce el alcance real de la ciguatera a nivel mundial, pues muchos casos reciben otro diagnóstico o no se informan. Diversas autoridades calculan que anualmente se producen 50.000 intoxicaciones en todo el mundo.

^ párr. 9 El dinoflagelado es de la especie Gambierdiscus toxicus.

[Ilustración y recuadro de la página 21]

Síntomas comunes

▪ Diarrea, náuseas, vómitos, espasmos abdominales

▪ Escalofríos, sudores, mareos, dolor de cabeza, picores

▪ Entumecimiento o cosquilleo alrededor de la boca, en las manos y en los pies

▪ Inversión de las sensaciones de calor y frío

▪ Dolor en músculos y articulaciones, y al orinar

▪ Pulso lento, baja presión sanguínea y fatiga

[Ilustración y recuadro de la página 21]

Reduzca los riesgos

▪ Pregunte a las autoridades pesqueras del lugar o a pescadores experimentados qué especies deben evitarse y en qué zonas se han capturado peces contaminados.

▪ No ingiera pescado que provenga de lugares donde se hayan dado casos recientes de ciguatera.

▪ Evite el consumo de peces de arrecife adultos o de gran tamaño.

▪ No se coma la cabeza ni las vísceras, como el hígado.

▪ Tan pronto como pesque un pez de arrecife, ábralo y límpielo bien.

[Ilustraciones de las páginas 20 y 21]

Sospechosos habituales

(LOS NOMBRES COMUNES PUEDEN VARIAR)

Pargo

Cuna de piedra

Barracuda

Cuna bonací

Carite

Morena

[Ilustración de la página 20]

Dinoflagelado que produce la toxina

[Reconocimientos de la página 20]

Todos los peces, excepto la morena: ilustraciones de Diane Rome Peebles, suministradas por Florida Fish and Wildlife Conservation Commission, Division of Marine Fisheries Management; morena: foto de John E. Randall; dinoflagelado: imagen de D. Patterson y R. Andersen, suministrada por cortesía de micro*scope (http://microscope.mbl.edu)

[Reconocimiento de la página 21]

Siluetas de peces: ilustraciones de Diane Rome Peebles, suministradas por Florida Fish and Wildlife Conservation Commission, Division of Marine Fisheries Management