¿Qué tipo de estrella condujo a los “magos” hasta Jesús?
¿Qué tipo de estrella condujo a los “magos” hasta Jesús?
Las leyendas navideñas pintan la estrella como una buena señal del cielo. ¿Lo fue realmente?
▪ El carácter singular de la estrella llamó la atención de unos “magos”, o “sabios”, procedentes de Oriente, y su luz los condujo finalmente al lugar donde se hallaba el niño Jesús, según narra el evangelista Mateo (Mateo 2:1-12, Nácar Colunga, Nueva Versión Internacional). Las leyendas navideñas pintan la estrella como una buena señal del cielo. Una obra de consulta se refiere a ella como parte de un “plan divino concebido anticipadamente, por medio del cual [...] el niño Jesús fue honrado y reconocido por el Padre como su Hijo amado”. Hasta los villancicos la alaban. Pues bien, ¿qué tipo de estrella fue?
Hay quienes consideran que se trató de un fenómeno astronómico. Algunos proponen como explicación una conjunción de planetas; sin embargo, el Nuevo Diccionario Bíblico señala que “un fenómeno de esa naturaleza no podría mencionarse naturalmente como ‘una estrella’”. El paso de varios planetas que se encontraran cerca se percibiría como puntos luminosos separados entre sí y no como una sola estrella. También se han barajado otros fenómenos celestes, como la visita de un cometa o la aparición de una supernova; no obstante, ninguno de estos astros podría haberse desplazado a voluntad por el cielo para conducir a los magos a una ciudad concreta y luego detenerse sobre una casa en particular.
¿Fue la aparición de la estrella un fenómeno natural, o intervino la Divina Providencia? Examinemos algunos hechos. Los “magos” no eran reyes, como sostiene la tradición, ni tampoco “sabios” en el sentido moderno de la palabra. Eran, según algunas versiones, “astrólogos”, hombres dedicados a una práctica que se condena en las Santas Escrituras (Deuteronomio 18:10-12). Nótese que la estrella fue “vista” únicamente por los astrólogos. Si hubiera sido un astro real, habría sido visible a todo el mundo, como un faro en la oscuridad; pero hasta el rey Herodes tuvo que preguntarles sobre los detalles de su aparición. La estrella los guió primero a Jerusalén, al palacio de Herodes, enemigo mortal del futuro Mesías —de hecho, intentó matar a Jesús cuando era niño—. Después, la estrella cambió de rumbo hacia el sur y condujo a los astrólogos a Belén, donde se hallaba Jesús, poniendo así la vida de él en peligro.
Estos hechos indican que la estrella provenía de una fuente maligna, seguramente Satanás. La Biblia dice que el Diablo se vale de “señales y portentos [...] mentirosos” (2 Tesalonicenses 2:9). Por eso, a los cristianos verdaderos no debería extrañarles que él hiciera que solo los astrólogos vieran un objeto parecido a una estrella y que dirigiera su trayectoria para conducirlos al Hijo de Dios, a quien quería aniquilar. Lógicamente, nadie es más hábil que Jehová Dios; de ahí que la treta del Diablo para segar la vida de Jesús antes de tiempo fracasara por completo.
Cabe destacar, no obstante, que Dios sí anunció de forma milagrosa el nacimiento de su Hijo. La noche que este nació, un ángel se les presentó a unos pastores y les dijo que había nacido “un Salvador”; también les indicó dónde encontrarlo para que lo visitaran. Entonces apareció una multitud de ángeles que se pusieron a alabar a Dios (Lucas 2:8-14). Fue mediante estos ángeles, y no mediante la estrella, como Dios informó a los hombres del nacimiento de Jesús.