Preguntas de los lectores
En el pasado, nuestras publicaciones muchas veces hablaban de cosas y personas de la Biblia que representaban cosas y personas en el futuro. Pero ahora hablan de eso menos veces. ¿Por qué?
La Atalaya del 15 de mayo de 1951 explicó que algunas personas, cosas o historias de la Biblia a veces representan algo más importante en el futuro. Por ejemplo, en el pasado nuestras publicaciones explicaron que Jefté, Job y Rebeca representaban a los ungidos. También explicaron que Débora y Rahab representaban a la “gran muchedumbre” (Revelación 7:9). Pero en los últimos años no hemos dado ese tipo de explicaciones. ¿Por qué no?
La Biblia sí enseña que algunas personas de la Biblia representan algo en el futuro. Por ejemplo, en Gálatas 4:21-31, el apóstol Pablo habló de “un drama simbólico”, o sea, una historia de la Biblia que representa algo del futuro. La historia era sobre dos mujeres. La primera mujer era una sirvienta de Abrahán llamada Agar. Y la segunda mujer era Sara, la esposa de Abrahán. Pablo explicó que Agar representaba a la nación de Israel. Y también explicó que Sara representaba a la esposa de Jehová, o sea, la parte de la organización de Dios que está en el cielo. En otra ocasión, Pablo explicó que Melquisedec representaba a Jesús (Hebreos 6:20; 7:1-3). Y también dijo que el profeta Isaías y sus hijos representaban a Jesús y a los ungidos (Hebreos 2:13, 14). ¿Por qué estamos seguros de que estas explicaciones son correctas? Porque fue Jehová con su espíritu quien hizo que Pablo las escribiera.
Pero aunque la Biblia enseñe que una persona representa algo en el futuro, no debemos pensar que cada detalle de su vida también representa algo. Por ejemplo, Pablo explicó que Melquisedec representaba a Jesús. En una ocasión, Génesis 14:1, 18).
Melquisedec le llevó pan y vino a Abrahán porque había derrotado a cuatro reyes. ¿Representa también algo esa parte de la vida de Melquisedec? Pablo no dijo nada sobre ello, así que la Biblia no nos da motivos para buscarle significados ocultos a esa historia (Después de la muerte de Jesús, por cientos de años algunos escritores religiosos cometieron el error de enseñar que casi todas las historias de la Biblia representan algo. Una enciclopedia muy importante explica que algunos líderes religiosos intentaban encontrarle significados ocultos a todo lo que dice la Biblia. Pensaban que hasta los detalles más pequeños representaban cosas muy importantes. Por ejemplo, la Biblia cuenta que cuando Jesús resucitó y se les apareció a sus discípulos, ellos pescaron 153 peces. Según la enciclopedia, algunos de esos escritores aseguraban que el número 153 tenía que representar algo.
Otro escritor religioso de aquel tiempo explicó que otra historia bíblica representaba algo en el futuro. Era la ocasión cuando Jesús alimentó a 5.000 hombres con cinco panes de cebada y dos peces. Este escritor explicó que los cinco panes de cebada representaban los primeros cinco libros de la Biblia. Y aseguró que como en aquellos tiempos la gente pensaba que la cebada era inferior al trigo, eso significaba que el Antiguo Testamento era inferior al Nuevo Testamento. También dijo que los dos peces representaban a un rey y a un sacerdote. Otro escritor religioso habló de cuando Jacob le compró a Esaú sus derechos de hijo mayor por un plato de lentejas. Como la Biblia dice que ese guiso de lentejas era de color rojo, este escritor explicó que la historia representaba la ocasión cuando Jesús compró con su sangre la esperanza de ir al cielo para los seres humanos.
Todas estas explicaciones tienen un problema. ¿Cuál? Que si la Biblia no dice que una historia representa algo en el futuro, los seres humanos no tenemos forma de saber si es cierto o no. Por eso, ¿qué debemos hacer? Si la Biblia enseña que una persona, una historia o una cosa representan algo más importante en el futuro, aceptamos esa explicación. Pero si la Biblia no dice que una historia representa otra cosa, no tenemos razón para decirlo.
Entonces, ¿cómo podemos beneficiarnos de las historias que leemos en la Biblia? En Romanos 15:4, Pablo les dijo a los ungidos del siglo primero que ellos podían aprender mucho de todo lo que leían en la Palabra de Dios. Todas las historias podían ayudarlos a aguantar y a recibir consuelo y esperanza. Pero desde entonces, todos los cristianos, incluso los que no son ungidos, se han beneficiado de las lecciones que encontramos en la Biblia (Juan 10:16; 2 Timoteo 3:1).
¿Qué nos enseña todo esto? Que la mayoría de las historias de la Biblia no tienen que ver solo con los ungidos, las otras ovejas o los cristianos de cierta época. En realidad, la mayoría de esas historias han beneficiado a todos los cristianos a lo largo de la historia. Por ejemplo, los sufrimientos de Job no representan los sufrimientos de los cristianos durante la Primera Guerra Mundial. A lo largo del tiempo, muchos siervos de Dios han sufrido como Job y se han beneficiado de estudiar su historia, sin importar si eran hombres o mujeres, ungidos o de las otras ovejas. Y todos ellos han visto cómo Jehová los trataba con cariño y compasión (Santiago 5:11).
Hoy día hay muchas hermanas mayores que son tan fieles como Débora, y muchos ancianos jóvenes que son tan sabios como Elihú. También hay precursores que tienen el mismo valor y entusiasmo que Jefté, y muchos siervos de Dios que son tan pacientes como Job. Le damos muchas gracias a Jehová por incluir en la Biblia las historias de muchas personas fieles del pasado para darnos consuelo y esperanza.
Por todas estas razones, nuestras publicaciones ya no se centran tanto en hablar de lo que representan las historias de la Biblia. Más bien, se centran en hablar de las lecciones prácticas que nos enseña cada historia.