LOS JÓVENES PREGUNTAN
¿Qué hago si ya no tengo ganas de vivir?
“Hace algunos años tenía muchísima ansiedad. Era como si todo el tiempo tuviera que apagar un fuego dentro de mí. A veces pensé en quitarme la vida. Aunque en realidad no me quería morir, solo quería dejar de sufrir” ( Jonathan, de 17 años).
En una encuesta a unos 14.000 estudiantes de secundaria, casi uno de cada cinco admitió que había pensado seriamente en suicidarse en los últimos 12 meses. a Si tú piensas que no vale la pena vivir, ¿qué puedes hacer?
Espera. Promete que no harás nada de inmediato, que no actuarás por impulso. Aunque sientas que no puedes más con tus problemas, hay cosas que pueden ayudarte a sobrellevarlos.
¿Te sientes atrapado como en un laberinto? A veces los sentimientos no nos permiten ver la realidad. Hay otras maneras de sobrellevar lo que estás pasando. Con la ayuda adecuada, la salida puede estar más cerca de lo que piensas.
Texto bíblico clave: “Nos oprimen de toda manera posible, pero no nos aprietan hasta el punto de no poder movernos; estamos indecisos, pero no sin salida” (2 Corintios 4:8).
Sugerencia: Si no dejas de pensar en quitarte la vida, y esos sentimientos son cada vez más fuertes, busca ayuda. Puedes llamar a una línea telefónica para la prevención del suicidio o ir a la sala de emergencias de un hospital. Allí encontrarás personas que quieren ayudarte y que están preparadas para hacerlo.
Habla con alguien. Hay personas que se preocupan por ti y quieren ayudarte, como por ejemplo tus amigos y tu familia. Pero ellos no sabrán por lo que estás pasando a menos que se lo cuentes.
Hay quienes necesitan lentes para ver las cosas con claridad. Un amigo puede ser como esos lentes: te puede ayudar a ver los problemas con más claridad y a recuperar las ganas de vivir.
Texto bíblico clave: “El verdadero amigo [...] es un hermano en tiempos de angustia” (Proverbios 17:17).
Sugerencia: Para empezar la conversación, podrías decir: “He tenido pensamientos muy negativos últimamente... ¿Te puedo contar lo que me pasa?”. O podrías decir: “Tengo algunos problemas que no puedo resolver yo solo... ¿Podrías ayudarme?”.
Ve al médico. Algunos problemas de salud, como la ansiedad o la depresión, pueden hacer que una persona ya no tenga ganas de vivir. Pero la buena noticia es que esas enfermedades tienen tratamiento.
Al igual que la gripe puede quitarte las ganas de comer, la depresión puede quitarte las ganas de vivir. Sin embargo, existe tratamiento para las dos enfermedades.
Texto bíblico clave: “Los que están sanos no necesitan un médico, pero los enfermos sí” (Mateo 9:12).
Sugerencia: Duerme lo suficiente, haz ejercicio y ten una dieta saludable. Tu salud física influye en tus emociones y en cómo ves la vida.
Habla con Dios. La Biblia dice que nuestro Creador “es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo” (1 Juan 3:20). ¿Por qué no le oras hoy mismo? Usa su nombre, Jehová, y cuéntale cómo te sientes de verdad.
Algunos problemas son demasiado pesados para que los lleves tú solo. Jehová, tu Creador, de verdad quiere ayudarte.
Texto bíblico clave: “Háganle saber a Dios sus peticiones, y la paz de Dios, que está más allá de lo que ningún ser humano puede entender, protegerá sus corazones y sus mentes” (Filipenses 4:6, 7).
Sugerencia: Además de contarle a Jehová tus problemas, piensa en una o más cosas por las que podrías darle las gracias hoy (Colosenses 3:15). Ser agradecido te ayudará a ver la vida de una manera más positiva.
Si piensas que la vida no vale la pena, busca ayuda. Eso es lo que hizo Jonathan, del que hablamos al principio. Él cuenta: “Tuve que hablar muchas veces con mis padres y también buscar ayuda médica, pero ahora me siento mucho mejor. Aunque todavía tengo algunos días malos, ya no tengo pensamientos suicidas”.
a Esta encuesta fue realizada en el 2019 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.