El 9 de octubre de 2024, el huracán Milton —de categoría 3— entró en Florida (Estados Unidos) desde la costa del Golfo y dejó un rastro de destrucción a su paso por el estado. Este terrible huracán se produjo menos de dos semanas después de que el huracán Helene golpeara la misma región, y causó aún más inundaciones y daños. Milton trajo vientos de hasta 289 kilómetros por hora (180 millas por hora). En algunas zonas de la costa cayeron hasta 45 centímetros (18 pulgadas) de lluvia —es decir, 450 litros por metro cuadrado— y hubo marejadas muy fuertes de hasta 3 metros (10 pies) de altura, lo que provocó fuertes inundaciones.

Además, el huracán provocó al menos 38 tornados en la región sur y central de Florida, por lo que los daños fueron todavía mayores. Casi 80.000 personas siguen sin electricidad y al menos 24 perdieron la vida.

• Ninguno de nuestros hermanos perdió la vida.

• 2 publicadores sufrieron heridas graves.

• 4 publicadores sufrieron heridas leves.

• 9.949 publicadores tuvieron que huir de la zona, y no todos han podido volver a sus hogares.

• 16 casas quedaron destruidas.

• 235 casas sufrieron daños graves.

• 1.398 casas sufrieron daños leves.

• 1 Salón del Reino sufrió daños leves.

• 30 Salones del Reino siguen sin electricidad y no se pueden usar.

• Dos días antes de que el huracán Milton tocara tierra, la sucursal de Estados Unidos envió una carta a más de 800 congregaciones que estaban en la trayectoria del huracán con información útil para los que quisieran abandonar la zona.

• Los superintendentes de circuito y los ancianos de la zona están consolando con la Biblia a los hermanos afectados por los huracanes Helene y Milton, y ayudándolos en lo que necesiten.

• Se formaron tres Comités de Socorro para organizar toda la ayuda después de estos huracanes.

• Cientos de Testigos de los estados de Georgia y Carolina del Sur han alojado con mucho cariño a los hermanos de Florida.

Todos los hermanos del mundo le pedimos a Jehová que siga protegiendo a todos los que se han visto afectados por estas tormentas destructivas (Isaías 4:6).