¿Se casó alguna vez Jesús? ¿Tuvo hermanos carnales?
La respuesta que da la Biblia
Es cierto que la Biblia no especifica el estado civil de Jesús, pero sí da claros indicios de que era soltero. a Veamos algunos de ellos.
La Biblia habla a menudo de la familia de Jesús, así como de ciertas mujeres que lo acompañaron durante su ministerio y que estuvieron con él cuando fue ejecutado. Sin embargo, en ningún lugar indica que tuviera esposa (Mateo 12:46, 47; Marcos 3:31, 32; 15:40; Lucas 8:2, 3, 19, 20; Juan 19:25). Si la Biblia no dice nada al respecto, lo más lógico es pensar que Jesús nunca se casó.
Al hablar de la soltería, el propio Jesús hizo esta recomendación: “Quien pueda hacer lugar para ello, haga lugar para ello”. Él sabía que una persona soltera puede hacer más en el servicio a Dios (Mateo 19:10-12). De hecho, él vivió según esa recomendación, y así puso un modelo para quienes deciden no casarse con el objetivo de servir más plenamente a Dios (Juan 13:15; 1 Corintios 7:32-38).
Justo antes de morir, Jesús se encargó de que alguien cuidara de su madre (Juan 19:25-27). Si Jesús se hubiera casado o hubiera tenido hijos, no hay duda de que también se habría asegurado de que alguien cuidara de su esposa o de sus hijos.
La Biblia da el siguiente consejo basado en el ejemplo de Jesús: “Esposos, continúen amando a sus esposas, tal como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por ella” (Efesios 5:25). Cabe señalar que en este versículo no dice “tal como el Cristo también amó a su esposa”. Si Jesús hubiera estado casado, ¿no habría dicho la Biblia que los esposos deberían tratar a sus esposas tal como él trató a la suya?
¿Tuvo Jesús hermanos carnales?
Jesús sí tuvo hermanos. La Biblia menciona a cuatro varones: Santiago, José, Simón y Judas, e indica que tuvo al menos dos hermanas (Mateo 13:54-56; Marcos 6:3). Todos eran hijos biológicos de José y María, la madre de Jesús (Mateo 1:25). Y lo que es más, la Biblia dice que Jesús era “el primogénito” de María, es decir, su primer hijo. Esta expresión indica que ella tuvo más de un hijo (Lucas 2:7).
Ideas erróneas sobre los hermanos de Jesús
Hay quienes afirman que María siempre fue virgen, y para defender esa idea, le dan otros sentidos a la palabra hermano. Por ejemplo, algunos creen que José ya tenía hijos antes de casarse con María y que, por tanto, los hermanos de Jesús en realidad eran sus hermanastros. Ahora bien, la Biblia dice que Jesús tenía el derecho legal a heredar el reino que Dios le había prometido a David, un antepasado de José (2 Samuel 7:12, 13; Lucas 1:32). Si José hubiera tenido hijos mayores que Jesús, el mayor de todos habría heredado ese derecho.
Otras personas dicen que los hermanos de Jesús en realidad eran sus discípulos, sus hermanos espirituales. Sin embargo, Juan 7:5 dice que “sus hermanos [...] no ejercían fe en él”. La Biblia hace una clara diferencia entre los hermanos de Jesús y sus discípulos (Juan 2:12).
Según otra teoría, los hermanos de Jesús en realidad eran sus primos. Pero eso tampoco es cierto, pues las Escrituras Griegas utilizan palabras diferentes para hermano, primo y pariente (Lucas 21:16; Colosenses 4:10). Muchos expertos reconocen que cuando la Biblia habla de los hermanos y hermanas de Jesús se refiere a sus hermanos carnales. Por ejemplo, el Comentario exegético al texto griego del Nuevo Testamento, de Samuel Pérez Millos, dice sobre la palabra hermanos: “En el contexto natural el sustantivo tiene que ver con hermanos reales, que incluye también a los medio-hermanos, es decir, en el caso de Jesús hermanos de madre”. b
a En algunos versículos de la Biblia se habla de Jesús como si fuera un novio que se va a casar. Pero al leer los pasajes completos se ve claramente que este concepto tiene un sentido simbólico (Juan 3:28, 29; 2 Corintios 11:2).
b También se pueden consultar estas obras: Evangelio según San Marcos, de Vincent Taylor, Ediciones Cristiandad, edición de 1979, páginas 280 a 282; Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, de John P. Meier, Editorial Verbo Divino, edición de 1997, tomo I, páginas 340 y 341 y el Nuevo diccionario ilustrado de la Biblia, Editorial Caribe, edición de 1998, páginas 491 y 492.