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“El mundo perdido” en Bolivia

“El mundo perdido” en Bolivia

“El mundo perdido” en Bolivia

EN 1906, el presidente de la Real Sociedad Geográfica de Londres habló con el coronel Percy Harrison Fawcett sobre el gran potencial económico de Sudamérica. Mostrándole un mapa, le dijo: “Mira esta zona. Tiene muchas áreas sin demarcar porque aún no se han explorado”. Entonces le ofreció al coronel que dirigiera expediciones por esa región, y este aceptó.

En sus diarios personales, Fawcett describe las laderas boscosas de lo que hoy se conoce como la meseta de Huanchaca. El explorador llamó a este lugar de Bolivia “el mundo perdido”. * Hay quienes opinan que los diarios y las fotografías de Fawcett inspiraron al autor inglés sir Arthur Conan Doyle a redactar su novela El mundo perdido, donde describe un mundo mítico de hombres-mono y dinosaurios aterradores que supuestamente sobrevivieron hasta nuestros tiempos. En la actualidad, esta región casi virgen de la selva amazónica alberga el magnífico Parque Nacional Noel Kempff Mercado, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad en el año 2000. *

El parque abarca un área boscosa de más de 15.000 kilómetros cuadrados (casi 6.000 millas cuadradas) que se ha mantenido prácticamente intacta. Se ubica en el extremo noreste de Bolivia —próximo a la frontera con Brasil— y cuenta con varios tipos de bosques y sabanas: bosques de hoja perenne y sabanas secas de tierras altas, bosques de hoja caduca, humedales de sabana y humedales de bosque. La meseta de Huanchaca es una pendiente muy pronunciada de roca arenisca que mide más de 5.000 kilómetros cuadrados (2.000 millas cuadradas) y se eleva 550 metros (1.800 pies) por encima de la llanura circundante. Se extiende como una espina dorsal de 150 kilómetros de largo (93 millas) que corre paralela con la frontera oriental del parque. Los numerosos ríos que se alimentan de la meseta y la llanura forman unas veinte cascadas, entre ellas El Encanto, Salto Susana, Arco Iris, Federico Ahlfeld y las Gemelas.

Empieza la aventura

La remota ubicación del parque atrae a los ecoturistas, muchos de los cuales se desplazan en transporte aéreo desde la ciudad de Santa Cruz, en el centro de Bolivia. Nosotros preferimos hacer el viaje de 700 kilómetros (440 millas) por vía terrestre para ver de cerca el paisaje boliviano. Mientras conducíamos, vimos lo que parecía ser una nube de hojas coloridas moviéndose en el camino. Pero las “hojas” resultaron ser mariposas, y no éramos los únicos que las habíamos visto, pues un grupo de hambrientos lagartos overos se estaban dando un banquete con ellas.

En la comunidad de La Florida, a orillas del río Paraguá, nos encontramos con Guido, quien nos serviría de guía en el parque. Utilizando una plataforma flotante, él nos transportó junto con nuestro vehículo hasta la otra orilla del río, y de allí condujimos una corta distancia hasta el campamento Los Fierros. Por el camino vimos un zorro y un bello pájaro llamado atajacaminos tijera, que se atravesó ante nosotros lanzándose en picada.

A la mañana siguiente nos despertó el graznido de cuatro hermosos guacamayos pechiamarillos posados en lo alto de un árbol junto a nuestra cabaña. Parecía que nos estaban dando la bienvenida. Este buen comienzo nos convenció de que íbamos a disfrutar de nuestra visita al parque.

Repleto de vida

En el Parque Nacional Noel Kempff Mercado se encuentran más de 600 especies de aves, 139 especies de mamíferos (más que en toda Norteamérica), 74 variedades de reptiles y como 3.000 clases de mariposas, por no mencionar una infinidad de otros insectos. Entre las aves se cuentan más de veinte variedades de loros, así como la arpía, el hoatzín y el saltarín de yelmo. Nick Acheson, experto en aves y conservacionista, nos dijo que “el Euscarthmus rufomarginatus y el Sporophila nigrorufa se cuentan entre las especies raras que atraen la atención de observadores de aves de todo el mundo”.

Entre los muchos mamíferos de la zona figuran osos hormigueros gigantes, lobos de crin, jaguares, pecaríes, tapires amazónicos y ciervos de las pampas. Los diversos ríos que rodean el parque están llenos de seres vivos, entre ellos 62 clases de anfibios y 254 especies de peces, así como caimanes de anteojos, nutrias gigantes, capibaras y hermosos delfines amazónicos. El parque es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza.

Muchos visitantes temen por su seguridad debido a los grandes felinos de la Amazonia, y nosotros no éramos la excepción. El administrador del campamento Los Fierros nos contó lo que le ocurrió durante su primera noche en el parque: “Me desperté a medianoche y tuve la sensación de que alguien me observaba. Cuando miré hacia la ventana de la cabaña, ¡allí estaba la cara de un jaguar!, y lo único que nos separaba era un mosquitero. Aterrorizado, me encerré en el baño hasta que amaneció”. ¡Vaya historia! Eso era lo último que queríamos escuchar.

Pero luego el administrador pasó a decir: “Pronto descubrí que ese felino curioso solía visitar este lugar por la noche y que no representaba ningún peligro. De hecho, en días calurosos los jaguares acostumbran entrar en el campamento y acostarse en el piso fresco del patio de las cabañas. Dicha escena de seguro pondría nervioso a cualquier visitante. Anteriormente cargábamos siempre un rifle, sobre todo durante las visitas guiadas por las noches, pero ya no lo hacemos. Los animales no han cambiado, sino nuestra actitud hacia ellos”. Aun así, el administrador nos advirtió que tomáramos precauciones con todos los animales salvajes.

Nuestra caminata por la selva

Las muchas cascadas del parque constituyen una gran atracción turística. Empezamos a caminar temprano con nuestro guía rumbo a la cascada El Encanto, cuya caída de 80 metros (262 pies) se precipita desde la meseta de Huanchaca. En nuestro recorrido de seis kilómetros (tres millas y media) por la selva virgen, vimos monos araña y monos aulladores que parecían saludarnos desde las ramas altas. El nombre de ambas especies es muy apropiado, pues los monos araña se caracterizan por sus extremidades largas, y los monos aulladores, por sus fuertes aullidos que se pueden oír hasta a tres kilómetros de distancia (dos millas). Al seguir caminando, vimos una yacutingá de garganta roja —parecida al pavo— que corría de prisa enfrente de nosotros en busca de desayuno. Después, Guido nos mostró varias huellas a orillas de un arroyo cercano. Con su ojo experto determinó que eran de dos clases de ciervos, así como de un tapir, un jaguar y un puma. Como este lugar rebosa de vida, teníamos la sensación de que muchos animales escondidos nos observaban.

De hecho, estas criaturas encuentran en los diversos hábitats del parque abundante follaje que las oculta. Se calcula que hay 4.000 especies de plantas, entre ellas más de cien variedades de orquídeas, así como una amplia gama de árboles, helechos, bromelias y trepadoras. Fue muy deleitable disfrutar de la abundancia de colores y fragancias mientras gustábamos las ricas frutas que se hallaban en árboles y trepadoras cerca del sendero, como la mangabá y la parcha granadilla.

Finalmente, al ir cruzando un riachuelo, empezamos a oír el sonido de un salto de agua que se fue haciendo cada vez más fuerte. De pronto llegamos a un claro, y allí, ante nosotros, estaba la imponente cascada El Encanto, cuya parte inferior parecía estar cubierta por una neblina. Las paredes de roca que rodeaban la poza de agua cristalina estaban decoradas con helechos y bromelias. “En los días calurosos —dijo Guido—, los monos bajan aquí para refrescarse.” Así que hicimos lo mismo, fascinados con la imperturbable tranquilidad de este hermoso lugar y el agradable sonido producido por la caída del agua.

El legado de Noel Kempff Mercado

Aunque Noel Kempff Mercado falleció en 1986, su labor para conservar esta región de Bolivia sigue dando fruto. En 1996, los gobiernos de Bolivia y Estados Unidos concordaron en proteger 880.000 hectáreas (2.200.000 acres) de bosque tropical y fomentar un desarrollo sostenible a fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en otras partes de la Tierra. Al año siguiente, el gobierno boliviano y tres empresas de energía iniciaron el Proyecto de Acción Climática Noel Kempff Mercado. Entre otras cosas, el proyecto resultó en la cancelación de los permisos de tala en la zona protegida antes mencionada. Dicha zona llegó a ser parte del parque, duplicando así su tamaño.

La visita a este magnífico lugar profundizó nuestro aprecio por el Creador y por la belleza y diversidad de vida con la que ha bendecido a este planeta. Salmo 104:24 dice: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones”. Mientras recorríamos los senderos vírgenes de este “mundo perdido”, sentimos un deseo casi instintivo de pisar con cuidado y disfrutar del entorno sin llevarnos nada a casa, excepto las fotos y los imborrables recuerdos.

[Notas]

^ párr. 3 En mayo de 1925, Fawcett le contó a su esposa en una carta cómo le iba en su expedición. Fue la última vez que ella supo de su esposo, cuya desaparición sigue siendo un misterio.

^ párr. 3 El parque se fundó en 1979. Al principio se le llamó Parque Nacional Huanchaca, pero en 1988 recibió su nuevo nombre en honor del biólogo boliviano Noel Kempff Mercado, que fue asesinado por narcotraficantes cuando accidentalmente descubrió en la meseta una fábrica clandestina de cocaína.

[Ilustración de la página 16]

Orquídea morada y roja

[Ilustración de las páginas 16 y 17]

Cascada Ahlfeld, dentro del parque nacional

[Ilustración de la página 17]

Guacamayos

[Ilustración de la página 17]

Cascada El Encanto

[Reconocimiento de la página 15]

Vista aérea: ® 2004 Hermes Justiniano/BoliviaNature.com

[Reconocimientos de la página 17]

Orquídea, cascada Ahlfeld y guacamayos: ® 2004 Hermes Justiniano/BoliviaNature.com