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“No se preocupen por el mañana”

“No se preocupen por el mañana”

“No se preocupen por el mañana”

Rosa ya no podía más. Su esposo, Mateo, llevaba más de tres años sin empleo fijo. Ella recuerda: “Estaba a punto de explotar, y la incertidumbre me desmoralizaba”. Mateo intentaba tranquilizarla diciéndole que nunca les había faltado nada. “¡Pero sigues sin trabajo! ¡Necesitamos un sueldo!”, replicaba ella.

PERDER el empleo genera ansiedad. La persona se pregunta cuánto tiempo estará sin trabajo y cómo llegará a fin de mes mientras tanto.

Aunque es normal preocuparse por ese tipo de cosas, Jesucristo dio el siguiente consejo realista: “No se preocupen por el mañana [...]. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy” (Mateo 6:34, Nueva Traducción Viviente).

Identifique sus temores

Jesús no estaba diciendo que debamos actuar como si no pasara nada. No obstante, preocuparse por lo que pudiera ocurrir en el futuro solo aumentará la carga emocional del presente. Lo cierto es que tenemos muy poco control sobre lo que sucederá el día de mañana, sea bueno o malo. Pero sí podemos tomar medidas para lidiar con el presente.

Resulta más fácil decirlo que hacerlo, ¿no es verdad? Rebeca, cuyo esposo perdió el empleo que había tenido por doce años, reconoce: “Cuando hay emociones tan intensas en juego, es difícil pensar con lógica. Pero tuvimos que hacerlo. Por ello, intenté mantenerme tranquila. Las cosas que más temía no llegaron a suceder, y entonces comprendí que preocuparse no sirve de nada. Decidimos concentrarnos en el presente y sus problemas, y así logramos eliminar todas las ansiedades”.

Pregúntese: “¿Cuál es mi mayor temor? ¿Qué posibilidades hay de que se haga realidad? ¿Cuánta energía se me va preocupándome por lo que pudiera o no pudiera pasar?”

Aprenda a conformarse con lo que tiene

Nuestro modo de pensar puede influir en lo que sentimos. Por ello, la Biblia recomienda el siguiente enfoque: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas” (1 Timoteo 6:8). Estar contentos implica limitar nuestros deseos y sentirnos satisfechos con tener cubiertas las necesidades diarias. El deseo de tener más únicamente servirá para socavar nuestros intentos de llevar una vida más sencilla (Marcos 4:19).

Una mirada realista a su situación ayudó a Rosa a conformarse. Ella dice: “Nunca nos hemos quedado sin luz o sin gas, y tampoco nos hemos visto en la calle. El auténtico problema era que no estábamos acostumbrados a vivir así, y mi deseo poco realista de mantener nuestro anterior nivel de vida tan solo aumentaba mi angustia”.

Rosa no tardó en comprender que era su punto de vista, y no sus circunstancias, lo que hacía insoportable la situación. “Tuve que afrontar la realidad en vez de pensar demasiado en cómo quería yo que fueran las cosas —reconoce—. Una vez que aprendí a conformarme con lo que Dios nos proporciona cada día, fui mucho más feliz.”

Pregúntese: “¿Tengo cubiertas mis necesidades de hoy? En tal caso, ¿puedo conformarme con eso y confiar en que mañana también será así?”

En efecto, mantener el enfoque adecuado es el primer paso para hacer frente al desafío de arreglárselas con menos. * Ahora bien, ¿qué medidas prácticas pueden adoptarse cuando el desempleo merma los ingresos?

[Nota]

^ párr. 14 Para más información sobre cómo encontrar y conservar un empleo, véase ¡Despertad! del 8 de julio de 2005, páginas 3 a 11.

[Recuadro de la página 5]

Las recompensas de no desistir

Tras pasar semanas buscando trabajo inútilmente, Alfredo pensó que ya no tendría más oportunidades. Confiesa que “era como estar esperando en una parada de autobuses sin que pasara ninguno”. Entonces decidió tomar el control de lo único que realmente podía controlar: sus propias acciones. Envió un currículo de trabajo a todas las empresas que pudieran tener el más mínimo interés en sus habilidades. Examinó bien todas las respuestas y se preparó a conciencia para cada entrevista, convencido de que “los planes del diligente propenden de seguro a ventaja” (Proverbios 21:5). Alfredo relata: “En una empresa tuve que pasar por dos entrevistas en las que los gerentes me acribillaron a preguntas”. Pero su persistencia dio buenos resultados, pues como él termina diciendo: “¡Me contrataron!”.

[Ilustración y recuadro de la página 6]

Algo más importante que los ingresos

¿Qué considera usted más importante, su integridad moral o sus ingresos? Analicemos dos proverbios bíblicos.

“Mejor es el de escasos recursos que está andando en su integridad que cualquiera que es torcido en sus caminos, aunque sea rico.” (Proverbios 28:6.)

“Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y, junto con él, odio.” (Proverbios 15:17.)

Es obvio que la integridad y la valía de una persona no disminuyen porque gane menos. Por eso, cuando el esposo de Rosa perdió su trabajo, ella les recordó a sus hijos: “Muchos padres han abandonado a su familia. Pero papá sigue aquí con ustedes. Saben lo mucho que los quiere y los ha ayudado con todos sus problemas. No podrían haber tenido un padre mejor”.