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Una Biblia a prueba de todo

Una Biblia a prueba de todo

Para los testigos de Jehová, no hay ningún libro más importante que la Biblia. La usamos constantemente para estudiar y para enseñar a otros las buenas noticias del Reino de Dios (Mateo 24:14). Claro, con tanto uso se desgasta pronto. Por ese motivo, no se escatimaron esfuerzos para que la revisión del 2013 de la Traducción del Nuevo Mundo en inglés fuera duradera y al mismo tiempo de buen gusto.

Necesitábamos una biblia resistente. Y eso fue lo que los representantes de la imprenta de los Testigos en Estados Unidos le explicaron al gerente de una empresa de encuadernación. “La biblia que ustedes quieren no existe —les aseguró el gerente—. La triste realidad es que la mayoría de las biblias están hechas para ponerlas de adorno en una mesita o en una estantería, no para que resistan mucho.”

Las cubiertas de ediciones anteriores de la Traducción del Nuevo Mundo no se mantenían bien adheridas. De hecho, las biblias se desarmaban en climas muy cálidos y húmedos. A fin de fabricar una biblia que pudiera usarse a diario y en cualquier clima, el personal de la imprenta evaluó diversos materiales para las cubiertas, así como distintas colas (o pegamentos) y técnicas de encuadernación. Tras todo ese estudio, hicieron cubiertas de prueba con las que encuadernaron algunas biblias. Después les pidieron a varios Testigos —algunos de regiones tropicales, y otros de lugares tan fríos como Alaska— que las usaran por un tiempo.

Seis meses más tarde, esos Testigos devolvieron las biblias. Los trabajadores de la imprenta las examinaron e hicieron algunas mejoras para fabricar una nueva tanda de biblias. En total, se emplearon 1.697 ejemplares en este estudio. Algunas fueron puestas a prueba accidentalmente. Por ejemplo, una se quedó toda una noche bajo la lluvia, y otra se hundió en el agua al pasar un huracán. Todas las pruebas, hasta las accidentales, aportaron información valiosa.

En el 2011, mientras se realizaban esas pruebas, se compraron encuadernadoras de alta velocidad para las imprentas de Ebina (Japón) y Wallkill (Nueva York, EE. UU.). El objetivo no solo era satisfacer la demanda de biblias, sino también lograr que ambas imprentas las produjeran idénticas.

El problema de las tapas flexibles

A principios del 2012, las dos imprentas comenzaron a producir la Traducción del Nuevo Mundo de 1984 con tapas de color negro y granate hechas de un nuevo material, un tipo de plástico conocido como poliuretano. Sin embargo, las tapas se deformaban considerablemente tras adherirlas a los pliegos del libro. Y es que la cola y el forro que se usaron en las nuevas encuadernadoras no se habían utilizado antes en las biblias de prueba. Aunque se trató de resolver el problema, al final tuvo que detenerse la producción.

Los fabricantes de uno de los materiales indicaron que ese es un problema típico de las tapas flexibles y que es muy difícil de solucionar. Con todo, los responsables de la imprenta no se resignaron a fabricar biblias con tapas duras. Estaban decididos a fabricarlas con tapas blandas que no se deformaran. Durante cuatro meses estuvieron probando distintas combinaciones de cola y forro, hasta que encontraron una buena solución. Entonces, reanudaron la impresión.

Se vuelve a detener la producción

En septiembre del 2012, se pidió a las imprentas que detuvieran la producción, que agotaran las existencias y que esperaran la nueva edición de la Traducción del Nuevo Mundo. Dicha edición se presentaría el 5 de octubre de 2013 en la reunión anual de la corporación Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.

El 9 de agosto de 2013, las imprentas recibieron los archivos electrónicos de la nueva edición, y justo al día siguiente se inició la impresión. La primera biblia completa —impresa y encuadernada— vio la luz el 15 de agosto. Durante siete semanas, las imprentas de Estados Unidos y Japón trabajaron día y noche. Así se logró que todos los asistentes a la reunión anual recibieran un ejemplar.

Aunque esta nueva edición de la Biblia es elegante y resistente, lo más importante no son sus materiales, sino su contenido: un mensaje que salva vidas. Al día siguiente de recibir su ejemplar, una mujer de Estados Unidos escribió: “Gracias a esta revisión, puedo entender mejor la Biblia”.