¿Es la religión una fuerza para la paz?
¿Es la religión una fuerza para la paz?
PESE a ser aclamada por muchos como el templo más sagrado de la cristiandad, la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén se ha convertido en un símbolo de hostilidad y conflictos religiosos. Según la tradición, el edificio señala el sitio “donde supuestamente Jesús fue enterrado y luego resucitó”. Sin embargo, este lugar tan venerado ha sido escenario de muchas confrontaciones violentas. Monjes y sacerdotes de seis denominaciones “cristianas” se han agredido unos a otros por disputas sobre los derechos de uso de la iglesia. La rivalidad ha aumentado en los últimos años hasta el punto de que las fuerzas antidisturbios de la policía, armadas con fusiles de asalto, debieron intervenir y tomar el control temporal del lugar.
Una historia de violencia
Los sucesos que han tenido lugar en la Iglesia del Santo Sepulcro forman parte de una larga historia de sangrientas matanzas vinculadas al fervor religioso. Dando un vistazo a los últimos conflictos ocurridos a lo largo y ancho del mundo, la obra Violence in God’s Name (Violencia en el nombre de Dios) dice: “De Indonesia a Irlanda del Norte, de Oriente Medio a Cachemira, de la India a Nigeria, de los Balcanes a Sri Lanka, cristianos, budistas, judíos, hindúes, musulmanes y sijs, todos justifican el uso de la violencia alegando que protegen sus intereses y su identidad religiosa”.
No obstante, la mayoría de las religiones predican la paz y la armonía como pilares de la fe, y la religión siempre ha promovido principios altruistas como el amor al prójimo y la santidad de la vida humana. Entonces, ¿no debería la religión ejercer su tremenda influencia a favor de la paz? Quienes sinceramente desean adorar a Dios hacen bien en examinar esta cuestión.